Partida Rol por web

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   Lleváis media hora avanzando, cuando los peores temores de Carnil se hacen realidad, y escucháis voces ásperas cercanas. Tres orcos salen entre los pocos jirones de niebla que ya no pueden ocultarles (ni a vosotros) y corren hacia vosotros. Pronto os dais cuenta de que en la llanura no los vais a dejar atrás, ya dentro del bosque hubiera sido diferente. Carnil agarra su arco y lo termina de encordar con un ágil movimiento, pero dudas de que le dé tiempo a disparar más de 1 ó 2 flechas antes de que os alcancen cuerpo a cuerpo.

   - Bueno, no te quedes ahí parado, supongo que no serán tus amigas esas criaturas. - Comenta jovial Carnil mientras coloca una flecha en el arco.   

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 Mientras nuestros enemigos se aproximan, me dispongo a lanzarles un Orbe cromático, esperando que eso les frene, además, de dañarlos, mientras mi compañeros, los cose a flechazo...

Al no tenerlas todas conmigo aun, sigo desplazándome sigilosamente junto al rio, para poder controlar los movimientos del camino del Sur, mientras sigo el trazado del Rio de forma paralela al camino.
Urko a mi lado me ayuda a detectar presencias o espantar cualquier animalillo que pudiéramos cruzarnos.

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   Mientras los orcos cargan, lanzas un orbe llameante que estalla en medio del pecho del orco que va en cabeza, que empieza a dar manotazos y pegar gritos, hasta que una flecha bien colocada de Carnil lo derriba.

   Los otros dos orcos se aproximan con más precaución, más despacio. Y os da tiempo a prepararos para el asalto. Uno de ellos se dirige hacia Carnil, el otro se dirige hacia ti. Con las cimitarras desenfundadas. Lucharéis uno contra uno. Mejor que dos contra tres.

   Tu vas primero.

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   Desplazándote cerca del río, contemplas el sombrío bosque que se extiende hacia el sur, casi invisible entre las distintas capas de niebla húmeda. El borboteante río Insen, de aguas frías serpentea al oeste y al norte. Caminas por el terreno empapado, cuando un ladrido bajo y un gesto de Urko hace que fijes la mirada en un punto del terreno. Descubres varias series de huellas en el barro. Huargos, o lobos muy grandes. Montados por orcos, a juzgar por la hondura de las marcas...

   Y muy recientes.

   ¿A quién estarían buscando esas bestias tan cerca de Isengard?

   Bordeando por su vertiente norte el bosque oscuro y amenazador que se extiende hacia el sur, prosigues tu camino. El terreno está enfangado y poco firme, por lo que debes fijarte bien por donde pisas.

   Tras casi una hora de viaje te introduces con cautela por el bosque invadido por la niebla. En la quietud de la noche se oye a lo lejos el suave rumor del río al oeste, sigues durante más de un cuarto de hora viaje bosque a través, guiándote por el sonido del río y con ayuda de Urko.

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 Mientras procuro mantener la distancia entre mi adversario y yo, le lanzo una Saeta de Fuego, tratando de evitar el cuerpo a cuerpo, mientras procuro que a luz le moleste en los ojos...

-Querido Urko, menos mal que te tengo conmigo..
Le acaricio y me abro camino paso a paso con el poco a poco mientros me pregunto por dentro

-¿Estarán tratando de atraparme?
Ya me empezó a oler realmente mal cuando vi por primera vez los Orcos. Debo dar Aviso a quien sea de esta rara y peligrosa alianza.
-Desde luego Saruman me vio... aunque me dejo huir y el pobre Iorlas... casi me da hasta pena.

En mi corazon empiezo a sentir un alivio viendome ya fuera del Valle del Mago.
A cada paso siento que escapo de una negrura que esta creciendo..

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   Los dos orcos llegan hacia vosotros, una saeta de fuego pasa rozándoles, aunque no llega a alcanzarlos. Carnil no tiene mucha más suerte con el arco y los recibe espada en mano. Aunque algo asustados, como siempre que estás criaturas no tienen ventaja en el número, puede más su odio hacia vosotros. Posiblemente, si no hubieseis sido elfos, habrían huido pero su odio les fuerza a atacar.

   La batalla es terrible, pero para tu sorpresa, te defiendes bastante bien y consigues no ser herido, haciendo uso de tu magia de fuego y de tu arma ocasionalmente, te deshaces de tu oponente sin sufrir daño. No así Carnil, que aunque acaba con el orco que le acosa, ves que sangra de varias heridas y esta exhausto.

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   Paráis un momento mientras el enviado de la Dama de Oro se trata las heridas y le ayudas a vendarlas.

   - Luchas bien, para no ser un guerrero, - comenta con aprobación.

