Partida Rol por web

Ameri se sentía cansado, entre su mente y la realidad, esto lo había superado.
Aprovechando la distracción causada por dido, se aproximo a Nana, cuando ella quiso darse cuenta, ya estaba lo suficientemente cerca para actuar.

Extendió sus garras mentales sobre la mente de Nana, buscando algún dejo de simpatía donde Ameri pudiera entrar o usar. Algún sentimiento a una mascota o persona querida debería de servir.
Sintió algunas cosas y trato de moverse o expresarse como ellos, se sentó al lado de la joven, y en un susurro suave le dijo.
“- Ya estoy aqui, puedes contar conmigo”
Y el ushino le acercó la cabeza, esperando que la profetisa le acariciara la cabeza.

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Apolo miro la escena y se mantuvo fijo en Améri, después de un rato Apolo suspiro y dio un paso al frente.

Ella no puede ver el futuro, solo sabe lo que piensas, ella es como yo....Si lo que dices en verdad, ¿donde deberíamos comenzar a buscar y que podría ser lo que nos espera una vez que lleguemos?, y si en el caso de que completemos eso, ¿te iras junto con tu adeptos?, no aceptare un tal vez como respuesta.

Dijo Apolo firme, tenia el presentimiento de que ella sabia mas de lo que quería confesar y el hecho de permanecer en el palacio tanto tiempo y no haber podido encontrar aquellas "herramientas" solo lo hacian sospechar aun mas de toda la situación.

Veo los pasillos largos y amplios, las columnas imponente y gigantes. Siento que soy un ratón, corriendo de un gato. Ni cuando acelero el paso, veo avance significativo. Estaba muy lejos la salida y mis piernas temblaban.

La respiración me deja y caigo al suelo. Resbalada con mi propia vestido, levanto la cabeza dolida y aún estaba lejosnde los portones. No me molesto, en su lugar caigo en el miedo que no tarda en convertirse en desesperación. El lugar era un ser diabólico y despiadado.

¿Que podría hacer una anciana contra estos pilares de oro y plata? Nada, idiota que soy por caer en fantasías. Corro todo lo que puedo, ya no por un ideal en mente si no como una cobarde que huye del peligro.

No sé cuándo, la velocidad que ni debía ser rápida. Un trote quizás, hizo que mis ojos lloraran. Las figuras se distorsiona hasta quedar unas manchas coloridas que mi mente no puede interpretar.

Solo se que golpe mi cabeza contra algo. Sin más velocidad y moviendo la cabeza que de forma lenta veo que era el objeto. Un portón.

Agarre el portón alegre de encontrar la salida, ignorando el dolor. Pero otras forma de divisan en mi ojos.

Irogronds, varias con su criaturas diabólica. Grito pero no sale nada, solo el silencio de mi desesperación.

Solo el instinto de supervivencia me guío. Viendo como un obstáculo los irogronds, yo agarró la rejas y empujó todo mi cuerpo. El esfuerzo me cansa y escucho mis huesos crujir, pese a que por su antigüedad las rejas seguro estarían más débiles y oxidadas por el paso del tiempo que la roca. En un cuerpo tan viejo como el mío, es como si levantará una pirámide.

Aferrado al objeto, lo lanzo hacia la columna. Luego regreso para arrancar otro pedazo y lanzarlo. Repetienfo el proceso 4 veces, procurando que las mini lanzas se clavaran en una distancia prudente no tan cerca ni tan lejos de la demás.

La piedra se agrietaria aunque sea un poco por la rejas. Entre más se enviara más se expanderia las grietas. No sería algo muy extravagante pero el suficiente para ayudarme.

Golpeó la roca apuntado al centro por dónde no había clavado una lanza. La fuerza ejercida viajaría por las grietas, extendiendolas y derrumbando un pedazo para nada envidiable. La falta de este pedazo hará el resto por mi.

La fuerza que ejerce la rota, sosteniendo el techo ha Sido debilitadad. La presión hará colapsar las columnas y con ella el caos se liberará

Al escuchar las palabras del humano le vio como un depredador desde lo alto de la sala del trono.
Sin perder la sonrisa o el tono agradable de Ameri dijo con palabras suaves.
"- Lo supe desde que lo sentí, no es necesario de explicar."
Murmuró algo a Nana, y desde su lugar en el suelo a su lado,
le acercó la cabeza, para que ella le acariciara, se veía cómodo con ella.
“- Deberías medir tus palabras. Las paredes oyen”
"- Mi amiga es una profetiza, con eso basta”
Desviando su mirada a ella sonriéndole de forma confidentente.

