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Aventuras en los Reinos Olvidados II

Capítulo primero. El secreto de Suzail.

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27/11/2013, 09:29
Director

Turno 1.

Bronas, Silbido, Banjeela y Ark comparten mesa en la posada de la Puerta Nocturna, el único establecimiento que ofrece hospedaje fuera de las murallas de la capital. Se trata de una construcción sólida a un lado del Camino Real, un mamotreto de piedra de cinco pisos de alto rodeado por una gruesa muralla. El patio contiene un establo, una herrería y espacio suficiente para el esparcimiento de los clientes alojados en el lugar. Además, claro está, del propio edificio principal.

En él están los cuatro compañeros descansando después de sus últimas aventuras, frente a sendas escudillas de cerámica llenas hasta los topes de un cocido espeso de carne de ternera, y cuencos igualmente repletos de espumeante cerveza. Un par de bardos han amenizado la tarde, y ahora, de noche, solo se escucha el ruido de cubiertos, conversaciones y susurros.

La sala principal ocupa todo el primer piso de la posada, huele a vino y a comida, y a juzgar por la cantidad de gente enfrascada en conversaciones privadas es un lugar adecuado para tratar temas que dentro de las murallas de la ciudad sería peligroso tratar. Habéis charlado con algunos parroquianos, pero no habéis conseguido reunir más que rumores infundados, y ni una sola oferta de trabajo.

Cuando habéis vaciado vuestras escudillas y estais a punto de trasegar el último sorbo de cerveza, algo os llama la atención en la puerta de la posada. Un par de hombres grandes, armados con clavas y con pinta de repartir ostias como panes, llaman la atención del posadero, un hombre mayor que cojea hasta donde se encuentran. Algunos parroquianos también se acercan, mientras uno de los hombres grandes gesticula y señala al exterior. El dueño niega con la cabeza, y sale apresuradamente seguido de los dos matones, (que suponéis se dedican a mantener la paz en el interior del recinto), y de unos cuantos parroquianos.

Los demás ocupantes de la sala, tras levantar un momento la cabeza de sus reuniones y asuntos, vuelven a ellos. ¿Saldréis al patio para ver qué sucede?. ¿Repetiréis cena?. ¿U os iréis a la cama?.

Es vuestro turno, y vuestra decisión :)

- Tiradas (1)

Notas de juego

Experiencia.

Bronas: 3.245 Px.
Silbido: 3.170 Px.
Ark: 2.935 Px.
Baljeela: 1.455 Px.

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29/11/2013, 10:22
Bronas

 Bronas parecía satisfecho.

 Tras las aventuras de las últimas semanas le apetecía mucho esta pausa. Buen comer y beber, la calidez de un chimenea, el ambiente seco y confortable de cuatro paredes y un techo. ¡Comida de verdad! Tarta rellena de carne, vino, cerveza, fruta... y las mujeres. Mujeres dispuestas por unas platas. Si bien no le gustaba por dar placer a las mujeres, no quería tener asuntos de estos con las chicas que le acompañaban, eso eran negocios y no quería mezclar asuntos. Además, a él le gustaban con más curvas donde poder aferrarse bien.

 - Aaaahh.- Con un gruñido de satisfacción, el ilushkano dejó la jarra vacía en la mesa y pasó la pierna por sobre el banco, quedando con una pierna en cada lado y la espalda recostada contra el muro de piedra. 

 - No están del todo mal estas comodidades sureñas.- Dice mirando al resto de camaradas.- Pero al ritmo al que voy saciando mis apetitos, pronto deberíamos encontrar algún trabajo por hacer... lo seguro es que aquí sentado no lograré encontrar el desafío que me hará merecedor de ser el cacique de mi clan.

 Entonces aparecieron aquellos guardas de la posada para llamar la atención del viejo posadero, un corrillo de parroquianos se formó allí. Aburrido y ocioso, el Pielescarcha se levantó y fue a dar un vistazo, con la esperanza de distraerse un poco...

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29/11/2013, 15:55
Ark

Ark miraba taciturno la sala mientras comía. Las ultimas semanas habían resultado bastante duras para la moral del sacerdote. Los guardias , la huida a través de las montañas , la traición de Soldeinvierno , la captura y la posteriores misiones , habían tambaleado bastante su moral. Por contra , había aprendido a tener confianza ciega en las capacidades de sus compañeros , y aunque aun tenia alguna que otra encendida discusión con Banjeela , trataba de llevarse lo mejor posible con ella en aras del bien del grupo.

La comida resultaba bastante sabrosa y bien condimentada para ser una posada que no estaba dentro de la cuidad, y la cerveza , aunque algo caliente , estaba bastante bien para el precio que habían pagado. Toda la sala a su alrededor estaba plagada de viajeros y gentes que como ellos hablaban de sus temas , casi en susurros. La quietud de la mesa fue interrumpida ,como no, por Bronas , que con su habitual desparpajo comenzó a hacer una valoración de lo que el llamaba "lujos sureños". Desde luego , para alguien que provenía del gélido norte , se le daba bastante bien aprovecharse de todo y disfrutar de los pequeños placeres que para un hombre como el ofrecía esta vida de aventuras.

-Sera mejor que encontremos algo pronto , o engordaras de tanto comer Bronas , y luego somos nosotros lo que tenemos que cargar tus mas de 32 piedras hacia la cama cada vez que te trasiegas mas cerveza de la cuenta.

