Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad. Libro-5.I: Residuos del Dolor

Matadero

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08/11/2016, 04:19
Miembro de la Orden

   La carreta se detuvo una última vez, aunque a diferencia de antes, esta parada estuvo acompañada de un mayor bullicio y malos comentarios ya vinieran de los guardias o los reclusos. De pronto, la puerta del cajón en el que estabas recluido rechinó y al otro extremo apareció un humano robusto y armado, con cara de pocos amigos que sin mediar palabra te tomó por el pescuezo para forzarte a salir y juntarte con los demás prisioneros.

  -Ven aquí goblin, te toca conocer tu nuevo hogar, no se si me entiendes, pero más te vale que no hagas ninguna tontería o te abro el canal aquí mismo para que sirvas de ejemplo al resto.- La verdad es que con la brusquedad y falta de tacto con la que te arrastró al exterior resultaba difícil hacer cualquier cosa que contrariara su orden.

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12/11/2016, 13:39
Scroug

    Una vez dentro de la primera sección de la fortaleza, la mayor parte de las carretas se detuvo, otra pequeña porción de la caravana prosiguió su avance hacia el interior del castillo. Al igual que cuando desembarcaron, los presos fueron forzados a formar en el exterior por un grupo de hombres armados, intentar cualquier cosa ahora sería lo mismo que suicidarse, la veintena de convictos estaba flanqueada por un grupo de infantes y desde lo alto de las murallas, varios vigías armados con arcos y flechas se aseguraban del mismo modo que sus compañeros de que ninguno de aquellos indeseables se saliera de la fila.

    Finalmente, un par de soldado descendieron por una rampa cercana para abrir un gran portón de metal para después adentrarse al interior. Seguidamente, el grupo de reclusos fue forzado a atravesar el umbral, como si de cabezas de ganado se tratase, para descender por aquella gruta subterránea hasta alcanzar un nuevo portón abierto de par en par escoltado por los guardias que habían bajado antes que ellos, la primera sorpresa para los prisioneros fue que a través del umbral se divisaba luz natural, en cuanto los guardias que les escoltaban por la retaguardia comenzaron a embestir para forzar que avanzasen, supieron que no tardarían mucho en saber el por qué.

    Al parecer, los caballeros habían realizado una obra un tanto peculiar, pues habían vaciado y ampliado hasta más de doce metros de profundidad el foso interior existente entre el primer y segundo muro de la fortaleza de tal modo que habían creado un gran pasillo de unos treinta metros de ancho en el que poder encerrar y tener bien vigilados desde las alturas a un buen grupo de presos. Para asegurarse de que nadie escapaba de aquel lugar, únicamente habían dejado dos accesos al foso asegurados con sólidas puertas de madera y habían levantado muros en las paredes del pasillo y otros tanto para dividir el foso en secciones, dichos muros estaban coronados por un entramado de metal para hacer del todo imposible el que alguien pudiera escalarlos.

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12/11/2016, 14:11
Scroug

    Acababais de llegar al Matadero y de momento nadie os había explicado el por qué de aquel nombre, pero algo os decía que si no queríais descubrir en vuestras propias carnes el origen del mismo más os valía ser cautos. Por ello, los primeros días os aseguráis de tener un bajo perfil, aunque tampoco os quedaba mucho remedio, el viaje había resultado agotador y todavía teníais que reponeros, aunque al menos os habían retirado los grilletes.

    En el primer contacto, no tardáis en descubrir que el total de almas está alrededor de los sesenta y que rige la ley del más fuerte en todo momento. Por ello la gran mayoría ha decidido agruparse en torno a alguna de las dos figuras más notorias del lugar, Amok, un semiogro de aspecto feroz, o Krishnarj, un hobgoblin apodado "la sombra" al que, incluso en las condiciones que os encontráis, resulta complicado encontrar. Ambos bandos se encuentran enfrentados y aunque los guardias trabajan para mantener el orden ahí abajo, las peleas están a la orden del día. 

    Resulta sencillo hacerse a las rutinas del lugar, una vez al día, los guardias preparan la comida en la sección este (donde se encuentra el otro acceso al exterior) del foso para después servir a los presos a través del muro que divide ambas secciones. En días alternos, un grupo de una veintena de guardias al mando de un capitán toman a unos cuantos presos y los llevan a la sección oeste, donde pasan la mayor parte del tiempo picando roca para proseguir con las ampliaciones del foso en esa zona. Las noches son pasadas por la mayor parte de los presos a la intemperie, aunque unos pocos privilegiados pueden pasar a unas celdas excavadas bajo el muro si desean dormir bajo techo, la asignación de las mismas no depende  en absoluto de los guardias, si no de los propios presos.

