Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad 6: Almas Primitivas (Preludio)

[PRELUDIO-ADELA Y ÚLFUR] Parte-2: Hambre

Cargando editor
30/05/2021, 01:15
Pandora Eagle

Notas de juego

Para no perderlo en el off:

Existe una forma de hacer magia, la que traen seres feéricos que hacen pactos con seres del mundo material.

Éstos se dividen en dos grupos. Mestizos de Feywild y Corruptos de Feywild. Tú formas parte del segundo grupo por mí, Enedora Plañidera del Duelo. Yo soy capaz de entrar en los sueños y es de esta manera como conozco a Nickar, por tus sueños. Pero también, a Aya.

Estoy aliada con otro ser, CILLA "GORJEO" BOCANEGRA. Con quien fue obligada Aya a hacer el pacto hasta que Locligan de Ïluf la "libró" de ello.

-¿Por qué el cuerpo de Aya rechazaba el pacto?- te preguntarás.

Descubrimos que el nombre real de Aya es Ayariliss Vaemaya. Mestiza de Feywild. De madre feérica (Caledalia Vaemaya) y padre humano (Nombre desconocido, sin importancia). Era a su mitad feérica a quien Cilla envenenaba. Para los Mestizos de Feywild la corrupción de Cilla resulta venenosa y mortal de haberse prolongado en el tiempo.

Pero ahora, escúchame bien. Pandora. Caledalia tuvo dos hijas, mellizas. Ayariliss se quedó en el plano de los hombres pero su hermana fue al plano feérico con su madre. Su hermana es SAMARILISS. Es la portadora del GRIMORIO DE ÏLUF el libro de magia más codiciado por los Mestizos de Feywild. Aunque éste nada tiene que ver con el tal Locligan. Ambos proceden del mismo lugar: de Ïluf.

Cargando editor
30/05/2021, 08:39
Úlfur

    El resto del viaje decidí mantenerme algo alejado del resto, aunque había sido totalmente sincero en mi respuesta al vagabundo igualmente había bastante que procesar. Más o menos podía llegar a alcanzar a ver el plan total de Édedro pero me seguían faltando detalles, no tenía ningún sentido montar todo aquello para dar caza a un heredero que fácilmente podría eliminar mediante el uso de asesino, algo que sin duda no tendría remilgos en utilizar, por lo que seguí dando vueltas a la clase de poder que aquel pobre infeliz pretendía obtener de la "nieve antigua" conocía varias leyendas e historias acerca de regalos divinos, viejos artefactos y seres antiguos pero todas ellas pertenecían a los mitos, no a nuestro mundo actual.

    Pero claro, no podía olvidar que estaba tratando de meterme en la mente de un loco. Divagando entre aquellos pensamientos y el tratar de captar cualquier pista que pudiese señalas potenciales exploradores enemigos o la ubicación de su campamento al menos logró hacerme el viaje más rápido.

    Un instante después me encontraba prácticamente cuerpo a tierra con la mayor parte del equipo escudriñando las defensas enemigas. Lo más inteligente parecía ser dirigirse en primer lugar al campamento menor, aunque el detalle de que en el adyacente estuvieran tratando de levantar una edificación de piedra era preocupante, para estos casos lo propio era ser pragmáticos, levantar defensas y construir los refugios con materiales mucho más sencillos de manejar ¿Acaso Édedro también tenía aquello pensado? De todos modos seguí aguardando hasta que Adela se decidió a hablarnos.

    -Concuerdo con Adela, tal vez fuerais amigos pero desconocemos como podría reaccionar ahora al verte, un riesgo que preferiría no asumir. Además, esa ausencia de centinelas, me cuesta creer que se deba solo a un exceso de confianza, deberíamos de presumir que poseen algún otro medio para vigilar sus accesos, tal vez puede que incluso guerreros ocultos que aún no hayamos descubierto por los alrededores, me gustaría que me permitieras investigar esto antes, o si no, enviar a otro a realizar esa labor. A fin de cuentas tenemos tiempo hasta que el grupo se aleje de los campamentos.-

   -Por otro lado, si podemos dar crédito a la confesión del prisionero esto no debería de ser más que un puesto avanzado para horda mientras que el grupo de los hombres de Édedro deberían de dirigirse hacia el paso de las montañas. Digo esto porque, de ser así, que demonios se supone que hacen levantando una edificación de piedra, no tiene ningún sentido que pierdan así el tiempo salvo que pretendan...- Entrecerré los ojos y callé, sabía lo que quería decir pero no me gustaba demasiado hacia donde podía llevar aquello, fortificar el asentamiento podría llegar a significar que una fuerza de un tamaño similar a la que ya se encontraba en tierras norteñas venía de camino y eso por no mencionar todo lo que ya se encontraba aquí a la vista que dudaba que bajase de los doscientos soldados, algo para lo que ni de lejos estábamos preparados para afrontar ahora mismo.

Cargando editor
04/06/2021, 10:34
[Narrador]

Nadie pegó ojo esa noche, nadie excepto Pandora. La excitación era palpable y ahora el cansancio y el frío resultaban desesperadamente insoportables. -¿Qué buscan tan al norte?-. Llevaban medio día siguiendo al campamento de los hombres de Édedro. Atrás quedaron trasgos, osgos y hobgoblins.

