Partida Rol por web

Aves de verano

Aves de verano

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17/10/2022, 11:52
Astrid Korklan
Sólo para el director

En momentos como este pensaba en su hermano: daría un gracioso saltito saliendo airoso. Qué demonios. A Theo estas chicas le invitarían a un helado para llevárselo al catre. Le pareció que estaba siendo víctima colateral de un flirteo indirecto, con esa agresión le mandaban a Theo un mensaje. "Tío, tu hermana es una pringada, ven a interceder por ella y te invitamos a cenar".

Y una porra.

Ella podría esquivar. No era tan difícil. Pero pensó en las clases de tenis, lo aburridas que eran. Y cuando intentó aprender a esquiar, que casi se mata contra una piedra tan grande como una casa. Eran recuerdos tan frustrantes, tan desalentadores, que a punto estuvo de ni siquiera intentarlo. De hacer como habría hecho Mahatma Gandhi en esa situación. Quedarse quieta y decirles “nadie me puede hacer daño sin mi permiso”.

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17/10/2022, 12:28
Director

El desguace de Pierson estaba en las afueras, no muy lejos de allí. Pierson vivía algo apartado de la ciudad y su ajetreo. Porque incluso una ciudad pequeña como Boulder City resultaba ajetreada para quienes disfrutaban más de la tranquilidad del campo. Era allí donde Liam se escapaba de vez en cuando y donde se podían encontrar restos de cacharros magnetrínicos de los que apenas entendía su funcionamiento mecánico. Aquella tecnología se diferenciaba mucho de la mecánica de los tractores o los coches, pero la curiosidad de Liam le llevaba a preguntarse por su funcionamiento y además sabía que si encontraba alguna buena pieza y la llevaba al desguace de Pierson podría sacar algún dinerillo extra. Pierson era huraño y desconfiado con todo el mundo, solo le interesaba comprar la mercancía y librarse de los curiosos que andaban fisgoneando por su desguace, pero ya conocía a Liam se otras veces, cuando le llevaba restos de naves o robots que encontraba por el desierto. Su mayor tesoro habían sido los restos de un motor magnetrínico que se había desprendido de una de aquellas gigantescas naves que surcaban los cielos por las afueras del poblado. El interior del artilugio no se parecía a ninguna máquina en la que hubiera trasteado antes. En lugar de un motor de combustión, con sus relés, sus válvulas y otro tipo de mecanismos a los que estaba acostumbrado, el motor magnetrínico tenia un montón de cables, unas placas verdes que no había visto jamás antes y una especie de discos metálicos de los que partían todas las conexiones.

Aquel día, de camino al desguace también encontró un extraño chacharro, probablemente también un motor, aunque mucho más pequeño y compacto. Tal vez se hubiera desprendido de una de esas naves, o tal vez fuera otra de las raras cosas que surgían del Bucle. Liam no comprendía de qué se trataba, aunque tal vez el señor Pierson podría darle algún dinerillo extra por él, así que decidió llevarlo consigo. Cuando llegó a su desguace, el viejo estaba en la caravana que había justo al lado de las vallas que limitaban su propiedad, sentado en una silla de camping con una cerveza en la mano y leyendo una revista para adultos como las que sus primos mayores guardaban entre el colchón y las tablas de la cama.

Eh, Pequeño Brown. ¿Qué llevas ahí?  Dijo examinando la mercancía sin levantarse siquiera de la silla.  Ah, el motor de un B-36, no está mal. Te doy 10 pavos por él.

Notas de juego

Podrías tirar Carisma para convencerle de que te diera más dinero o lo que vieras. 

