Partida Rol por web

Día 7 por la mañana temprano, niveles superiores de Moria.

   Abandonáis la estancia, continuando unos cuatrocientos metros por el amplio pasadizo, llegáis a una gran escalera que conduce hacia abajo y luego traspasando un arco de piedra tan alto como seis hombres, al  Puente de Durin bajo el cual, según la leyenda, se abre un abismo insondable.

   Una vez cruzado el puente, os detenéis para examinar la habitación en la que habéis entrado: la Estancia de los Árboles, llamada así por los pilares en forma de árbol que sostienen el amplio y abovedado techo.

   Entonces reparáis en la oscuridad y que os hace falta una fuente de luz. Cómo si os hubiera leído el pensamiento Bain saca un amuleto que cuelga de una cadena, que hasta entonces había mantenido oculto bajo sus ropajes.

   - Una reliquia de tiempos mejores, - se limita a explicar.

   Mientras sostiene el cristal frente a él, el amuleto empieza a emitir un suave resplandor que se va convirtiendo cada vez en una luz más potente. Como reaccionando a su presencia, unos cristales en las paredes empiezan a emitir también una cálida luz.

   - Ninguno de nosotros debe temer a la oscuridad de Moria, la fuerza de mis antepasados nos acompañará. -

   Señala a un corredor a la derecha.

   - Vayamos ahora hacia a la cámara de los registros, esa dirección es el siguiente paso. -

Baldred entró en aquellas ruinas y se preguntó cómo era posible que los enanos pudieran vivir tan a gusto en las profundidades de la tierra. 

Una sensación de claustrofobia le invadió por completo, y las piernas le temblaron. Pasaría un buen rato hasta que consiguiera acostumbrarse a aquella oscuridad. Acostumbrarse a tener tanto peso de tierra sobre la cabeza. Era lo más parecido a estar enterrado vivo. Y aquello le causaba una gran congoja.

Aun así, se armó de valor y continuó siguiendo al enano, en silencio. No podía hablar demasiado, pues sentía que por su boca sólo saldrían quejas y lamentos. Aún así, le pidió a Aegon uno de sus papeles. Él no era el mejor dibujante, pero si marcaba el camino que seguían, tendrían un mapa para encontrar la salida en el caso de que algo ocurriera.* 

- No tememos, amigo Bain. - mintió Baldred - La compañía de un enano nos convierte en bienvenidos en moria. 

Bajamos, subimos, doblamos esquinas, volvimos a subir. ¡Este sitio era un laberinto! Estaba acostumbrado a los agujeros hobbit, confortables y seguros, pero esto era otra dimensión. Galerías y galerías escavadas en la roca madre de la montaña para hacer un complejo tan grande como La Comarca. Iba al lado de Bain, oteando todo, por si viera algo extraño. En un momento dado, el enano sacó un colgante y todo se iluminó con una luz fantasmagórica, pero que nos permitía ver mejor el entorno.

-"¡Uauh! Me tienes que dar una de esas y enseñarme como se usa, Bain." Le dije al enano.

Seguimos avanzando hacia la sala que Bain tenía en mente. Nosotros solo le seguíamos sin rechistar, callados y temerosos de romper el silencio sepulcral de esta tumba enana. Mi amigo Baldred pidió papel para dibujar el camino que íbamos recorriendo, por si nos perdíamos o algo le pasaba a nuestro guía.

-"¡Qué buena idea Baldred! Yo puedo ayudarte, me encantan los mapas." Dije al rohirrim.

La falta de luz dificultaba la visión de Allister y de sus compañeros. Posiblemente excepto Bain y el elfo, el resto estaban en clara desventaja... El perro de nuestro compañero aun contaba con su olfato, así que me dediqué a vigilarle más a él, para detectar cualquier movimiento o gesto del mastín...

Dado que Allister era bastante mejor con el Arco que con un arma de mano, busco la seguridad del grupo, poniéndose lo más en el centro del mismo que pudo. 

De pronto Bain sacó un colgante que nadie habíamos visto. De él surgió una leve luz y por alguna razón el refulgor fué replicándose en unos cristales que estaban por todas las paredes de la estancia. Con esa luz, la seguridad en nosotros mismos aumentó.

Gracias Bain, esto nos ayuda enormemente.

Cierto es que no deja de ser un forma de alertar a lo que quiera que pueda estar escondido aquí adentro, pero sin la luz, la mayoría de nosotros somos pasto del desastre. Así podremos defendernos, si es que la fuerza de tus antepasados, no es suficiente...

Si hay criaturas o enemigos aquí abajo o bien llevan sus propias fuentes de luz o bien ven en la oscuridad- dice Ceorl- así que entre combatir a oscuras o combatir con luz, prefiero lo último. 

 Hice un gesto para que todos siguiéramos caminado en silencio, mientras observaba atento a mi alrededor. El uso de luz era un mal inevitable, así que lo único que podíamos hacer era no hacer ruido y tratar de pasar lo más desapercibidos posible mientras estuviéramos en este lugar.