Úlfur comprobó que no había guardias en derredor. Solo desolación escarpada cubierta por un manto de traicionera blancura. Para colmo, un aire gélido os azotaba en contra. Nieve punzante que caía como diminutas agujas heladas amenazando con borrar el rastro.

Pronto advertisteis que hacía demasiado frío como para ser algo natural. Era como si aquellas tierras antiguas descargaran su odio contra intrusos desconocidos.

Cuando ya parecía que el rastro se había perdido, vuestros pies toparon con roca dura bajo el manto de nieve y las sombras entre la ventisca delataron algo más que riscos -ruinas-. En las treguas que os daba el viento descubrís que camináis en lo que antaño era la calle principal de un asentamiento construido en la roca. En los márgenes sólo quedaba, en el mejor de los casos, el esqueleto de la fachada de edificios de piedra, muchos de los cuales sólo se distinguen por una pequeña elevación cubierta de nieve. -¿Dónde estamos?- era lo que podía leerse en los rostros de los presentes. Una ciudad perdida en la nieve.

Tras varios minutos caminando entre ruinas nevadas. El viento cesa de pronto revelando ante vosotros una montaña baja de base cuadrada. Un templo piramidal de piedra roída y azotada por los elementos. El grupo al completo de Édedro había entrado por la boca principal (ya que aquello no tenía nada de portón, eran más las fauces de una criatura de piedra congelada).

Podéis ver que las antorchas brillan al otro lado y algunos guardias conversan en el interior, resguardándose del frío alimentando una creciente hoguera.

-Joder qué puto frío. Si lo llego a saber...-
-Echa más leña. Dalid y Fai tienen síntomas de hipotermia. Necesitan calentarse-

-Es más que hipotermia. Mira sus caras. Parecen a punto de romperse-

Horeg y Brendr comienzan a mover los brazos, manos y dedos entumecidos antes de girar la vista hacia Adela. -Se están separando. Ahí hay por lo menos 4- apunta Brendr con media sonrisa. -Cinco- confirma Darla. De pronto, el viento cesa y la temperatura desciende aún más traspasando vuestras ropas de abrigo.

Notas de juego

Diario de Batalla

CLIMA: Ventisca.
NIVEL DE FRÍO: 7 de 6
EVENTO DEL DÍA: Frío extremo

Necesitáis cobijo. Si os quedáis en el exterior deberéis superar un TS de Salvación (CD 10) cada hora o recibiréis un nivel de fatiga. Normalmente vuestros abrigos gruesos, guantes, etc os darían un éxito automático. Pero algo raro pasa con este frío.

REGIÓN: Norte

*Poder en Nieve Vieja
Hersir Adela Stormborn hija de Lokbar
Hachas de batalla Brendr (la extranjera)
Hacha a dos manos Horeg el Oso (el inmune a los susurros)
Valkyrias - Elegidas de Hilkra
Lanza larga y rodela Darla (la rápida)
Lanza larga y rodela Vinla (voluntad de hierro)
Hacha corta y daga Arne (La Chamán)
Extranjeros en el Norte
Explorador Úlfur
Druida del bosque Aya
Herbolaria Pandora
Vagabundo Locligan de Ïluf

 +6 Caballos Ligeros y +3 Sabuesos Lanudos

Cargando editor
07/06/2021, 20:58
[Narrador]

En tu descanso, visitas la habitual estancia de Enedora. Ella está pensativa en su sillón frente al hogar que ya te resulta familiar por las veces que has preparado té. Ella te mira con ojos fríos. -La Horda Conquistadora os utiliza, pero los hombres de Édedro nos sirven.- Sentencia -Van buscando a una de nosotros que vive en ese frío. La causa de la muerte de esa región. Una de las nuestras pero no como nosotras. No te hará nada mientras vea mi visión en ti pero el resto no tendrá tanta suerte. Si en algo aprecias a las personas que van contigo, que no sucumban a la desesperación del frío. De eso se alimenta.-

-Descansa, recupera fuerzas. Necesitamos que entregues un mensaje. Cuando veas al ser que habita esas tierras dile que Cilla prepara el Aquellare de los Corruptos de Feywild, que sabemos dónde está el grimorio de Ïluf.- Se levanta de su asiento -Ahora ve y sumérgete en un sueño reparador que te llene de energía- te toca el brazo y caes en un descanso tranquilo y agradable.

Notas de juego

Sí, recuperas todos tus conjuros y estás descansada desde esta escena en adelante.

Cargando editor
07/06/2021, 21:06
Aya

-Yo he visto este sitio- confieso entre tiritones. -Lo ví cuando estaba... enferma- dije y negué con la cabeza -Nada bueno hay en estas tierras. Aquí no hay Poder en Nieve Vieja es maldad.-

-¿Recuerdas el nombre del ser que te estaba corrompiendo?- me pregunta Locligan. Asiento- Cilla Gorgeo Bocanegra- cruzo los ojos con los del anciano y veo preocupación en ellos. -¿Qué pasa?- le pregunto. El niega con la cabeza -Luego. Busquemos refugio ahora-

Cargando editor
07/06/2021, 21:23
Pandora Eagle

Pandora se acercó al fuego con una sutil sonrisa y de ahí inició una suave danza ante los presentes, no era algo que hiciera habitualmente pero es lo primero que se le ocurrió por tal de animar un poco el ambiente - no os desanimeis por el frio, o él os llevará, necesito hablar con quién provoca este helor a mí no me hará daño, pero no sé cómo encontrarle, la orientación no es mi fuerte - la sinuosa danza proseguía con suaves gestos que procuraban calmar a quienes la vieran y de paso entrar ella misma en calor.