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17/10/2022, 13:24
Director

Ashley G. intentó empujar a Astrid mientras una de sus secuaces estiraba la pierna para que la pobre muchacha se cayera de espaldas y se partiera la crisma mientras ellas se reían y la señalaban con el dedo. Pero, haciendo gala de una agilidad felina, Astrid saltó a un lado y esquivo tanto el empujón como la zancadilla. Sabía que aquellas petardas no se detendrían tan fácilmente, pero había logrado mostrarles que no sería nada sencillo. Ganó un poco de distancia con ellas, y entonces pasó algo que no se esperaba. 

Becca apareció a toda velocidad rodando en sus patines en dirección a ellas. Probablemente querría ayudar a su amiga contra aquellas matonas de tres al cuarto, pero nadie supo nunca muy bien cómo lo pretendía. Becca se acercaba demasiado rápida, no logró frenar y chocó de pleno contra Ashley G. Ambas cayeron al suelo arrastrando a alguna de las otras consigo. En un abrir y cerrar de ojos, Becca estaba tendida en el suelo sobre Ashley y tenía su patín en la cara de otra de las chicas que se retorcía en el suelo de dolor. 

¡Buahhhh, qué torpeee soyyyy! — Se escuchó decir a Becca en medio de aquella masa lastimosa de cuerpos sobre los que estaba tendida.

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17/10/2022, 14:48
Becca White

Cuando Becca se dio cuenta de la guarrada que pretendían hacerle a su amiga, aceleró, más mosqueada. Vio que Astrid andaba espabilada evitando la zancadilla, eso le hizo sonreír. Pero por el enfado, la velocidad y alguna piedra del terreno, la cosa fue que no controló como ella quería y se vio finalmente en el suelo junto a las atontadas de Ashley y compañía.

Ni tan mal.

Los auriculares se le habían caído a un lado, comprobó que funcionasen sin apartarse de encima de la chica ni el patín de la cara de la otra. Le guiñó un ojo a su amiga, a la vez que comprobaba que, más o menos, no se había hecho nada. 

-Buah. Un aterrizaje forzoso. Jajaja. ¿Estás bien, Astrid?

Sobre Ashley, que seguro trataba de escabullirse, hizo presa con todo el peso de su cuerpo. Infló un globo de chicle y lo explotó delante de su cara. La sonrisa de Becca era muy torcida.

-Las gansas de Ashley G. G de gansa. O de Gili. Giligansa. -Se fue recomponiendo y se puso de pie, mascando el chicle casi con la boca abierta y una pose chulesca. Empujó a Ashley cuando se levantaba para que cayese de nuevo. 

-Te va mejor el suelo, como los gusanitos. G de gusano. -afirmó, risueña. 

 

 

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18/10/2022, 19:40
Cindy Woods
Sólo para el director

Cuando su madre accedía a algo que pensaba que no iba a conseguir, Cindy actuaba rápido. De modo que cogió la mochila y los libros de clase que no iba a utilizar, para que su mentira quedara más creíble mientras pensaba que era increíble que se hubiera tragado eso estando en vacaciones de verano. 

- Gracias, mamá. Es un trabajo grupal que te sube la nota para el primer trimestre. - No entendía la necesidad de seguir mintiendo, pero le salió solo.- Prometido.  Le miró con una sonrisa tierna y selló su promesa. -Llegaré a la hora de cenar. 

Esquivó a su madre para salir por la puerta de la habitación e ir directa a la nevera para coger algunos dulces que llevar a la guarida. Menos mal que la nevera sí que la permitían en esa casa, aunque no tenía mucho sentido. A veces había pensado en sacarles el tema de que el frigorífico también forma parte de la tecnología, pero prefería callarse. Aunque recordaba haber abordado el tema cuando era muy pequeña, pero no los motivos que le dieron para usarla.

- ¡Nos vemos en un ratito!  

Cerró tras ella la puerta y se dirigió hacia al lugar sin saber si sería demasiado pronto. Quizás con suerte se encontraría a Nile y podría hablar sobre el nuevo grupo de música que le había enseñado. 