   - Debemos continuar, aunque ahora tenemos ventaja, estamos casi fuera y no creo que nos alcancen ya. -

   Os ponéis en marcha.

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 Mientras caminamos fuera del territorio de Isengard, continuamos vigilando nuestras espaldas y los cielos, para asegurarnos de que nadie nos persigue. Por el camino le cuento a mi nuevo compañero de viaje todos los detalles acerca de lo que he vivido y los obstáculos que he tenido que sortear antes de encontrarnos.

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   Mientras vagas por el bosque algo perdido en la niebla, oyes en la lejanía el suave rumor del río Isen que poco a poco va quedándose atrás. Estás muy cerca ya de la salida del valle y al otro lado te espera Rohan. Para no correr el riesgo de perder la orientación en el bosque, sales por donde intuyes el camino.

   Encuentras el camino  ancho y empedrado del Valle del Mago, por un momento se levanta la niebla y en la lejanía al norte detrás tuyo ves el monolito de piedra que emula la palma de una mano blanca alzada. Desde tu posición ves unas llamas que se apagan lentamente. Te acercas con precaución y ves los cuerpos de dos huargos muertos, uno ardiendo. Retrocedes y vuelves a tomar el camino al sur que llevabas.

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   Mientras avanzas, el ancho y empedrado camino del mago termina al fin, aunque no es lo único que ves. Los cadáveres de tres orcos están esparcidos por los alrededores, uno tiene una flecha clavada, pero no lo mato eso, está achicharrado, por fuego. Fuego mágico. De los otros dos, uno ha sido abatido a golpes de espada, y otro tiene marcas de quemaduras. Ves alguna flecha más en la espesura cercana al camino.

   Examinando las flechas, te recuerdan a las flechas de los elfos, como las que suele llevar Aegon y Iorlas, aunque Iorlas dudas que haya estado aquí y es raro que Aegon se limite a usar un arco ¿quizás anden más elfos por las cercanías? Tocas uno de los cadáveres. Aunque recientes, se están enfriando, esta pelea ha sido hace unas horas.

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   La noche se acaba mientras caminas, aunque dondequiera que mires hacia Isengard ves el fuego de antorchas de grupos que parten del Valle del Mago. Pero has eludido a tus perseguidores.

   Durante unos días avanzas y te introduces en Rohan, pronto, al segundo día, pierdes de pista a tus perseguidores. Los has despistado o no te seguían a ti. Tras tres días llegas a una granja donde unos rohirrim amistosos te permiten cobijarte y descansar. No has visto rastro de nadie que conozcas desde que dejaste el Valle del Mago, aunque si has visto unas aves en el cielo que parecen seguirte dondequiera que vayas.

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Hablo con los Rohirrin, y además de agradecer su ayuda quisiera hacerles algunas preguntas..
Obtener información sobre el entorno, los pueblos o ciudades mas cercanas.

Además de querer contarle lo malo que ocurre con Isengard (El cambio de Saruman, sus tratos con los Orcos, etc..) para tenerles sobre avisado.

De momento me gustaría obtener víveres para el viaje.
Por supuesto pagare por la ayuda de los Rohirrin.

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   Recorréis en el bosque senderos ocultos, gracias a los conocimientos de Carnil sobre los bosques. Ocultáis vuestras huellas y tomáis precauciones para que vuestros perseguidores, si los hay, queden rezagados. A la mañana siguiente te sientes exhausto, pero estás lejos del Valle del Mago.

   Varios días después llegáis a los límites del encantado Bosque de Oro, los dominios de la reina elfa, Galadriel, donde pocos ajenos al bosque han entrado. Carnil te guía bajo las ramas de plata de los árboles mallorn, aún cubiertos de hojas doradas; te sientes emocionado, aunque estás cansado del viaje, procuras andar con paso ligero.

   Tras adentraros algunos kilómetros en el interior del hermoso bosque, Carnil se detiene. De pronto, dos elfos caen inesperadamente de los árboles. Sin embargo, Carnil no parece sorprendido y saluda a uno de ellos en élfico. Luego se vuelva hacia ti.

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   La familia te ofrece algo de comida y víveres, aunque no parece interesada en cobrarte aceptan algunas monedas porque no están seguros si te ofenderías si las rechazaran. Todo está tranquilo por esta zona, parece ser. A la mañana siguientes partes, perdido en tus pensamientos.

   Has eludido a tus perseguidores, si de verdad había alguien persiguiéndote, no te ha quedado demasiado claro. Reflexionas sobre tu siguientes pasos. Realmente no sabes bien hacia dónde dirigirte, cerca está Lorien, el Bosque de Oro, pero dudas que los elfos te permitan entrar o acercarte siquiera. Están los señores de los caballos de Rohan, pero no sabes cómo reaccionarían ante su historia.

   Caminas varios días alejándote del Valle del Mago.

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