- los hombres de Édedro buscan a quien quiero encontrar, pero preferiría que no llegaran a contactarle, no sé si quieren hacerle daño y no lo puedo permitir,... - lo de buscar cobijo no le parecia mala idea, pero si perdía de vista a los cinco mencionados por Darla quizás llegara tarde a dar con quién provocaba el temible frío. Cesó su danza antes de decir más - si el frio se extingue, nada frenará las hordas que están por venir, por tanto, considerad está muerte blanca como a una aliada... Si vemos al artífice de ésta gélida barrera, y se me permite, pediré que me dejéis acercarme en solitario. Así mismo haríais bien en cobijaros... Pero ¿Puedo pedir la ayuda de algún rastreador que aún no note en demasía el frío para no perder el rastro de esos cinco mencionados?

Cargando editor
11/06/2021, 17:37
Adela

Adela siguió a la cabeza de la comitiva, guiando la caza con la seguridad de una cazadora experta, de quien había montado dracosaurios con diez años y había rastreado dracos de hierro con catorce. Úlfur la seguía pendiente del rastro, y Adela impuso un ritmo brutal e implacable. No iban a escapar, aquella era la presa más importante de toda su vida y no iba a dejar que se perdiera. Su rostro era implacable, y sus ojos pedían sangre. 

Aquella ciudad perdida en la nieve era algo preocupante, pero no tenían tiempo de explorarla para descubrir sus secretos en aquel momento. El frío se estaba volviendo antinaturalmente feroz, y las esquirlas de hielo y el viento gélido estaban atravesando incluso los abrigos de piel de yak, y los guantes de piel de oso de Horeg. Ni siquiera el cuero de las botas, hecho de piel de dracosaurio de río, alejaba aquella humedad, y eso que era tan impermeable que lo usaban para calafatear los barcos. 

Una mirada a sus compatriotas bastó para confirmarlo. Aquel frío no era normal. Estaba afectando hasta a Adela y los norteños, que además de ser naturalmente resistentes al frío, llevaban la mejor ropa de invierno que pudiera hacerse. Magia. 

-No sé si serán artes de la Susurradora-murmuró Adela, con odio-pero aquí no podemos quedarnos. Esto no es normal. 

Adela escuchó a sus hombres, y luego a Aya y a Pandora. Escrutó el campamento enemigo. La mayoría de edificios estaban derruidos, no quedaba más que la fachada, y no había muchos lugares en los que buscar un refugio. Además, tal y como las babosas se empeñaban en demostrar, encender una hoguera era revelar la posición a cientos de kilómetros. Necesitaban un refugio y tenían uno delante, uno guardado por solo cinco babosas, un refugio que además ya tenía una hoguera, una que los demás enemigos no identificarían como ajena. El plan estaba claro. 

Se giró hacia Pandora, con aquellas palabras revelaba que sabía algo más de lo que parecía, y eso no le hacía demasiada gracia, pero hacía demasiado frío como para ponerse a hacer averiguaciones en ese momento. 

-Si quieres evitar que los hombres de ese rey loco lleguen a encontrar a quien buscas, la mejor forma es matarles. Así solo encontrarán las alas de Daraya. Encontraremos a quien buscas, y podrás hablar con él, pero lo primero es eliminar a nuestros enemigos. Si son un peligro para tu amigo, eliminarles debería ser también tu prioridad. Luego tendré preguntas para ti sobre ese a quien buscas y cómo está haciendo esto.

Adela no era despiadada y no pensaba impedir que Pandora rescatase a quien tuviera que rescatar, pero eso no iba a hacer que se apartase de su misión. Les miró a todos. 

-Escuchadme bien, recordad por qué estamos aquí. Esto no es una expedición de investigación ni de toma de prisioneros. Es una partida de caza, una expedición de exterminio. No quiero a ninguna babosa respirando. Si alguien tiene problemas con matar, que no venga. 

Necesitamos refugio, y ponernos a buscar uno nos retrasaría y podría delatarnos. Tenemos delante uno ya preparado, y no podemos estar más tiempo al abierto. Es hora de atacar. 

Se inclinó y trazó un mapa sencillo en la nieve, unas pocas líneas representando la boca del templo. Dio sus órdenes señalando en el mapa. 

-Tenemos que eliminarles rápido y sin ruido. Dejamos a los caballos aquí, nos acercaremos a pie por aquí y por aquí, en silencio, rodeándoles. Darla, Vinla, usad vuestra velocidad, entrad, atravesad el campamento y poneos tras ellos, cortadles la retirada. Horeg, Brendr, en vanguardia. Atacad al cuello y a la cabeza, impedid los gritos. Cuidado con la hoguera y las antorchas, no la apaguéis al moveros o podría alarmar a los que hay más adelante. Ulfur, prepara el arco y dispara a quien trate de huir si supera a Darla y a Vinla. Recordad que si alguien usa cualquier truco que no sea natural, debéis centraros en él como prioridad absoluta. Les superamos en número, tratad de rodearles. 

Vamos, compañeros. No hay tiempo que perder y la sangre de babosa nos llama. 

Dio una palmada en la cabeza de Hamarr, que enseñó los dientes. Los sabuesos lanudos no se iban a quedar fuera del combate, y las babosas iba a ver de nuevo que eran tan fieros como cualquier nórdico. 

