Partida Rol por web

Dos agresiones directas contra la integridad del grupo. La primera impactó en la sien de Yzlin abriendo un hueco en las defensas. El segundo proyectil erró su objetivo gracias a la rápida actuación de sus integrantes. La segunda flecha fue desviada por el cuerpo de Socar quien, pese a dirigir su mirada en la dirección correcta, en ese momento el edificio alto de la gobernancia ocultaba la plaza desde la que atacaron. Así, Socar continuó adelante con la mirada fija en el objetivo del grupo.

Por su parte, Ishrad recogió el cuerpo de Yzlin comprobando la magulladura y advirtió que la flecha estaba roma. Dejará un buen chichón en la cabeza de su compañera, pero sin gravedad. Fue entonces, con Yzlin a cuestas, cuando dirigió su mirada a los atacantes. Al haber superado gobernación, la plaza se abría y en ella pudo ver a los atacantes. Hacia ellos, también miró Lythrai quien mantuvo su vista firme pese a la carrera, distinguiendo al grupo que hubo atentado contra la reina y contra su compañera.

Al otro lado del edificio de gobernación, Ahradiel baja el arco tras haber realizado el primer disparo que dejó fuera de combate a Yzlin. Junto a él, Crom Daral maldecía en silencio el error observando a Socar ocupando el puesto de Yzlin. Ambos sabían que, desde ese ángulo y con la armadura en su nueva posición, les resultaría imposible volver a atacar. Lyssdar les cubría las espaldas. Los tres corrieron al cobijo de un edificio cercano desapareciendo de vuestra vista.

No hubo más contratiempos. La reina cruzó el portachón del hogar del ingeniero armero y, al momento, su séquito sintió el cosquilleo y la tranquilidad del encantamiento. Pese a ello, cruzaron el taller y bajaron a la reina al sótano. Lanced cogió varias armas en su camino, al igual que el ex-ángel. 

Ishrad fue el último en entrar, con Yzlin en su hombro quien poco a poco iba recobrando la conciencia.

El grupo puede permitirse unos segundos para tomar aliento y elegir su próximo movimiento.

-Atentar contra esta ciudad, contra mi hija, de esta manera...- El padre de la reina meditaba pensativo mientras el color volvía a su rostro. No la brillantez propia de un ángel sino la tez mortal de un humano moreno y bien parecido. Sus ojos se dirigieron a Yzlin y, acto seguido, a la muñeca de su hija. -¿Qué es esto?- preguntó mostrando la marca que había aparecido sobre la piel de su hija, la marca que Yzlin había impreso en ella.

Lanzed se incorporó y frunció el entrecejo. Su mirada se dirigió a Lythrai y, automáticamente, Azacel hizo lo mismo.

-Nadie- el escrutinio de la sala segundos antes de abrir la puerta no dio ningún resultado. Inspiraste para evocar otras posibilidades y encontraste un aroma que habías olido antes -¿dónde?- sabías que no había sido en Arkhania, había sido aquí, en Azur. -¿Dónde? ¿Algún cadáver?- 

El olor no provenía de ningún cadáver cercano, pero sus pertenencias (al menos aquellas que parecían más "limpias" o menos dañadas por la batalla) engrosaron tu equipo.

Has captado el olor en las llaves. Alguien oculto te ha ayudado, alguien a quien has olido antes en esta misión. Mientras las usas tu mente repasa aquellos con los que te has cruzado hasta llegar a un nombre, una esencia. La primera vez que la oliste fue en las alcantarillas y, la segunda, en las celdas. Dugaris. Noble sádica del culto Scahrrossar, la segunda al mando detrás de el Sumo Inquisidor. -¿Por qué te había ayudado?- Antes de girar la llave y con la idea de su aroma clara en tu mente, te giraste hacia el pasillo e inspiraste profundamente -Se ha marchado-.

Al abrir la puerta oliste el miedo, el entusiasmo y la esperanza. Todo ello perfumado por el aroma de la nobleza, sus mezclas de perfumes y el intenso olor corporal de los guardias son como una bofetada. Pero, al igual que pasó en las alcantarillas y con las sangre que baña los pasillos, en dos minutos tu olfato se habrá saturado de estos olores y podrás percibir otros nuevos.