Sonriendo para mis adentros , observe el pequeño intercambio entre el posadero y ese par de armarios roperos , que aprecian tener una conversación bastante acalorada , si bien desde aquí apenas se podía escuchar nada de lo que estaba hablando , los gestos que hacían hacia el exterior eran bastante alarmantes , así que recogiendo mi maza , que hasta ese momento se halaba apoyada en la mesa acompaño a Bronas que justo acababa de levantarse para ir a ver que ocurría.

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29/11/2013, 20:36
Banjeela

Chicos... en serio... sigo pensando que la pista del cargamento de cerámica es digna de nuestra atención. Imaginad: dos carros repletos de vasijas vacías... y van a abandonar la ciudad poooor... ¡la puerta norte! ¿Me seguís? ¿No? Los carros de esos mercaderes van a pasar junto al cementerio. ¿Es que solo yo veo una malvada conspiración nigromántica en ello?

Los tipos van a usar las vasijas para transportar trozos de cadáveres exhumados, previamente despiezados. Tenemos que seguirles. Creo... no, estoy segura de que nos llevarán a algún mago tétrico en las montañas cercanas. Los magos tétricos siempre necesitan cadáveres para sus experimentos. Seguro que hay libros antiguos... y piedras preciosas... y pergaminos poderosos...

¿Qué? Es por lo que ocurrió en el bosque de Hullak, ¿verdad? Por lo de las sacerdotisas de Sune. Mirad, sé que me hicisteis prometer que no volvería a hablar de aquello, pero ignorar el problema no va a borrar ese episodio negro de vuestras vidas. Sé que es un recuerdo humillante, pero debéis afrontarlo, y...

Oh, genial... ahora se levantan y se marchan. Es increíble...

Banjeela sintió los jóvenes ojos de Silbido, reprochándola, juzgándola por haber herido los sentimientos de los dos hombretones. O simplemente mirándola porque seguía hablando sin parar.

Vaaale... iré a pedirles disculpas... Por enésima vez.

La semielfa se levantó y fue tras Ark y Bronas, cruzando el umbral de la puerta hasta el exterior.

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29/11/2013, 21:24
Silbido

Silbido movía distraídamente los pedazos de ternera que flotaban en la salsa, pescando de vez en cuando uno entre los dedos, o una patata, y llevándoselo a la boca. Era buena comida, y caliente. Mejor que lo que solía comer en Cormanthyr, sin lugar a dudas. Aunque no era difícil, el rancho que les habían dado en la celda también era mejor.

La comida y la bebida eran buenas, en definitiva; el salón cálido; y nadie los perseguía para meterlos en una celda o cortarles la cabeza delante de una multitud. Incluso se habían hecho con algo de oro y plata, y había aprendido un par de trucos por el camino. La vida desde que salió del bosque había sido complicada, pero había salido adelante, como siempre.

No tenía claro qué hacía todavía con esos tres, pero había pasado tanto tiempo con ellos que se sentía cómoda en su compañía. Algo que no podía decir del resto de personas. Cuando llegó a Puerta de Ashaba, miraba al resto de gente con suspicacia, pero también con fascinación y cierto anhelo. Había pasado demasiados años prácticamente sola. Tras todo lo ocurrido, la suspicacia estaba ganando el pulso.

Incluso se había acostumbrado a la charlatanería de Banjeela. La pobre semielfa se había pasado las semanas de cautiverio amordazada, por temor a que usara su magia para escapar. Solo le soltaban la mordaza a la hora de comer. Desde que habían salido de allí no había parado de hablar. No se callaba ni siquiera mientras dormía. Silbido no tenía muy claro qué estaba diciendo en esos momentos, pero la miraba, mientras masticaba, con un gesto completamente desprovisto de emoción.

Ark y Bronas, mientras tanto, se levantaron a comprobar algo que ocurría en la puerta. Un par de tipos grandes habían entrado a hablar con el posadero, y este los había acompañado al exterior.

Silbido se encogió de hombros cuando Banjeela se levantó y se marchó tras ellos. La semielfa se había dejado el estofado sin terminar, así que, aprovechando su ausencia, vació la escudilla en la suya y siguió comiendo tranquilamente.

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02/12/2013, 08:38
Director

Turno 2.

La noche es cálida; se acerca el verano. La ciudad de Suzail se levanta alta e imponente, con la iluminación de las calles resplandeciendo sobre las altas murallas de más de diez metros, rodeada por algunas granjas desiertas en la oscuridad, pequeñas fragas y algunos caminos que serpentean hasta sus puertas.

Rordar, Garius y Barundar caminan por uno de esos senderos. Han llegado un poco tarde, y los portones de la ciudad están cerrados. Así que se dirigen tranquilamente hacia la única posada extramuros de la capital, la Puerta Nocturna, admirando la gran cantidad de estrellas que brillan en el firmamento. No hay nubes, y mañana hará un día soleado.

Situado a un par de kilómetros de la capital, el establecimiento está rodeado por su propia muralla, el tosco y sólido edificio de piedra se levanta imponente, albergando a viajeros y buhoneros, y también a algunos aventureros errantes. Desde sus murallas se puede ver, a lo lejos, la Joya de la Corona, la ciudad de Suzail, además de los senderos que conducen a ella, muchos de los cuales pasan muy cerca de las defensas de la posada.

Desde sus almenas, varios hombres han subido para ver lo que sucede en uno de los caminos. Allí se encuentran dos mastuerzos grandes armados con clavas, que a todas luces son los encargados de echar a los borrachos, junto al propietario, un hombre mayor que cojea visiblemente. También están allí, junto a ellos, Ark, Banjeela y Bronas. Silbido degusta un delicioso asado en el interior del lugar, donde la gente sigue dedicándose a sus asuntos, (beber, comer y complotar, mayormente).

