Partida Rol por web

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Luna.

La cara de Hainchi muestra sorpresa ante la fuerza de tus palabras. Parece como si de repente hubieses decidido olvidar el pasado y mirar hacia adelante. Un pequeño destello de orgullo surca sus ojos.

-Está bien. Vete con un par de hombres, pero ten cuidado. Recuerda cuántos somos.

Sin más, se acerca a otro miembro del Clan y comienza a hablar. Por lo que oyes, deduces que están continuando con una conversación anterior. Sólo escuchas las palabras "Clan León", "Guerra", "Frontera" y Problemas". Te gustaría unirte a la conversación, al menos como oyente, pero tus deberes son otros.

Con un gesto de la mano, Hanako llama a los dos hombres que tiene asignados, sabe que han oído la orden de su maestro, y entre miembros de su clan no necesitan más para realizar un buen trabajo, con buen paso se alejan rápidamente de la comitiva, la muchacha se plantea por un momento usar el poder de los kamis del viento para escuchar la conversación de su maestro a distancia, pero además de arriesgarse a ser detectada, hubiese necesitado familiarizarse con los espíritus de aquella zona, los cuales no la conocían y ella no los conocía a ellos, por lo que se mostrarían reacios a transportarle las palabras que se dijesen.

Era una pena, y se sentía triste por ello, esperaba que su maestro tuviese a bien, compartir con ella la información, pero dudaba de este hecho, con la resolución que da la imposibilidad de otro medio de acción, se dispuso a realizar la tarea encomendada de la mejor manera posible.

Observo a los dos hombres que iban con ella, eran guerreros fuertes y poderosos, si cualquier cosa pasaba, serian más que capaces de defenderse, y si las cosas se ponían feas, siempre podía recurrir a algún truco.

Mientras avanzaban, alejándose del poblado, Hanako no hizo ningún intento por entablar conversación, eso hubiese distraído a los guerreros, y le hubiese distraído a ella, no quería acabar sus días emboscada por un enemigo oculto.

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Luna.

Salís del poblado y veis a lo lejos la posada de la que os han hablado a lo lejos. Sonríes por la facilidad de haberla encontrado.

El camino se ve guardado por filas de árboles de un pequeño bosquecillo que se acercan mucho al mismo. Ves la tensión de los soldados al acercaros. Las emboscadas pueden ocurrir en cualquier momento. Sin embargo, al pasar los árboles nada ocurre.

Llegáis por fin a la posada, desmontáis y entráis. Un sonriente viejecito os da la bienvenida.

El sol del exterior enmarca con un halo la figura de Hanako cuando cruza el arco de la puerta, su kimono blanco con ribetes rojos flota alegremente alrededor de sus piernas, mientras avanza hacia el viejo posadero, los dos hombres armados hacen un fuerte contraste al entrar, la pequeña y delicada figura de la muchacha queda eclipsada por los fornidos hombres de grandes musculos.

La joven cortesana, con su cara oculta tras la mascara clasica de su clan, exhibe una sonrisa, su mascara es simplemente simbolica, no consiste mas que en unas pequeñas tiras de tela que enmarcan sus grandes ojos y los resaltan de una forma seductora, sus ojos pestañean un par de veces acostrumbrandose al cambio de luz del exterior al interior, y por fin posan sus ojos sobre el hombre.

-Mi nombre es Shoshuro Hanako, soy la emisaria de mi señor Shoshi Hainchi, la comitiva de mi maestro llegara aqui en menos de media hora, y necesitamos descansar del camino y reponer fuerzas- dice la joven de forma lenta y educada, con una diccion perfecta y de forma pausada y educada, acompañando sus palabras con suaves gestos de las manos y una pequeña revenrencia inicial con la cabeza -por favor haz los preparativos necesarios para acomodarnos, con tu permiso estos ilustres bushi y yo comprobaremos que su posada es segura y adecuada para el descanso de los señores-

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Hantei.

El viejo asiente, cuando oís a los caballos relinchar con fuerza. Los dos samuráis que te acompañan se tensan y llevan sus manos a sus armas. Desenvainan y se disponen a salir del alojamiento. El viejo no puede evitar soltar un gritito de susto. La puerta se abre y ves, entre los dos samuraís a un grupo de hombres intentando robar los caballos. Cuando sales con tus compañeros ves que los hombres han formado un arco alrededor de vosotros. Los caballos están encabritados, pero por suerte sólo uno ha sido soltado y galopa libre. Te preparas para el combate con tus dos compañeros contra 5 hombres armados con unas espadas roñosas.

-Soy Shoshuro Hanako, emisaria del clan escorpion, sino quereis morir, corred ahora por vuestras vidas- dice la joven intentando poner un tono de voz lo mas autoritario posible, los hombres de aspecto sucio y desaliñado esta claro que son bandidos, personas que han decidido abandonar el orden de castas y se dedican al saqueo, solo merecian morir, pero no se podia arriesgar a un combate, los hubiese podido barrer con el poder de los Kamis del viento, creando un pequeño huracan que los hubiese aplastado, pero eso hubiese descubierto su condicion de shugenja, y no podia permitirselo, tendria que ser sutil, espero la reaccion ante las palabras de los bandidos, y se preparo para ejercer su magia de la forma mas sutil.