Las alabanzas y muestras de gratitud se acumulan en tus oídos y pronto son sustituidas por preguntas sobre la reina y su hija, preguntas que esconden más ambición que preocupación real. No te dejan responder, hablan todos a la vez. Algunos quieren quedarse, otros desean salir y volver a sus hogares, con sus gentes o, mejor dicho, con sus criados y su rutina pomposa.

-¡La reina!- comentó un noble junto a una de las ventanas. En dos zancadas cruzaste el gran salón y observaste cómo tus compañeros transportaban a la reina en la camilla improvisada. Cruzaban el puente. Una flecha impactó contra la cabeza de Yzlin que cayó, Socar pasó por encima y, desde tu perspectiva creíste que la habría pisado... no fue así. El cuerpo de Socar se hubo abalanzado para cubrir el hueco que la caída de Yzlin había provocado en la formación, desviando así el segundo proyectil que iba a por la reina. Ishrad recogió a Yzlin, seguido de Lythrai. Al tiempo dirigiste tu mirada hacia los atacantes, admirando el primer disparo pues, con la lejanía y en movimiento, fue perfecto y sin piedad contra tu compañera.

En la plaza junto al edificio de gobernación se encontraban los atacantes. El primer disparo lo realizó Ahradiel. -¡El elfo!- fue quien disparó a Yzlin a la cabeza. El segundo disparo fue obra de Crom Daral que se encontraba con ellos mientras el drow les cubría las espaldas.

Inmediatamente después, se escabulleron entre los edificios y tu grupo entró en un caserón cercano. -Esa es la casa del mayor Estensban, ingeniero armero, tiene un conjuro de santuario permanente en su taller- comenta el noble junto a la ventana. La totalidad de los que allí se encontraban observaban descuidando la puerta. De pronto, el olor a fuego inunda la sala y no tardas en escuchar los gritos de terror. Una de esas criaturas de ígneas está en la puerta, respirando agitadamente. Sus ojos se detienen en cada noble que ¿analiza? buscando algo o quizá a alguien. Sus manos terminadas en garras arden. Los nobles se apartan de las ventanas y se aprietan contra la pared opuesta de la puerta, enmudecidos y aguardando el desenlace.

Sonidos de tambores desde el exterior anuncian la retirada. Los seres de fuego retroceden, ésta criatura incluida. Uno de los guardias Azur ha subido a lo más alto y retirado el estandarte de los invasores. La resignación se extiende por el ejército atacante, pero se retiran y, al hacerlo, al otro lado del pasillo, está Crinwell que trae el cuerpo sin vida de la joven princesa mientras las lágrimas recorren sus mejillas.

Quedo pensativo ante la información cuando el sonido de tambores llama mi atención. Me asomo desde el umbral de la puerta. -Han quitado el estandarte invasor de lo más alto del castillo. El ejército de Arkhania se retira. Hemos tenido éxito en la misión pero la reina sigue con vida- comento evaluando el nuevo giro de los acontecimientos. Regreso con mis hombres -La reina conspira contra Arkhania pero nuestro monarca, en su ceguera burocrática, da más valor al tratado de paz entre Azur y nuestro hogar que a las conspiraciones. La empresa de liberar Azur de los Scahrrossar fue concebida en la corte y una pequeña facción de los Caballeros Rojos nos preparamos para otra misión encubierta. Liberar la ciudad pero coaccionar a su reina y, si no cambiaba su actitud hostil hacia Arkhania, matarla.- Hago un gesto hacia afuera -Nada salió como esperábamos- tras ello miro al gnoll.

-Tienes información importante y, más que eso, aprecias tu vida. ¿Verdad?- La Hiena asiente. -Hay algo que no entiendo.- Miro hacia Ahradiel y Lyssdar -Tened en cuenta los hechos, los Scahrrossar han usado una ciudad que conspira contra Arkhania para atacar a Arkhania. Irónico.- Me encojo de hombros.

