Partida Rol por web

 New Jersey. 1934 

Permaneces sentado frente a tu escritorio. Repasas unos informes de la semana pasada, que hace poco una de las secretarias te paso a limpio con la maquina de escribir. Compruebas que todo es correcto y esta en orden. Colocas los folios dándoles unos golpecitos contra la mesa, los dejas allí y te estiras en tu sitio.

A tu alrededor la comisaría esta bastante calmada. Los últimos dias han sido bastante tranquilos. Robos, alguna pelea pero nada fuera de lo común. Hace bastante tiempo que no hay tiroteos ni peleas de bandas lo cual te hace pensar que esa noche ni siquiera tendrás que salir a la calle. Este último pensamiento te hace mirar por la ventana. El atardecer mueve las sombras por los edificios del otro lado de la calle. El otoño se termina y empieza ha hacer frío. Patrullar por la noche no es uno de tus mayores placeres, aunque estas acostumbrado.

Te encuentras mirando por la ventana cuando en ese momento un compañero te da en el hombro para llamar tu atención.

-Hudson, el comisario quiere verte en su despacho en 10 minutos. Me ha dicho que te avisara.

 New Jersey. 1934

Os encontaris en vuestro local, terminando de revisar y organizar los ultimos casos de ese mismo mes.  Aun es un lugar pequeño y tranquilo, con varios armarios donde archiváis todos los papeles y dos escritorios con maquinas de escribir y lapices tirados por ahí. No son muchos los casos que soléis tener salvo los típicos adulterios o alguna que otra sospecha sobre algún trabajador que roba dinero de su empresa. Por lo demás vuestro trabajo es bastante monótono y rutinario. Por suerte cerráis a las siete y queda poco para marcharos a casa. El otoño se acaba y las noches empiezan a ser frías por suerte vosotros no tenéis que salir a la calle a patrullar por la noche. 

Ambos estáis ensimismados con vuestros quehaceres cuando os sobresalta el sonido del teléfono. Samantha contesta al teléfono y una voz de mujer suena al otro lado del auricular.

- ¿La señorita Clarckson y el señor Blood?Buenas tardes, les llamo del departamento de policia de New Jersey. El comisario Smith me ha pedido que me ponga en contacto con ustedes, siento molestarles ha estas horas. El comisario me ha indicado que les diga si podrian venir al departamento en 30 minutos. Es un tema que el mismo querría hablar con ustedes y sabe que puede contar con su discreccion. Si son tan amables pregunten por el comisario en la rececion, él ya les está esperando. Buenas tardes-dice en un tono cortes y sin dejaros darla una respuesta cuelga el telefono.

Nueva York se extiende como un paisaje lejano al otro lado de la ventana por la cual observa Joseph, inclinado sobre el respaldo de su silla, tras su escritorio, ocioso mientras con sus dedos, ya de manera instintiva y sin tener que prestar demasiada atención, terminan de enrollar un cigarro. Sabe muy bien que la calma que se esta dando en los últimos días no es mas que una apariencia. Ahí fuera, tras aquella ventana, aun puede ver todo lo que azota a aquella ciudad... crimen organizado, corrupción, pobreza, violencia... puede ver aquellas cosas aun en la calma que aparenta en aquel lugar, aun cuando los informes digan lo contrario, puede ver todo aquello moviéndose entre las sombras de la gran ciudad que se extiende como paisaje, y no hay nada que le moleste mas que verse obligado a estar ahí sentado, cómodamente en la silla tras su escritorio, enrollando su cigarro y mirando todo aquello sin poder hacer absolutamente nada.

Su lengua recorre el ultimo doblez de papel antes de poder terminar de armar el cigarro. Juguetea con el entre sus dedos, mientras sus ojos se desvían hacia una pequeña foto que hay sobre su escritorio, una imagen vieja de su esposa y su hijo, un par de años atrás, enmarcada con cuidado en un portaretrato que descansa en una de las esquinas de aquel viejo escritorio de madera. Joseph dibuja una ligera sonrisa en su rostro al ver la imagen, una sonrisa involuntaria que se ve interrumpida cuando uno de sus compañeros le llama la atención.