Notas de juego

Atacamos. Rápido y en silencio, nada de prisioneros. A matar. 

Cargando editor
11/06/2021, 20:15
Úlfur

    El frío se sentía como un centenar de agujas de hielo atravesándome la piel. Ni si quiera cuando sacamos a Pandora de aquel laberinto había notado algo cercano a aquella sensación y ver en los rostros congestionados de los compañeros de Adela que incluso ellos sufrían ante el inclemente solo logró que me saltasen más alarmas ¿Era aquella alguna clase de muestra del poder de la nieve antigua?

    Pero pronto las preocupaciones por el frío fueron eclipsadas por la presencia de enemigos. Forcé la vista y agudicé los sentidos tratando de contar cuantos eran, aunque Darla se anticipó, haciendo que Adela no tardase en ordenar lo que me temía que considerase oportuno. No sería la primera vez que me tocaría verter sangre pero siempre odiaba tener que hacerlo con pobres diablos, dudaba que aquellos soldados apostados fuesen en verdad militares de oficio pero tampoco iba a pecar de inocente, estábamos en medio de una guerra y la situación exigía aquella clase de medidas.

    Descolgué mi arco y busqué una posición que me diese ventaja para observar al resto, el viento había cesado lo que me daría una visión más clara, me aposté y tomé un puñado de nieve que metí en la boca. Era un viejo truco de furtivo, si te enfrentabas a bestias era mucho más probable que supiesen de ti por el olor o el ruido pero si te tocaba escapar de un guardabosques era bueno que no diese contigo por algo tan mundano como el vahó producido al respirar. Desentumecí hombros y manos y tomé la primera de las flechas mientras hacía una seña al resto antes de ocultarme de nuevo, prueba de que estaba listo para cubrirles las espaldas.

    El golpe debería de ser rápido y preciso, los escrúpulos no tenían cabida para algo así.

Cargando editor
11/06/2021, 21:14
Pandora Eagle

Que se le iba a hacer, si decidían atacar no se iba a quedar de brazos cruzados, haciendo gala de su destreza buscó ubicarse para tener un tiro limpio, se daba cuenta de cómo estaba cambiando su vida, pues nunca se habría imaginado intentando matar a alguien. Pero habían ocurrido demasiadas cosas en tan poco tiempo...

Por sus reacciones, le quedaba claro lo peligroso que sería revelar sus cuernos. Por suerte la escarcha mantenía su pelo como dos bloques de piedra, bien podría usar su cabeza de martillo. ¿Que querría preguntarle? No era como si supiera mucho, era como pedir a una planta de 3 hojas que ofreciera diez, su información llegaba poco a poco y no siempre cuando la quería.

- no creo que pueda decir mucho - quizás nada, a eso se le podría llamar supervivencia...

Cargando editor
19/06/2021, 09:19
[Narrador]

La hoguera emite un calor reconfortante y potencialmente peligroso. Al mirar al fuego para canlentarse la mayoría de los presentes están deslumbrados pero ésta queda fuera de vuestra vista, con una roca rompiendo vuestra línea de visión y las zigzagueantes llamas alargan las sombras de las irregularidades del terreno proporcionando amplios caminos oscuros desde los que rodear y acercarse sin ser visto y si se es lo bastante sigiloso.

Los cuerpos de todos los miembros de la Leidang de la Tormenta y sus aliados, sentían el punto de alarma por frío. Ese momento en que, de prolongar el padecimiento de las inclemencias del tiempo, comenzarán a enfermar. El frío ha mordido los costados hasta el hueso y los músculos se resienten. Los norteños estaban familiarizados con el frío extremo de la montaña. Los escalofríos son solo la antesala de la ralentización del pulso lo que provoca hablar arrastrando las palabras, balbucear, respiración débil, torpeza, falta de coordinación y somnolencia. De prolongarse tendrían síntomas más graves como desorientación, pérdida de memoria o pérdida del conocimiento.

Aquellos que acceden al interior pueden ver al enemigo, los que permanecen fuera pueden deducirlo por las voces a duras penas debido al incesante viento del exterior. Tres hombres y una mujer de entre veinte y cuarenta años. Cuero, guantes, carcajs, arcos... son arqueros que usan espadas cortas en el combate cuerpo a cuerpo. Dalid y Faid están acuclillados junto al fuego. Son los dos más delgados del grupo. Otros dos están de pie junto a ellos. La mujer, de anchas carnes, se mantiene en silencio escudriñando cada sombra. Su instinto le grita "depredador".

Dos disparos certeros a los que están de pie. Darla y Vinla estaban en posición, lo suficientemente cerca como para llegar hasta los convalecientes del frío antes de que los cuerpos de los vigilantes cayeran al suelo. Sus músculos estaban tensados, las flechas apostadas en los arcos -¡AAAAAAAAAaahhhh!- 

Vuestros ojos se abren de par en par. Nadie se mueve. No habéis sido vosotros los que habéis provocado el chillido. La mujer tensa su arco apuntando hacia el interior, el hombre coge un leño ardiendo y lo lanza al fondo, pasa por encima de un altar de piedra con flores secas congeladas y cae al otro lado revelando un acceso enmarcado y rodeado por ladrillos de piedra tallada. Junto a él un disco que, antaño, tenía el símbolo de algún clan pero que alguna criatura a arrancado a zarpazos.