Algo inusual sucede en uno de los cercanos caminos; una escena extraña, iluminada por la ténue luz de las estrellas. Un carruaje de roble, decorado con filigranas plateadas, destripa los terrones del sendero mientras el conductor agita las riendas de los cuatro caballos que tiran de ella. El reflejo de una bruñida coraza os permite descubrir que quien conduce el vehículo es un hombre de armas; un guardia contratado, que lleva a otro sentado junto a él, en el pescante.

Menos evidentes son la multitud de figuras que persiguen el carruaje; un montón de humanoides silenciosos, grandes, de los cuales apenas podéis escuchar gruñidos y golpeteos furiosos. Son quizás una docena, y uno de ellos va montado en un extraño animal, que los que observan desde las murallas de la posada no consiguen identificar: sus movimientos son más furtivos y más sinuosos que los que puede hacer un caballo.

Los dos enanos y el elfo que caminan por el sendero, y que se encuentran la situación de bruces, lo tienen más fácil porque están mucho más cerca: ¡un lobo wargo!. Y enorme, además; de pelaje denso, oscuro y endurecido, ojos rojos y dientes blancos, resplandecientes y enormes, de un dedo de largo. Montado por un orco cubierto de pieles, de tez oscura, con brillantes pinturas rojas y blancas sobre la piel.

El vehículo que persiguen, sin embargo, los deja atrás sin problemas. A ese ritmo llegaría hasta las puertas de la ciudad en unos minutos, pasando junto a la posada, si no fuera porque la rueda trasera, sometida a demasiada tensión, se desbarata con un crugido de madera cuando pasa sobre una piedra del camino. El carruaje se escora hacia un lado, mientras escuchais los relinchos de los caballos y el raspar del eje sobre el empedrado. Finalmente, y de forma no muy aparatosa, el eje termina clavándose profundamente entre dos adoquines del sendero y el carruaje se detiene bruscamente.

"¡A las armas!, ¡debemos defender al Consejero!", grita uno de los guardias al bajar del pescante, sacando después de él una pesada alabarda. "¡A nosotros!, ¡ayuda, que nos apiolan!", grita el otro, un bigotón, haciendo aspavientos hacia la posada, no muy lejana.

(Sigue...)

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02/12/2013, 09:31
Eldar Peloescarcha

Desde las murallas, el viejo dueño del establecimiento niega con la cabeza; "Muy desesperados deben andar esos atacantes para acercarse tanto a la ciudad, tan llena de Dragones Púrpura... si fuera yo veinte años más joven, y tuviera aún mis dos pies, carajo, iba al rescate sin pensar. Pero sé que si mando a estos dos, correrán para donde no es, ¿eh?", declara mirando a sus matones. "Muy valientes para apalear borrachos o pegar palizas a algún bandido, pero contra diez no hay probable, y no se lo echo en cara", afirma.

"Aún así, igual algún héroe o suicida habemos en la posada... ¿qué dicen sus mercedes?", pregunta observando al gigantesco bárbaro y a sus dos aguerridos acompañantes, que observan el suceso desde la muralla junto a un montón de viajeros y buhoneros. "¿Sus abrimos las puertas, y salís a brearos?".

(Sigue...)

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02/12/2013, 09:37
Director

Mientras tanto, en el interior de la posada, la joven arquera está terminando su suculento manjar mientras algunos habituales más salen al patio, y comienzan a sonar maldiciones; "¡Voto a Timora!, ¡Palos aquelotro lao de la muralla!", afirma Fedo el granjero, que se dirigía a Suzail a vender nabos. "¡Pos vamos a mirarlo pronto, pa contarlo después junto a la chimenea", comenta Bregan, un viejo guardia de caravana al que le faltan varios dientes. "Iba yo a rescatarles ya mesmo, pero hoy es que tengo un reuma malo del carajo", se excusa Lario, su gordo compañero.

Sin embargo, todavía hay algunos que, enmarañados en turbias discursiones, pasan del espectáculo y siguen charlando en sus mesas, o dan cuenta de suculentos manjares, como Silbido.

Sintiendo el viento nocturno y lejos de la protección de las murallas, Rordar, Garius y Barundar salen en ese momento de una pequeña fraga, observando con sorpresa al nutrido grupo de orcos abalanzarse contra el carro escorado. Un hombre digno, de cabello canoso y ropas caras, ha bajado portando valientemente una daga. Está claro que no es un hombre de armas, pero se alinea junto a los dos guardias que plantan el asta de sus alabardas en el suelo, mientras la silenciosa jauría de orcos, encabezada por su líder montado en el worg, se lanza contra ellos.

Los soldados, como buenos profesionales, apartan a su protegido hasta el interior del carruaje. "¡Al interior, señor, rápido!", mientras ocupan posiciones para que el menor número de adversarios puedan atacarles, pegando sus espaldas al portín del vehículo. El primer adversario en llegar hasta ellos es el gigantesco lobo, que se lanza contra el primer guardia aplastándolo con sus fauces contra el carruaje, y tras varias dentelladas que resbalan contra la coraza, la última consigue arrancar al defensor un grito y parte del hombro. El jinete que lo monta, un orco de tez oscura con una mano marcada sobre la cara con pintura blanca, intenta rematar al hombre lanzando varios tajos con una afilada cimitarra, pero apartando la curva hoja con la punta de la alabarda, el leal combatiente consigue sobrevivir.