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12/11/2016, 14:42
Reo 642

    Cruel, sádico y de naturaleza violenta, Amok es la perfecta encarnación de lo que un ogro debe de ser pese a que solo una mitad de él mismo pertenezca a esa raza. Por estos motivos es fácil comprender como el mestizo pudo hacerse rápidamente con la práctica totalidad del control de la prisión y de un buen grupo de seguidores. Incluso aquellos que han decidido no unirse a él, saben que no se debe contrariar al ogro y en la medida de lo posible buscan evitarlo.

    Sin embargo, no hay que dejarse engañar por las apariencias, el haber logrado ser uno de los reclusos más longevos del Matadero no es mérito único de su fuerza, en su mirada puede llegarse a avistar el brillo de una inteligencia impropia para los miembros de su raza de la que sabe aprovecharse muy bien. Por ello, es muy raro que se le vea ensuciarse las manos directamente, para ello se vale de los orcos que lo siguen, especialmente de su mano derecha, Zhargok, un inmenso osgo tan estúpido como brutal que disfruta atormentando a los novatos que decidan no unirse a ellos.

    Estos hechos unidos a que casi la mitad de los presos del matadero lo siguen, le otorgan el poder de controlar casi todo lo que ocurre en el Mataero, cosa que aprovecha para ganarse el favor de los guardias y que estos a su vez miren para otro lado cuando al semiogro le conviene.

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12/11/2016, 14:54
Reo 641

    La primera vez que Serge pudo ver al hobgoblin en el patio, Serge se llevó una sorpresa inesperada. Aquel trasgoide parecía rodeado de alguna clase de halo divino que lo empujaba de un modo que apenas lograba comprender, a seguirlo y buscar su consejo

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12/11/2016, 14:55
Reo 641

    Krishnarj, también conocido como "la Sombra", es el otro gran peso de la cárcel, a diferencia de Amok, el no basa su poder en muestras desmedidas y crueles de violencia si no en saber pasar desapercibido y acabar con quienes se le oponen de maneras tan sutiles que siempre dejan la duda de si el hobgoblin ha estado detrás o no.

    Gracias a esto, Amok aún no ha podido acabar con él, en su lugar ha tenido que conformarse con descargar su frustración contra aquellos que han decidido unirse al gran trasgo, llegando a matar a algunos de sus hombres más descuidados, llevando a que muy pocos se atrevan a apoyar a Krishnarj abiertamente.

    El modo en el que el gran trasgo ha logrado ganarse cierto favor de los guardias ha sido siempre por medio de la información, la Sombra sabe evaluar perfectamente a todos y cada uno de los reclusos y adelantarse a como van a reaccionar para advertir sobre quienes hay que tener mayor cuidado o cuando van a tener lugar las peleas.

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12/11/2016, 17:36
Serge Leblanc

Si ma mère, Olidammara la tenga en su gloria, levantara la cabeza…

“Un botín fácil, Serge.” “Pan comido para un especialista como tú, Serge.” “¿Seguridad? Pfft, un juego de niños para el gran Serge Leblanc.” Ojalá el destino le pusiera frente a frente con el gordo usurero que le endosó aquel trabajo. Se suponía que iba a ser el clásico asalto a la casa de un noble, fácil y sencillo. Entrar, coger el botín y salir. Poca seguridad, “es un viejo olvidadizo y descuidado”, pocos guardias “no controla a sus soldados, se pasan las noches bebiendo” y una gran recompensa “tiene sus almacenes llenos de riquezas como nunca has visto, Serge”.

Demasiado bueno para ser verdad, n'est pas?

En el fondo la culpa era suya, por haberse confiado demasiado. Un mercader avaricioso te encarga un par de trabajos que salen bien y ¡bam!, ya confías en él como en tu padre. ¿Cuánto habrían sobornado a ese cretino barrigudo para que le metiera de cabeza en la trampa? Seguro que ahora estaría de “viaje de negocios” alejándose de la ciudad donde le habían atrapado. Igual que había estado haciendo él, durante aquellas semanas, rumbo al que iba a ser su nuevo hogar para el resto de su vida.

