Partida Rol por web

   Reconocéis el nombre de Mirenna, es un arbusto de poca altura que suele crecer en las vertientes montañosas justo por encima de las líneas de los árboles. Florece a principios de primavera, cuando la nieve está todavía derritiéndose en el suelo, y sus bayas crecen al principio del verano. Si se recogen estas verdes bayas una semana después de su momento más maduro, ya que poco después caen al suelo para germinar las nuevas plantas, con el zumo que se extrae de su interior pueden hacerse una poción curativa. Hace falta un curandero de cierta habilidad, tanto como saber el momento exacto de recoger las bayas, como la preparación correcta del líquido resultante para que tenga un efecto curativo real.

Teniendo en cuenta los apuntes que me da Aegon, y mi experiencia en otras rutas, creo que el mejor camino a seguir sería:

Ir por la linde del rio el máximo de tiempo posible, camino más llano y sin pérdida gracias al trazado que nos marca el curso del agua. Al llegar al afluente, podemos pensar en cambiar de camino y empezar a encarar la dirección hacia las montañas, aun lejanas...

   Resultado de la Tabla de Embarque: 12 o más. Un comienzo prometedor. La compañía emprende un camino que probablemente le mostrará maravillas casi olvidadas o la enfrentará a peligros que aterran nada más pensarlos. Pero los auspicios son buenos y, si la compañía es fiel a sí misma consigue prevalecer.

   Como resultado, añade 2 a las tiradas de la tabla de Acontecimientos de viaje. Las tiradas adicionales llevadas a cabo para determinar el resultado inicial de dichos encuentros se hacen con ventaja.

   Tabla de Acontecimientos del Viaje: 12 o más. ¿Muchos encuentros? ¡Corred, insensatos! La compañía ha encontrado a un viajero por el camino, pero es posible que no se trate de quien parece ser. No se trata de un vagabundo ordinario, sino de uno de los grandes y buenos (o corruptos) de la Tierra Media. El viajero puede ser Gandalf, o Radagast, o quizás Saruman. O puede ser uno de los hijos de Elrond, Elladan o Elrohir. Puede ser Beorn o Legolas. Si la tirada de embarque fue un 1, el encuentro es automáticamente un enemigo. Si es un 12, la compañía se ha encontrado uno de los grandes poderes del Bien. (Saruman sigue siendo un Adalid del Bien en el 2945 y su destino no es inamovible a lo que ocurre en los libros)

   El Ojo de Mordor: 1D20+6 contra una dificultad de 9, (con ventaja por la tabla de embarque y no es 2951 aún)

   La Caza= +9 (+2 competencia +1 Bain, +1 Aegon, +1 Allister, +1 Baldred, +1 Caleb, +1 Ceorl, +1 Dastar, +0 Fosco)
   Modificador por competencia: +2. Hay elfos de los bosques +1. Hay enanos +1. Hay otros hombres +1.

   El Velo= +6 (+2 La compañía viaja por tierras libres y fronterizas. +4 Se encuentra con Saruman y su magia les protegerá, lo sepan o no)

   Esta parte del viaje es tranquila, no llaman la atención de nada oscuro o vil.

—Un placer Bain, soy Dastar un Rohirin a sus servicios —dice el joven—, espero junto a mis compañeros llevar a buen termino esta misión. Por ello necesitaremos toda la información que se nos pueda brindar para movernos con seguridad por estas tierras.

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   Bain ante las palabras de Dastar sonríe y os cuenta que nunca ha ido en persona a Moria, pero que una vez dentro, está seguro de poder hallar la entrada a los túneles con las indicaciones de Bror, llegado el momento.

  Dormís a orillas del Celebrant, y a la mañana siguiente empezáis el viaje que os conducirá a la puerta este de Moria. Estáis a mediados de otoño, y el tiempo es frío aunque soleado.

   Allister consulta la posible ruta con Aegon y Bain antes de tomar la decisión. Al final habéis decidido que él será el guía que trazará la ruta, mientras que el explorador será Fosco y Aegon le ayudará con las tareas de exploración. Así como que Ceorl se encargará de la caza y Dastar le ayudará a cazar. Caleb organizará las guardias y vigías ayudado por Baldred, Elmarel y Bain.

   El día amanece radiante y os levantáis con el corazón alegre ante lo que os parece un viaje prometedor. ¿Encontraréis tal vez maravillas olvidadas en Moria? ¿O sólo dolor y peligros? No lo sabéis pero iniciáis el viaje con buen ánimo y contentos.