Las columnas golpeadas* por Dido se agrietaron profundamente, pero solo una colapsó, su peso cayendo sobre uno de los soldados Irongrad que no tuvo tiempo de reacccionar. Una gran parte del techo colapsó junto con ella, llenando el suelo de piedras y obligando a Dido y al otro soldado salir del camino para no ser lastimados.

Aun faltaba la otra columna, por ahora, Dido había solo conseguido crear como mucho algo de cobertura si intentasen dispararla, para bloquear completamente la entrada, necesitaría derrumbar la otra columna.

Sin embargo, para colmo, ahora todos los Irongrads tenían sus miradas fijadas en ella.

La Profeta Nana pareció de repente cambiar de humor, su rostro volviéndose menos cargado y más calmado, su mirada volviéndose al Ushino que se acercaba lentamente de su trono.

Su mano se extendió, casi como si inconscientemente, para acariciar su cabeza.

De repente, se escuchó un estruendo afuera que hizo con que todos saltasen de susto. Las paredes de la construcción temblaron un poco y polvo cayó del techo.

- ¿Que...? - Nana se quedó con la mirada perdida un momento, entonces su rostro se contorció en furia, el sangre subiéndole al rostro. - ¡MALDITA SEA, IRONGRAD DE SANGRE INMUNDA! ¡ESTO FUE LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO! - Con la misma furia, Nana se volteó hacia Ameri, agarrándolo por el pulso y mirándolo fijamente a los ojos.

Posado en la  mano de la profetisa, este abre los ojos mirandole con tristesa y con algo parecido a cariño.
Cuando ve la reaccion de ella, el estaba indefenso, ante ella.

No reacciono, solo se quedo mirandola, mientras la joven le sostenia.
La calides y cariño se fue diluyendo de su rostro solo dejando un rostro falto de emocion.

Cerro sus ojos lentamente y se quedó al lado de Nana, sin decir nada.

Ameri siente como su mente es bombardeada por una presencia extraña, extranjera. Sentimientos que no son suyos, y pensamientos de otra persona sobreponen los suyos, al punto de que el Ushino se olvida quien es, donde está, y que está haciendo.

Ameri Tenesit ya no consigue controlar su propio cuerpo, su propia mente.

El humo que genera la caída de las columna, entra por mi nariz y boca. Toso como una demonia, sin emitir sonido alguno mientras me muevo entre las piedras. Todo empezaba dar a vuelta y sentía ganas de vomitar.

Volteo y contemplo mi obra. ¡AUN NO ESTA ACABADA! ¡AHHHHHHHHHHHHHH! Me agarra el cabello y me arranco algunos pelos. Estaba acorralada, demasiado irogrands como para que lo pudiera defender por mi misma. Podría intentar correr, ¿pero que utilidad tiene ? El ejercito me puede perseguir.

Antes que se me ocurriera un plan, vomito en seco en el piso. Los nervios superaron mi auto-control-OH DIDO, NO SEAS TIMIDA Y VE A LA ANOMALIA. NADA MALO PASARA, NO ES TAN PELIGROSA COMO PIENSA. EL TRABAJO ES SENCILLO, PEDAZO DE MIERDA CAZAREMCOMPENSAS, TE SALVAS QUE YO TE NECESITO SI NO TE BUSCARE COMO FANTASMA Y TE ATORMENTARE EL RESTO DE TU VIDA!

Me levante y señale hacia el horizonte. Ordene a una de las mariposas salir y hago que se muestre arriba para que sea visible para todas, a una distancia prudencial. Rio y golpeo una piedra al suelo con la pierna aunque me duele y me dan ganas de llorar por el dolor. Me señalo a mi misma y luego el horizonte. Muevo la mano derecha como señal de que se fueran, la mariposa se va del lugar. Rio con una sonrisa de un plan malévolo.

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Apolo miro al techo con preocupación, se mantuvo alerta por si algún trozo del mismo caía. Al pasar unos segundos y al asentarse el polvo Apolo volteo y vio como Ameri era sujetado por la Profetiza, no divago y miro directamente a Ashen.

Escuchame, este no es el mejor momento para estar presentes es mejor que salgamos antes de que quiera ejecutarnos.

Apolo comenzó a retroceder lentamente manteniendo la mirada fija en la profetiza y en Ameri tratando de no llamar mucho la atención, para cuando tuviera suficiente distancia comenzaría a correr y esperaba que Ashen siguiera su ejemplo.