De ese acceso emerge uno de los soldados. Los convalecientes están de pie, con espadas cortas en las manos, pero tambaleantes y erráticos. Todos os dan la espalda pero la actitud del hombre de Édedro que ha aparecido os hiela la sangre. No porque venga herido o ensangrentado sino porque llega pálido, con los ojos muy abiertos y sin parpadear. La mandíbula le tiembla tanto o más que las manos. Ha perdido el arma que tuviera y, pese a que sus pies siguen moviéndose deprisa, avanza lento, como si soportase un gran peso, golpeándose contra el marco derecho de la puerta, luego con el altar, posteriormente con la pared, hasta que la soldado va en su ayuda.

-¡Es Rike!- dice ella reconociéndolo
-Muchacho!! ¿Qué ha pasado?- pregunta él. Dalid y Faid se miran con miedo en los ojos. -Essto no ssta pagado- dice uno de ellos arrastrando las palabras y se le saltan las lágrimas, da un paso hacia la salida (si corre hacia el exterior pasará por vuestro lado y puede que os vea). -¡Entereza muchachos- responde el hombre percatándose de la situación.

Advertís que el recién llegado es el más joven del grupo. Un muchacho que acaba de entrar en la mayoría de edad. La mujer intenta consolarlo sin éxito. -Rike, soy yo. Fati. ¿Qué ha pasado?- pero el tal Rike no parece entender palabras. Sus ojos se van al techo de la estancia sin ver nada concreto, repitiendo una y otra vez aquello que ha visto. No enfoca un punto concreto y aparta la mirada. Balbucea sin decir nada coherente. -Rike. ¡¡Rikeee!!- Fati lo zarandea sin resultados. -Es del 2ª- responde Faid el hombre lo mira -Tenemos que ver qué ha pasado. Faid, Dalid. Quedáos junto al fuego y cuidadlo. Fati, vamos a ver qué ha ocurrido- Fati mira con duda a los que se quedan atrás pero asiente.

Pese a parecer una acción completamente coherente en aquella situación, aquel acto está cargado de intención. Fati y su compañero prenden en la hoguera dos antorchas y dejan atrás a los más débiles de moral. La desesperación sigue haciendo mella en el grupo de Édedro. Junto al fuego quedan dos (Dalid y Faid) que continúan con síntomas de hipotermia y Rike, incapaz de articular palabra y en estado de pavor, viendo monstruos donde no los hay.

Intercambiáis miradas entre vosotros. -¡Eh!- susurra Aya. Señala la entrada al templo. Veis cómo, por la puerta por la que algunos habéis entrado, crece un muro de hielo que, a su vez, se extiende por el suelo desde el exterior, bajo vuestros pies. Aya vuelve a mirar hacia delante -Que no se apague el fuego- susurra al tiempo que, los que estáis dentro, os dais cuenta cómo resbala la superficie congelada. La temperatura en el interior comienza a descender.

Notas de juego

Mapa aproximado de la estancia tras la escena:

Todo lo editado está subrayado. Dejo la escena algo ambigua a fin de que indiquéis quiénes entráis y quienes están aún fuera (si es que se queda alguien).

Darla y Vinla están dentro ya que fue lo que ordenó Adela. Si alguien se queda fuera, Horeg y Locligan se quedan con él/ella.

Aya irá donde vayan Úlfur o, en su defecto, Pandora. Independientemente de si está a uno u otro lado del muro de hielo que se forma llamará vuestra atención sobre él.

El muro de hielo empieza a formarse pero no está aún cerrado. Se puede entrar o salir, pero por poco tiempo.

Como se ve en la imagen, hay una roca que bloquea gran parte de la línea de visión desde la entrada.

Los puntos naranja es la ubicación de los que quedan en el interior.

Al otro lado del altar solo hay oscuridad. De haber algún fuego cercano se vería su luz. No lo hay.

 

RECORDATORIO PARA EL COMBATE:

La zona congelada cubrirá todo el suelo salvo a 20' en torno al fuego mientras éste siga ardiendo. A media que la temperatura baja, también lo hará la llama haciendo que el hielo se acerque. Sabéis que es cuestión de tiempo. Algo os ha encerrado allí, sabe que sois demasiados y va a mermar vuestras defensas (y las de Édedro) poco a poco, una a una.

Lo bueno es que he gastado ya un buen puñado de conjuros del "Poder en Nieve Antigua" así que no os va a atacar, pero tampoco a dejaros escapar. Lo malo es que sabe que estáis, que sois muchos y que tiene mucha paciencia (no es necesaria tirada de iniciativa, no os va a atacar).

-Matad a los hombres de Édedro. Están ya medio muertos... cuantos menos seáis mejor-

Si decidís atacar a los 3 convalecientes tenéis un turno 0 adicional producto del ataque sorpresa y el conmocionado no reaccionará a la muerte de los hipotérmicos (no se puede asustar más).

Cargando editor
29/06/2021, 20:56
Pandora Eagle

Aunque en el exterior con el arco preparado, al ver que el muro de hielo comenzaba a formarse se apresuró a cruzarlo sintiendo que era la única oportunidad de que los que ya estaban dentro salieran con vida. Además, quería ver a aquel que provocaba aquello, no por curiosidad, sentía que debía hacerle una visita y decirle lo que le habían pedido; sabía que no era una obligación, solo una petición, pero su madre le enseñó un refrán de las personas antiguas que decía "es de buen ver, saber agradecer", y para ella hablar con aquella entidad del hielo era su modo de mostrar respeto y gratitud.