Caleb coge una piedra del suelo, y lanza el hechizo de Luz sobre ella.

Se que Bain ya ha iluminado la estancia con los cristales, pero no me fio de que en las siguientes estancias todo siga iluminado. Y lo mismo puedo lanzársela a algún enemigo si nos topamos con el.

Impresionado por la vista que se mostraba ante sus ojos Dastar agradece el milagro de la luz que logró la magia enana. El interior amplio y edificado mostraba la gran habilidad de la raza a la que pertenecía Bain. De momento parecía que estaban solos y que su misión no presentaría mayores problemas, y sus compañeros iban dando instrucciones de como proceder a partir de ahora.

—Tomemos posiciones para avanzar con mayor seguridad —dice—, se que tarde o temprano tendremos compañía. 

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   Tras pasar por un arco grandioso, os introducís por un amplio corredor. Al cabo de un rato os acercáis a una puerta baja que hay a la izquierda; está entreabierta. Bain os indica que es por ahí. En el interior de un estrecho corredor giráis a la derecha y alcanzáis la base de unas escaleras que empezáis a subir.

   - Ya hemos subido más de cincuenta peldaños, según las instrucciones de Bror, la puerta que oculta el corredor a las estancias de nuestra familia no debería de estar lejos. -

   Bain va examinando las paredes, luego se detiene.

   - Aquí es, - dice muy serio, - pero esto no presagia nada bueno para nosotros. -

   Alza el cristal de luz y veis que la puerta que conduce hacia el interior de los túneles y las habitaciones de la familia de Bror, una puerta secreta que debería permanecer oculta, ahora está visible y permanece entreabierta.

   - Alguien se nos ha adelantado, - dice Bain. - Y no puedo saber si son orcos o enanos de nuestra rama familiar rival. -

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Después de subir los escalones, llegamos a donde estaba la puerta secreta que nos daría paso a las estancias ocultas de la familia de Bain. Pero dicha puerta ya no era secreta, dado que estaba a la vista y entreabierta. ¡Mi gozo en un pozo! Esperaba hacer uso de mis habilidades para encontrarla y abrirla con la llave que me había dado mi gran amigo Bror.

-"¡Vaya! Parece que alguien encontró la puerta y decidió entrar. Espero que no haya cogido el testamento, si no tu primo se llevará una desilusión enorme." Le dije al enano.

Miré a los demás y pude ver la preocupación en sus rostros.

-"Bien, creo que aquí empieza mi cometido, ¿no? Si queréis, puedo entrar y adelantarme unos metros para cercionarnos de que no hay nadie al otro lado. Después volveré a deciros lo que he visto, si es que he visto algo, porque puede que vea algo o no, todo depende de lo que vea, claro." Les comenté atropelladamente.

Estaba ansioso de demostrar mi valía a los demás, ya que hasta el momento no había podido hacer nada memorable durante el viaje. Si aceptaban mi propuesta, accedería a la sala o pasillo contiguo a la puerta exsecreta y miraría que no hubiera trampas ni orcos. Siempre en modo sigiloso, claro.

- Si necesitas nuestra ayuda, no dudes en pedirla y acudiremos lo más rápido que podamos. - dijo Baldred. Por un lado, no le gustaba que el hobbit se adelantara y se enfrentara a lo desconocido él solo. Por mucho que demostrara bravura, también podía significar su muerte. Los más valientes también son los que mueren sin sentido. Lo ideal es tener un equilibrio. Pero por otro lado, no sabía si le ofendería dudar de él. Así que optó por dejarle hacer lo que pensara que era mejor. 

Después se volvió hacia Bain y preguntó. 

- Si son tus primos y tienen una actitud hostil hacia nosotros, no vamos a dudar en usar nuestras armas - lo mencionó como advertencia. Sin embargo, no quería que posteriormente les recriminaran el haber matado familiares. 

 Miré pensativo la entrada profanada, preguntándome quien había llegado antes que nosotros. Fuera quien fuera, al menos que ya se hubieran ido, era muy posible que nos esperase una pelea, sobre todo si el objetivo de los misterioso intrusos era el mismo que el nuestro, conseguir el testamento.

 Mientras los demás se preparaban para lo que pudiera pasar, yo hacía lo mismo, apretando mi bastón con mis manos con fuerza, mientras repasaba mentalmente todos mis conjuros en mi mente.

Dastar espera mientras tanto se cerciora que nada los sorprenda por la espalda, deben esperan la señal del mediano. Mantiene empuñada a Sedienta pero sin desenfundarla, observa en todas las direcciones analizando todos los detalles del entorno y se pregunta cuántos siglos tardaron los enanos en transformar el interior de una montaña en aquella obra de construcción sorprendente.

Allister, llegó con el resuello, resoplando un poco, ya que estaba fatigado desde la noche pasada... No había descansado adecuadamente y se notaba...

Que Bain hubiera conseguido poner luz en su camino, le devolvió algo de esperanza y alegría, pero la fatiga le tenía algo embotado.