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19/10/2022, 03:24
Director

Descendiendo la colina sobre la que se erigía Boulder City en dirección al lago Mead por la autopista 93, o más comúnmente conocida como la autopista de la cuenca de Boulder, uno podía adentrarse en el desértico paisaje rocoso y rojizo que se extendía desde la pequeña ciudad hasta la presa Hoover y donde, a excepción del verde oasis del parque Hemenway, solo creían algunas plantas y arbustos que desafiaban la lógica impuesta a base de los cerca de cuarenta grados a pleno e infernal sol. A los pies de la loma estratificada por clases sociales que era Boulder City, más allá del espejismo del parque, e incrustada en el desierto como un monumento a la conquista de lo imposible de la que presumía la ingeniería humana, se alzaba el reactor principal del Bucle, distinguido por sus colosales torres de refrigeración, omnipresentes en el paisaje de la ciudad con el que habían crecido. Tan asimiladas a su vista como el ronroneo constante del acelerador de partículas enterrado bajo sus pies.

Siguiendo la autopista 93 se llegaba al Hoover Dam Lodge, el único casino de Boulder City, que fue creado en los cincuenta como una manera de acercar Las Vegas a los trabajadores de la presa Hoover. Algo más allá, la carretera seguía hasta cruzar el río colorado cerca de la presa, ofreciendo una de las mejores vistas que se podían obtener de aquella otra oda a la ingeniería que era la presa Hoover. Una construcción que dotaba de energía a los brillantes carteles de Las Vegas, a Boulder City y a buena parte de los estados de Nevada, Arizona y California y que era un vestigio viviente de otros tiempos y de otra manera de hacer las cosas, donde incluso el coste de tan descomunales construcciones era inferior a lo presupuestado.

A lo largo de la carretera, el paisaje estaba salpicado de máquinas y despojos metálicos desprendidos de las naves magnetrínicas que surcaban los cielos, también de extraños aparatos y mecanismos conectados de algún modo al complejo del Bucle. De vez en cuando se encontraban con los restos de alguna nave semienterrada en la arena, desvalijada por los carroñeros de chatarra que suministraban de piezas y componentes al desguace de Pierson o por las propias inclemencias del tiempo que lograban desprender algún viejo y oxidado panel o erosionaban el casco de aquellas naves que antaño alcanzaron la gloria de surcar las nubes. Junto a la autopista, en medio de aquel mar desértico de arena y restos de robots, había un viejo cartel y original anuncio con forma de corazón de una empresa de préstamos que quebró por falta de financiación, por más irónico que esto pudiera ser. En la actualidad le faltaban algunos paneles y había sido ocupado por una pandilla de aves de verano libres de deberes que acudían allí a relajarse, refugiarse de las pandillas rivales o, simplemente, a pasar el rato. Desde que la habían descubierto a principios de verano la consideraban totalmente suya, y de hecho habían acondicionado el interior para poder pasar allí el tiempo llenándolo de infinidad de objetos compartidos por el grupo y otros tesoros encontrados en el desierto.

Becca y Astrid llegaron después de haber escapado de Ashley G. y sus estúpidas amigas, y encontraron a Theo ya esperando en el interior de la guardia en aquella calurosa tarde. Más tarde llegó Cindy con una mochila cargada de dulces. El único que faltaba por llegar era Liam, quien además debía traer el juego del dragón en la portada y los curiosos dados. 

Notas de juego

No marquéis a Liam todavía. 

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19/10/2022, 08:19
Becca White

Becca se quitó los patines en el último trecho al refugio, cuando ya no era posible continuar con gracia a buen ritmo. A lo lejos, se veía la silueta del viejo anuncio remarcada por el celeste y caliente cielo.

Suponía que Ashley la giligansa y las gusanas de sus seguidoras en algún momento intentarían vengarse. No sería ahora ni aquí. Le dio la risa.

-¡Qué cara de idiota se le puso a Ashley, eh! Jajaja. A ver si se enteran de una vez. Tú estuviste muy bien, evitando la zancadilla y el empujón, Astrid.