Con tanto espacio ocupado por la inmensa figura del wargo, todavía más grande que un caballo, solo tres orcos logran posicionarse para atacar al segundo guardia, pálido y asustado por el gigantesco monstruo que está devorando a su compañero. Aunque logra rechazar las anchas hojas de dos de los alfanjones con el asta de su arma, el tercero lo alcanza sobre el casco, que resuena en todo el lugar como el tañido de una campana. Una gran cantidad de sangre comienza a cegar al soldado, mientras su compañero consigue, con una maniobra arriesgada, lanzar la hoja de su arma larga sobre el gigantesco lobo, clavándola dolorosamente en el pecho del jinete.

Las cosas pintan bastante mal para los defensores. Los dos enanos y el elfo que acaban de salir de la fraga están bastante cerca del lugar, y podrían intervenir ya mismo; pueden ver cómo la marabunta de monstruos está golpeando salvajemente un costado del vehículo, en el que los guardias sobreviven a duras penas. Con su acción de movimiento llegarían ya mismo para empezar a repartir ostias.

En cambio, los que os encontrais en las murallas, (en previsión de vuestra decisión algunos lugareños ya están abriendo las puertas), solo llegaríais con un asalto completo a la carrera. Aunque también podéis realizar vuestra acción de movimiento, y disparar con vuestros arcos, (-2 por la oscuridad y 50% de cobertura: los enemigos están tras el carruaje). También es cierto que si lo hicierais, y los monstruos se dirigieran hacia vosotros, lo más seguro es que los que han quedado en la posada cerraran las puertas y os dejaran combatir solos; o quizás os apollarían con armas de largo alcance desde las murallas. Una tercera posibilidad sería correr el asalto completo, pero no hasta los orcos, sino hasta algún lugar apropiado para disparar sin la carreta por medio, con lo que solo tendríais el penalizador por oscuridad ténue (-2).

¿Qué haréis?. ¿Dejaréis que los monstruos acaben con los defensores?. ¿Correréis en su auxilio?. ¿Os esconderéis como un Ugdush cualquiera?. ¿Os quedaréis comiendo estofado con toda tranquilidad?. Es vuestro turno... y vuestra decisión.

- Tiradas (12)

Notas de juego

Bronas gana 30 px por postear.

Silbido gana 30 px por postear.

Ark gana 30 px por postear.

Banjeela gana 30 Px por postear.

Experiencia.

Bronas: 3.245 + 30 = 3.275 Px.
Silbido: 3.170 + 30 = 3.200 Px.
Ark: 2.935 + 30 = 2.965 Px.
Baljeela: 1.455 + 30 = 1.485 Px.
Rordar: 1.370 Px.
Barundar: 1.375 Px.
Garius: 1.400 Px.
 

Iniciativas.

Worg 18

Orcos 16

Guardias 4

Personajes en el combate.

Guardia primero- 12 daños por mordisco. (Intenta resistir contra el jinete orco y su montura).

Guardia segundo- 13 daños por alfanjón en la cabeza. (Intenta resistir contra los orcos 1, 2 y 3).

Worg (Ataca al Guardia primero)

Orco 1 (Ataca al Guardia segundo)

Orco 2 (Ataca al Guardia segundo)

Orco 3 (Ataca al Guardia segundo)

Orco 4 (Espera su turno para apiolar a los guardias apelotonado detrás de sus compañeros)

Orco 5 (Espera su turno para apiolar a los guardias apelotonado detrás de sus compañeros)

Orco 6 (Espera su turno para apiolar a los guardias apelotonado detrás de sus compañeros)

Orco 7 (Espera su turno para apiolar a los guardias apelotonado detrás de sus compañeros)

Orco jinete- 4 daños por alabardazo en el pecho. (Ataca al guardia primero).

Aviso

Próximo turno el jueves día 05 de noviembre!

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02/12/2013, 10:33
Bronas

 Bronas, enfundado en su nueva armadura, siente como su sangre corre con vigor por la sangre al ver el enfrentamiento que se avecina. 

 Unos pocos orcos no le parecen una gran rival... pero el lobo grande... eso podría ser un buen desafío... sería digno de mención. Tempus estaría satisfecho.

 En estos momentos, pero, no lleva todo su arsenal, solo la nueva coraza, sus guanteletes y la cimitarra. El hacha, la larga lanza y el escudo descansan en la habitación alquilada. 

 Mientras valora si acudir o no, ve al trío que andaba por el camino. Una sonrisa afloró en sus labios. ¿En el lugar y momento equivocado?

 Ladeó la cabeza para mirar a Ark, quien con su sentido de deber con el prógimo seguramente acudiría. A su lado la mestiza, Banjeela, le desconcertaba, parecía haber ofrecido sus servicios como aventurera, pero luego parecía flaquear en su camino; no había terminado de encontrar su camino... y estaba sumida en dudas constantemente, si seguir con su vida de comerciante (que no se le daba mal, pues era capaz de vender cualquier cosa... aunque solo fuera para que se callara). No había ni rastro de Silbido, pero ella era alguien sensata, no se metería en problemas por que sí.

 Entonces se sucedió el encuentro. Los valerosos guardias metieron al pasajero de vuelta al carro antes de ser arrollados por los incursores. Sorprendéntemente, aguantaron el primer empuje... pero llevaban las de perder... si se quedaran solos. La sangre del Pielescarcha hervía en sus venas. 