   Al final casi de un día de viaje os detenéis un momento, es aún es por la tarde aunque ya dentro de poco empezará a declinar las horas de sol. Habéis viajado a través del serpenteante camino cubierto de hierba que discurre hacia el sur bordeando el río Celebrant, el viaje ha sido rápido y agradable. El agua azul reluciente, la vegetación es exuberante y hay enredaderas cubiertas de flores y hermosas parras colgando de los árboles. Se oyen alegres trinos de pájaros ocasionalmente. Un puente cruza el río hacia la orilla sur y otro ramal parece dirigirse a Lorien, directamente hacia el Bosque de Oro.

   Cruzáis el puente y seguís el sendero que bordea la orilla sur del río, cuando a lo lejos Fosco ve una figura solitaria que se acerca. Es un anciano vestido con ropas andrajosas y con una larga barba blanca, viaja encorvado, doblado casi por la mitad y se apoya para caminar en un nudoso bastón de madera. Un maltrecho sombrero le protege del sol y tiene echado  un sucio manto de viaje sobre los hombros y su cuerpo.

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   Vislumbras al anciano mientras se aproxima, es un anciano de larga barba blanca, doblado casi por la mitad, que se apoya al caminar en un nudoso bastón de madera y sus brillantes ojos resplandecen bajo un maltrecho sombrero. Su vestimenta es gris, pero te parece ver el destello de una túnica blanca bajo el sucio manto de viaje y sus ropajes. Las botas del anciano están cubiertas de espeso barro, como si hubiera estado caminando por zonas pantanosas o la orilla del río.

   Caleb es capaz de sospechar que el viejo tal vez sea su antiguo maestro, aunque claro, nunca se sabe.

   Ves a la figura vestida de gris te parece que se mueve más ágilmente de lo que se esperaría de un anciano ¿podría ser un elfo de Lorien disfrazado? ¿O quizás podría ser tu antiguo mentor, Saruman?

Baldred cantaba. Se le hacían muy pesados los viajes sin que nadie dijera nada. 

El Camino sigue y sigue
desde la puerta.
El Camino ha ido muy lejos,
y si es posible he de seguirlo
recorriéndolo con pie decidido (fatigado)
hasta llegar a un camino más ancho
donde se encuentran senderos y cursos.
¿Y de ahí a dónde iré? No podría decirlo.

Era una vieja canción de caminantes, y estaba segura de que Fosco la cantaría con él. 

Cuando el guerrero vio al anciano, bajó del caballo y se adelanto. 

- Bienhallado, anciano. - dijo muy serio y con el máximo respeto - ¿Cómo hay un hombre de vuestra edad vagando solo por la linde del río? ¿Necesita, acaso, nuestra ayuda? Pues gustosos se la otorgaremos. 

No debían perder mucho tiempo, pero aquel hombre mayor le había causado cierta impresión. 

 Manteniéndome a cierta distancia, observé al anciano con atención, mientras los demás hablaban con él, buscando cualquier cosa que me llamase la atención...

Joven Baldred, no soy ni de lejos un trovador, ni el arte musical es parte de mis habilidades, pero os voy a recitar unos versos que he oí en el pasado, por el norte...

Van sobre alguien conocido, respetado y temido.

Señor de la Carraca.

Vigilante está el hombre,

descansa en una hamaca.

Beorn es su nombre,

de noble sangre y muy curtido.

Grandes hazañas cuentan de este caudillo que en la Batalla de los 5 Ejércitos, apareció con un nutrido grupo de guerreros aguerridos.

Ohh mirad... por allí se acerca alguien, parece un hombre de edad avanzada, cosa extraña que se aventure un hombre solo por estos lares...

Rompo mi silencio y los versos de Allister según nos acercamos.

-Ese viajero se mueve de un modo muy ágil para tratarse de un simple anciano... algo me dice que no esta tan desvalido como puede parecer.

Andaros con ojo...

Viajar era lo suyo, a Dastar ya se le hacían lejanos los días de batallas con orcos y dunlendinos defendiendo el Abismo. Aunque era un honor servir a la Marca, era una dicha poder recorrer los caminos de la Tierra Media y más con el grupo que se había juntado, todo estaba dado para que su aventura quedara consignada en algún libro o por lo menos ser tema para bardos y poetas.