Rokstal. Ese nombre circulaba en forma de asustados susurros entre los compañeros de viaje de Serge Leblanc. Una fortaleza impenetrable, un baluarte de la justicia. Un agujero en el que sólo cabía esperar la muerte. Ahí era a donde se dirigía el carromato en el que viajaba, a un lugar que a todos los efectos era igual que la horca, pero más lento.

La llegada al lugar fue tan encantadora como se había imaginado. Afortunadamente, maman Leblanc no había criado a un imbécil, por lo que el ladrón supo mantener la boca cerrada a pesar de las repetidas provocaciones de los guardias. Cualquier acto de rebeldía en esos momentos sería fuertemente castigado con dolor y muy probablemente muerte. Y no era su hora, por Olidammara que no era su hora aún.

Los primeros días los pasó reconociendo el lugar donde les tenían apresados. Matadero, lo llamaban. No hacía falta ser muy listo para imaginarse por qué. A primera vista el lugar era una ratonera a prueba de fugas, con soldados fuertemente armados y vigilantes haciendo rondas continuas y con gruesas paredes de piedra con recias puertas y barrotes que impedían que los presos se escaparan. Una fortaleza inexpugnable en la que había tenido la desgracia de ir a parar.

Aparte de observar el lugar de su encierro, Serge se dedicó a integrarse lo mejor que podía en aquel ambiente carcelario. Los presos nuevos no tardaban mucho en aprender cómo eran las cosas por allí. Dos facciones enfrentadas a las cuales podías apoyar o ignorar, pero normalmente acababan afectándote de una manera u otra. Por un lado el semiogro Amok, seguidor a ultranza de la ley del más fuerte, la cual sabía aplicar de manera más que eficaz, y por el otro el trasgo Krishnarj, de manera mucho más sutiles pero no por ello menos efectivas. La medida más inteligente era buscar cobijo bajo las alas de uno de aquellos “grandes líderes” para evitar en la medida de lo posible la muerte prematura. Y el ladrón no podía jurar qué era, pero había visto algo en el trasgoide. Algo que le impulsaba a seguirle a él en vez de decantarse por la que parecía la opción lógica.

Esa era la razón por la cual Serge había comenzado a apoyar al bando de Krishnarj. Un día compartiendo parte de la comida que había conseguido, otro ayudando a picar piedra… Siempre a presos que sospechaba aliados del trasgo, o como mínimo que no eran parte de la cuadrilla de Amok. No es que fueran acciones especialmente inteligentes, antes todo lo contrario, pero la intención del ladrón era llamar la atención de Krishnarj. Que se acercara a hablar con él ya que hacerlo al revés era bastante más complicado que compartir la comida u otras cosas.

Tal vez con su ayuda pudiera empezar a pensar en cómo salir de aquella maldita prisión.

Notas de juego

Pensamientos en cursiva.

¡Tochaco de inicio! Si hay algún dato incorrecto, me lo dices y edito.

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12/11/2016, 19:17
Tizoc

Aunque el goblin no dijo nada cuando lo sacaron por el pescuezo de su jaula, su mirada de odio se clavó en el guardia. Se puso a la fila mirando lo enorme de todas aquellas construcciones con curiosidad. Nunca había visto nada así de grande. Sin duda destacaba entre los que estaban formados. A penas setenta centímetros de altura que destacaban en medio de tantos humanoides de tamaño normal. 

No habló ni hizo nada que pudiesen malinterpretar y que le costase un golpe pero sí que miró con curiosidad a los presos que tenía al lado, una hembra y un tio envuelto en vendas. Igual le habían herido en el viaje. Intentando disimular sin conseguirlo, Tizoc olfateó a una y a otro como haría un perro con otro de su especie. Todos los sentidos daban información y muchos humanos olvidaban eso. 