Posado en la  mano de la profetisa, este abre los ojos mirándole con tristeza y con algo parecido a cariño.
Cuando ve la reacción de ella, él estaba indefenso, ante ella.

No reaccionó, solo se quedó mirándola, mientras la joven le sostenía.
La calidez y cariño se fue diluyendo de su rostro solo dejando un rostro falto de emoción.
Cerró sus ojos lentamente y se quedó al lado de Nana, sin decir nada.

Al escuchar las palabras del humano le vio como un depredador desde lo alto de la sala del trono.
Sin perder la sonrisa o el tono agradable que le caracterizaba dijo con palabras suaves.
"- Lo supe desde que lo sentí, no es necesario de explicar."

Murmuró algo a Nana, y desde su lugar en el suelo a su lado,
le acercó la cabeza, para que ella le acariciara, se veía cómodo con ella.
“- Deberías medir tus palabras. Las paredes oyen”

Tras decir eso otro estruendo se escucha a la distancia.
"- Nana es una profetiza, con eso basta”

Vio a apolo y Ashen, entonces todos en el cuarto comenzaron a escuchar varias pisadas de animales, sus uñas repiqueteaban en las losas del piso y se iban acercando cada vez más, Atlas y Nana sintieron como bestias comenzaron a comer lo podrido y echado a perder en sus mentes, eran incapaces de odiar al ushino delante de ellos, que cada vez se veía menos humano y fuera de control de sí mismo. Mientras que ashen solo sentía como bestias trataban arañar su barrera de ébano y obsidiana que protegía su mente de la bestia.

El joven Ameri había cambiado, viéndose dulce momentos atrás, ahora era mas que un recuerdo lejano, ahora era totalmente diferente, sus extremidades dislocadas y vuelto a unir a la fuerza, ojos  que no veían nada y todo a la vez, y unos dientes que podrían desgarrar carne y alma por igual.
Su piel se comenzó a desgarrar diluyéndose como la cenizas en el viento, dejando a la vista el verdadero aspecto de los ushinos.

Los Irongrads ignoraron lo que la vieja roja gesticulaba, no procesando que quería decir. Lo que procesaban era otra cosa: ¡aquella intrusa, Irongrad de Sangre, estaba intentando destruir el palacio donde la Profeta Nana, su soberana, estaba alojada!

Lo que vino fue una secuencia de insultos y gritos de guerra que llenó todo el patio del palacio en una cacofonía aterradora, y antes de que pudiera reaccionar, las bestias insectoides que montaban los Irongrads se movieron en su dirección, cambiando de curso antes de llegar a donde Dido estaba y empezando a rodearla en círculos, sus cuerpos de cienpiés rodeandola como en un Aro Mortal, el cual en poco se cerraría sobre ella y con las patas afiladas de las bestias, la cortaría en pedazos.

La Profeta se levantó, saliendo de su trono y caminando atrás del Ushino.

- Tráeme la cabeza de aquella anciana insolente... Y de cualquiera que pretenda desafiarme otra vez. - Dijo, en un tono enfurecido, mientras cerraba ambas manos en puño, con la mirada suavemente perdida.

El ruidoso grito grupal me lastima los oídos tanto como el grito de un bebe. Ni a taparme los oídos esto bajo la intensidad, los enanos habían sacado el aspecto mas infantil de su presencia. ¡Que gran tontearía! ¿¡buscando ir a su muerte, solo para que ? ¿Para que una niña pretenciosa le diga que su vida tienen valor ? ¿para recibir un beso de la damisela ? ¿para elevar su inexistente ego ? ¡Ninguna son razones suficiente para dar la vida! ¡Arggggggg, este mundo necesita mas madres que hagan madurar sus hijos!

Mas molesta que cuerda, salto hacia unas de la patas y clavo mis uñas en la corteza del cienpies. Corro hacia el conductor y busco lanzarlo al suelo.

El ushino mantuvo su mirada vacía y blanca como el Asimir, en sus antiguos compañeros y apretó los dientes, en una sonrisa extasiada y temblando del todo el odio que habia consumido. Daba la impresión que les atacaria salvajemente, pero una débil caricia de la pequeña profetiza le detuvo.

En ese cuarto ya no había odio o motivos para atacarse entre ellos.
Solo habia miedo, sentimiento que se hacia mas fuerte, mientras eso se acercaba a ellos.

Comenzó a caminar al lado de la niña mientras ella salía de la sala del trono.