Vió entonces una roca que podría utilizar para cubrirse, si decidían atacar, ella dispararía una flecha para ayudar en el ataque, no sentiría pena por aquellas personas, o al menos no debería.

El helor era excesivo, pero sentía que no era nada comparado al frío de su niñez... Cuando el fuego se apagó cambiando su alegre y sencilla vida, otorgándole soledad, miedo y silencio... No fueron fáciles los primeros pasos ocultándose en los bosques, intoxicándose con cosas que no debería haber probado. Tras ese acontecimiento, Aya fue seguramente la primera hoguera que alumbró un poco su vida, pero ahora su nueva mecenas a la que sólo los sueños le unían, se mostraba a ojos de la joven como una antorcha que guiaría sus pasos por un nuevo y basto mundo.

- Tiradas (1)

Motivo: Flechazo (solo si deciden atacar)

Tirada: 1d20

Resultado: 12(+3)=15 [12]

Notas de juego

Dejo tirada por si atacan.

Cargando editor
30/06/2021, 13:33
Adela

Adela y sus hombres se movieron rápido y en silencio, desplegándose por la zona como una manada de lobos, coordinados sin palabras. No era ni la primera vez ni la décima que hacían aquello, y la caza era tan natural en ellos como respirar. Las armas salieron de sus fundas, con sus filos tratados con savia de árbol para hacerlos mates y que no destellaran ni lanzaran reflejos con la nieve y el sol que pudieran revelar su posición. Adela sintió alivio al volver a notar las familiares cinchas de cuero de dracosaurio del escudo alrededor de su brazo. Cuando no lo llevaba, notaba como si le faltase una extremidad. 

Todos (salvo los extranjeros) tenían el mismo brillo en la mirada que Adela: odio, ira, sed de sangre. Eran miradas de depredador, de lobo hambriento, tanto que a Adela le parecía hasta oler la sangre ya en el ambiente. Debían morir y lo harían, Adela notaba las fauces del Lobo respirando en su oído, sus garras hollando la nieve, su presencia tan clara como la de sus propios compañeros. 

Y a pesar de todo, y de la sed de sangre y de la urgencia, Adela aún era prudente, por lo que en cuanto vio que uno de ellos volvía y empezaban a hablar, alzó un puño y todos se pararon al instante, deteniendo su avance. Merecía la pena escuchar lo que decían. Adela asistió a la escena en silencio y con atención de cazador. Habría sido un buen momento para atacar mientras les daban la espalda, pero era mejor esperar y no precipitarse. Y así fue: tras las inquietantes palabras de las babosas, dos se fueron y dejaron solo a dos muertos de frío y al hombre asustado. El frío sobrenatural estaba extendiéndose ahora, cubriéndolo todo de hielo, por si quedaban dudas de si aquello era obra de magia, y formando un muro en la entrada. Quien fuera que estuviera haciéndolo, les quería fuera, pero era lento. 

Con dos gestos imperiosos Adela ordenó a todos sus hombres que entrasen inmediatamente, antes de que se cerrase el hielo. Luego ya buscarían una forma de salir, pero la misión era prioritaria. Adela entró también, tras las hermanas, y un vistazo a sus enemigos (cuero, brazales, dragoneras en los dedos) reveló que eran arqueros. Adela recurrió de nuevo al idioma de signos de batalla y chocó un brazo contra el otro: la orden de atacar cuerpo a cuerpo. Si convertían aquello en un intercambio de flechas, sus enemigos podrían tener una oportunidad, pero si atacaban de improviso y de cerca, nadie se salvaría. 

Avanzaron agachados entre las sombras del pasillo, aprovechando que el resplandor de la propia hoguera cegaba a los que estaban al lado. Solo Pandora y Ulfur seguían con arcos, el resto habían sacado las armas de cuerpo a cuerpo a su orden. Cuando se hubieron acercado lo suficiente, Adela ordenó que disparasen, y antes de que el eco del silbido de las flechas se hubiese apagado, todos cargaron de frente. Sin piedad, sin cuartel. 

Adela saltó con todos los demás, lanzándose a por uno de aquellos hombres ateridos por el frío. Atacó sin florituras ni gritos, en silencio y directa a la garganta, buscándola con el filo de su espada y haciendo saltar la sangre en arco por toda la cueva. 

- Tiradas (2)

Motivo: Ataque a uno de los de la hipotermia

Tirada: 1d20

Resultado: 16(+6)=22 [16]

Motivo: Daño a uno de los de la hipotermia

Tirada: 1d8

Resultado: 8(+4)=12 [8]

Notas de juego

Avanzamos todo lo posible en sigilo por el túnel y cargamos de frente. Si es posible, los sabuesos nos acompañan también, toda ayuda es poca. Si le doy con 22, que espero que sí, 12 de daño a uno de los de la hipotermia. 

Cargando editor
01/07/2021, 23:31
Úlfur

    De poco sirvió quedarse apostado con el arco, la gruta era demasiado angosta como para permitir un tiro limpio desde la distancia y el viento y la nieve me iba a complicar aún más la tarea, así que en cuanto los hombres de Adela se atrevieron a adentrarse en la boca sin obtener respuesta, bajé el arma y los seguí manteniendo una distancia prudencial, mi lugar ahora se encontraba en la retaguardia, aunque con aquel frío casi hubiera preferido seguir al resto de los norteños.