-Necesitamos más información. Mis órdenes son regresar a Arkhania, informar y solicitar ser informados- concluyo tajantemente, luego señalo a La Hiena -Tú vienes con nosotros y decides cómo. En calidad de informador o de preso-

Niego con la cabeza -Seré preso igualmente- concluyo abatido -Iré, pero sólo hablaré con ellos- señalo a Ahradiel y a Lyssdar -No soy su prisionero, ellos han contratado mis servicios como mercenario y, hasta que cumpla, les acompañaré.- Debo luchar porque la voz me salga del cuerpo. Ir a Arkhania... es muy probable que jamás salga de allí pero, dadas las opciones que tengo aquí...

¡Hijos de la gran puta! ¡Ahradiel y Lyssdar! ¡Traidores! Ya sabía ella que no se podía fiar nadie nunca de un elfo oscuro, pero, ¿y el otro? Ahradiel hasta les había sugerido formas de evitar que los descubrieran. Entonces... ¿por qué? Algo se le estaba escapando, y cuando vio que Yzlin estaba intacta, y que la flecha que Ishrad mostró era roma... ¿Quizás solo intentaban engañar a Daral?

Decidió creer esto último. Cuando llegaron al taller, el ángel cada vez parecía más humano y menos celestial. Encontró la marca en la muñeca e inquirió qué diablos era eso. Lanzed posiblemente reconoció la marca, y miró a la Fonn'Aster con el ceño fruncido. Esta vez, aunque fuera el mismísimo Lanzed quien la miraba de manera inquisitiva y desconfiada, Lythrai no se amedentró. "Eso, compañeros, es la ruta de escape de la Reina. Un billete a la prisión de Arokham." dijo sin más, y después procedió a explicar. "Arkhania no ha venido aquí a rescatar a la Reina, sino a matarla en algún 'accidente'. Por eso se ha traído un jodido ejército de locos, catapultas que disparan golems de llamas y por eso ahora mismo el propio Crom Daral nos ha disparado. Tú también lo has visto, ¿no?" inquirió mirando a Ishrad.

"A algunos de los presos, entre los que no me incluyo, Crom Daral les prometió una recompensa en secreto si mataban a la Reina. Cuantos más verdugos, más fácil es escurrir el bulto. Bien, pues nosotros vamos a cumplir esa misión engañando a esos cerdos. Hay que hacer creer que la Reina ha muerto. Mientras que la auténtica estará a salvo en Arokham. Cuando un preso muere, llega a Arokham marcado. Con una marca igualita que esa."

"Crom Daral no descansará hasta que la reina haya sido ejecutada. Así que nosotros le haremos creer que ha ganado. Oh, y nos llevaremos esa recompensa. Ahora bien..." había algo que le había estado rondando la cabeza desde que el Scahrossar casi mata a la reina. "...Confesaré que no estoy del todo segura de si la marca que Yzlin le ha colocado es solo estética o incluye la pertenencia al plano de Arokham. De ser esto último, podríamos matarla aquí y ahora y estaría a salvo en Arokham. Peeeero... A lo mejor solo sirve para hacer creer que es una presa. En cuyo caso... ¿quizás sería más seguro disfrazarla de presa y traerla con nosotros?"

-Comandante, no se ofenda, pero puede ser honesto conmigo, conozco a Yurik desde hace mucho tiempo y conzco el tipo de maquinaciones que constantemente fragua, por lo que deduzco, creo que quiere apoderarse de este reino eliminando a la reina y casándose lo más pronto posible, y como sabrá, tanto el como yo somos más que simples compañeros de armas, así que, puede dejar a un lado las mascaradas, en que quieren que les ayude? y más importante, que puedo obtener yo de esto?- necesitaba ganar la confianza de Crom, y la mejor forma que se me había ocurrido era cooperar voluntariamente... por el momento, nadie dudaría de mi sabiendo que en el pasado había cooperado mucho con Yurik, y si lo había hecho antes, no había razón para no hacerlo de nuevo, muchas cosas podían salir mal, cierto, pero era un riesgo calculado que debía tomarse

-Uuh- Cierro los ojos fuertemente itentando apartar el tamborileo de mi sién para poder pensar. Alguien me suelta -¡Ishrad! ¿Ishrad?- mis ojos se cruzan con los suyos y, por unos segundos, le sostengo la mirada. -Ga, gracias- afirmo con sinceridad.