Cuando llegaron a su templo, Becca lanzó su mochila a un rincón, y se desperezó lo mismo que una gata.

-¡Eh, Theo! ¿Has hecho la limpieza? Jajaja. Joder, qué calor. Estoy sudando como una cerdita. 

Luego fue ella la que se tumbó junto a la mochila. Llegó Cindy.-¡Hola, black metalera! -sacó sus auriculares.

-Creo que se ha roto uno, por el golpe. Qué lata. Igual en casa puedo arreglarlo. O a ver Liam, que se le dan bien estas cosas. 

 

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19/10/2022, 13:15
Theo Korklan

Echado en el suelo, con la cabeza sobre un pequeño cojín —uno de los objetos sustraídos de su casa para acondicionar la guarida—, Theo aguardaba a los demás tamborileando con los pies mientras seguía el ritmo para acompañar al punteo imaginario de la guitarra imaginaria que sostenían sus brazos. Había estado practicando durante la mañana y ahora los acordes de Where the streets have no name, que se habían quedado incrustados en su cabeza, se repetían mientras repasaba la lección. Antes siquiera de que asomaran por la entrada, escuchó la voz y las risas de Becca y sonrió de lado imaginando su cara de satisfacción cuando viera que entre las cosas que había traído para picar habían gominolas de ositos. Al ver que la chica lanzaba la mochila al tun tun nada más entrar, hizo payasamente el gesto de taparse la cabeza como si le fuera a impactar. Sonrió a Astrid al ver que venía con ella.

Y una mierda limpieza, para que luego tú lo tires todo por ahí —bromeó a medias mientras se incorporaba para abrir su mochila y lanzarle a Becca la bolsa de las chuches.

Al ver entrar después a Cindy su gesto cambió inconscientemente y se puso algo más serio.

¡Ey! —fue el saludo que le dedicó mientras se sentaba cruzando las piernas. Sacó también algunas latas de refresco, torció el gesto al notar que ya estaban calientes y le lanzó una a Astrid para probar cómo andaban sus reflejos.

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20/10/2022, 01:27
Liam Brown

Liam inspeccionó el motor que había encontrado, dudando de si 10 dólares era un precio adecuado por aquel armatoste. Miró al señor Pierson con el ceño fruncido.

Señor, puede que no sea muy listo, pero hasta yo sé que este motor vale bastante más que 10 pavos.

Sabía que el dueño del desguace era muy huraño y que se la jugaba, pero si le mandaba a freír espárragos seguía ganando un artefacto de lo más chulo con el que poder trastear y enseñar a la pandilla.

Ah, y vengo a por el encargo de mi papa. Lo tiene ya listo, ¿no?

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20/10/2022, 02:48
Director

El señor Pierson dejó la revista a un lado, escupió al contrario, y se puso en pie acercándose a Liam. Sacó unos cuantos billetes del bolsillo, los contó y se los dio al muchacho. Eran doce dólares exactos, ni uno más ni uno menos. El señor Pierson era más agarrado que el pasamanos de una escalera, por lo que sería extraño que se hubiera equivocado dándole un billete de más, pero una vez que acordaba un precio lo pagaba sin rechistar, aunque siempre tirara por lo bajo y se le pudiera sacar más. 

Doce y no se hable más aquel hombre era avaro hasta para compartir la hora—. Tú sigue trayéndome todo lo que encuentres y ya veré yo si son valiosas o no.

Ciertamente al señor Pierson le valía todo, siempre había alguien que pudiera necesitar una pieza por extraña que pudiera parecer, y él sabía sacarles un buen precio por cualquier miseria. Además el aspecto del desguace atestiguaba que cualquier cosa podría encontrarse en aquel lugar, pues Pierson lo guardaba todo como si sufriera de un síndrome de Diógenes galopante.

