Partida Rol por web

Sin dudarlo un momento, y con ansias de estrenar mi nuevo estoque, ante las palabras de Nathan y Magnus desenvaino mi estoque estirando su punta hacia nuestro "invitado" pero sin tocarlo. La punta del magnifico elemento queda a escasos centimetros del sujeto, dispuesta ante la mas minima amenaza a atravesarle un ojo.

No era necesario hablar mas, solo restaba escuchar que tenia para decir el sujeto... y dependiendo de eso podria estrenar con sangre fresca el preciado bien que habia conseguido.

Sintiéndose manoseado y vilipendiado, la cólera de Tycho le estaba haciendo rechinar los dientes. Si había pensado por un momento que se había topado con una partida de agentes del Príncipe, ahora calculaba que no se trataba más que de un grupo de resabiados con una educación pésima. Masculló:

 -Creía –iluso de mí- que entre viajeros se respetaba que el otro tuviese derecho a la intimidad. No tengo por qué contaros nada.

 Se levantó y quedó tambaleándose por unos instantes, el mejor blanco para dos espadas adelantadas. Observó a los tres con infinito desprecio y declaró:

 -Ya no me es grata vuestra compañía, seguiré mi camino.

-Artefacto, oh, artefacto mío, en que invertí gran parte de mi talento -de tal modo que podría argüirse que eres otra inteligencia diversa de la mía-, respóndeme: ¿quieren estos hacerme daño? En ese caso, ahora sí que necesitaría tu ayuda.

Cita:

- No es cuestión de intimidad o no, hemos tenido recientemente una mala experiencia con otro viajero ocasional, y casi mata a nuestro compañero bárbaro. Deberíais entender nuestra postura, no podemos fiarnos por las buenas de nadie y nuestra experiencia reciente aún nos tiene revueltos - digo a la par que extiendo las manos indicando a Magnus y Lorethel para que bajen las armas - Bajad las armas, no he dicho que en su corazón o en su alma haya maldad, solo que tuviérais cuidado porque es extraño que le rodee un aura maligna.

Y es cierto, aparte del aura, no hay nada maligno en él. Juzgarle prematuramente o intentar sacarle la verdad con amenazas no me parece que sea lo correcto. Así que avanzo un par de pasos hacia Misha, desarmado y con los brazos extendidos (no llegué a empuñar mi arma en ningún momento), tratando de calmar los ánimos.

- Debéis entender nuestra desconfianza, recogimos a otro viajero que nos trajo una horda de trasgos, y encima en un asunto que solo nos atañe a nosotros intervino disparando al bárbaro, estando a punto de causarle la muerte... ¿no es así, mi buen Hugash?. Por ello os he pedido que nos contéis la verdad, pero si os negáis y preferís seguir vuestro camino por otro lado, yo no os lo impediré... - digo, con tono conciliador - A mí no me importaría contaros mi historia a cambio, si así lo preferís

Estoy empeñado en conocer la verdad, si es que él quiere hablar sobre qué sabe qué oculta, antes de hacer un juicio. Aunque me parecerá sospechoso si aun así se niega a hablar y prefiere marcharse.

La bolsa parece tan inquieta como una bolsa puede estarlo... Sin embargo, a  tus preguntas contesta

Ahí está... La llave... LA LLAVE retumba en tu cabeza.

Debiste hacer caso de mi concejo cuando fue formulado, ahora mismo no puedo torcer la voluntad de todos ellos... Y estoy... Estamos tan TAN CERCA de la llave...  Has de salirte por tu cuenta del entuerto... Esa... Esa mestiza tiene nuestra llave!

Responde iracunda...

Armas a la vista. Acusaciones rápidas, tal vez mortales. A veces éramos buenos para juzgar y otras veces sólo teníamos miedo, en nuestro caso se juntaba ambas cosas y teníamos el peligroso combo. Digo, finalmente tampoco conocíamos la historia con detalles acerca de cómo Hugash había encontrado a aquel hombre que decía llamarse de un cierto modo que nunca conseguía recordar. Sonreí, las palabras de Nathan eran muy elocuentes, magnificaban el hombre que era pero no estaba segura de que realmente el extraño las tomase como tal.

Iba a abrir la boca para decir algo pero seguramente y viendo lo neófita que era para algunas cosas, lo mejor y más seguro era que siguiera divirtiéndome con el acusamiento, el ofendimiento y finalmente el intento de tregua que no parecía tener buen inicio. Nadie dijo que yo era buena dando discursos. Miré al hombre, tenía razón de enfadarse y nosotros, bueno, casi todos, teníamos razón de dudar de él.

-Eso de contar las historias... Mmmm, mala idea, mala idea...

Mis ojos se abrieron como platos, las ganas de atravesar a aquel sujeto subian a cada segundo y con cada palabra que pronunciaba.

Acaso habia escuchado bien... el sujeto habia dicho que "no le era grata nuestra compañia".

Con una mueca de bronca, logre contener la ira en mi voz aunque muy superficialmente.

-A ver si nos entendemos... nadie te invito a acompañarnos, nadie te pidio que te acercaras, nadie te conoce... y te hacemos algunas preguntas para saber a quien tenemos al lado, luego de que el paladin encontrara trazos de un aura maligna contigo... y encima te ofendes???

Hago una pequeña pausa para darme lugar a respirar un poco y tranquilizar mis palabras... ya teniamos suficientes problemas encima como para tambien aguantar los de un viajero mas.

-A ver si te largas de una vez y reza porque esa peste que te sigue no se nos haya pegado... porque si es asi yo que tu no dormiria muy tranquilo en la oscuridad de la noche, no tengo mucha paciencia ultimamente.

