Partida Rol por web

La guerrera se acerca cada vez más a la mugrienta mole de casi tres metros mientras varios hechizos sobrevuelan su cabeza e impactan fulgurantes sobre la criatura.

El proyectil del mago Kaliber se estrella en el rostro del ogro en un chorro luminoso, causándole una leve herida. El vizir de Monteraso lanza un hechizo necrótico contra la criatura, afectándole parte de su carne en el torso con heridas repulsivas y dolorosas. Por su parte, oculta entre las sombras, Titiana entona un cuento mágico que infunda valor a la joven y formidable guerrera.

Niké avanza hacia la critura empuñando con ambas manos su lanza... y en un ágil salto consigue rasgar la piel del gigante con la punta de su lanza, herida por la cual comienza a emanar una oscura especie de fétida sangre.

En un grito furioso, la herida mole alza su enorme y punzante arma sobre su cabeza e impacta violentamente sobre la parte dorsal de la armadura de la gran guerrera, que cae al suelo escupiendo sangre por la boca en una horrible mueca de dolor. Su armadura ha quedado abollada, aunque la guerrera sobrevivirá.

Una especie mueca de horrible mueca de satisfacción parece asomar en el rostro del ogro, cuyos grandes y afilados colmillos parecen capaces de devoraros con un gesto de mandíbula.

¡ Pero por todos los santos ! - Exclamo con desesperación al ver el débil ataque de Nike. Inmediatamente tomo un tono algo mas burlesco y casi provocativo - Tanta espada, tanta armadura y melena roja ... ¿ Y total para esto ?.

Esta vez, si mas palabras ni cuentos, lanzo la daga al aire. Da un par de vueltas y la cojo por la hoja con la soltura de quien ya ha hecho esto muchas veces. Me muevo un par de pasos hacia la izquierda, procurando mantener siempre a Nike entre yo y el "principito grandullón". Aprovechando su altura, lanzo la daga por encima de la cabeza de la guerrera.

Por desgracia va demasiado desviada y se queda a un par de palmos de poder cortarle una oreja a ese ogro.

Habiendo visto el tremendo impacto del ogro sobre la guerrera desde tan cerca (yo me encontraba justo a la espalda de Niké, si no recuerdo mal), miro ahora cara a cara al ogro con un gesto desafiante, mientras alzo mi bastón (me preparo para usar Bastón de defensa si intenta golpearme).

Pero antes de que la bestia intente espachurrarme, intento un ataque desesperado. Se que la criatura es muy grande y que mi Onda atronadora lo tendrá difícil para empujarle, pero aún así lo intento y pronunciando las palabras mágicas: Akular-suh Jistrathar, lanzo una onda atronadora tratando de empujar hacia atrás al ogro y, con un poco de suerte, hacer que se tropiece en el enmarañado suelo.

El ogro se presentaba duro de roer y los aventureros carecían de alguien indicado para el trabajo. Dos magos se sobran para controlar el destino de un puñado de trasgos, pero un ogro era trabajo para un fuerte bárbaro, un astuto rufián o un tenaz cazador.

El Vizir ya había conjurado sus mejor hechizo y solo se guardaba un as en la manga por si los trasgos volvían.

Sus trucos de hipnotismo no iban a servirle de nada ante el bruto con lo que se concentró mas en su orbe para acelerar los efectos de su maldición y esperar que un combate de desgaste fuera suficiente para salir vivos de allí.

La segunda oleada de ataques sobre la criatura no tiene mucho éxito, y tanto la daga como el hechizo de Titiana y Kaliber se pierden en la oscuridad de una noche cada vez más instalada en los cielos de la pequeña aldea. Tan solo el siniestro poder de la condenación del hechicero consigue impactar en vuestro objetivo, el cual se retuerce de dolor mientras una especie de quemadura le abrasa la piel convirtiéndola en putrefacta. Con este ataque, la criatura parece retorcerse de dolor.

Por su parte, la guerrera roja, escupe sangre y vuelve a lanzarse al ataque contra su temible adversario. Niké es la única lo suficientemente cerca del ogro como para ser golpeada por éste, así que la guerrera ejecuta un movimiento que coloca a la criatura de espaldas al resto y blande su lanza con ambas manos y furia incontenible empalándola en el grueso cuello.