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12/11/2016, 22:32
Alona Hordalad

La llegada al "Matadero" me resulta dolorosa. El extenuante viaje, incluso a pesar de haber disfrutado de turnos de remo más benévolos que los de otros, me ha dejado el cuerpo molido, una mezcla de cansancio extremo y dolor muscular que me quita las ganas de hacer nada. Tan sólo sonrío con sorna al llegarme la conversación entre esos guardias, recordando el fin que regalé al último que intentó usarne como ese tipo debe de usar a las mujeres presas. Es una pena la cautela de ese imbécil de la armadura, habría estado bien repetir la hazaña. Terminar mi vida como guerrera de mi clan del mismo modo en que la comencé. En fin, al salir del carro me centro en observar el lugar, sabiendo que huir no va a ser posible. Cuanto antes acepte esa realidad, tanto mejor. Pero asumir este estercolero como mi nuevo ecosistema tampoco será tarea sencilla. Sin árboles, sin campos, sin hierba... Ni siquiera podré disfrutar del calor del sol, ni su luz sobre mi cabeza. Esto es una mierda. No, es preferible darle a esto un final digno... Eh, bicho, no te molestes, no estoy en celo... -Increpo a la criatura menuda y deforme que trata de olisquearme de esa desagradable manera, mirándole de reojo con fuego en mis ojos- ...así que deja de olerme el culo, ¿estamos? Pero aún no. Ese digno final sólo será así de digno si logro vivir lo suficiente como para recuperar mis fuerzas y plantar cara. Y para eso, tengo que evitar a los jefazos de este antro, o alinearme con alguno de ellos. He oído cosas, por el camino, a gente que parecía saber. Uno es un salvaje semiogro, alguien con quien podría llevarme bien, entenderme. Sin embargo, su rival es un ser escurridizo de los que se libran de sus enemigos sin dejarse ver siquiera. Joder, si alguien viene a por mí por estar demasiado cerca de otro, quiero verle llegar al menos. No se, lo mejor será no acercarse a ninguno de ellos de momento...

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12/11/2016, 23:13
Tizoc

La mujer olía a animal, a estepa o a montaña. A salvaje. Aquello lo tenían en común. Y desde luego parecía más que capaz de defenderse. Tal vez por eso cuando le hablo con el tono el goblin se encogió un poco y asintió. - Hueles a salvaje. - dijo con voz chillona. - Los otros como tu huelen a cloaca y metal. ¿Eres de lejos? - preguntó el goblin mirando a los ojos de la mujer.

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13/11/2016, 13:36
Alona Hordalad

Vuelvo a girarme para dar la espalda al pequeño bichejo, cuando su estridente voz vuelve a crisparme los nervios. ¿Es que no puede no chillar? Me vuelvo hacia él rápidamente, ahogando las ganas de lanzarle un puñetazo y tumbarle para que se calle. No quiero llamar la atención, aún. De modo que me inclino hacia él y sujeto sus labios cerrados con dos dedos, apretando. Deja de chillar, joder... -Le digo malhumorada, bajando la voz, y miro a ambos lados para comprobar si hay alguien observándonos. Al hacerlo, parpadeo un par de veces con molestia, un incómodo tic nervioso, antes de volver a mirar al bicho, soltando su boca y limpiándome la mano en lo que queda de mi falda raída- Si quieres llamar la atención de todos los hijos de puta de por aquí, hazlo lejos de mí, ¿vale? -Le increpo, apretando mis labios en un gesto de amenaza, tras lo que vuelvo a erguirme, cruzando mis brazos bajo mis pechos- Huelo a salvaje porque soy una salvaje, ni más ni menos. Soy una guerrera del clan Krull, y una hija de Erythnul. -Explico con orgullo, alzando la barbilla un instante. Descruzo mis brazos y apoyo las manos en las caderas- Soy de muy lejos, sí, de montañas lejanas más allá del mar por el que me han traído los hombres de metal. O les he traído yo a ellos, con lo que me han hecho remar... -Lanzo un bufido, recordando la larga travesía durante la que no he sido más que una mera esclava en su barco, engrilletada a los remos junto a tantos de los míos- Me llamo Alona. ¿Quién...? -Miro al desconocido de arriba a abajo, aunque en mi caso casi sea de abajo a abajo dada la diferencia de estatura- ¿...y qué eres tú? Me he enfrentado a seres que se te parecían, pero eran bastante más grandes. No serás un niño, ¿no?

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13/11/2016, 14:31
Tizoc

El goblin apenas se movió cuando la mujer se agachó a sujetarle los labios. Le estaba haciendo algo de daño pero sabía que quejarse no era una opción. Igual que cuando el guardia le había cogido del pescuezo.

Cuando la mujer le soltó, Tizoc movió los labios como si estuviese comprobando que todo seguía funcionando bien. Escuchó lo que la mujer le contaba y sus ojos se abrieron con cierto asombro. - ¿Has estado todo el viaje remando? - preguntó susurrando. Su voz seguía siendo aguda y estridente. - Vaya... Eso es increíble. - reconoció tras un momento de silencio. Muchos de los suyos había muerto y habían viajado "comodamente" en sus cajas.