 - Abrid las puertas ¡sureños!-

Rugió mientras se escuchaba el silbido de la cimitarra al ser desenvainada. Nada más abierta las pesadas hojas de madera, el guerrero ilushkano se lanzó a la carrera. La maldita armadura no le dejaba avanzar como de costumbre.

 Espero que por lo menos proteja.

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02/12/2013, 11:37
Banjeela

¡¿Pero a dónde vas, loco?! ¡Es un suicidio!

Este Bronas... ¡Mira que es bestia! ¿Qué se cree que va a hacer ahí fuera?

Banjeela escuchó entonces, a lo lejos, cómo clamaban los guardias para proteger al... ¿Consejero? Ese tipo de puestos lo ocupan nobles, o mercaderes ricos... también magos, no digo que no... ¿pero y si se trata de un apuesto hombre de entre los treinta y los cuarenta y cinco años, amante de la poesía, soltero y cosmopolita? Desde esta distancia no podía comprobarlo.

¡Me van a matar al marido! ¡Y antes de que tenga tiempo de pedir mi mano en matrimonio! ¡Aguanta, Consejero mío!

Ay, ay, ay...-se quejó la semielfa, corriendo tras Bronas.

Mientras apuraba el paso, iba sopesando las posibilidades... No era una batalla que Banjeela creyese que podían ganar... Puede que mataran a su amorcito antes de que llegasen, ese era uno de los escenarios posibles. No importa, en ese caso podría desatar uno de los caballos del carro y salvar la vida para ser pretendida por otro hombre en otro momento y lugar. Pero si corría lo suficiente tal vez pudiese usar su conjuro de remendar en la rueda y meterse con el noble en el interior del carro mientras Bronas subía al pescante y arreaba a los caballos.

Aaaaay...-repitió Banjeela, pero esta vez no sonó a quejido sino a suspiro.

Los dos solos, sentados en asientos forrados con seda roja, con el corazón en un puño tras la frenética huída. Ella le miraría a los ojos; él apartaría el pelo de su chica para verle mejor su preciosa sonrisa. Un gracias, y un beso. O quizás un te quiero, y un para siempre. Y en ese momento sonarían las campanas de Suzail dando la alarma para que abrieran las puertas para el Consejero. Unas campanas que repican al mismo ritmo que cuando anuncian una boda. Luego dos hijos. Un niño y una niña. El niño se llamaría Frey. La niña, Aurora. Frey es un buen jinete, algún día llegará a ser un importante Caballero de las Justas. Aurora tiene la voz de su madre. Cantará en un coro de Tymora y será la sensación. Cuando cumpla los dieciséis, dejará los estudios en el convento para casarse. Banjeela ya se habrá ocupado de concertar el matrimonio. Lo mejor para su pequeña, por supuesto.

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02/12/2013, 16:07
Ark

Una vez en lo alto de la muralla junto al resto de curiosos , pudimos observar como una banda de salteadores orcos habían logrado dar alcance a un carruaje que portaba a un tipo noble o rico. Tal vez lo primero ya que los guardias , a pesar de ser dos y estar ampliamente sobrepasados en numero , decidieron plantar cara resguardando a su señor en el interior del carromato , cosa que seguramente de tratarse de la escolta contratada de mercenarios no habría pasado ( o al menos no hubieran rechazado la ayuda por pobre que fuera de ese sujeto).

Antes de poder decir esta boca es mía , tanto Bronas como Banjeela se habían lanzado hacia la refriega para ayudar a esos pobres desgraciados a los que habían sorprendido los incursores. La actitud de Bronas me la esperaba , simplemente era así y no había discusión , pero durante unos instantes , me pregunte que diablos estaría pasando por la cabeza de la Barda para lanzarse de esa forma detrás del coloso, aunque tal vez era mejor no saberlo y vivir en la mas feliz ignorancia...

Pero la situación no permitía ni un instante de vacilación , así que cogiendo con firmeza la maza eche a correr detrás de ellos mientras rezaba silenciosamente pidiendo el favor de selune en la batalla. Una vez cruzadas las puertas alce mi voz en un grito potente:

-Valor defensores , la ayuda esta en camino.- Había visto la heridas desde lejos y sabia que en esos momentos , darles esperanza era lo poco que podía hacer por ellos hasta que llegásemos allí.

Notas de juego

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02/12/2013, 19:44
Barundar de Mithril Hall

Menuda caminata, pero la noche era fresca y en comparacion con el dia asi que pasear era un ejercicio agradable. La compania era al 50% buena o mala, charlar con Rordar era un placer un enano de los pies a la cabeza pero aquel elfo que se nos habia pegado aunque amigo, a vece sus largos silencios eran realmente incomodos hasta tal punto que habia terminado por coger la costumbre de lanzarle objetos de lo mas bariopinto, ramita, ascuas ardiendo, o peces muertos eran parte del elenco de objetos que le disparaba con la intencion de buscar alguna reaccion en el, y lo peor de todo es que aun no me habia quedado claro si le parecia gracioso, pesado o yo que se un sentimiento por Moradin.

Llegados a un punto, cerca de la ciudad a la que ibamos se produjo un accidente un carruaje se escoro sobra manera fruto del ataque de unos perros terribles, que extranamente parecian no hacer el tipico ruido de una jauria asi que temi por que hubiera magia de por medio. Igualmente eran solo un punado de perros hambrientos, y mi hacha siempre repartia con alegria a unos u otros, sin ningun desproposito o duda. Mire a Garius con una sonrisa picara:

-Mejor que te escondas con Rodar, el estara atento y tu quizas puedes aprender algo- dije sonriendo por la chanza mientras agarraba con fuerza el escudo y sacaba mi arma, lanzandome de cabeza a ayudar a aquellos pobres hombres que aguantaban la arremetida como podian, no escribiran sobre Barundar que huyo del peligro, o que no tuvo valor en ayudar a quien mas lo necesitaba, asi que sin grandes alabanzas o florituras con el arma fui a buscar una piel para el invierno.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Dano total 9.