-Te ha salvado-

-La situación es tensa-

-Pero no podemos pegarnos aquí-

Intento incorporarme pero aún la cabeza me da vueltas. Allí, apoyada contra el mueble más cercano.

"...Confesaré que no estoy del todo segura de si la marca que Yzlin le ha colocado es solo estética o incluye la pertenencia al plano de Arokham. De ser esto último, podríamos matarla aquí y ahora y estaría a salvo en Arokham. Peeeero... A lo mejor solo sirve para hacer creer que es una presa. En cuyo caso... ¿quizás sería más seguro disfrazarla de presa y traerla con nosotros?" Lythrai termina la frase y mi boca queda entreabierta.

-Se lo ha contado-

-Todo-

-No, todo no-

-¿No?-

-Sólo que vamos a evitar matar a la reina matándola primero-

-Con la marca-

-Sí, con la marca-

Desconozco la reacción que sus seguidores y en especial su padre no-ángel tendrán después de escuchar esta historia. Pero una parte de mí agradece que estemos bajo la protección de un conjuro de santuario.

-Antes de que digáis nada. Arkham es otro plano, otra dimensión, a la que nos han hecho nativos. Matarnos aquí sólo nos devolverá allí y nos usan en contra de nuestra voluntad para cumplir sus propósitos. Esta es nuestra forma de ir en contra de nuesros captores. Esa marca la convierte en nativa. Matarla aquí la enviará allí.- Alzo las manos en gesto de "paz" -Es un seguro. Podéis tomarlo o decidir quitar esa marca de su muñeca. Puedo hacerlo pero seréis responsables si finalmente muere aquí.- Hago una pausa -Pensadlo. Ella no muere pero todos creen que sí. Podréis ver qué clase de aliada es Arkhania.-

-Ahora casi lo saben todo-

-Evitar que muera matándola primero con una marca que la hace presa en Arkham-

-Dicho así...-

-Me encanta. Sublime.-

-Es una locura- aprieto los dientes, aprieto los puños, se me eriza el bello de la espalda -¡Pretendéis mandarla a la cárcel de esa ciudad!- el plan que contemplan es una locura -La sugerencia ofende. ¡Nuestra reina es conocida allí! ¿Tenéis el control de la prisión?¿Podéis garantizar su seguridad?- Niego con la cabeza -No lo creo- miro a Lythrai con dolor en el pecho, me siento defraudado.

Con semblante serio, miro a la proveedora de tal magia. Aquella que responde al nombre de Yzlin. -Quítale la marca- comento con un tono que no admite discusión.

-No tiene sentido- hablo entre gruñidos -¡Tiene la marca! Para cumplir vuestro plan sólo teníais que dejar que muriera en el puente. ¡Y la habéis protegido!- Miro a la armadura, vuelvo a mirar a Lythrai. -Borrad eso y marcharos de la ciudad.- Doy un paso al frente -Ahora-.

El ruido en el exterior cambia. Las gentes, recluidas en sus casas, vuelven a salir a las calles. El ejército se retira pues los guardias liberados han quitado el estandarte en lo más alto del castillo. Los elementales parecen evaporarse para regresar al lugar del que han sido invocados. Los tambores suenan diferente, se marchan. Los Scahrrossar han sido masacrados y los pocos supervivientes (si es que los hay) han huido.

-¿Está la reina a salvo?-

Hazir estuvo a punto de no abrir la puerta al identificar por fin las llaves. Ya casi las había metido en la cerradura cuando en su mente apareció, claro e inequívoco, la persona a la que pertenecía el olor del metal. Dugaris, una de aquellas cultistas locas, era la que le había dado las llaves. ¿Por qué?

Aquello no tenía sentido, y durante un momento su mente barajó toda clase de trampas. Sin duda un culto sádico y retorcido como aquel era capaz de hacer una trampa que se disparase al abrir la cerradura, tal vez un gas que matase a todos los de la sala. Así, Hazir quedaría como el asesino de todos aquellos nobles,y no quería ni imaginarse lo que le costaría explicar aquello cuando Crimwell volviera con la princesa muerta.

