Partida Rol por web

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El camino sigue por el este, hasta que llega a la bifurcación y rompe de nuevo hacia el norte, para cruzar el río Rijeshe, tras cruzarlo proseguisteis hacia el este. Estaba resultando ser el mismo camino que en la primera aventura.

El trayecto iba transcurriendo con normalidad, algún solitario pasajero a lo lejos, pero nada más. Fue cuando ya faltaba poco para la caída del sol cuando desde el oeste (y campo a través) visteis la silueta de un humano que se acercaba a pie - ¿Quien va? - Fueron sus escasas palabras, sin aclarar si era amigo o enemigo. El sol le daba en la espalda así que no lo veíais muy bien.

Saco una flecha del carcaj y descuelgo el arco mientras me preparo para disparar si el enemigo es hostil.

- Unos viajeros que siguen su camino... - grito mientras coloco la flecha en el arco y apuntando al suelo espero a ver qué sucede.

Recorremos gran trayecto desde el poblado y el Sol parece retirarse a lo lejos, reclamando su descanso a la Luna y solicitando su presencia. El viaje resulta tranquilo y cuando ya resulta necesario ir pensando en lugar para asentarnos, una figura se acerca. Sus palabras, sus modos, me resultan molestos y noto que a Mut lo pone también alerta el extraño.

Sujeto mi escudo y lo acomodo con la mano derecho, para luego llevar ésta a la maza que saco y sostengo con fuerza. El hobbit responde al sujeto y en mi disgusto no puedo más que dar un paso al lado de mi compañero, siguiendo a sus palabras con: "- ... y asimismo, ¿se podría saber quién pregunta?".

Llevábamos ya camino andado, cuando aquello sucedió. El sol poniente nos cegaba impidiéndonos ver a la persona que nos abordaba tan directamente, y eso no causa confianza. 

Tanto Angainor como Mut se prepararon para recibir al intruso como se merece, en caso de mostrar hostilidad, y yo no fui menos. 

Cerré los ojos un instante, invocando mentalmente las arcanas palabras que me permiten conjurar el sueño, y me concentré para lanzárselo en caso de que mostrase el menor signo de no ser amigo.

El camino parecía seguir la misma senda que en la primera vez y el día pasó relativamente rápido. La noche se acercaba y Eadar ya buscaba en los últimos minutos en el horizonte algún lugar para descansar cuando una silueta se acerca dando el alto. Eadar se lleva la mano al rostro, intentando esconder el sol para poder observar a aquel hombre con un poco de claridad.

Sus compañeros son rápidos y el mediano contesta al instante. El enano confirma sus palabras y Lorgan se prepara por si se diese el peor de los desenlaces. El montaraz también se pone en guardia y espera la respuesta de aquel desconocido antes de actuar.

Hubo un momento de tensión, pero sólo fue un momento - Esa voz... ¡Maldita sea, claro que la conozco! Soy vuestro antiguo capataz. ¿Qué os trae por las cercanías del campamento?

Entonces caísteis, os encontrabais no muy lejos del lugar en el que pernoctabais antes de meteros en el bosque de las lágrimas. Groan debió de ver a alguien por el camino y se acercó a curiosear - ¿Tenéis lugar en el que dormir? Ya sabéis que el campamento no tiene muchas comodidades, pero siempre será mejor que dormir al aire libre, por cierto ¿Quienes son esos dos? - Se refería a los que os habían contratado para esta misión.

- Yo soy Karmarac y este es Manari – Estos lo último que esperaban era encontrarse con alguien que conocíais, miraron con interés vuestras reacciones. Y... Supongo que algún tipo de explicación.

Me relajé al comprobar que no era enemigo, y el familiar rostro del antiguo capataz se hizo presente.

-¡Groan! ¡Qué alegría volver a verte! ¿Ya van mejor las cosas con los trabajadores? -pregunté, refiriéndome a los desaparecidos en la senda donde trabajaban, y que tras nuestra primera aventura en la zona debían de sentirse más seguros.

Nuestros acompañantes se presentaron, y aproveché para introducirles yo a Groan:

-Éste es Groan, antiguo capataz y amigo que nos ayudó en una exitosa aventura pasada. Ahora -volví a dirigirme al capataz- nos dirigimos al desierto, nunca es tarde para conocerlo. Estos amigos necesitan ir allí.

Al descubrir a su interlocutor Eadar esbozó una sonrisa y se adelantó a saludar al antiguo capaz:

-Dichosos los ojos que os ven, Groan. ¿Cómo os van las cosas?

Cuando Lorgan presentó a sus acompañantes, el montaraz asintió y preguntó:

-Nos encantará compartir cena contigo si estáis dispuesto a acogernos una noche más. La verdad es que el sol se oculta y poco más podemos avanzar, así que no es mala idea pasar la noche en este lugar.