- Por fin algo de trabajo – piensa, fastidiado, aunque no dice nada. Deja el cigarro en el escritorio y si perder tiempo, aunque echando una ultima mirada a la fotografía familiar, se pone de pie y se calza el saco con cuidado, revisando el cuello y poniéndose en marcha hacia el despacho del comisario.

Terminaba de archivar algunos papeles cuando la campanilla del teléfono sonó.

Alzó la vista para comprobar la hora en el discreto reloj a péndulo que había sobre una de las estanterías y levantó el auricular.

-Clarkson & Blood... -dijo apenas tuvo el auricular junto a la oreja.

La voz del otro lado de la línea comenzó a hablar sin más y Sam cogió uno de los lápices que había repartidos por doquier, para tomar nota. No tuvo tiempo de decir nada, salvo asentir con la cabeza o pronunciar un casi inaudible "Ajá". La llamada finalizó y Sam alzó ambas cejas, mirando a Peter con una mezcla de sorpresa, seriedad y divertimento.

-Era de la policía -dijo a Peter cerrando el cajón del escritorio que estaba abierto y poniéndose de pie-. Quieren que estemos allí antes de treinta minutos.

Caminó hacia el perchero donde descansaban los abrigos y sombreros de ambos.

-Toma -le pasó el abrigo a Peter-. El comisario Smith quiere hablar con nosotros, de algo bastante importante ha de ser, porque la secretaria ha sido muy enfática en decir que Smith desea hablarlo personalmente con nosotros y que sabe puede contar con nuestra discresión. ¿Se te ocurre de qué podrá ser?

Peter, estaba escribiendo un aburrido informe sobre el caso de un futuro y claro divorcio en el que el hombre no solo le ponía los cuernos con prostitutas, sino que regía directamente el local, cuando sonó el teléfono...

Su socia y admirada Samantha, cogió el teléfono mientras el la miraba...

Ella se levantó mientras le decía que les llamaba el comisario Smith... Un antiguo compañero del cuerpo...

Que querrá?...

La verdad es que no se me ocurre para que nos puede llamar, no he visto ningún caso especial en el periodico en el que podamos colaborar...

Dijo esto mientras cogía el sobrero que le tendía...

Tras esto ayuda a ponerse el abrigo a su socia y le abre la puerta para que pase...

En fin, adiós al partido de baseball...

Tras esto salen y se montan en un taxi para que les lleven a la comisaría...

 Te dirijes al despacho del comisario. Está al fondo del pasillo, tras una puerta donde pone Comisario Smith. Llamas a la puerta y una voz te hace pasar. La habitación tiene ventanas que dan a la calle trasera, la decoracion la pueblan trofeos de tiro, diplomas y otras condecoraciones a su trabajo o al trabajo del departamento asi como un halcon disecado, que por lo que recuerdas lleva en el despacho desde que empezaste a trabajar.  El comisario te insta a que te sientes con un gesto.

Joseph, recuerda el caso del bebe Lidnberg hace dos años?-le pregunta de manera inquisitiva. Pero antes de que puedas contestarle alguien mas llama a la puerta. -Adelante.

En ese momento una mujer y un hombre entraron en la sala.

 Apagais las luces y cerrais la puerta con llave.  Los dos coches estan en la acera. Cuando mirais calle abajo hacia el horizonte, rozando los edificios del final de la calle podeis ver el sol anaranjado escondiendose. Decidís ir en el coche de Samantha, que al ser un poco mas caro daba una apariencia de seriedad. El motor se pone en marcha y pasais por varias calles en dirección a la comisaría. Apenas hay gente por las calles y y los abrigos y sombreros cubren los cuerpos de los transeuntes.

No tardais mucho en llegar. Al entrar veis una pequeña entrada con la recepcion, donde hay una mujer pintandose las uñas. Os acercais y al preguntarle os dice con la misma voz nasal que escuchasteis por telefono donde esta el despacho del comisario Smith.

Sin demora subis las escaleras y cruzais una sala llena de gente escribiendo a maquina o llamando por telefono hsta llegar a una puerta donde pone el nombre del comisario con letras grandes. Al llamar una voz grave os indica que entreis.