Tras un grito ensordecedor y temible, el ogro cae al suelo en un golpe seco que hace temblar ligeramente la tierra, sobre un charco gigantesco de su propia sangre. En su espalda observáis el resultado del hechizo de condenación, piel putrefacta y ampollas que parecen consumir lentamente la piel del sujeto.

Los gritos de los asustados goblins que quedaban se pierden progresivamente en la espesura del bosque. Por su parte, los medianos salen cautelosamente por la puerta de su escondrijo entre murmullos inseguros.

Tras la tensión del combate, la adrenalina comienza a diluirse en mi organismo. Ahora, un poco más calmado, asimilo "El ogro está muerto". Mi mente analítica no puede dejar de funcionar y rápidamente me digiro a mis compañeros - Vaya, este pequeñín nos ha dado bastante guerra. ¿Estás bien Niké? - En cuanto la guerrera me responde prosigo - Bien, hemos eliminado al ogro y a unos cuantos goblins, pero la amenaza prosigue para esta pequeña villa. En cuanto se reagrupen y reorganicen, volverán. Tal vez, podríamos perseguirlos y atacarlos ahora que están en desbandada y desorganizados, ¿qué decís? Aunque con el susto que les hemos dado, posiblemente se lo piensen dos veces, por lo que si preferís esperar a mañana por la mañana... Yo preferiría salir ahora mismo y acabar con esto cuanto antes.

-Creo que el único motivo por el que se habían atrevido a atacar a los medianos era ese ogro y su caudillo-

Knoss se acercó para observar al ogro caído. Lo miró con algo de desprecio arrugando la nariz.

-No soy partidario de erradicar a otras razas ... pero ese "general" ... deberíamos darle fin.-

-No creo que el pueblo esté en peligro ahora, así que demonos prisa antes que puedan organizar una defensa. Quizá con algo de suerte podremos hacer que ellos mismos nos entreguen a su líder.-

Los medianos llegan hasta vuestra posición anonadados ante lo que para ellos parece un espectáculo dantesco.

- ¡¡Héroes!! - dicen evitando mirar a la criatura abatida. Los más osados la observan con la repugnancia dibujada en el rostro - ¡¡Sois auténticos héroes!! Gracias, muchas gracias por librarnos de esa bestia.

Lindel aparece de entre la multitud congregada con una fina daga en la mano.

- ¡Dejadme que os acompañe! - dice con voz entusiasta, blandiendo su pequeña arma contra un ser imaginario - ¡Dejad que os ayude a rescatar a Gretel! Sin la bestia estarán más débiles. -

- Bien, no perdamos más tiempo. Cuanto antes salgamos, más posibilidades tendremos de pillarlos desorganizados y por sorpresa. - Hablo mientras avanzo hacia la dirección por la que se fueron los goblin, mirando a mis compañeros espectate...

- En cuanto a tí, Lindel, nos vendrá bien un guía, pero no subestimes a los goblin. Será mejor que guardes esa daga y evites el combate con estas criaturas en todo momento.

Tras esto, avanzo por el bosque siguiendo a los goblins hacia su madriguera. Hay que rescatar a unos medianos...

Me acerco al derrotado del ogro, desafiante para mirarlo de cerca. Con un gesto en la frent hago alguntipo de ritual supesricioso y que culmina con un sonoro escupitajo al cuerpo aun caliente. - Púdrete, hermoso principito.

Cita:

Asiento con la caveza, llena de convicción y orgullo por las palabras de Padre. - Esas criaturas son influenciables y siempre siguen al mas fuerte de su clan. Pateas el el culo del su grandullo y ... - Con un ademán de mano hago referencia hacia donde han huido los goblins que quedaron hasta el final.

Con la aparición de los medianos, me mantengo al margen - ¿ Acaso dudabais de la montaña roja ? - Pregunto sin preguntar a ninguno en concreto. - Ya os dije que ella los mata de siente en siete.

Vamos padre, a este cuento aun le queda un poco para el ... y comieron pardices hasta rebentar. - Ofrezco mi brazo para que Padre pueda ayudarse en lo que promete ser un viajecito al trote poe enmedio del bosque.

El Vizir asiente silenciosamente y sigue a sus compañeros hacia donde Lindel los guie.

Aunque no puede evitar sonreír ante el entusiasmo del pequeño hombretón, mucho se guardará de dejarlo meterse en lid contra los goblins.