Sin embargo, finalmente decidió abrir. El plan parecía demasiado enrevesado como para ser real, y habría requerido más tiempo y calma de lo que los cultistas habían tenido luchando por la vida en aquellos pasillos contra un ejército evidentemente superior.

Los nobles superaron sus expectativas, para mal. Había pensado que estarían nerviosos, asustados y ambiciosos de poder, pero no tanto. Cuando le preguntaron por la reina, en sus voces ni se molestaban en fingir preocupación, solo ambición. Ni siquiera le dejaban hablar, con el galimatías de todas sus voces llenando la sala. Hazir mantuvo la sonrisa amable y respondió con comedidas reverencias a todas las muestras de agradecimiento, pero en su interior estaba deseando sacar el alfanjón y rajar sus cuerpos fofos y gordos de nobles inútiles. Sin embargo, no dejó que aquellas emociones se mostrasen en su rostro ni en su voz.

Ya iba a intentar imponer un poco de calma en aquel gallinero, cuando un grito de uno de los nobles le hizo correr hacia la ventana. Sus compañeros escapaban por ahí, a toda prisa con la reina. Llegó en un par de zancadas a la ventana, antes de que los nobles se arremolinaran, y vio a sus compañeros que iban a conseguirlo... hasta que las flechas volaron. El corazón se le paró un segundo al ver la flecha que impactaba en la cabeza de Yzlin, la antigua medusa, extraordinaria y hermosa como pocas, que le había salvado en las alcantarillas. No podían permitirse perderla. Miró con rabia hacia el atacante, y ver al elfo no le sorprendió tanto como podría haber esperado. Al fin y al cabo, no le conocían, no eran sus amigos, y desconocían sus motivaciones verdaderas. Sabía que los disparos a la cabeza con un arco normal no solían ser mortales, pues el cráneo es demasiado duro, pero el arco del elfo sin duda no era normal, y podía hacer cosas que con un arco corriente no se podrían ni soñar. Hazir notó el sudor corriendo por su cuerpo, y su corazón latió desbocado. Socar pudo coger a la mujer (inconsciente, esperaba Hazir) y todos escaparon hacia un edificio cercano.

Por primera vez, uno de los comentarios de los nobles sirvió para algo, y saber que aquél edificio contaba con protecciones mágicas tranquilizó un poco a Hazir. Sin embargo, la preocupación por la antigua medusa seguía ahí. Le distrajo la entrada del ser de fuego, súbito en la puerta, ardiendo como el infierno. Sus garras eran más grandes que la cabeza de Hazir y no quería probar lo que podían hacer.

En dos zancadas se puso entre los nobles y el monstruo, sacando el arma en un solo movimiento. No hizo ningún amago de atacar, sin embargo, no fuera a provocar a la bestia con algún movimiento hostil involuntario. Por fortuna, en ese momento los tambores resonaron y el monstruo se retiró. Hazir estaba demasiado preocupado por lo que había visto por la ventana como para pensar mucho en lo que aquella criatura parecía estar buscando. Al comprobar que la criatura se retiraba, envainó el arma y volvió a la ventana. La abrió bruscamente, y vio a Crimwell volviendo, con la princesa efectivamente muerta. Aquello confirmó a Hazir que la visión había sido real, lo que resultaba preocupante: una parte de él quería creer que solo había sido una alucinación provocada por un golpe de calor o algo similar.

Fingió una expresión de sorpresa y de consternación al ver a la princesa, y habló a todos los nobles de la sala con voz firme que se impuso a la algarabía.

-Mis señores. Somos testigos de una tragedia, y en mis manos está impedir otra. La princesa ha muerto, pero aún es posible que salvemos a la reina. Si alguien tiene algún objeto mágico o poción capaz de cerrar heridas, les ruego que me lo preste, le hará un gran servicio a su ciudad. Crimwell -dijo mirándole- lamento tu pérdida. Cuida de estos señores mientras no estoy.

Dicho eso, recogió (si se lo daban) los objetos de curación y sacó uno de los arpones y la cuerda.