Mientras esperaba a que el chatarrero trajera el encargo de su padre, Liam alzó la vista hacia la colina que se levantaba tras el desguace y se sorprendió al ver a una chica, algo mayor que él, sentada junto a una piedra con un perro observando desde la distancia la escena. Y era raro porque ninguna chica solía ir por el desguace de Pierson y menos aún por aquellas colinas medio desérticas.

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20/10/2022, 13:28
Astrid Korklan

Sonreía contenta por la pequeña victoria, todo gracias a la infantería mecanizada en forma de Becca en patines.

Entonces Theo hizo una de sus exhibiciones de reflejos y Astrid dudó. Primero pensó en que su hermano le había lanzado el refresco para que lo pillara al vuelo, en plan marines espaciales en un momento de asueto, después de un duro combate. Luego que era una de sus pruebas de lucha, uno de esos ataques sorpresivos de entrenamiento de las pelis del inspector Clouseau, el de la Panera Rosa*, que les hacían reír hasta las lágrimas y que a menudo imitaban poniendo en riesgo los muebles.

Decidió dejarlo caer y golpearlo con la rodilla para luego devolverlo al remitente de un patadón, pero pensarse las cosas no casaba muy bien con las artes marciales y por eso Astrid era más de ajedrez. El resultado: trastabilló y falló quedando como si simplemente se le hubiera caído al suelo, de donde la recuperó. 

E imaginando que el impacto habría provocado una tormenta carbónica en el interior del envase, y que al abrirla saldría toda la coca cola como si aquella lata fuera un volcán en erupción, se la ofreció de nuevo a Theo, a ver si caía en la trampa.

—No, gracias, no tengo sed.

Bebe, bebe pequeñín.

Notas de juego

(*) Un par de escenas de esas pelis:

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20/10/2022, 20:09
Cindy Woods

Cindy llegó super acalorada, no soportaba esas altas temperaturas y cruzaba dedos porque sus padres en algún momento compraran un ventilador -ya que aire acondicionado estaba completamente descartado- porque le dolían las manos de tanto abanicarse.

Al llegar y notar su espalda húmeda, se asustó pensando que los dulces quizás se habían derretido y rezó por haberse acordado de poner una placa de hielo, la típica de neveritas portátiles. Abrió su mochila y la puso en el centro, para que todo el mundo pudiera coger a su antojo y sonrió al resto como saludo.

- Espero que no estén muy calientes y sean comestibles.- Se giró hacia Becca y miró sus auriculares.- Mi amigo Nile seguro que los sabe arreglar. 

Cuando Theo le lanzó la lata a su hermana, no pudo evitar poner los ojos en blanco y esperó con expectativa la vendetta de Astrid y que él cayera en la trampa. 

De golpe cayó en que Liam no le había respondido a Becca no porque estuviera en su mundo, si no porque todavía no había llegado. Empezó a temer que le hubiera pasado algo, o que sus padres no le hubieran dejado salir. A ella le apetecía mucho jugar al juego ese del dragón y se empezó a poner nerviosa. 

- ¿Sabéis dónde está Liam? 

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22/10/2022, 11:02
Theo Korklan

Ajeno totalmente al malvado e inocente plan de la bomba de Coca-Cola, Theo cogió la lata que le devolvía su hermana y simplemente la dejó a un lado. Tampoco a él le apetecía tomarla. Después volteó su mochila para dejar caer el resto de su contenido —algunas cosas saladas de picar como patatas o snacks de maíz—, y tomó uno de los pastelitos de la bolsa abierta de Cindy; pensó que su entrenador lo mataría si se enteraba de las meriendas que improvisaba con su pandilla de vez en cuando.

Mientras Cindy le echaba un ojo a los auriculares de Becca, Theo contó "uno" en su mente. Tenía curiosidad por saber cuántas veces saldría la frase "mi amigo Nile" de la boca de la chica aquella tarde.