    Para mi sorpresa, el antinatural frío había empezado a levantar una barrera de hielo que amenazaba con sellar la entrada si no me daba prisa, así que sin dudarlo, aposte por seguir al resto, mejor encerrados y juntos que quedarme afuera y a solas con la ventisca.

    Para mi sorpresa, Pandora ya había dado con una buena posición para cuando la alcancé, lo que me llevó a situarme al lado y preparar nuevamente el arco, observé una vez más al resto, la penumbra nos daba ventaja contra aquellos pobres diablos pero mi instinto y las palabras de Aya y Pandora me empujaban a dar cada vez más crédito a que no solo tendríamos que enfrentarnos a babosas. Agudicé todos mis sentidos centrándome sobretodo en el olfato, estaba claro que de lo que fuera que se tratase aquella amenaza invisible era eso, invisible, pero tal vez los otros sentidos lograsen darme algo más de información al respecto.

   No obstante, tampoco podía perder de vista a Adela, que parecía estar atendiendo a las palabras de los hombres de Édedro, que sería aquello que los habría empujado a separarse, daba igual, ahora no tenía tiempo para eso, ni para la ventisca, debía de aguardar la orden y en cuanto esta llegó fijé la vista en el objetivo que primero pudiera alertar de nuestro ataque para un instante después dejar que una flecha silvante fuera directa en su búsqueda.

- Tiradas (3)

Motivo: Arco largo

Tirada: 1d20

Resultado: 13(+4)=17 [13]

Motivo: ¿Daño?

Tirada: 1d8

Resultado: 7(+2)=9 [7]

Tirada oculta

Motivo: Percepción (Por si fuera posible dar con "eso")

Tirada: 1d20

Resultado: 1(+5)=6 [1]

Cargando editor
04/07/2021, 19:16
[Narrador]

Uno de los chicos con hipotermia recibió el impacto de una flecha en su pecho. La miro con asombro. A esta le siguió otro impacto y la salpicadura cálida de la sangre de su compañero. Adela segó su vida con un tajo certero.

Darla hundió su lanza en el pecho del temeroso. La sangre de la valkyria se heló en sus venas cuando éste no reaccionó y luego sonrió.

Aya apartó la vista y siguió sin mirar los cadáveres en las escenas siguientes. El rostro joven del chico conmocionado se había clavado en su memoria.

Rápidamente, los tres sabuesos lanudos recorrieron la estancia a vuestro alrededor. Horeg el Oso y Brendr golpearon el hielo que crecía en la entrada hasta detener su avance lo suficiente como para hacer entrar a los caballos (no sin esfuerzo). El calor de las seis bestias, junto con la hoguera, se notó casi al instante. Además, sus cuerpos bloqueaban el aire frío desde la entrada.

Tras meter a los caballos, Horeg cogió dos de los cuerpos. Vinla posó una mano sobre el hombro de Darla y cogió el cuerpo del conmocionado. Uno de los sabuesos los olisqueó arrugando el hocico y gruñendo tras captar algo en este último. Los sacaron al exterior antes de que el muro de hielo se formara de nuevo.

-Benditos animales- comenta Horeg abrazando uno de los corceles -Su calor es muy reconfortante- dice con tono serio antes de volver a ponerse los guantes. Una pequeña pausa previa a trazar el plan.

-Magníficos animales- confirmó Locligan. Conversaciones superficiales mientras los ojos de los presentes escudriñaban la oscuridad el acceso tras el altar en busca de algún sonido, alguna pista. -Nada-

-Debe ser muy profundo- asiente Brendr. Los sabuesos, como si entendieran lo que ocurría, orientaban su olfateo hacia allí.

El muro de hielo bloquea completamente la entrada y la nieve empieza a acumularse contra él mostrando el contraste con la luz de una hora incierta del día. Su grosor aumenta lo suficiente como para convertirlo en una pared dura. En el exterior, una figura de considerable estatura y largos miembros llega hasta los tres cadáveres y su contorno difuso se dibuja sobre el hielo traslúcido. El ser, encorvado, apoyado sobre piernas y brazos y con movimientos más bestiales que humanos, muerde los cadáveres tiñendo la nieve cercana de rojo. -Los que se acerquen a la puerta pueden escucharlo masticar pero no verán nada a causa de la opacidad cada vez más blanca del hielo-

En silencio, os miráis para intentar discernir cuál será el siguiente movimiento. -¿Llevaréis los caballos con vosotros?¿Se quedará alguien con ellos?-

Notas de juego

*Poder en Nieve Vieja
Hersir Adela Stormborn hija de Lokbar
Hachas de batalla Brendr (la extranjera)
Hacha a dos manos Horeg el Oso (el inmune a los susurros)
Valkyrias - Elegidas de Hilkra
Lanza larga y rodela Darla (la rápida)
Lanza larga y rodela Vinla (voluntad de hierro)
Hacha corta y daga Arne (La Chamán)
Extranjeros en el Norte
Explorador Úlfur
Druida del bosque Aya
Herbolaria Pandora
Vagabundo Locligan de Ïluf

+6 Caballos Ligeros y +3 Sabuesos Lanudos.

 

Olvidé indicar en el turno anterior que, aunque hayáis ido a pie en el último tramo, aún conserváis los caballos.

