Partida Rol por web

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   - Estos son los guardianes de Lorien; han estado observándonos antes de mostrarse para asegurarse que no albergábamos malas intenciones ni tramábamos alguna treta. Ya no estamos lejos del corazón del Bosque y debes estar preparado antes de poder entrar. -

   Los elfos te ayudan a subir a una plataforma en uno de los árboles, donde hay ropas limpias y tinajas con agua. Te dan tiempo para que te laves y te cambies de ropa, han dejado unos suaves ropajes de tejido gris.

   - Aquí debemos vendarte los ojos, - dice Carnil cuando terminas de prepararte.  - Aunque seas un hermano, todos los de fuera del Bosque de Oro deben ser conducidos así al entrar en el Naith de Lorien. -

   Se acerca y te muestra un paño de tela.

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   Por fin, una noche en la que has acampado al raso, cerca del bosque de Fangorn, mientras te calientas junto a la hoguera con Urko y echas unas cuantas ramas más para alimentar la hoguera, sientes que no estás sólo. Urko también parece detectar algo pues levanta las orejas.

   Antes de que puedas ponerte en pie, una alta figura surge de las sombras del camino y se acerca hasta penetrar en el círculo de luz de la hoguera, un anciano vestido con ropas grises, o tal vez blancas. Al llegar junto a ti se quita la capucha y te observa. ¡Es Saruman!

   Antes de que puedas abrir la boca, te habla, aunque de todas las palabras que pudieras oír, desde luego no esperabas estas. Simplemente se limita a decir:

   - Has superado la prueba. -

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 Después de proceder a asearme y cambiarme de ropa, procedí a coger el vendaje gris, mientras respondía a las palabras de mi nuevo amigo, con una sonrisa comprensiva:

 - Lo comprendo, vuestra casa, vuestras reglas.

 Mientras procedía a vendarme bien los ojos, trataba de contener la emoción, ya que pronto entraré por vez primera en Lorien, la legendaria ciudad de mi gente.

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   Asiente y te tapa los ojos con un paño. Así emprendéis una larga marcha de varios kilómetros. Tras la larga caminata vuelves a detenerte al sentir un superficie de piedra pulida bajo tus pies. Oyes hablar otra vez a Carnil.

   - Vamos a entrar en Caras Galadhon, la Ciudad de los Árboles. Aquí tengo permiso para quitarte la venda. -

   Así lo hace, la repentina luminosidad te hace parpadear, pese a que es de noche. Ante ti se alza una alta puerta de madera clara y decorada con grabados de plata entre unas torres de piedra blanca. La puerta protege la entrada de la ciudad, que está rodeada por una alta muralla, cubierta de hiedra. Se abre en silencio y entras en la ciudad de los elfos.

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   Ante tus ojos, se elevan unas grandes torres doradas, enormes mallorns iluminados por un sinfín de lámparas brillantes. No puedes ver a nadie, pero oyes las hermosas voces de los elfos cantando en los árboles.

   - Los elfos son tímidos ante los visitantes, - te explica Carnil. - Muy pocos ajenos al bosque han cruzado estas puertas. -

   Subís juntos muchas escaleras, blancas y deslumbrantes, excavadas en colinas verdes, hasta que por fin, llegáis a una extensión cubierta de césped; en uno de sus extremos hay una gran fuente en la que chapotea el agua, iluminada por unas resplandecientes luces plateadas. Al otro extremo se alza el árbol mallorn más grande que has visto nunca. Unos elfos fuertes y vestidos con armadura hacen guardia al pie del árbol; arriba, en las ramas, crees distinguir unas plataformas blancas.

   - La Dama vive en el árbol, aprendiz. La Dama Galadriel y Celeborn, su marido, te esperan arriba. Yo iré primero y tú me seguirás en cuanto te lo permitan los guardias. -

   Carnil emprende la subida por la blanca escalera de mano mientras los centinelas te observan con recelo. Nunca habías visto a unos elfos como estos guardias, que parecen más altos y fuertes que cualquier hombre. En consecuencia te sientes algo intimidado.

   - Ahora ya puedes subir - dice en voz baja uno de los guardias.

   Empiezas la ascensión. Al parecer, la copa está más alta de lo que creías, pues ya estás algo cansado cuando sólo has llegado a la mitad de la escalera. Aunque pasas por muchas plataformas, continúas subiendo.

   Por fin, llegas a un edificio grande de forma ovalada construido en la copa. La escalera continúa a través de un agujero en el suelo del edificio. Entonces ves a Carnil, quien, sonriente, extiende una mano y te ayuda a subir al piso.

   La espaciosa habitación está iluminada suavemente por lámparas doradas; hay numerosos elfos sentados y de pie a lo largo de su perímetro. En el centro, sentados en dos sillas blancas gemelas y bajo un dosel hecho con una de las ramas del árbol, se hallan el Señor y la Dama de Lorien.

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 Les dediques a los altos elfos una reverencia, mientras me presentaba:

 - Saludos, mis señores, soy Aegon, del Bosque Negro. Es un honor y un placer estar ante vuestra presencia y en vuestro hermoso país. Muchas gracias por recibirme.

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   Ambos se ponen en pie cuando te acercas, y te asombra comprobar lo altos que son. Van ataviados con unas radiantes vestimentas blancas, sencillas pero elegantes. Los cabellos de Celeborn son blancos con reflejos plateados, pero los de la Dama tienen un hermoso tono rubio dorado. Te sonríe, su mirada hace que te sientas como si fuera capaz de leer los pensamientos.