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03/12/2013, 15:15
Garius

Sabia que barundar actuaría así, por lo que ya estaba enfundandose el escudo también nada mas ver a los orcos y desenvaninando la espada le siguió intentando pillar desprevenidos a los orcos atacando por detrás suyo.

A-a-algún día no-nos mataran.

Ignoró la chanza, le habían dicho cosas más graciosas, humillantes y groseras durante su vida. Y para variar, creía que barundar no lo decía con mala intención.

- Tiradas (2)
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04/12/2013, 12:14
Bronas

 Mientras el ilushkano corría hacia el combate, acompañado del estruendo de su armadura, este vio como los forasteros que se toparon de cara con la carreta también se disponían a plantar cara a los orcos.

 Un enano y un encapuchado, blandiendo hacha y espada.

 Tal vez más guardias mercenarios? Parecen tener agallas. Mejor, así seré el mejor entre los mejores.

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04/12/2013, 22:28
Silbido

Los parroquianos que, curiosos como sus propios compañeros, habían salido a ver qué se traían entre manos los dos matones, gritaban desde el exterior con tanto ímpetu que se les escuchaba como si siguieran dentro de la posada. Y lo que contaban no era nada halagüeño. Bronca fuera de las murallas, y si uno de los bandos necesitaba ser rescatado, es que estaba en inferioridad numérica. O es otra jodida wyverna o algún otro monstruo que le trae al pairo cuántos se le pongan por delante.

Estaba claro que no iba a poder terminar la cena con tranquildad. Cierto era que había comido ya bastante; la ración de la escudilla era sobradamente generosa, y casi se la había trasegado enterita y aún le había dado un par de bocados a la de Banjeela. Pero se merecía un descanso tras todo lo ocurrido las últimas semanas. Salir al bosque durante el día, cazar un conejo, asarlo en una hoguera y comerlo en silencio y soledad. Y cuando el sol fuera ocultándose, volver a la posada y disfrutar de la comodidad de la civilización, a la que ya había dado la espalda durante muchos años.

Si había problemas fuera, Bronas se lanzaría de cabeza por ese empeño suyo de probarse, Ark detrás de él, y de alguna manera, arrastrarían a la pobre Banjeela con ellos. Y mientras siguiera viajando con ellos, sentía que les debía algo. No tenía claro qué, no era algo que le hubiera hecho falta aprender hasta ahora, pero estaba convencida de que pelear a su lado era parte de ello.

Así que apartó la escudilla, se limpió los dedos en la pernera del pantalón, y agarró el arco y la aljaba antes de salir de la posada en pos de sus compañeros. Las puertas estaban abiertas, y tal y como había previsto, los tres corrían hacia un carromato varado en mitad del camino, con una rueda rota, y cuyos ocupantes se defendían como podían del ataque de un grupo de orcos, Amalr sabía cuántos, porque el carromato impedía verlos con claridad.

Sin dejar de correr, colocó una flecha en el arco y la dejó volar, trazando una altísima parábola en el aire, confiando en la efímera posibilidad de que cayera en la cabeza de alguno de los orcos.

- Tiradas (1)
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04/12/2013, 23:46
Rordar Petrascudo

Llevávamos todo el día caminando y la verdad era que el cansancio ya se empezaba a cobrar su pieza en los músculos del joven enano, que realmente, a pesar de su raza, no estaba tan bien entrenado como Barundar.

Los tres viajeros pudieron echarse a un lado un momento antes de que la marabunta de orcos pasara a la carrera, persiguiendo el carruaje y abalanzándose sobre sus ocupantes, que parecían tener verdaderos problemas para repelerlos.

Sin hacer caso al chascarrillo del enano concentró su mirada en el jinete para después, con una serie de movimientos de manos y un par de palabras de poder conjuró una esfera verde brillante, que salió despedida hacia su objetivo, adelantando a sus dos compañeros de viaje.

- Tiradas (1)

Notas de juego

2 de daño.

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05/12/2013, 08:58
Director

Turno 3.

La noche estrellada ilumina el camino, rodeado de campos de cultivo y de pequeños cúmulos boscosos, y la luna tiñe la noche de un color plateado. En el horizonte, las altas murallas de la ciudad de Suzail se marcan iluminadas por las antorchas entre las almenas, y mucho más cerca, desde la posada de la Puerta Nocturna se escuchan vítores y gritos de ánimo.

En el sendero de adoquines, un carruaje permanece escorado, con cuatro caballos enloquecidos, agitándolo mientras hacen fuerza para salir huyendo. Lo único que las bestias consiguen con sus esfuerzos es que el eje de la rueda rota se clave más en la tierra, entre los dos adoquines en los que ha quedado preso.