Ni idea, imagino que no tardará —respondió a la pregunta sobre Liam mirando su casio digital sumergible. También empezaba a impacientarse. Se desperezó estirando los brazos por encima de la cabeza y empezó a deambular por la guarida mientras se zampaba el pastelito.

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22/10/2022, 12:55
Becca White

-¡Wuooo, ositos! Así me gusta, Theo, que nos cuides -Se llenó la boca de gominolas, mientras veía el juego entre los hermanos. Esa coca cola podría acabar siendo un peligro gordo. 

Después de eso se lanzó a por uno de los dulces de Cindy. Engulló uno y cogió otro -¡Buenísimos! Gracias. -se limpió las comisuras de la boca con los dedos y comprobó otra vez sus auriculares.

-¿Tú crees que Nile podría repararlos? Oye, estás mucho con ese Nile, ¿no? ¿Tienes rollo con él? ¿Es como tu novio? -Becca torció la sonrisa, disfrutando. - ¿Os habéis besado? Cuenta, somos tus amigos, va. 

Se rascó el cuello encogiéndose de hombros, tampoco sabía nada del retraso de Liam. Dependían un poco de él, si querían jugar al dragón y eso. Y si no, ya jugarían o hablarían de otras cosas.

 

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24/10/2022, 14:15
Director

Mientras esperaban a que Liam apareciera con su juego de dragones y dados extraños, el grupo se fue asentando en la guarida que solían ocupar habitualmente. Especialmente desde que había empezado el verano, y que habían convertido en un lugar especial para todos ellos. Por fuera, el viejo anuncio parecía abandonado y semiderruido, pero por dentro, los muchachos habían acondicionado una especie de sala en lo más alto del corazón gigante. Trepando por una escalera de metal considerablemente oxidada se accedía a una plataforma en mejor estado en la que habían colocado una moqueta, pósters que cada uno había traído de su casa y que reflejaban la variedad de gustos del grupo, y otra serie de tesoros que habían encontrado en el desierto entre restos magnetrínicos o que cada uno de ellos había traído de sus casas. Al final, con el paso de los días, habían logrado convertir aquello en un lugar agradable donde poder estar y disfrutar de su compañía sin que nadie les molestara.

Pero la espera les había llevado a otros asuntos. Cindy había mencionado que su amigo Nile podría arreglar los auriculares de Becca, y eso desencadenó en un interrogatorio a la muchacha por la naturaleza de su relación con el tal Nile. Y es que si había algo más jugoso en Boulder City que las perspectivas de una entretenida tarde de verano jugando con los amigos eso eran los cotilleos. Como aquel que decía que Diane Peterson se había fugado con uno de los científicos del DART. 

Notas de juego

Seguimos esperando a Liam. Consideradlo un turno libre. Sentíos libres de adornar la guardia como queráis, darle un nombre, o describirla como se os ocurra. 

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24/10/2022, 18:00
Liam Brown

Liam enarcó una ceja, todavía no demasiado convencido. Ya le habían advertido sobre discutir con aquel hombre.

Venga, d'acuerdo. Y puedes contar con que te traeré lo que encuentre y pueda servirte. Pero a cambio, a parte de lo que me pagues, quiero un descuento por las partes que mi padre te encargue.

Esperó que sacar a su padre a colación ayudase a inclinar la balanza a su favor. Hasta Pierson había escuchado la tos de Brown senior y, además, pocos adultos podían resistirse a un niño con buenas intenciones.

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24/10/2022, 19:05
Director

Está bien, muchacho, me vas a salir caro. Pero a partir de la siguiente pieza —dijo al darle la que su padre le había encargado, estaba claro que aquel viejo avaro no iba a devolverle ni un centavo—. Aquí tienes. 