RESUMEN

Un reducido grupo de aventureros se reúnen fortuitamente en una abarrotada y jolgoriosa taberna de un pueblo costero al sur de la tierra de Karameikos. Todo transcurre normalmente hasta que la joven y enorme Niké, apodada la Roja, observa cómo una banda de maleantes acecha a un mediano que porta una llamativa bolsa de monedas colgada del cinto. Ayudada por sus nuevos compañeros, consiguen entre todos reducir a la mayoría de los bandidos y salvar al mediano que se hace llamar Lindel. Fruto del destino, los aventureros deciden ayudar al aparentemente joven mediano, cuyo pueblo se encuentra asediado por los goblins.

Tras un movido viaje en el que los aventureros usan sus artimañas mágicas para engañar a un poco lúcido grupo de goblins, llegan a un pueblo fantasma. Los medianos se hallan escondidos en una pequeña casa, al menos los que quedan de ellos; algunos han muerto y una de ellas ha sido secuestrada. Mientras tanto, un ejército de goblins llega a la llanura y los aventureros realizan una táctica ideal para no enfrentarse a ellos directamente, ya que el número de goblins era demasiado elevado. Muchos de ellos escaparon, otros murieron, el caso es que cuando la batalla parecía ganada, apareció un enorme ogro de malas pulgas.

Los héroes de los medianos hicieron frente a la bestia usando tanto magia, armas como astucias picarescas. Finalmente, y tras una ardua batalla, Niké asestó el golpe final a la mugriente criatura rebanándole la cabeza que fue a parar rodando a una sangrienta pradera.

Los medianos salieron entre vítores enalteciendo a sus héroes salvadores, aunque la guerra aún no había terminado. Lindel decide acompañar a los aventureros hasta la mismisima guarida de los goblins, donde esperan rescatar a la halfling y acabar de una vez por todas con aquel (ahora) reducido batallón de torpes criaturas.

Unos veinte minutos después...

La noche inunda los cielos aunque por suerte también está claro y la luz de la luna os ofrece iluminación suficiente como para avanzar sin dificultad a través del tupido bosque que os rodea. Resulta bastante fácil para Titiana seguir el rastro que los goblins han dejado hasta su guarida, la cual no debe andar muy lejos ya.

A Niké la Roja le ha tocado aguantar las alabanzas del mediano Lindel, el cual os acompaña como si de una excursión al lago se tratara. Una y otra vez respondió la Roja, algo cabizbaja por tanta muestra de gratitud: - Fue un trabajo conjunto, sin ellos jamás habría sobrevivido.

El mediano lo da por hecho, aunque al parecer no puede evitar glorificar el acto final de la batalla con gestos soñadores.

Avanzo con los demás en el mayor silencio que puedo, incómodo también por el continuo parloteo de Lindel. Hemos salido victoriosos, pero queda mucho por hacer todavía, y el peligro nos rodea. Deberíamos ir concentrados en todas esas sombras nocturnas que nos rodean, vigilantes a cualquier emboscada, pero este mediano parece no tener fin, así que me veo obligado a intervenir:
- Maese Lindel, sois muy amable con vuestras alabanzas a Niké, pero la misión es peligrosa y puede haber muchos goblins acechando en la oscuridad ahí adelante. Si no os calláis ya, tendré que chamuscaros el culo con un hechizo para que por lo menos chilléis por algún motivo...

Knoss caminó sin decir palabra, con expresión divertida ante el incesante parloteo del mediano. Se mesó la barba con expresión de desacuerdo ante el comentario del otro mago, pero prefirió no intervenir.

Su gato avanzó hasta Lindel y se restregó por sus piernas como buscando un poco de afecto. Miró a Kaliber y soltó un maullido molesto.

Voy andando oteando la vegetación el suelo y escudriñando los sonidos de la noche que consiguen escabullirse entre las palabras del mediano. A menudo me avanzo unos metros, luego retrocedo hasta Padre, como si temiera alejarme o no quisiera dejarle solo. Sin duda, entre tanto ir y venir, mis pies descalzos acabarán andando el doble que el resto del grupo.

Por extraño que parezca, en esta ocasión Titiana permanece en silencio absoluto. Tan solo comunicándose esporádicamente con su Knoss, valiéndose de un sutil lenguaje de miradas fugaces, que solo ambos comprenden.