Partida Rol por web

Dedico una sonrisa a Arshade, mirándola a la cara.

- Tranquila, amiga mía, soy consciente de ello.

Cita:

- Hasta un dragón necesita dormir - me recuesto para descansar - Bueno, voy a ver si me duermo rápidamente, que por lo visto me toca el último turno... si necesitas compañía en el tuyo, no dudes en despertarme

Así las cosas, el grupo termina (al menos de momento) su larga y extenuante jornada... Sin duda las cosas no habían sido nada faciles, y, los imprevistos florecían en aquél bosque como margaritas en un jardín.

Hugash aguardaba despierto, mientras los demás, comenzaban sus reposos muy bien ganados...

Hugash estaba cerca del fuego mientras los demás integrantes del grupo se disponían a descansar, lo sucedido con el tipo raro era un echo del cual no valía la pena darle vueltas, casi se arrepiente de no haberle disparado cuando tubo la oportunidad e hizo que perdiera la presa, pero su conciencia no se lo hubiese perdonada, así que cuando el tipo se marchó sin más el bárbaro casi lo agradeció, no tenía un buen presentimiento hacia aquella persona...

Una vez acostados todos, el bárbaro se dispuso a hacer una ronda de reconocimiento por alrededor del campamento, para comprobar que todo estuviera en orden, esta vez con su gran espada pues si se encontraba a alguien sería seguramente muy cerca...

Cada uno de los integrantes del grupo reposa profundamente hasta llegarle el turno de guardia. Ninguno tiene sobresalto, y es Nathan el encargado de despertarlos cuando el sol comienza a asomar timidamente por el este...

Finalmente, estan a nada de adentrarse en el templo enterrado, no sin una interminable caterba de problemas a sus espaldas, ahora transformados en tiempo pretérito...

- En pie, compañeros míos. Ya salió el sol - digo para despertar a mis compañeros. La noche fue bastante tranquila, para variar

Me desperté rápidamente, había descansado lo suficiente y estaba lista para seguir, como siempre. Esperaba que los demás también, aunque visto lo visto, seguro que así sería pues todos me habían demostrado que eran excelentes compañeros. 

Magnus se había levantado al amanecer para atender sus rezos matutinos y pedir al Caballero Rojo nuevos conjuros y sabiduría para utilizarlos.

Luego tocaba prepararse para la incursión. Pero por el momento lo mejor era tomar un buen desayuno y revisar las heridas de los demás. Si nos metíamos en un lugar peligroso, como así parecia creer el clérigo, lo mejor era estar en las mejores condiciones posibles.
De todas formas procuraba tener buena cara y animo. Despues de los últimos sucesos hacia falta un poco de optimismo.

Buenos días a todos. ¿Qué tal estais? ¿Preparados para aveturarse en lo desconocido?

Luego de haber estado despierto todo el turno de guardia tratando de recordar qué soñaste, algo inquietante que te hizo sudar sin quererlo, pero que se mantuvo escondido hasta el saludo del clérigo... Caes en la cuenta de qué fue lo que te ofreció el reino onírico...

Un humano, siendo utilizado como una marioneta...Un esclavo que se cree amo... Pero una recompensa al final del camino: Mil años de vida... Una manzana podrida... Mil años para recibir tormento en los nueve infiernos...

Ves a una criatura enjaulada por poderosos hechiceros...

Y ves un engaño inmenso... De proporciones descomunales. Injusticia, muerte, hambre... Mucha hambre... Y una infinita desesperación...

Dificil saber si algo de lo que recuerdas de tus sueños fue una pesadilla... O quizá el rastro de la negativa energía que sentiste durante la tarde anterior...

Mi buen ánimo se esfuma de pronto al recordar lo que soñé. Mi cara se muestra turbada y estoy completamente silencioso. Me acuerdo entonces de aquel extraño tipo de ayer. ¿Es posible que tenga que ver con eso, o era solo una pesadilla que no recuerdo? Aquello hacía que me sintiese mal, y no podía ocultarlo. Era extraño aquello, y era incapaz de comprenderlo.

Me levante como de costumbre y aproveche la noche sin sobresaltos para recuperar las energias que habia gastado en los dias pasados. Si todo salia bien terminariamos nuestro encargo y en poco tiempo estaria cobrando mi recompensa. Apenas terminaba de volver a equiparme cuando escuche las palabras de nuestro lider, le respondi con una ligera sonrisa... era bueno ver que habia recuperado cierto positivismo luego de que la enana nos dejara.