La idea de Baldred y Alliters de amenizar la jornada con canto y poesía era bien recibida, mientras el trotamundos registraba, en su memoria aquellos parajes, observando sus detalles más relevantes: tipo de vegetación, animales, cuerpos de agua, etc.

—Muchas gracias compañeros —dice—, es placentero escuchar sus interpretaciones.

Luego de un rato atiende la alerta que dan los demás sobre lo que parece un anciano que vaga solitario por el camino. En especial pone cuidado a lo que anota Caleb sobre lo sospechoso de aquel individuo, lo cual hace que Dastar empuñe el mango de "Sedienta" sin desenfundarla, atento a su alrededor por si lo que ven es un señuelo para ser sorprendidos.

   Es un anciano de larga barba blanca, camina muy encorvado, casi doblado por el peso de la columna, se apoya al caminar en un nudoso bastón de madera. Se tapa con un maltrecho sombrero. Su vestimenta es gris, pero te parece ver el destello de una túnica blanca bajo el sucio manto de viaje y sus ropajes. Las botas del anciano están cubiertas de barro.

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   El anciano se detiene al poco de llegar al lado vuestro y se incorpora un tanto, apoyándose en el bastón, mientras con una mano echa para atrás un maltrecho gorro mostrando unos ojos oscuros y barba blanca.

   Mira de forma suspicaz a Baldred, - Bien hallado dices primero, pero luego dices que vago por las orillas de un río como si estuviera ciego o sordo de no verlo y ofendes mi capacidad ofreciendo una ayuda no pedida ¿qué peligro podría acecharme en estos parajes salvo el que traigáis vosotros consigo? -

   Mira brevemente a Allistar, más no dice nada. Por un momento Allistar se siente como si el anciano hubiera escuchado las palabras dichas antes de que llegara a su lado, más no podía ser posible por la distancia a la que estaba cuando las pronunció.

   Hace un gesto de saludo llevándose la mano al sombrero cuando llegan Aegon y Caleb a su altura. Aunque cuando repara en Bain parece sorprendido de ver juntos a un elfo y a un enano. Ceorl, Enmaril y Dastar llegan juntos con sus rasgos claramente rohirrim. Fija brevemente los ojos en Dastar y sonríe mientras le saluda de forma extraña, - Un hombre prudente es un tesoro en los tiempos que corren. -

   Si pensaba añadir algo más, no lo dice ya que se queda sorprendido cuando se percata de Fosco, que caminaba en un lateral algo rezagado.

   - Bueno, bueno, bueno ¿y qué clase de extraña criatura eres tú? -

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   Urko no parece preocupado por el anciano, desde luego reacciona como si no fuera capaz de percibirlo o como si fuera alguien conocido. En cualquier caso, ni siquiera lo está mirando y trota a tu lado.

Las palabras de mis compañeros, de mis nuevos amigos, me infundieron valor. ¡Esto iba a ser una aventura colosal!

-"Gracias amigos. Prometo ser un buen custodio de la bolsa que me dio Bror." Dije alegre.

Antes de irnos a descansar vino Bain, el primo de Bror. Nos contó que nunca había estado en Moria, pero que nos ayudaría a encontrar una entrada a un túnel secreto o algo así. La verdad es que no le estaba escuchando atentamente dado que me estaba comiendo un tentempié antes de cenar. Cuando terminé, me acerqué a él para saludarle.

-"Hola Bain, encantado de conocerte." Le dije alzando la mano para estrechársela. "Yo soy Fosco Brandigamo, el mejor amigo de tu primo Bror y custodio de la bolsa. Seguro que te ha hablado mucho de mi, ya que nunca nos separábamos... hasta que vino aquí, claro, si no hubiera venido con él. Bueno, lo que te quería decir es que seguro que seremos muy buenos amigos." Dije sonriendo mucho.

Pasamos la noche y al día siguiente, temprano, levantamos el campamento e iniciamos el camino. Allister iba el primero, como guía y cabecilla de la expedición, asesorado por Bain y Aegon. Los demás íbamos detrás, en fila india o de dos en dos. Yo iba y venía de un lado a otro, ya que me gustaba ver todo lo que me rodeaba, además de ser el explorador del grupo. Aunque donde más tiempo me quedaba era al lado de Baldred, que me había caído muy bien. Este y Allister cantaban de vez en cuando alguna bonita canción, a la cual yo me unía alegremente. Los prefería a ellos antes que a Aegon, cuyo canto seguro que espantaba a todos los dragones del Brezal Marchito.