- Muy buenas maese Groan... - saludo a mi antiguo patrón - ...cenemos algo, y descansemos en buena compañía...y que Groan nos ponga al día de los trabajos en este bosque.

Dicho esto creo que podemos descansar con cierta tranquilidad esta noche, por una vez podremos dormir decentemente en medio de una aventura.

Las palabras iniciales del hombre hacen que me relaje un poco y al acercarse no puedo más que sonreír al ver un rostro conocido y amistoso por aquí.

"- ¡Ja! Bueno es verte de nuevo, Groan- le digo al capataz".

Acomodo nuevamente mis pertrechos mientras Lorgan presenta al viejo conocido y los hombres, y me agrada bastante el saber que esta noche nos es ofrecido cobijo en un lugar seguro.

"- Muchas gracias por el ofrecimiento- digo a Groan-. Gustosos estaremos de descansar en el campamento... además, buenos recuerdos tengo del estofado que allí hacían- agrego echando una risa".

Aunque vuestros nuevos “patrones” no se mostraron confiados del todo accedieron a acercarse a ese campamento.

- Venid pues conmigo – Afirmó el fornido hombre – Ya hemos puesto en marcha de nuevo la explotación del camino. Vamos a estar un poco apretados ya que acaben de llegar la cuadrilla que anda trabajando en ella, espero que no os importe.

Comenzó a caminar - ¿Al desierto? No paráis muchachos JA, JA, JA. Al final vais a conocer toda la zona

Media hora más tarde y con menos luz llegasteis al campamento. Como había comentado ya habían unas cuantas personas allí, con cara de cansancio y pocas ganas de hablar. Como ibais acompañados por el capataz tampoco es que os prestaran demasiada atención - ¡Venga! Preparad más de ese rico estofado para estos antiguos colaboradores nuestros.

- Un rico estofado nos animará tras un buen día de caminata... - digo de buen humor - ...así que descansemos bien que mañana toca seguir caminando incontables millas...

La perspectiva de un rico estofado calentito y un lugar seguro para dormir me parece una grandísima opción. Además siempre viene bien descansar bien antes del peligro de la aventura.

Sin duda, el habernos encontrado con Groan fue una feliz casualidad. Retomamos el camino al antiguo campamento que conocíamos tan bien, y saludar a los amigos allí presentes fue un bálsamo para el alma.

-¡Ese rico estofado nos vendrá de maravilla! Sin duda la compañia es la mejor, pero el hambre también acecha. Gracias, Groan y amigos, por volver a acogernos en vuestra compañía. Me alegra saber que las dificultades terminaron y el trabajo no escasea. Siendo así.. ¡brindemos porque así siga! 

Tras el ofrecimiento de Groan, el montaraz sonrió. Parecía que al menos la primera noche nos ería tan dura como se esperaban. Ese rico estofado les daría las fuerzas necesarias para emprender el camino al día siguiente con el ánimo intacto.

Eadar se acomodó en el campamento y se preparó para degustar un poco de cena antes de ir a descansar.

Camino junto al grupo observando cómo la luz comienza a abandonar el cielo dando paso a una noche que se aprecia tanto más al sabernos resguardados en el campamento.

La idea de un estofado agrada a mi estómago y mi cuerpo cansado. A mi mente comienzan a venir recuerdos sobre la aventura que compartimos en la senda no hace mucho tiempo y los rostros de los cazadores emergen de mi memoria. Pienso en ellos un momento, esperando no cruzarnos con más de esos hombres. Sin embargo, alejo rápidamente las ideas de mi cabeza y trato de relajarme, aprovechando la tranquilidad que ofrece el lugar.

Resultó que disfrutasteis de una velada inesperada y agradable. Un alto en el camino que sirvió para que pudieseis reponer fuerzas. Y esto no ocurría siempre de camino a resolver una cuestión aventurera.

La noche pasó y pudisteis descansar. Manari os despertó con las primeras luces del alba – Hemos de partir, hay que aprovechar las horas de sol. Si todo va bien puede que esta noche dispongamos también de una mullida cama, pero para ello hay que apretar el paso.

Pudisteis ver que los jornaleros ya habían partido y quedaría Groan montando guardia en el campamento base, que también ya estaba en pie.

- Muchas gracias Groan por la comida y la cama... - agradezco a Groan que nos haya permitido descansar en el campamento. -  Creo que es hora de proseguir con nuestra caminata ¿no? - digo al resto.

La noche pasó tranquila, quizá debido a la seguridad del campamento, quizá debido a que no había nada de lo que preocuparse. La mañana llegó y Manari les despertó con la promesa de otra noche tranquila si el grupo se daba prisa. Eadar se preparó en dos minutos y antes de partir agradeció a Groan la hospitalidad:

-Os agradecemos la noche que nos habéis dado, Groan. Os deseamos lo mejor y que los Valar os cuiden.