El despacho es una habitacion pequeña, con grandes ventanas detras del escritorio y cuya decoracion consta de trofeos, diplomas y otras condecoraciones al trabajo del comisario o el departamento de policia. El comisario, un hombre grande, calvo y con bigote obtuso esta hablando con otro hombre, un poco mas joven, de mirada atrevida y facciones marcadas.

 El comisario se dirige a los dos recien llegados con una sonrrisa. 

Aaah bienvenidos!-se levanta para presentaros al otro hombre el cual os da la mano-Este es Joseph Hudson, uno de mis mejores detectives. Detective, estos son Samantha Clarckson y Peter Blood. Tienen una agencia privada y han colaborado con nosotros en algun caso de hace unos años. Bien sientensé. Le comentaba al detective si recordaba el caso del bebe de los Lindbergh de hace dos años. Supongo que ustedes tambien escucharon hablar de el caso, causo mucho revuelo.-dijo sentandose de nuevo.

Peter, se adelanta y toma la iniciativa, coge la pipa que estaba fumando y la pasa a la mano izquierda, para saludar con la mano derecha al comisario en primer lugar y en segundo al Sr. Hudson...

Encantado de volver a verle Tom... dice mientras saluda al comisario. Se toma la libertad de tutearlo, debido a la antigua relación que los unió anteriormente en el cuerpo.

Sr. Hudson, veo que el comisario le tiene en gran aprecio, y esto no es usual.

Ummmm... Este caso es importante... Por supuesto que conozco un caso de esta repercusión...

Hasta se debe estudiar en la escuela hoy día... Dice esto sonriendo.

Bien, cuentenos... Estoy ansioso por saber algo más...

Apenas llega a acomodarse en el asiento cuando tiene que volver a ponerse de pie para recibir a los “nuevos invitados”, los cuales no le llaman poco la atención. En primer lugar le llama la atención el por que dos personas fuera del cuerpo policial se encuentran en aquella reunión, y luego le llama aun mas la atención el que una de esas personas sea el mismísimo Peter Blood, alguien con no muy buena fama dentro del cuerpo, y sin duda alguien de quien, pese a no haberlo visto personalmente hasta el momento, Joseph, no tiene una buena imagen.

Pese a ello saluda de manera firme, tanto al hombre como la mujer, y con el entrecejo ligeramente fruncido, mas por la confusión que otra cosa, para luego volver a tomar asiento frente al escritorio de su jefe.

El caso Lindbergh... Joseph lo conoce, mas en detalle de lo que debería, teniendo en cuenta que no trabajó directamente en el, pero sabe bastante al respecto, aunque vaya a saber cual es el punto de aquello.

- Se algo del caso – dice a Smith luego de que Blood, al cual hasta entonces mira de reojo, le conteste al comisario.

 Bien, pues entonces sabrán a que me refiero cuando digo que quiero absoluta discrección con esto. Ayer secuestraron al bebe de los Cornelisz. Son una familia adinerada que viven en una casa enorme, aqui tienen la dirección-es ese momento el Comisario Smith les da una hoja doblada donde aparece la dirección de la casa-Quiero que vayan ahora mismo, antes de que se enfrien las pistas y averiguen que es lo que ha ocurrido. No quiero noticias en la prensa ni en la radio. Manejen el caso con total discrección y profesionalidad. Quiero que actuen como un equipo y que no llamen la atención. ¿Tienen alguna pregunta?

A Joseph las palabras de su jefe no le sorprende poco, y tampoco se preocupa en disimularlo. Claro que le agrada que le vuelvan a asignar un caso como la gente, pero no puede evitar cuestionar el hecho de que este acompañado de dos extraños, o casi, y no lo oculta.

- Disculpe – dice rápidamente a Smith, sin dar mas tiempo a otra cosa, mientras se inclina hacia adelante en su asiento - ¿“Vayan”? - mira a las dos personas que le acompañan y luego vuelve la vista de nuevo al comisario - ¿A que se refiere exactamente? ¿Que esta sucediendo aquí?