Las puertas de la posada se abren, y varios campeones salen en rescate del vehículo, acosado por una decena de orcos y por una enorme bestia montada. En cabeza, algo más rápido que los demás, se lanza Bronas, el ser humano más gigantesco que nadie haya visto jamás, agitando una cimitarra. Detrás, Ark, un sacerdote de Selune, y Banjeela, una bardo de aspecto exótico, atraviesan un campo de chirimollas heroicamente dispuestos a rescatar al necesitado, (y en algún caso a casarse con él y tener churumbeles). Por último, un poco retrasada, Silbido sale de la posada con un manchón de grasa en sus pantalones de gamuza, sacando mientras corre una flecha de su arco y lanzándola con fuerza pero con una puntería tan horrible que termina rebotando en un carruaje y se clava en un montón de heno cercano.

En aquel montón de heno se habían refugiado Marie y Rolo hacía unas horas, dos granjeros adolescentes, y se habían dedicado a satisfacer sus necesidades mútuas lejos de las miradas del padre de ella. Afortunadamente ya habían terminado y en este momento se encontraban en sus respectivas chozas, por lo que la flecha de Silbido no causo perjuicio alguno. No así las flechas de Rolo, que en nueve meses se convertirían en un precioso querubín. Pero eso es otra historia.

Otro grupo de valientes se lanzó al rescate sin pensarlo. Se trataba de dos enanos; uno ancho, fuerte, cubierto con una ruidosa cota de escamas y bajito, y otro estrecho, recio, vestido con una túnica y bajito. Les acompañaba una figura encapuchada, que ocultaba su rostro por alguna razón, y que combinaba su gracia élfica con el inevitable ruido y barahunda asociado a portar una coraza de metal que repiqueteaba y resonaba con cada paso.

Esa y no otra fue la razón de que los orcos escucharan llegar al salvador. Los cuatro que intenban encontrar un hueco para atacar a los dos guardias, se volvieron furiosos al ver llegar al trío de compañeros, aunque no se mostraron demasiado asustados. En orco, una de las criaturas habló con sus compañeros: "Hermanos, un elfo y dos enanos, desollémoslos rápidamente", dijo con una voz ronca y gutural antes de que Garius lanzara un tajo horizontal y le cortara la cabeza (8 daños).

El Worg, mientras tanto, intentaba entrar en el carromato mientras el guardia intentaba impedírselo. Con un gruñido, el monstruo terminó plantándose sobre el pobre defensor, aplastándole con sus pesadas patas, y le desgarró la garganta en un festival de gritos y sangre saliendo a borbotones. Su jinete intentó ensartar al otro guardia, que a duras penas conseguía defender el portín, pero éste levantó valientemente su alabarda frenando la cimitarra del monstruo. El problema de levantar la guardia, sin embargo, es que se descuidan los bajos. Eso lo sabía bien uno de los otros tres atacantes, que ensartó al infeliz con su enorme alfanjón haciéndole un inmenso ombligo nuevo, por el que salieron tripas cual serpentinas cuando retiró la enorme cuchilla.

Mientras un orco abría el portín, ahora cubierto de sangre, el otro se abalanzaba dentro del vehículo con el alfanjón por delante, dispuesto a apiolar al Consejero que viajaba en él. Se escuchó un sonido húmedo cuando entró, y por el otro lado del vehículo se abrió el portín y el monstruo salió con el cuerpo de un hombre mayor ensartado en su hoja curva como una piñata, lanzando rugidos de victoria hasta que el líder, que estaba sobre el enorme Worg, le gruñó algo en orco acerca de una ciudad con 50.000 humanos en su interior no muy lejos de aquí. Mientras el cadáver de Drogan, inerte, resbalaba sobre la hoja hasta el suelo como una bolsa de agua, el resto de los monstruos se giraron sedientos de sangre hacia sus tres nuevos atacantes.

Habiendo una cabeza de orco rodando por el suelo, dos de los brutales adversarios decidieron tomarse en serio a Garius, y se lanzaron contra el elfo flanqueándole e intentando alcanzarle con sus alfanjones. Sin embargo, el elfo hizo una finta esquivando uno de los golpes y el otro resbaló sin causar daño sobre su coraza después de un sonoro golpe.

El último orco, sediento de sangre y sin haber podido todavía hacer lo que más les gusta a los orcos, que es matar, se lanzó contra el enano Barundar con tanta furia que tropiezó con uno de sus compañeros y terminó dando un par de vueltas a punto de perder el equilibrio, (-2 a CA), lanzándose graciosamente contra el filo del hacha del barbudo enano, que se lo agradeció haciéndole un afeitado a la altura de las rodillas. El orco sin piernas cayó con un aullido sobre el camino, manchándolo todo de sangre y quedándose inmóvil inmediatamente después.

Detrás, sin que ninguno de los monstruos se percatara, el enano de la túnica estaba gesticulando y musitando extrañas palabras arcanas mientras una distorsión en el aire rodeaba sus manos. Al terminar su sortilegio apuntó al líder de los orcos, que se encontraba exaltado por la marcha del combate, alzando su cimitarra al cielo y gruñendo por la victoria. Y así llegó junto a Gruumsh su dios, con la cimitarra en alto, cuando el brillante proyectil mágico de Rordar lo alcanzó en el pecho y lo hizo caer de su bestial montura, humeando por el impacto.

A pesar de las bajas y de haber cumplido, (aparentemente), su misión, la cuadrilla de orcos está entusiasmada con el combate, (es lo que tiene pertenecer a una raza caótica maligna obsesionada con la violencia), y cuando ven llegar a Bronas, Banjeela y Ark se preparan para la lucha entre gruñidos de satisfacción.

¿Qué es lo que haréis ahora?. ¡Es vuestro turno!.

- Tiradas (20)

Notas de juego

Situación.