Cuando Liam regresó la mirada al lugar donde había visto a aquella extraña chica, ésta ya no se encontraba allí. Ni ella ni el perro estaban ya en las montañas observándoles. Por la mente de Liam volvió a surgir la pregunta sobre la identidad de aquella muchacha, pero no tenía mucho tiempo para resolverlo. Llegaba tarde a la guarida para enseñarles a sus compañeros aquel nuevo juego del dragón. Había leído las reglas, llevaba los dados de diversas caras preparados, y se había inventado una historia muy chula en la que sus compañeros interpretarían a héroes armados con capas y espadas cuya misión sería indagar en las entrañas de una mazmorra. Aquello no podía esperar mucho tiempo más. 

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25/10/2022, 12:32
Cindy Woods

Cindy se sintió completamente avergonzada por los comentarios de Becca y le lanzó un envoltorio de una chocolatina que acababa de desenvolver, algo derretida. Más quisiera ella estar con Nile, pero él la consideraba una niña pequeña.

- ¡No digas eso! Nile y yo somos mejores amigos. Él tiene 17 años...- Miró hacia abajo, apenada.- No le interesan los criajos como nosotros. ¡Ni a mi tampoco! No quiero novios nunca... -Exclamó, algo dramática. -Pero creo que sí que podría repararlos. 

¿Dónde cojones se había metido Liam? La adolescente estaba cada vez más nerviosa. Había conseguido engañar a su madre un día a cambio de después ir a charlar con el obispo, pero no sabía cómo iba a conseguir engañarla una segunda vez. Se puso en pie y comenzó a mirar al horizonte para ver si veía a alguien acercarse. 

 

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25/10/2022, 13:27
Theo Korklan

Theo estuvo más atento a la respuesta de Cindy de lo que él mismo habría sospechado. Era obvia la contrariedad de la chica, su poco creíble proclama acerca de no querer novios —habría sonado más verosímil si hubiera dicho que no quería novios salvo Nile—, e incluso se encontró a sí mismo pensando que el chico no la tendría en tan poca estima ni pensaría que era una criaja si podía decir de él que era su mejor amigo. Pero no se le ocurriría despegar los labios para compartir aquel pensamiento reconfortante con ella. No solo temía encontrar a cambio alguna mirada de puro desdén sino que había algo satisfactorio para él en el dramatismo y disgusto que podía ver en el rostro de Cindy. Si aquel chico la consideraba así o eso pensaba ella, se lo merecía: era lo que le hacía sentir a él constantemente.

Que te consideren un criajo es una mierda —sentenció con la esperanza de que Cindy captara también el reproche que escondían sus palabras.

Pensó si Becca se daría por satisfecha con aquella respuesta o hurgaría un poco más, y se acercó a la caja que habían llevado allí y en la que guadaban cómics viejos, barajas de cartas, una diana con dardos y algunos juegos más. Si Liam no se presentaba habría que improvisar y no tenía ganas de que Astrid terminara imponiendo el ajedrez.

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25/10/2022, 14:12
Astrid Korklan

 

Nile bien podría ser un invento de la mente de su amiga, una fantasía. Y no veía nada malo en ello. Theo y ella habían tenido a su servicio un ejército de amigos imaginarios. En todo caso, aunque fuera un tipo real que le gustaba flirtear con niñas, su amiga lo había transformado en un fantasma ficticio, como Drácula, por una suerte de hechizo. Al fin y al cabo, de eso trata el amor.

Caminó hasta el radiocassette estereo Sanyo que les habían robado a sus padres y tras rebuscar en una caja puso el último remix que había grabado de la radio. Una cinta que empezaba con un tema de Siouxsie And The Banshees

Bailoteando sacó un Winston de la pitillera que llevaba en un bolsillo y, tras ofrecer y encenderles el cigarro con su zippo en el caso de que alguno aceptara, se prendió el suyo. Pegó la primera calada y cabeceando a ritmo de la batería, sentenció:

—Los chicos nunca llegan a ser adultos, querida.