 Hudson, no tengo mucho tiempo para esto. He pedido a Blood y a la señorita Clarckson que vengan ya que no son del cuerpo. Como bien sabes tenemos al equipo entero en las ultimas. Desde la ultima Dust Bowl, la mitad de las unidades fueron reubicadas en NewYork. Sabes que NewJersey es la segundona y no me importa que asi sea. Necesito discreccion y por eso te he elegido. A ti y a ellos. No pienso mover a mas policias de los necesarios al menos hasta que sepamos algo, asi que ahora ellos son tus nuevos compañeros.-dijo seriamente mirando a los tres-ah,y Hudson, eso no te exime de mandarme los informes-dijo bromeando, quitandole tensión al asunto.

-Bueno, no creo que traer gente de fuera del cuerpo sea muy bueno para mantener la discreción – contesta serio, sin captar la ultima broma de su jefe. Es mas que obvio que aquella situación no le agrada para nada, sin embargo prefiere dejar aquello ahí, aunque por un momento esta por decir algo mas, aquellas palabras quedan en la punta de su lengua y termina cerrando la boca. Se inclina hacia atrás en su asiento, nuevamente, y mira de reojo a ambos detectives privados.

Escuchando atentamente la conversación, Peter mira a su socia y habla despacio...

Sr. Hudson, no se preocupe por nuestra discreción. Tiene toda nuestra colaboración, ambos entendemos lo que significa el caso.

Vayamos ya a la casa y discutimos por el camino como proceder.

 New Jersey. 1934

Debían ser las siete en punto de la tarde. Una fria tarde de otoño que empezaba a dejar paso al invierno. El sol empezaba a esconderse. Lo veias bajar lentamente al otro lado de las copas de los arboles del parque que había frente a tu casa. Estabas terminando de pasar a limpio con la maquina de escribir el articulo de esa semana. Un dosier sobre los últimos incidentes relaccionados con la mafia en New York y New Jersey, siempre tratando de mostrar un tinte mas oscuro de lo que realmente eran.. Te empezaban a doler los dedos y por ellos habías parado. La calma se turbó cuando sonó el teléfono. Una voz grave y masculina sonó por el auricular.

-¿El National Post? ¿Con quien hablo? Soy el coronel Ellis.

El caso Lindbergh, Samantha lo recordaba bien, su difunto esposo estuvo colaborando con la policía en ese entonces trabajando infatigablemente de sol a sol. Sam trabajó con él, codo a codo, como solían hacer desde que se conocieran, y, pese al fracaso, ella había conseguido escribir una muy buena historia, misma que le valió un aumento de sueldo bastante generoso. ¿Cómo no iba a recordarlo?

Permaneció en silencio, escuchando atenta lo que el comisario tenía que decir, sospechando que su presencia en el lugar no era bien recibida por el detective Hudson, pero dispuesta a demostrarle que ella merecía estar en ese lugar tanto como él o cualquiera.

Pero su silencio duró menos de lo que esperaba, porque las últimas palabras del detective la hicieron erguirse y clavar sus azules ojos en él.

-No es la primera vez que cooperamos con la policía, detective -comenzó a decir alzando una ceja, un gesto bastante característico de ella-, aunque sí que lo es el que ahora lo hagamos como socios -su voz no adolecía en lo absoluto de personalidad y firmeza-. ¿Discresión? Puedo asegurarle que nadie, salvo el comisario y nosotros mismos, sabe cuáles son esos casos... así que no me venga a decir a mí -sus palabras eran acompañadas de un suave negar con la cabeza- qué no sabré ser discreta.

Se puso de pie y cogió su abrigo pues se lo había quitado al llegar.

-¿Nos vamos ya, señores?

Miró al capitán e inclinó la cabeza a modo de despedida para, acto seguido, abandonar el despacho sin siquiera esperar a que alguno de los caballeros le abriera la puerta.

"Buenas noches. Si, soy del National Post. Mi nombre es Erik. ¿qué desea coronel?" - dijo Erik mientras se preguntaba quien diablos habría facilitado su teléfono particular a un desconocido.