Mire a mi alrededor para verificar que todo estaba tal y cual lo habia dejado la noche anterior, no seria bueno encontrarme con sorpresas luego.

El bárbaro se levantó sin mediar palabra, había sido una noche en la cual había tenido la oportunidad de dormir bien, pero se levantaba algo pesadoso. Preparaba todo lo que tenía que llevar y comía alguna de sus raciones, para satisfacer el estómago, aunque no le apeteciera nada meterse bocado tan temprano, pero el cuerpo lo requería...

 - Estoy listo... Cuando os apetezca...

Despues de revisar las heridas del grupo. Para asegurarse de que no se haya infectado ninguna, ni que hayan empeorado. Magnus se da cuenta de que el que está peor es él. Por lo que antes de ponerse la armadura, reza a su dios por una curación. Luego ya acaba de prepararse.

Una vez están todos listos toca moverse.

Lorethel, ya reconociste la zona ayer. Sería mejor que fueras delante por si hay novedades. Hugash ves cerca de ella por si hay novedades peligrosas. El resto avanzaremos un poco más retrasados de vosotros, que hacemos más ruido.

Al decir esto no pudo evitar echar una mirada a Nathan recordando lo de la tarde anterior.

Estemos atentos gente. No sabemos qué nos podemos encontrar. Y no lo digo sólo por lo que pueda haber en la cueva. Sino por lo que pueda haber por fuera.

Estaba claro que el útlimo comentario era por Misha, el vidente que casi acampa con ellos.

Escuche las palabras de nuestro lider y asenti cuando me dijo que vaya a la cabeza, estaba por ir hacia el frente del grupo para indicar el camino pero un subito recuerdo me detuvo de repente. Busque entre mi equipo y vi que tenia razon... en la pelea contra los trasgos cuando estuvieron demasiado cerca deje mi arco en el suelo y no lo habia recogido. No habia tiempo para volver y necesitaba buscar una solucion rapida, la idea cruzo mi mente como una flecha.

Me volvi hacia nuestro lider y con voz suave pero decidida le hable.

-Magnus, acabo de recordar que deje mi arco en el ataque a la guarida de los trasgos... por casualidad todavia tienes el arco que le quitaron al cazador, samir creo que era su nombre...

Suponia que nuestro lider no iba a tener inconveniente con mi pedido.

Magnus recordó también el arco cuando se lo dijo Lorethel. Ya casi se había olvidado de él despues de todo lo que habían apsado. Y eso que no hacía ni dos días de eso.

Sí. Claro. Aquí lo tienes. Seguro que le sacas más provecho que yo. Tenía intención de dejarlo en el campamento, pero al final lo traje con nosotros sin darme cuenta.

El clérigo saca de entre sus pertenencias el arco y se lo da a la semielfa.

Comienzan finalmente lo que aparenta ser el final del encargo realizado por Ra´s, con medio pago por adelantado, y un sinfin de problemas en el medio antes de llegar al nudo del asunto.

Lorethel y Hugash toman la delantera, el resto del equipo queda algo rezagado (adrede) y en cuestión de poco más de media hora, ascienden la falda para llegar, cruzando el bosque, hasta la entrada al templo enterrado... Solo les quedan unos cincuenta metros hasta encontrarse frente a frente -la vanguardia- con el arco de piedra tallada... Los demás, estan apenas otros veinte, treinta metros detras a lo sumo.

 Continué caminando hacia lo que parecía ser por fin el comienzo del fin de nuestra tan accidentada misión; la verdad es que casi había olvidado cuál era ésta pero no importaba, poco a poco volvía a sentir esa fortaleza que me venía acosando desde hacía unos días y que parecía no querer irse; era como si con cada día que pasara, mi fuerza cobrara vida propia y se volviera más y más fuerte.

-Arcos... A los elfos les encantan.

Bromeé y sonreí, para luego seguir al grupo al paso que marcara el líder. Mi cabello rojo volaba al viento, cada vez se me figuraba más a una llama ardiente pero era una tontería, simplemente no podía ser más rojo, esperaba que nadie lo notara.