Llegaron a un punto que supuestamente era secreto... Una puerta o pasadizo que teóricamente solo Bain debía de conocer, pero por algún motivo, aquello estaba al descubierto... Quien se había adelantado? Podían ser Orcos, otros enanos. Bandidos a la captura de riquezas? Fueran quienes fueran, si aun estaban allí, serían sin duda enemigos, así que sin decir nada, el noble hombre de Valle, sacó su Arco Largo, tensó la cuerda y dispuso su primer proyectil, de forma y modo que le llevara el menos tiempo posible poder abrir fuego contra cualquiera que se interpusiera en su camino...

Buscó un poco la protección del grupo, para evitar un cuerpo a cuerpo que a horas luces era una situación de desventaja para el.

Vigila Fosco... Te cubro...

Lo que no entiendo es para que una llave de una puerta secreta... y en cualquier caso, para que ponerle una llave si teoricamente no debía verse? Cosa que me lleva a recapacitar... Quien fuera que la encontró, o tenia una copia de la llave, o obtuvo otra forma de abrirla... 

McSiry, se acercó para observar la puerta... Quería ver si se estaba forzada... Luego en sigilo se apostó para dar cobertura al Mediano.

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   Bain habla en un susurro. - Voy a apagar la luz para no alertar a nadie que pueda estar por aquí, no os separéis de mi. -

   Os introducís y cerráis la puerta destrás vuestro. A pesar de Bain, Fosco se introduce alegremente primero para hacer una exploración preliminar, seguido luego por Allister.

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   Con Fosco y Allister por delante y los demás detrás a una distancia prudencial avanzáis. Permanecéis en un estrecho corredor que al cabo de un rato se abre a una gran cueva natural situada al sudeste, según os confirman Bain y Aegon.

   Es amplia y tiene un techo muy alto que se cierne sobre ella. Hay un leve pero persistente resplandor al que poco a poco vuestros ojos se acostumbran. No se trata de la luz del sol filtrándose por las grietas, un tenue pero suficiente resplandor amarillento que os permite a los que no os desenvolvéis en la oscuridad moveros.

   Con cautela avanzáis hacia el centro de la caverna. El suelo de la misma es liso y muy limpio. Pronto descubrís que el origen del resplandor emana de uno musgo que crece en las paredes de la cueva. El aire está lleno de un olor peculiar, no demasiado agradable, que no lográis reconocer.

   Entonces en la parte sudeste Fosco y Allister ven una grieta oscura. Os hacen señas y la señalan. Según el mapa y la dirección en la que parte el pasadizo que hay al otro lado de la grieta, Bain os dice que es la dirección a seguir. Fosco primero, Allister después y por último vosotros os dirigís a la grieta.

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   Oyes un fuerte ruido, esto no lo ha hecho Allister ni viene de atrás. Te detienes silencioso como una piedra, escuchas pero no oyes nada más. Detrás tuyo Allister avanza silencioso como una sombra pegado a la pared y te adelanta mientras empieza a avanzar para alcanzar la oscura grieta y tú sigues sus movimientos.

   Entonces lo ves, una forma más oscura está sentada a un lado de la grieta sobre una roca plana. ¡Es un orco! Está con la cabeza apoyada en las rodillas mirando aburrido al suelo mientras juega con unas piedras con desgana.

   Mientras piensas que hacer ves que Allister se aproxima al orco en completo silencio, piensas que quizás va a silenciarlo pero observas con estupor que pasa a poco más de un metro y media a su lado sin prestarle la más mínima atención. Se introduce sin hacer el menor ruido en la grieta sin que el orco se percate de su presencia, tal como está distraído mirando al suelo.

   Te giras al resto que avanza y les haces gestos frenéticos con las manos señalando al orco, ves con alivio que se dan cuenta de la presencia de la criatura y asienten.

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   Fosco se detiene mientras examina la grieta. Al lado suyo, avanzas tan silencioso como una sombra pegado a la pared mientras te acercas a la oscura grieta mientras el hobbit te observa.

   Estar bajo tierra en este reino silencioso hace que el silencio paradójicamente parezca ruidoso, durante unos segundos los oídos te han zumbado mientras te aclimatabas. Ves la grieta, aunque no estás seguro te parece que hay unos escalones al otro lado. Te acercas a investigar y traspasas la grieta con cuidado.

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   Seguís a Fosco y Allister en dirección a lo que parece ser una grieta al sudeste de la cueva. Fosco y Allister van primero, cuando Fosco se para en seco. Allister avanza pegado a la pared de la cueva sin hacer el menor ruido y pronto lo perdéis de vista, parece que se ha introducido por la grieta.

   Fosco os hace señas en silencio señalando frenéticamente a un punto.

   ¡Miráis y veis a un orco sentado en una piedra plana! Parece estar aburrido mirando al suelo, se levanta con desgana y empieza a moverse poniéndose delante de la grieta, ¿está guardando el acceso tal vez? No veis ni rastro de Allister, pero tampoco habéis oído el menor ruido, ni de pelea, ni de nada en realidad.

   Asentís a Fosco para darle a entender que le habéis visto.

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