Las ganas por estrenar el estoque, y por deshacerme de aquel sujeto eran casi irresistibles... sin embargo aun lograba controlarme.

No noe me interesaba lo que dijera el paladin, si el era demasiado blando para hacer lo que habia que hacer... entonces yo lo haria.

El hecho de que ocultara algo, que tuviera un aura maligna alrededor suyo y que encima se hiciera el ofendido casi le dieron ganas a Magnus de ensartarle. Desde luego algo había cambiado en él últimamente.
por fortuna algo de su antiguo ser resurgió y bajó el arma, aunque no la enfundó. El grupo había depositado su fe en él, en que los cuidaría. Y despues de lo último no pensaba arriesgarse. No obstante, todavía no había llegado a tratar de matar a alguiendesarmado y aparentemente indefenso.

Está bien Nathan. No eres tú el que debe disculparse. Si quiere seguir su camino que le vaya bien. Como dice nuestra amiga nadie le ha invitado.

Hubiese preferido que pudieramos dialogar e incluso quizás aunar fuerzas. Pero está claro que no va a ser posible.

La verdad es que es primer adivino que veo que se achanta porque le tratan con dureza. Desde luego habeis elegido una mala profesión si vuestro temperamento es así. Eso claro si es que sois realmente adivino. Más me es igual.
Partid en paz, pero partid.

Aunque la solicitud del paladín –a continuación de haber sembrado una semilla de inquietud en lo más hondo de su ser- se le había antojado un bálsamo, quedaba claro por la actitud de los dos últimos que no debía quedarse allí. Chasqueó la lengua con desprecio y sin malgastar más palabras, fue a descolgar su saco, se lo cargó de nuevo sobre la espalda, y abandonó el claro de luz.

-No te preocupes, preciosa. Si eres capaz de sentir a esa golfa, no nos será difícil seguirla. Ahora, llévame hasta la matanza y elegiré los pedazos más íntegros para ti.

Así, sin más, el extraño individuo se perdió en el bosque, ladera abajo, como había aparecido...

Dentro de Nathan un regusto amargo quedaba como un acido, carcomiendo de a poco su conciencia al no haber dado con el origen del aura maligna que envolvìa al hombre... Dejàndolo a merced de quién sabe qué oscura voluntad... Pero la misión estaba a un paso, y quizá el destino de aquél no estuviera cerrado...

La semielfa, por su parte, había sentido un rechazo natural respecto de Maturin, o como fuera que se llamase...

Tiempo del descanso... Tiempo de prepararse para un nuevo y agotador día, de memorizar conjuros, de alimentarse adecuadamente... De cosechar...?

Magnus vio alejarse al "adivino". Como ya había dicho si se marchaba sólo por eso es que no era de fiar del todo. Pero se fijó que el paladín parecia desolado.

No te sientas mal Nathan. No has hecho nada malo. De hecho conozco otros paladines que simplemente por tener ese aura ya tratarían de acabar con él. Nosotros por lo menos le hemos ofrecido el que nos cuente lo que le pasa y no ha querido. Eso suele significar algo.

De momento preparemonos para descansar y hacer guardias. Por si acaso.

Despues de quitarse la armadura y prepararse para descansar se acercó a Hugash. Que todavía estaba mal herido.

Permiteme, es él último conjuro potente que me queda, pero es preferible que estes en las mejores condiciones posibles.

Cuando acabó de curar al barbaro se acercó a Arshade.

No te creas que me he olvidado de tí. Tranquila.

El hechizo para la maga no era tan potente como el del barbaro, pero tampoco le quedaban más.

Mañana el Caballero Rojo proveherá.

 - Tranquilo, Magnus. Al principio estuve a punto de desenfundar mi arma y acabar con él, pero después me fijé en que en su corazón no había maldad... solo su aura. Me intrigaba el origen de aquella maldad... pero si se negó a contarlo, seguramente ocultaba algo. Ignoro si aquel aura será por alguna maldición o incluso alguna posesión, no lo sé... pero es mejor así, no podemos confiar en alguien que no nos cuenta la verdad - esbozo una sonrisa haciendo ver que estoy bien, aunque esa sonrisa me dura poco.

"Es posible que haya cometido un error dejándole marchar sin más... ¿y si ese aura maligna se apodera de él un día?"

Veo cómo el bueno de Magnus reparte sus últimos conjuros para curar a Hugash y Arshade, y me acerco a ésta última.

- ¿Cómo te encuentras, amiga mía?

Viendo como se alejaba el recien llegado suspire notoriamente... solo faltaba que vuelva el explorador loco diciendo que se habia olvidado algo. Mientras Magnus curaba a los heridos comence a prepararme para descansar, al ir preparando las cosa note el moreton que el golpe de ese maldito trasgo me habia dejado... en fin, ya veria si Magnus podia hacer algo al respecto mañana.

Me abrace a mi nuevo estoque envainado, como una niña que se aferra a su peluche... sin mediar palabra con nadie mas intente conciliar el sueño. Lo ultimo que veo antes de cerrar los ojos es al paladin acercarse a Arshade.

Tal vez no debi ser tan dura con el paladin... por lo menos se esfuerza...

-Mucho mejor, gracias. ¿Tú? Es sabido que los cargos a tu consciencia pueden ser terribles...

Sonreí y lo golpeé con el codo suavemente.

-No me hagas caso, te molesto un poco; la verdad es que si algo nos escondía ese hombre, mejor que se haya ido. Además, ya somos bastantes y para desconfiar de uno más...

Miré hacia adelante, iba a ser una larga noche.

-No podré dormir, hace mucho que dormir no me hace tanta falta y cada vez me hace menos falta... No es un acertijo.