   Celeborn habla:

   - Saludos, ex aprendiz de Saruman el Blanco. Estamos complacidos con tu presencia, y tenemos curiosidad por tu decisión de dejar Isengard. -

   Traen cojines para Carnil y para ti también, y el Señor pide que os acomodéis.

   - Así es, - la voz de Galadriel es suave y musical, - pero, ¿serás el ex aprendiz de Saruman? ¿Has decidido que eres en realidad? -

   La voz de Galadriel trae al presente dudas y certezas de tu futuro inmediato. Galadriel continúa.

   - ¿Quieres dejar de ser el aprendiz de Saruman? Y si es así, ¿dejarás la magia o quieres seguir bajo la tutela de otro de los grandes magos? -

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 Incliné la cabeza respetuosamente, un tanto deslumbrado y abochornado por la belleza de la dama, antes de responder:

 - Quisiera seguir mis estudios de magia, a ser posible, bajo la tutela de Mithrandir. No se que secretos oculta Saruman, pero estos y el hecho de que orcos y huargos anden libremente por los territorios de Isengard no hacen sino confirmar mi decisión de alejarme de mi antiguo maestro y de que debo de avisaros de que algo siniestro ocurre con él, pero no he podido averiguar el que.

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   Galadriel asiente, - lo sabemos, sabemos cual es la razón de los actos de Saruman. Y de su preparación, pero ya no debes preocuparte de ese tema. -

   Celeborn continua. - A partir de ahora dejas de  ser el aprendiz de Saruman el Blanco y pasarás a ser el aprendiz de Gandalf el Gris. -

   - Yo me encargaré de hablar con Curunír y Mithrandir, y todo quedará aclarado. Nada tendrás que temer o preocuparte si vuelves a ver a Saruman en el futuro, pues no te molestará. - Terminó Galadriel.

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 Le dediqué a los monarcas elfos una reverencia respetuosa, antes de responder:

 - Os lo agradezco de todo corazón, mis señores. ¿Cuándo será posible reunirme con mi nuevo maestro?. Si es necesario, estoy dispuesto a partir para encontrarme con él donde sea, cuanto antes.

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   - Se mueve mucho, pero sabrá de tu interés. - Comenta Galadriel.

   - Te estamos muy agradecidos por traernos tu información. También por tu valentía; tomar una decisión de este tipo fue una decisión valiente. - Añade Celeborn.

   Galadriel toma la palabra y continua. - Sin embargo, Saruman es inteligente y sabio, como bien sabes, y ha sido siempre muy reservado en sus informaciones. ¡Que no te alarmen sus actos! Aunque te preguntes cuales son los motivos personales de Saruman, estamos muy satisfechos contigo. - Te sonríe, - Por tu valentía al tomar esta decisión, te estamos muy agradecidos. -

   La conversación continua durante algunas horas más, aunque a ti te parecen que son unos minutos.

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   Durante unos días, te recuperas del viaje en Lorien, y afinas tus habilidades. Una vez tomada la decisión de tu futuro, se aceleran algunos pasos. Mientras descansas en Lorien acaba visitándote Gandalf, y acepta ponerte bajo su tutela. También te tranquiliza sobre las acciones de Saruman, curiosamente no parece preocupado por sus actos, aunque quizás sepa algo que ignoras. Lo que si hace es instruirte en tu siguiente nivel de magia.

- ¿La prueba? ¿Qué prueba? ¿Has estado jugando con nosotros...?
¿Qué ha pasado con Iorlas, y los demás.?
¿Acaso no han superado la prueba?.

Creo que algo oscuro esconden sus intenciones.

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   Saruman sonríe de forma misteriosa y tras unos segundos te contesta.

   - Sí, todo ha formado parte de una prueba. Una prueba de la que sólo dos de vosotros la habéis superado. Oh, no temas, no ha muerto nadie, me he asegurado de ello, pero el peligro debía ser real. -

   Se torna serio y  sigue.

   - Tiempos oscuros vendrán en los próximos años, aún nos queda tiempo, pero serán pocos años, a lo sumo, unas pocas décadas antes de que un antiguo mal vuelva a caminar por la tierra. -

   Te mira fijamente a los ojos.

   - Debes elegir, si quieres profundizar en la magia, con quien estudiarás. Si te puedo decir que sólo tres personas considero aptas para entrenarte.

   Radagast, Gandalf o yo mismo.

   Elige a uno de ellos, pues será tu mentor en los años venideros. -

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Saruman, si me das a elegir, elijo a Gandalf el gris.

Pues aunque sigo queriendo mejorar y perfeccionar mi aprendizaje, tengo conocimiento de que es viajero.
Algo que con el tiempo he descubierto que necesito.

Lamento irme así de Orthac. -Comento mientras acaricion a Urko -

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   Saruman no transmite ninguna emoción, aparte de una enigmática sonrisa, se limita a asentir en silencio

   - Así se hará,  Gandalf sabrá de tu decisión, ya que en el próximo concilio le comunicaré tu decisión de seguir estudiando la magia bajo su tutela. -

   Mientras habla empieza a levantarse una ráfaga de viento, aunque parece concentrarse alrededor de Saruman. Polvo y hojarasca le rodea como un torbellino y lo oculta de tu vista.

   Luego, tan rápido como empezó, el torbellino desaparece, y con él, ha desaparecido Saruman.

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