Clavó el arpón firmemente entre el marco y la pared, asegurándose de que quedaba firmemente encajado en la ventana, y lanzó la cuerda, atada al arpón, hacia abajo. Por suerte, llegaba hasta el suelo, y Hazir descendió rápidamente por ella, hasta tocar el suelo del patio. En cuanto sus pies encontraron el apoyo firme, echó a correr a toda velocidad hacia donde sus compañeros se habían refugiado. Tal vez pudiera hacer algo por ellos, y si no, por lo menos estarían juntos ante lo que pudiera venir.

¿La marca funcionaba, entonces? ¡Perfecto! No obstante, los guardianes de la Reina se opusieron rotundamente a la idea, y ordenaron que de inmediato se la borraran. Lythrai se llevó la mano a la frente y negó con la cabeza en un suspiro de resignación. "Sigh... No hagáis esto más difícil de lo que ya es." Se quitó el casco y lo dejó sobre alguna de las mesas del taller, para poder mirarles cara a cara con comodidad. Entendía las reacciones: meter a un noble en una puta y apestosa carcel era deshonroso y de todo menos seguro. Pero ¿qué otra cosa iban a hacer? Para colmo, conocía la mirada de reprobación y decepción con la que Lanced Fonn'Aster la miró. Una que Lythrai conocía bien, y que odiaba con toda su alma. Ver a Lanzed Fonn'Aster, el mejor amigo de su tío, prácticamente otro pariente para ella, echarle la misma mirada que le echaron a ella las mismas personas que asesinaron al tío de Lythrai, provocaba en la Fonn'Aster el dolor de mil agujas en su corazón.

Con evidente irritación en el rostro les empezó a contestar. "Si hubieramos dejado que muriera en el puente su cuerpo se habría teleportado a Arokham y allí habría revivido. ¿Y os pensáis que si Crom Daral no ha visto el proceso cientos de veces? Si la Reina acabara teleportada delante de sus narices, ¿creeis que Daral no habría sumado dos y dos? ¡Por favor! ¡Que estemos intentando jugársela no significa que sea un idiota con sesos de ogro!" exclamó, golpeando una de las mesas del taller con el puño cerrado. "¡Sí, pretendemos mandarla a la apestosa misión de la misma ciudad que ha intentado matarla!" reconoció de inmediato. "¡No! ¡No podemos garantizar su seguridad! ¡Y sí, pues claro que es una locura! ¡Lo siento si os ofende!" exclamó. "Pero sigue siendo un maldito mejor plan que dejarla sin más, a su suerte en Azur. ¿O de verdad sois tan ingenuos como para pensar que Arkhania no va a seguir con su agenda palaciega? ¡Por el amor de Shar, Azur está en el punto de mira, os guste o no!"

Volvió a suspirar irritada, rechinando los dientes. Se tomó un momento para calmarse, apoyando ambos brazos sobre la mesa del taller. "Se habían traído un jodido ejército. Y os aseguro que no mentían cuando nos dijeron que si no retirabamos el estandarte Scahrossar arrasarían la ciudad hasta los cimientos." recordó lo poco que Socar le contó sobre su antiguo hogar, Ulthaborg, y cómo Arkhania acabó con todos y cada uno de sus hermanos. "Arkhania no se anda con rodeos. Cuando quiere algo, lo toma. Sin miramientos." Miró al ahora Fonn'Aster, pero siempre caballero de Ulthaborg Socar por unos instantes.

Luego continuó. "Dad gracias a que el plan del Sumo Inquisidor Scahrossar nunca fue realmente matar a la Reina, porque la incompetente protección de los Fonn'Aster ha sido..." volvió a suspirar. "...palpablemente notable." miró directamente a Lanced con la misma mirada de reproche que le había echado antes. "Lo que el Sumo Inquisidor quería era atraer a los arkhanenses a una trampa y vaya si lo consiguió. Quería un pase para entrar en Arkhania, y lo consiguió. También quería jodernos a todos, y lo consiguió. Ha volado una de las sedes de gente importante en la prisión de Arokham. La sede de un amigo mío. Y se ha cargado en el proceso a un Fonn'Aster hermano. Uno nuevo, tú no llegaste a conocerlo, Lanced. Se llamaba Esderian, Esderian Fonn'Aster, y dio su vida en el cumplimiento del deber, dejando a una viuda y una niña sin padre. Así que, tío Lanced, permíteme que me tome todo esto como un asunto familiar, personal y de negocios. Y lo siento si te fastidia que una novata autoproclamada General Maestre Fonn'Aster venga a juzgar tu trabajo... y a decirte lo que tienes que hacer. Pero es lo que hay. ¡Y lo que hay es mejor que no hacer nada, esperando a ver si a Arkhania le da por aguardar a que una semicelestial muera de vieja! ¡O a que llegen los asesinos!"