Inspiro aire con fuerza, para llenar sus pulmones, al momento noto sus extremidades mas agiles y livianas, era un truco muy eficiente que su maestro le habia enseñado.

Empezo a concentrarse en los enemigos y suplico a los espiritus del aire que interviniesen, sus pensamientos se centraron en la suave brisa de la noche, e invoco el poder de los sueños traido por el viento, los Kamis se entrelazaron con los bandidos y empezaron a susurrar suaves palabras adormecedoras a los oidos de tres de ellos.

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Hantei.

Aunque rápidos, los bandidos no lo son más que tú. Sacas la wakizashi, ya que es el único arma que más o menos sabes usar. Por suerte para ti, no te consideran una amenaza, sino un premio valioso, por ello se lanzan contra los dos samuráis que te escoltaban que con cierta dificultad consiguen resistirse.

La sangre comienza a caer al suelo, tiñéndolo de rojo. Los aceros chocan y las heridas comienzan a abrirse. Gritos de ambos lados rompen el silencio de la mañana.

Cuando por fin lanzas el conjuro, sus actos comienzan a ser cada vez más lentos, como adormilados. Tus compañeros comienzan, a pesar de la desventaja inicial, a ganar terreno.

Dos de los bandidos quedan heridos, pero también tus dos compañeros.

Los bandidos combatian contra los guerreros del clan escorpion, pero les superaban en numero, necesitaba equilibrar la balanza, su primer conjuro habia afectado a tres de ellos, que ya se movian con mas lentitud, necesitaba hechizar a los otros dos, volvio a concentrarse en los enemigos y suplico a los espiritus del aire que interviniesen, sus pensamientos se centraron en la suave brisa de la noche, e invoco el poder de los sueños traido por el viento, los Kamis se entrelazaron con los bandidos y empezaron a susurrar suaves palabras adormecedoras a los oidos de dos de ellos, pero les estaba pidiendo demasiado a los espiritus, y no era tan poderosa y conocida como su maestro en el mundo espiritual, los kamis siempre caprichosos decidieron desobedecer la orden y no prestar atencion.

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Hantei.

Por desgracia, el conjuro de Hanako no sale y el combate continúa. El Bayushi más rápido vuelve a intentar atacar al bandido herido y consigue matarle. El otro bandido rápido ataca al siguiente Bayushi, pero falla. El segundo Bayushi, esquiva con elegancia el intento de ataque del bandido y ataca a su vez. El segundo bandido no muere, pero cae al suelo, herido de muerte. El combate parece empatarse con tres samuráis contra tres bandidos. Sin embargo, en la segunda parte, cuando los tres últimos bandidos atacan, uno de los samuráis cae muerto y el otro gravemente herido.

Vuelven a estar en mayoría.

Sus protectores estaban caidos en el suelo, y tres bandidos con las armas desenvainadas la miraban, seguramente para cualquier observador, la batalla estaba proxima a su fin, pero Hanako no se iba a dejar vencer tan facilmente, estaba desesperada, y aunque sabia que su maestro no aprobaria el uso de ese conjuro, lo necesitaba para sobrevivir, se concentro y penso en los vientos huracanados que azotaban las montañas, penso en grandes nubes negras de tormenta y en relampagos, y desencadeno el poder de los tornados sobre los tres individuos enfrente suyo.

Un fuerte viento proveniente del mas alla se levanto, y arrastro piedras y tierra con el, impactando contra los tres bandidos, que apenas se mantenian en pie debido a la fuerza de los kamis.

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Hantei.

Un torbellino envuelve a los bandidos que comienzan a gritar de pánico. Saben que es magia, aunque no te han visto lanzarla. En cuanto puedes, se lanzan en carrera a huir por salvar sus vidas. En pocos segundos te quedas jadeante con un soldado muerto a tus pies y otro que lo estará en breve.

Hanako viendo huir a sus enemigos, se lamento por tener que dejarles huir, aquellos perros sin honor eran una deshonra en las tierras de su clan y merecian la muerte, pero no podia permitir que un buen hombre muriese desangrado, aquel guerrero habia dado su vida por ella, y ella debia hacer todo lo posible por salvarlo, se acerco al hombre que aun permanecia con vida, e invoco a los Kamis del agua, se sentia cansada y fatigada, no estaba acostumbrada a momentos de tanta tension, ni a utilizar la magia de forma tan continuada, pero era momentos desesperados, y si queria progresar esta era la unica manera.

Intento insuflar el poder curativo del agua en las heridas del moribundo, pero estaba demasiado aterrada por los momentos anteriores, y su concentracion fallo, el mundo de los espiritus se alejo momentaneamente de su mente.

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Hantei.