Cargando editor
05/07/2021, 00:55
Pandora Eagle

Pandora miró a Adela, ésta le dijo que querría respuestas y aunque no tuviera certezas la chica quería ser considerada con los presentes, por ello acercándose al fuego y acariciando al caballo que le había cargado hasta allí pensó en que decir, sin duda eran reacios hacia la magia, por lo que sus helados moños eran de agradecer, mencionar sus cuernos estaba fuera de la explicación sin duda alguna.

- pediste que diera explicaciones sobre la entidad de esta cueva... Y la verdad es que no puedo explicar demasiado, se que quienquiera que se le acerque será ejecutado, y el método como bien veis es el frío a niveles inhumanos. No le conozco de nada pero alguien me pidió que de serme posible le saludara, y me aseguró que a mí no me haría nada,... No entiendo la magia aunque en mi caso me fascina más que me hace temer, alguien con tales dones debe ser como mínimo interesante. Me apresuré a entrar en la gruta por dos motivos, uno; la posibilidad de ofrecer ese saludo que se me pidió, y dos; porque algunos ya habían entrado y pensé que necesitaríais alguien a quien no quiera matar por acercarse a él que le hable y pida que os deje ir... A cambio de hablar en vuestro favor solo pediré que no os acerquéis en exceso y que cuidéis por mí a Aya,... Puedo imaginar el motivo por el que ese grupo ha venido aquí, intentan que el frío del Norte mengüe, siendo ellos solo una avanzadilla, si os parecen muchos ahora, imaginar que pasará si cae quien crea ese helor que dificulta su llegada... Es lo que creo saber, Rorj me dio a entender eso cuando me ayudó a escapar de mi primera captura, y me crucé en mi huida con Aya y Ulfur, en nuestra segunda captura esperaban que obligándome a usar las armas luchara para ellos, pero Aya y yo tenemos planes mucho más relajados, vivir en calma es difícil si no dejan de intentar secuestrarte, a veces parece que no hayan más herbolarios en el continente...

Supuso que su explicación era bastante completa, pero esperó ver que tenía que decir aquella mujer, igual aún habían dos que se habían adentrado en la cueva, por lo que adentrarse sola sería imprudente, necesitaría una leve escolta y asegurarse de que Aya no se moviera de aquel punto seguro.

Cargando editor
08/07/2021, 09:28
Horeg El Oso

Doy un paso, el fuego proyecta mi sombra contra la pared contraria. Un caballo relincha. Todos estamos nerviosos y con razón -Discrepo, señorita.- Comento. Señalo el lugar en el que se encontraba el soldado joven asustado -Eso no lo hace el frío.- Miro de reojo a Darla. -Pero hay algo que me preocupa aún más- Veo cómo Darla asiente.

Cargando editor
08/07/2021, 09:31
Darla "La Rápida"

Sí, -El aterrorizado vino de allí pero nosotros hemos visto algo ahí devorando los cadáveres- señalo primero la arcada tras el altar y posteriormente el acceso por el que hemos entrado evidenciando las posibilidades. -O la Susurradora tiene más de un siervo aquí. O es algo que es muy rápido, atraviesa la piedra o puede estar en más de un sitio a la vez.- Una parte de mí está casi segura de que allí hay más de un ser y esperaba que sólo uno de ellos fuera el culpable de ese terrible frío.

Cargando editor
08/07/2021, 09:42
Brendr

Paso una mano por la superficie fría del alatar. Es pequeño, pero las manchas rojizas sobre él delatan que allí se han hecho sacrificios a algún dios. Tuerzo el gesto al darme cuenta. Me acuclillo y observo los relieves. -Signos extraños que no reconozco se mezclan con algunos que sí. Estas son las runas de Sildara pero están mal y torcidas. Está entre una rueda con la runa Dagaz también torcida- Locligan se inclina -Era un altar vuestro pero alguien ha modificado las runas mezclándolas con una lengua muy, muy antigua de la que apenas tengo conocimiento- Me encojo de hombros -Esto no nos sirve de nada.- Locligan se incorpora -Nos sirve de mucho.- Gira el rostro hacia Adela -Es una criatura inteligente, antigua, consideradla un heraldo de la Susurradora y...- asiente -...puede ser destruida-

Cargando editor
08/07/2021, 09:53
Locligan de Ïluf

-Señorita Pandora- comento andando hacia ella -Tú sabes demasiado sobre esta criatura. Más de lo que yo sé. Conoces a un ser tan antiguo como lo que mora aquí ¿cierto?- la miro a los ojos -¿Un ser cuya maldición afectaba a Aya?-

Cargando editor
08/07/2021, 11:04
Pandora Eagle

En fin, esconderlo no le servía de nada a esas alturas... - no la misma, pero si aliada de ella - retiró el flequillo mostrando su iriscente ojo - gracias a ella puede crear un pequeño alud cuando nos perseguían moviendo algo de nieve en el punto más alto, aunque tanto mi información cómo mi poder que recibos es muy limitado.

No, no sabía nada de ese ente, solo que no quería que muriera.

- si es aliado de quién me ayuda, obviamente lo que no quiero es que le eliminéis... Si tenéis intención de matarle me arriesgaré a ir sola. No entiendo porque todo el mundo se aferra a matar lo que no entiende. Miedo que no queréis admitir y tacháis de peligroso para justificaros. Estoy agotada de vrrlo... ¿No pueden esos peligros solo buscar sobrevivir como vosotros?