Finalmente miró a Azacel. "Y tú... lo que quieres es proteger a tu hija, así que atenderás a razones y nos ayudarás, o si no..." su discurso se detuvo cuando empezó a oir a la gente abandonando sus casas. La ciudad estaba a salvo. "¡Mierda! ¡Se nos acaba el tiempo!" recuperó su casco de inmediato. "Joder, hay que cambiar sus reales ropas por algo más discreto. ¡Y cortarle el pelo y y... yo qué sé!"

Fijó la vista en Ishrad, Yzlin y Grook. "Tengo una idea un tanto... uh... poco convencional. Lanced tiene razón con que hemos estado protegiendo a la reina, y ahora de repente... ¿muere? Se me ocurre que vosotros tres nos matéis... a Socar y a mi. Así vosotros cobraréis la recompensa de Daral, asegurandole que el trabajo está hecho. Que el Matarreyes ha hecho lo que mejor se le da. Y nosotros reapareceren Arokham, pudiendo escoltar a la reina. Sólo nos quedaría la tapadera, el asunto de cubrir el asunto del cuerpo desaparecido... con otro cadáver parecido quizás... e imposibilitar que se pueda contactar con la difunta, como decía Ahradiel..." giró la cabeza hacia Lanz y el padre de la Reina. "¿Podéis ayudarnos con eso?"

Todo cada vez me parecía más irreal. Realmente todo era como lo estaba contando Lythrai, o era una treta para su facción? no estaba seguro de nada, lo único por ahora real, era que la flecha que había golpeadoa Yzlin, aunque bien dirigida, no estaba lanzada para matar.

Los guardias y padre de la reina estaban totalmente en contra de que se la enviara allí, y no tenían menos razón ya que no tenía sentido nada de eso. ¿Crom quería su cabeza? Yo no había oído nada, con lo cual para mí no tenía ninguna validez.

Mis ojos se clavan en la proclamada lider de los Fonn'Aster, y de la misma manera que había salvado a su amiga de dejarla ahí en medio, ahora estaba dispuesto a hacer todo lo contrario.

Ya puedes ir contando la maldita verdad de Crom, yo no he tenido nada de esa información ni he oído nada al respeto, con lo cual hasta ahora, todo este plan de llevarla a Arkhania no me vale, por ahora se quedará aquí bajo nuestra protección.

    El ataque contra Yzlin parecía no haber sido más que una treta, quizás los elfos trataban de convencer a Crom de que eran leales a su causa. Aquella parecía la opción más plausible, pero en cualquier caso no era el tema más importante a tratar ahora. Nuevamente tocaba poner las cartas sobre la mesa y nuevamente se iba a iniciar una discusión por ello para la que no teníamos tiempo. Sabía que la Comandante Lythrai había mentado el antiguo hogar de Socar para reforzar su exposición, pero no era momento para ponerse sentimentales. En su lugar di un paso al frente y traté de recortar aquellas divagaciones que solo iban a traer problemas si no se cortaban rápido.

    -Disculpad, pero creo que es momento de dejar a un lado la emotividad y pensar de un modo frío y racional nuestros siguientes pasos dejando de lado nuestro sentimientos. Todos hemos sufrido en mayor o menor medida a manos de Arkhania pero lo importante es otro tema.- Comencé a decir mientras tomaba una posición más central, seguramente  muchos no querrían oírme pero se acababan las opciones, me volví hacia Ishard para contarle la parte que ignoraba.