El camino sigue y sigue
desde la puerta.
El camino ha ido muy lejos,
y si es posible he de seguirlo...

Casi a última hora, cuando los rayos del sol se ponían detrás de los picos de las Montañas Nubladas, vi aparecer una silueta. Venía por el camino por el que íbamos, pero en sentido contrario, justo hacia nosotros. Silbé a mis compañeros para avisarlos y le señalé con el dedo. Parecía un anciano vagabundo, con los ropajes desgastados por el uso. El color de la ropa es gris, pero creo ver que debajo lleva una ropa de color blanco, como la larga barba que pende de su ajada cara. Lleva un largo palo de madera, nudoso, que parece que le sirve de bastón. Lo que más me choca del individuo es la brillante mirada que veo debajo de su sombrero picudo. Parece que lleva caminando bastante tiempo al lado del río, viendo el barro de sus botas y piernas. Me echo a un lado y dejo que los guerreros avancen primero. Ellos serán los que hablen con el forastero.

Baldred es el primero en concederle la palabra, pero el anciano parece bastante sagaz y burlón. Le contesta de forma rápida y sabia. Parece bastante inteligente. Me voy acercando lentamente, hasta que clava sus ojos en mi y me quedo petrificado.

-"Hoo hoooo hola, yo soy Fosco Brandigamo y no soy ninguna criatura, soy un hobbit de La Comarca." Digo tragando saliva y acercándome despacio con el brazo extendido para darle la mano al anciano. Me he trabado un poco al presentarme, pero recupero rápido la compostura. "Allí en donde vivo hay muchos hobbits como yo. También los hay en muchos más sitios, como en Bree, en los valles del Anduin al oeste del Bosque Negro... Seguro que ha oído hablar de Bilbo Bolsón, es un héroe renombrado. Él es un hobbit, como yo, y de buena familia, además." Digo cogiendo carrerilla. "¿Usted cómo se llama y por qué anda solo por estos parajes? Creo que con su edad no debería de hacer tanto ejercicio, podría lesionarse o que le pasara algo." Dije preocupado, mientras le miraba de arriba a abajo.

Y nuevamente, como tantas veces me ocurría, me di cuenta de que estaba acaparando la conversación y me eché a un lado, poniéndome al lado de Baldred.

Al final, el anciano, se nos acercó lo suficiente como para verle el blanco de los ojos, sin necesidad de ser Elfo.

Por un momento hubiera jurado que al cruzar las miradas, percibiera en su rostro que le había oído. Eso sería imposible para un hombre... Quizás de haber sido un Eldar, pero esa barba y esa constitución delataban que no se trataba de uno de los Primeros Nacidos.

De cualquier manera, Allister no había dicho nada ofensivo, así que se sentía tranquilo... No obstante endureció la mirada cuando el hombre respondió a Baldred en la forma que lo hizo... Quizás se tratara de un estudioso de la semántica y las diferentes lenguas de la Tierra Media, y ninguno de los miembros de aquel variopinto grupo estuviera a su altura, pero le sonó un poco agresiva la respuesta, si bien era cierto que el hombre ni había solicitado la ayuda que se le ofreció, ni tampoco éramos nadie para juzgarle por sus acciones.

Señor, disculpadnos si os hemos molestado con nuestras palabras. Está claro que nos superáis con creces en etiqueta. Mi compañero Baldred es joven y se ha interesado por vos, dado su buen corazón, os lo aseguro, y nada mas lejos de su intención que trataros de tullido en forma alguna.

Que Eru os ilumine el camino. 

Muchachos, no nos demoremos, tenemos un largo trecho por delante, y este hombre parece conocerse esta zona mucho mejor que nosotros. Aconsejo proseguir y no perturbar la tranquilidad de la senda que viene acompañando a este viajero.

Allister, fue correcto, pero seco. No creyó necesario tener que demostrar arrepentimiento de nada, tras las palabras vertidas por el hombre del cayado... Lo mejor era que cada cual siguiera su camino. Ni el había solicitado ayuda, ni el grupo tampoco. En cuanto al camino no pertenecía a nadie en concreto, así que era de libre paso...

Dastar mantiene la posición y asiente tras las palabras del hombre que se da cuenta del cuidado que ha puesto al no confiarse del camino. Luego sigue en alerta para mantener la seguridad del grupo.