Yo soy Tizoc, del clan Kalo.se presentó. - También vengo del otro lado del mar. De las junglas del sur. - Explicó mientras miraba al rededor. Llevaba sin ver un árbol un montón de tiempo, nunca pensó que echaría de menos su hogar pero así era... - Deberíamos movernos, estamos parados en medio. Ven. - le dijo a la mujer tras mirar un momento alrededor. Era un buen consejo para todos los nuevos.

Los habían dejado en medio y los demás reclusos los miraban evaluándolos. Viendo quien era cazador y quien era presa. El goblin se apartó unos pasos y se giró a ver si alguno de los nuevos le seguían. Debían mantener un perfil bajo y tal vez juntarse para evitar que los demás se metiesen con ellos. 

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13/11/2016, 16:26
Serge Leblanc

Órdenes que sonaban como ladridos, empujones, gritos, quejidos, lloriqueos, olor a sangre, muerte y desesperación… ¡Definitivamente aquel agujero era el último lugar en el mundo en el que Serge Leblanc querría estar! De haber sabido que aquel “botín casi regalado en casa de un noble viejo y descuidado” le iba a conducir de cabeza a prisión… En el fondo esas cosas le pasaban por confiar en exceso en sus contactos, sin pararse a pensar cuán comprados por las autoridades podrían estar. Bueno, al menos para la próxima vez estaría prevenido. Si es que había próxima vez.

En cuanto les metieron con los demás presos, lo primero que hizo el ladrón fue examinar por encima el lugar en el que estaban encerrados. Entre las paredes de piedra, los barrotes, las gruesas puertas y todos los guardias apostados allí, tenía todo el aspecto de ser una fortaleza totalmente inexpugnable, maldita fuera su suerte. No obstante, su atención rápidamente se derivó hacia los presos que, como él, acababan de llegar al lugar. La mujer rubia y alta que estaba casi a su lado fue la que más robó su atención. ¿Qué crimen podía haber cometido una mujer tan bella para que la metieran en esa ratonera? Porque si había algo que Serge sabía sobre la justicia era que, manejada por la mano del hombre, la belleza femenina tendía a ser perdonada más que castigada.

Luego vino un goblin que había empezado a olisquearles como si tuviera un perro entre sus antepasados y que hizo que la doncella rubia se irritara, empezando a echar pestes del pobre goblin. Cuando ambos personajes decidieron ir a un lugar un poco menos “en medio”, Serge decidió seguirlos para ver cómo continuaba la conversación. Aparte de ser un pequeño entretenimiento, tal vez pudiera sacar algún dato que le fuera de utilidad. Y como ellos se acababan de presentar, lo justo era que el ladrón les dispensara el mismo trato.

 -Disculpadme, pero me temo que hemos sido compañeros de viaje y de llegada a este “estupendo” lugar y no he podido evitar escuchar vuestra conversación.

El ladrón se acercó a la bárbara y realizó una elegante reverencia a modo de saludo.

 -Enchanté, señorita Alona. Mi nombre es Serge Leblanc, para lo que necesitéis.

Y antes de que la enorme rubia pudiera reaccionar, el ladrón tomó su mano con delicadeza para darle un ligero beso en el dorso. Luego soltó la mano de Alona para mirar al goblin.

 -Tizoc, n'est pas? Encantado de conocerte a ti también, mon petit ami, aunque me encantaría que el lugar de nuestro encuentro fuera mucho más agradable.

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13/11/2016, 16:36
Alona Hordalad