Tu intento de curación del samurái es inútil y muere poco después desangrado por las heridas. El suelo a tu alrededor, está manchado de rojo de la sangre, habiendo creado un barrillo espeso, mezcla de la tierra reseca de tu alrededor y la sangre de los combatientes. Desesperada por la tensión, caes de rodillas al suelo, llorando. Tu kimono se mancha de esa mezcla a la altura de tus rodillas, pero no te importa.

Un rato después, la comitiva aparece y te encuentra en la misma postura, rodeada de cadáveres, llorando como si tuvieses un mar de lágrimas para derramar. No has visto nunca la muerte tan de cerca y no dejas de ser una niña aún.

Hainchi te ve tan desválida, que no duda en correr hacia ti y abrazarte con fuerza, manchándose el kimono, sin importarle. Mientras te abraza, acaricia tu pelo y susurra palabras de consuelo a tu oído.

-Lo siento... eran cinco, no pude hacer nada- dice la muchacha mientras llora amargamente, mirando a su maestro con los ojos enrojecidos -esos desalmados los mataron como cobardes, antes que pudiese hacer nada por ayudarlos- la escena es de una tristeza absoluta, los cuatro cadaveres sangrando en el suelo, y las dos figuras abrazadas, el viento moviendo las hojas, mientras el olor de la matanza se intensifica por momentos.

La muchacha se siente debil, cansada despues de todo lo sucedido, y extenuada despues de haber realizado un esfuerzo magico de tal magnitud, la capacidad de su persona ha sido llevada al limite, y aunque a sobrevivido para contarlo, no se siente feliz ni orgullosa, solo hay una enorme tristeza por los dos hombres a los que ha fallado, y que ahora llacen muertos en el suelo.

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Shinjo.

Te despiertas en un futón y una habitación desconocidas. De alguna manera has debido de quedarte dormida (quizás el propio Hainchi ha usado un conjuro para dormirte). Te vistes y sales de la habitación.

Hainchi está en el piso de abajo, hablando con otro compañero. De alguna manera, se gira justamente cuando tu comienzas a bajar las escaleras. Siempre te sorprende la facilidad que tiene para detectar tu presencia. Se disculpa ante su compañero y se levanta, dirigiéndose hacia ti. Te pregunta si estás bien, a lo que contestas que estás mejor.

Te acompaña hasta una mesa, donde se sienta contigo. Pide algo de cenar para ti. La noche ha empezado algo fría y una sopa caliente es lo mejor que puedes llevarte a la boca. La agradeces.

Hablas de tonterías con Hainchi, pero, aunque más relajada, no puedes evitar que tu mente rememore las primeras muertes que has visto. Comienzas a agobiarte. Te levantas y te despides de Hainchi, que no te sigue.

Con suave caminar, la muchacha se dirije al exterior, la luna ilumina con una luz mortecina la tierra, y la suave brisa mueve las briznas de hierba, los sucesos del dia anterior interrumpen la agradable escena en fugaces destellos de memoria, si solo hubiese sido mas fuerte, hubiese podido detenerlos antes de lo sucedido.

Juntando las piernas bajo su cuerpo, se sento, adoptando la posicion del loto, tras unos momentos para calmar su mente, extrajo la flauta de una de sus mangas, sabia que no era un gran tributo, pero aquellos hombres merecian todo su respeto, se llevo el metal a los labios, y hizo sonar las primeras notas, la melodia se alejo por el campo, arrastrada por el viento, la cancion del invierno que llega, muy apropiada para la ocasion.

Cuando la noche avanzaba, comenzo a sentirse cansada, y deambular solitariamente por el exterior no era una gran idea, con paso rapido volvio al interior de la posada, y se dejo caer por el salon principal, queria saber mas cosas de lo sucedido,  no volveria a dejar que los sucesos la cojiesen de imprevisto.

Al Sur de la Torre Nihai. Hora de la Shinjo.

Te acercas a Hainchi, con respeto y cuidado. Tu sensei sigue hablando con la misma persona con quien le has estado viendo durante todo el viaje cuando entras en el salón común.

Cuando te acercas, Hainchi levanta la vista y se despide de su compañero, que da las buenas noches y se dirige hacia su habitación.

-¿Qué opinas del ataque, pequeña?

Hanako observa a la persona que se aleja, se fija bien por si consigue desentrañar algo de su aspecto, la pregunta de su maestro la sacan de sus intrigas y la devuelven a la realidad.

-Creo sinceramente que estaba preparado, esos hombres no aparecieron por casualidad, puede que fuesen rateros, pero nunca se habrian arriesgado a combatir si su paga no dependiese de ello, hubiesen preferido huir para robar otro dia- con un gesto se lleva la mano a la boca y contiene un pequeño estornudo, parece que el aire frio del exterior le ha afectado un poco -estoy un poco confusa, apenas tengo informacion y esta claro que nos estan atacando, intentando retrasarnos, creo que alguien no quiere que lleguemos a las negociaciones, o por lo menos esa es mi opinion, desde mi limitado punto de vista- La muchacha calla mientras espera la respuesta de su maestro.