    -Crom nos dividió en tres grupos antes de entrar en batalla para llevar a cabo tres misiones distintas, al nuestro se le encomendó la parte de salvar a los nobles, mientras que a otro se le encomendó la tarea de rescatar a la reina. O al menos eso se nos quiso hacer creer, pues no tardamos en averiguar que las verdaderas intenciones de Crom era que la reina jamás sobreviviera al asedio, Ysbila podrá darte más detalles luego, pues ella recibió la orden directa de Crom. Sin quererme alejar mucho más del punto que nos atañe ahora, sabemos que Crom ha tomado esta decisión a espaldas de otros nobles, pero desconocemos quienes lo apoyan y quienes no.- No me alargué más con esa explicación, no era relevante.

    -Ahora bien, cuando descubrimos el complot, nuestro grupo decidió crear una contramedida para engañar a los conspiradores de tal manera que creyeran tener éxito y a la vez mantener a la reina a salvo, no os negare que el curso que tomamos pudo ser precipitado, pero aún puede llevarse a cabo y no considero que sea una locura, pero habrá que aplicarse para llevarlo a cabo. En primer lugar, desde el punto de vista de Crom, la mayor parte de los que estamos aquí no deberíamos de saber nada acerca de sus deseos de realizar este magnicidio, así que es lógico que nos hayamos esforzado en mantener a salvo a una reina malherida a la que tratábamos de proteger escoltados por los nobles que teníamos que rescatar. El que Ysbila haya caído también elimina al último miembro del grupo destinado a dicho asesinato, por lo que aún podemos crear un escenario en el que sea creíble que la reina ha muerto por las heridas sufridas en la contienda ocurrida en sus aposentos reales, dejaré para más adelante el desarrollo de esta parte.- Debía ser claro y conciso, de lo contrario solo crearía nuevas discrepancias. -Se que la prisión no parece la mejor solución pero ciertamente tiene sus ventajas, en primer lugar porque sería el último sitio en el que deberían buscarla, ya que estaría oculta a plena vista. En segundo lugar, aunque no poseamos el control de Arokham, tenemos aliados, un "respetado", para ser exactos, los respetados son presos con una posición ventajosa en la jerarquía de la prisión, él nos podrá dar un refugio seguro y, además, Roriarkas, así es como se llama, tiene dominio sobre una magia que le permite alterar la naturaleza de los portales que usan nuestros carceleros y es afín a vuestra causa, de tal modo que podríamos traer a la Reina de regreso en caso de necesidad.- El punto había sido expuesto, esperaba su respuesta, pero antes debía de decir algo más que me costaría admitir. 

    -Comprendo vuestra consternación, pero el tiempo apremia y nos quedamos cortos de opciones, si creéis que es más seguro dejar aquí a la Reina, no creo que haya problema en deshacer lo hecho, pero os pido que antes consideréis que esa opción no esta exenta de riesgos, si se hace público que la Reina vive o esa información llega a oídos de los conspiradores , su sentencia de muerte estará igualmente firmada. A parte que hay algo más, si logramos dar con aquellos dentro de Arkhania realmente interesados en mantener el acuerdo previo a esta guerra, podrían abrirnos otra vía de escape desde la prisión. Nosotros no somos más que extranjeros en esta tierra y vuestra es la responsabilidad de tomar la decisión que consideréis que mejor mantendrá a salvo vuestro reino de Azur, solo os ruego que tengáis en consideración todo antes de dar el siguiente paso sin dejaros arrastrar más por las emociones que por el deber pues conozco bien vuestra posición del pasado al haber pasado por ella como caballero de Ulthaborg que fui.- Mantuve la mirada directa hacia el noble y el padre, esperaba que tomasen la decisión correcta, pero cierto era que no teníamos ningún derecho por encima del suyo a escoger el destino de Azur.

-Honestidad, verdad- me detengo y miro a Ahradiel a los ojos -Esos términos hay que ganárselos. Sólo confié en tres presos para que cumplieran esta empresa, es decir, para que infiltrados mataran a la reina. Uno de ellos era Yzlin. A la que tú disparaste.- Hice una pausa -Quizá mi orden no fue clara, debías disparar a la reina. Pero me abriste un hueco...- niego con la cabeza -Olvidemos este asunto por ahora. Te informaré en Arkhania.-

Sin más, cojo el colgante y desencadeno su poder para regresar. Segundos después, Lyssdar hace lo mismo.