Enarco una ceja, mirando al goblin desde toda mi altura con extrañeza. ¿Todo el viaje? Claro que no, cabeza de chorlito, ¿tu sabes lo que ha durado? Hacían turnos, ¿entiendes? -Le explico, refunfuñando, antes de aceptar su propuesta de hacernos a un lado. Seguimos en medio de este lugar, y los presos pueden vernos incluso desde dentro de esas celdas que, según dicen, hay que conseguir por las malas. De lo contrario, a dormir al raso. Y me temo que es lo que me espera por una temporada. Con un resoplido, camino detrás de Tizoc, dirigiéndonos a un rincón junto al muro interior poco frecuentado. Según llegamos, le doy la espalda a la pared de roca, momento en que me doy cuenta de que un tipo nos ha seguido hasta aquí, el tío raro ese de las vendas que ha entrado con nosotros a este infierno. ¿E-enchqué? -El tío habla muy raro, no se si quiere burlarse de mí o algo así, con esa reverencia y esas palabras- No soy una "señorita". -Me quejo mirando a Tizoc de reojo, molesta. Y al hacerlo, no me da tiempo a reaccionar cuando el raro este me coje la mano y ¿me da un beso en el dorso?- ¡Eh! ¿Qué coño haces? -Le increpo, recuperando mi mano bruscamente y sacudiéndola antes de limpiarla en la parte trasera de los harapos que conforman mi falda- Si vuelves a tocarme sin permiso acabarás en el suelo sin sentido, ¿estamos? -Le advierto con un puño en alto.

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13/11/2016, 19:37
Serge Leblanc

Serge sonrió al ver la reacción de la bárbara y levantó las manos diciendo gestualmente "me rindo, tienes razón".

 -Ya veo. Dicen que la ignorancia es la madre del atrevimiento y yo ignoraba por completo el alma guerrera que arde dentro de ti, ma cherie. De haberlo sabido jamás te habría dado el trato que suelo darle a todas las doncellas que conozco, sino el que mereces como luchadora. Por favor, permíteme intentarlo de nuevo. -el ladrón tendió su mano hacia la bárbara para estrechársela a modo de saludo- Serge Leblanc, a tu servicio ma cherie.

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14/11/2016, 10:27
Alona Hordalad

Me quedo mirando al tipo raro con el ceño fruncido, ligeramente ladeada. Habla muy raro, con palabras complejas y largas. Y otras que desconozco. Le miro de arriba a abajo, sin disimulo. Su cuerpo está lleno de vendas, pero no parece dolorido. No se mueve como alguien herido, así que ¿para qué las lleva? Finalmente me ofrece su mano, un gesto de camaradería entre guerreros, y enarco una ceja sin hacer el más mínimo movimiento para aceptar el saludo. No hemos vertido sangre juntos, Serge Leblanc. -Le indico, como si fuera algo que debería saber ya- No te has ganado mi camaradería aún. Esa mano tendrá que esperar. -Explico, dejando la puerta abierta a una posibilidad en el futuro. Bueno, al poco futuro que tenemos aquí dentro- No se qué es "mache"... eso. Pero dime... -Miro al canijo feo de reojo, antes de continuar- ¿...qué servicio es ese? ¿Qué tienes que ofrecer? -Pregunto interesada, cruzando los brazos al tiempo que cambio el peso de mi cuerpo de una pierna a la otra.

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14/11/2016, 11:19
Tizoc

El goblin llegó a la pared y apoyó una mano sobre ella. Todos pudieron ver que su andar era torpe, como con una cojera extraña que le hacía ir más despacio. También quedó pantente que intentó disimularlo. Estuvo evaluando un momento la pared de la roca y luego el muro, sin hacer caso de lo que ocurría a su alrededor. Estaba estudiando como de difícil sería trepar por allí. 

Luego se giró y se encontró con la hembra hablando con el tipo de las vendas. - Hola. - dijo el goblin. - Llevas vendas pero no hueles a sangre. - añadió mientras le miraba con curiosidad. - Y hablar raro. ¿Te golpeaste la cabeza? - preguntó con su voz aguda. 

- Tiradas (1)
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14/11/2016, 12:47
Serge Leblanc

El ladrón retiró la mano, pero sin dejar de sonreír a la rubia bárbara.

 -Très bien, esperaré entonces a ganarme el derecho a que me llames camarada. Y en cuanto a lo que tengo que ofrecer es muy simple: complementación. Primero mírate, eres grande y fuerte, apuesto a que pocas criaturas son capaces de batirse en duelo contigo y salir victorieuses. Sin embargo, tus manos, aunque fuertes y me vas a perdonar que diga esto, son toscas. Me apuesto lo que sea a que, si te pidieran una muestra de destreza o delicadeza manual, no tendrías tanto éxito como blandiendo un hacha. Y es en eso en lo que yo más destaco.

Serge alzó las manos para que Alona pudiera ver sus dedos largos y delgados.

 -No hay mecanismo ni cerradura que se me resista. De ahí el que nos complementemos, ma cherie. Y si además contamos con el pequeño tamaño de notre ami Tizoc… Tenemos un pequeño equipo bastante completo.