Rordar, Garius y Barundar están en combate con el grupo de orcos. Este asalto llegan hasta él Bronas, Banjeela y Ark. Silbido se encuentra entre la posada y el lugar del combate, y tendría que realizar una acción de correr para llegar. También puede disparar, (-2 por oscuridad), al orco que salió al otro lado del vehículo, (Orco3), disparar a los que están detrás, (50% cobertura), o moverse para posicionarse mejor y disparar a los que están detrás, (25% de cobertura).

Piticlín, piticlín.

Bronas gana 30 px por postear.

Silbido gana 30 px por postear.

Ark gana 30 px por postear.

Banjeela gana 30 Px por postear + 5 Px porque me partí el ojete.

Rordar gana 30 Px por postear.

Garius gana 30 Px por postear.

Barundar gana 30 Px por postear.

Experiencia.

Bronas: 3.275 + 30 = 3.305 Px.
Silbido: 3.200 + 30 = 3.230 Px.
Ark: 2.965 + 30 = 2.995 Px.
Baljeela: 1.485 + 30 + 5 = 1.520 Px.
Rordar: 1.370 + 30 = 1.400 Px.
Barundar: 1.375 + 30 = 1.405 Px.
Garius: 1.400 + 30 = 1.430 Px.
 

Iniciativas.

Garius 22

Worg 18

Orcos 16

Barundar 14

Drogan 7

Rordar 5

Guardias 4

Personajes en el combate.

Guardia primero- 12 daños por mordisco + 13 daños por lo mismo. (Se murió).

Guardia segundo- 13 daños por alfanjón en la cabeza + 7 daños por alfanjón estomacal. (Se murió).

Worg (Se ha comido al guardia primero)

Orco 1 (Ha atravesado al guardia segundo)

Orco 2 (Abre el portín)

Orco 3 (Ha atravesado a Drogan)

Orco 4 (Ataca a Garius y se muere)

Orco 5 (Ataca a Garius)

Orco 6 (Ataca a Garius)

Orco 7 (Ataca a Barundar y no puede montar en bicileta)

Orco jinete- 4 daños por alabardazo en el pecho. (Se muere mucho).

Barundar

Garius

Rordar

Drogan. (Ahora parece un donut, y además está agonizante perdido).

Aviso

Próximo turno el lunes día 09 de diciembre!

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05/12/2013, 10:22
Bronas

 El enorme ilushkano termina de pegar una carrera para llegar al combate cuanto antes, enarbolando la cimitarra con ambas manos, resultando algo muy raro al ser el tan grande y portar una arma tan pequeña y en contra los orcos más pequeños portando armas curvas más grandes.

 En cualquier caso el bárbaro lanzado a la carrera, en fundado en metal, descarga con fuerza el primer de los tajos, contra el orco que está pegado a la puerta, a la par que grita con su grave voz...

 POR TEEEMPUUUUSS

 El potente golpe lanzado por el bárbaro a la carrera destripa literalmente al orco, partiendo su cuerpo y dejándolo desparramado por ahí, manchando de puerta la carreta y a los presentes. Pero el empuje del bárbaro a la carrera es demasiada como para frenarse en seco y el ataque se descarga sobre el gran warg... el gran desafío.

 El acerado filo de la cimitarra, blandida con la fuerza de esos brazos, penetra con temible fuerza en el cuerpo del malvado lobo, enterrándose con fuerza en el torso, cortando por igual piel, carne y hueso... al liberar la cimitarra de su cuerpo el aullido de terror y dolor del warg casi dan lástima.

 Con la cara contorsionada por el estallido de energía, y la sangre ajena goteándole de la barba y la coraza, el gran ilushkano se prepara para terminar el trabajo, con su cimitarra y puños embadurnados de sangre enemiga. 

 ¡¡¡AAARRRGG!!!

  Ruge a la panda de orcos y al mal herido lobo.

- Tiradas (8)

Notas de juego

Ataque en carga y rabia... pobre warg, 40 de daño para él. Ahora tengo CA 16 y me quedan 6 asaltos de rabia.

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07/12/2013, 12:56
Barundar de Mithril Hall

Aquel combate se habia vuelto turbio, su lider habia caido pero parecia que aquella turba no tenia intencion de desperdigarse y visto lo visto parecia que querian volver a por mas. Pero claro yo estaba fresco y no tenia ningun inconveniente en repartir hacha entre los parroquianos, para insistir en que volvieran por donde habian llegado seguramente un agujero muy profundo en medio del monte.

Me sorprendio ver a aquel humano gritar a su dios como si le fuera la vida en ello, pero conocia por historias que habian tribus que se dedicaban a honrar a sus dioses gritando y matando en su nombre, aquel era un humano que tenia pinta de saber lo que se hacia en medio de un combate, y me hubiera gustado estar espalda contra espalda con el en cualquier situacion viendo lo que repartia.

Yo humildemente volvi a buscar un objetivo cercano, y sin malabares ni gritos volvi a se eficaz, pegando en blando contra el objetivo mas cercano, haciendo cuna en aquella turba.

- Tiradas (2)

Notas de juego

7 de dano.

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07/12/2013, 16:20
Garius

Mato a un orco y fué objetivo de otros dos, pero aunque la teoria no le fuera muy bien era de los mejores en combate. Adentrandose todavía más intentó abrirse paso hacia el consejero, por si todavia tenía posibilidades de sobrevivir. Eran muchos enemigos así que atacó con cuidado, no de la manera suicida, aunque efectiva del humano seguidor de Tempus.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Si estan en furía tendrán CA 11 y toco supongo, tiro daño igualmente.