Tras haber explicado eso, miró al goblin.

 -Mon ami, no huelo a sangre porque no estoy herido. Estos vendajes los llevo por una razón más que sencilla. Verás, uno de mes ancêtres era mulhorandino. Era un ladrón excelente que se hacía llamar Abubakar el noble, nombre que se ganó a pulso ya que toda la riqueza que ganó con sus robos le volvieron tan opulento como el mismo roi de Mulhoradan. Bien, es por todos sabido que los mulhorandinos entierran a sus muertos con trajes hechos de vendas, por lo que mon ancêtre se vestía con lo mismo para asustar a sus presas haciéndoles creer que era un muerto recién salido de la tumba para así robarles con facilidad. Así que llevo estas vendas en honor a Abubakar el noble, para que la suerte me sonría como a él.

Hizo una pequeña pausa para que asimilaran toda la información y luego continuó:

 -En cuanto a mi lenguaje, es cosa de ma mère, Olidammara la tenga en su gloria. Ella hablaba fluidamente dos idiomas y cuando hablaba conmigo, empleaba une mixage de ambos, razón por lo que, a pesar de hablar mayormente el idioma común, mezclo palabras del otro idioma que ma mère utilizaba. Simple, n'est pas?

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14/11/2016, 13:47
Alona Hordalad

Tizoc hace unas observaciones que me hacen sonreír. El canijo es gracioso, o seré yo que llevo demasiado tiempo sin encontrar nada de humor a lo que aferrarme. Joder, añoro una buena pelea, pero tengo que elegirla bien. El otro rarito comienza a hablar, otra vez, con esas palabrejas tan extrañas. Al menos, la mayor parte de lo que dice es medio comprensible. Primero me habla de lo grande y fuerte que soy, pra trminar por decir que tengo las manos toscas. Me miro las palmas de las manos, con el ceño fruncido. ¿Toscas? Son las manos de una guerrera, no son toscas. Claro que no se parecen a las frágiles e inútiles manitas de niño de teta que tienen las mujeres del valle, por eso no son capaces de defenderse cuando les asaltamos. Luego pretendían impedir que nuestros hombres las violaran, dándoles palmadas con esas manitas. Qué ridículo. Claro que las manitas de Serge no son mucho mejores. Pero el tipo de las vendas argumenta que a cambio esas manos ofrecen otras aptitudes. ¿Destreza, delicadeza? ¿Y eso para qué sirve? Aquí no impera la ley del más fino, impera la ley del más fuerte... Espera, ¿o no? ¿Mecanismos y cerraduras...? -Enarco una ceja, e inmediatamente miro alrededor por si hay alguien observándonos, mientras Serge va contando la historia de otro tío en honor a quien lleva esas vendas. ¿Un antepasado? Un ladrón, como él. Ladrón... abrir mecanismos y cerraduras...- Vale, vale, pues trata de no mezclar tanto, que me cuesta mucho seguirte. -Le recrimino por su lenguaje extraño, frotándome los ojos, con un ligero dolor de cabeza. Al apartar la mano, parpadeo con cierta molestia, como si me costase enfocar la imagen correctamente- ¿De verdad puedes abrir las puertas de este sitio...? -Pregunto, mirando a lo lejos, a la reja por la que hemos entrado. Sin duda, tratar de escapar de este agujero es una batalla gloriosa en la que merece la pena morir...

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14/11/2016, 18:43
Serge Leblanc

 -¿Abrir las cerraduras de la prisión? Mais oui, claro que puedo. O podría de tener mis herramientas o en su defecto, algo que pudiera sustituirlas. De todas maneras, si empezara a forzar las cerraduras alegremente, les gardes me pillarían y me cortarían las manos o algo peor.

¿En serio? ¿Salir por la puerta de la celda como si fueran los dueños de la prisión? ¿En qué pensaba esta mujer? Desde luego él no pensaba colaborar en ese suicida plan de fuga. No, si iban a salir de allí, primero necesitaban conocer el lugar, ver dónde tenía sus debilidades para explotarlas en su beneficio. Si es que Rokstal tenía alguna debilidad…

 -Lo mejor que podemos hacer ahora, cherie, es observar el lugar, adaptarnos a él. Una vez sepamos lo suficiente, ya podremos pensar en salir de aquí.