Partida Rol por web

Es un placer para mí conocer a tan regias señoritas. Es un gusto conocer a su chiquilla, mi querida Rosamond, una excelente muchacha, como no hubiese sido menos de esperar.

Sonríe ampliamente, y se refleja la franqueza en sus ojos. Luego de eso, se dirije a Grisel.

Es una jóven de una belleza impactante, Lady Grisel. Seguramente será una digna chiquilla de su Sire. Es más que bienvenida aquí, espero se sienta a gusto, cómoda y cualquier cosa que necesiteis, no dudeis en comunicarmelo. La orden estará encantada de recibirlas, por favor, pasen, hay muchos invitados dentro, esperando la apertura del gran salón.

Anda Sigfried... Ve adentro y fíjate que esté todo en orden. Prestales tu mano a Barend, Aishe y Guillermo.

Vuelve a acariciar levemente tu mano y sonríe, en un gesto que te invita a entrar.

Ven cómo van entrando gran variedad de personajes, de lo más peculiares algunos, más normales otros, todos ansiosos de ver las puertas del gran salón abiertas para presentarles sus respetos a Lord Jurgen. La sala en la que se hayan dista mucho de ser pequeña, pero no deja de ser un hall. Tiene un techo no muy alto, sin decoraciones. Algunas columnas decoran las paredes, y entre ellas, grandes alfombras de telas variadas cuelgan elegantemente. Hay algunos sillones dispersos, de terciopelo rojo, de muy buena calidad, y en una de las paredes, la puerta que da a la escalinata. Cuenta con tres puertas de dos solapas, muy altas y de una madera que aparenta ser muy resistente.

Se pueden ver miembros de todas las clases, clanes, familias. Mujeres, niños, ancianos, jóvenes. Todos hablan animadamente, algunos con buena predisposición para ver al Señor, otros más descreídos, que solo quieren conocerlo. El ambiente, de todos modos, parece tranquilo.

Guillermo - Hago un gesto de saludo-  y miro a su acompañante: Señorita… esperemos el comienzo de la ceremonia. Contesto de manera militar. Observo detenidamente a todos los recién llegados… Definitivamente no faltan los extraños, más de un hijo de Malkavian debe estar por ahí… espero que no causen problemas.

Me ubico en algún lugar para poder ver mejor

Miro a todo el grupo y luego a Aishe de manera complice… hay que estar pendientes…

Me pongo a observar bien el grupo

Dentro de los últimos que han llegado, no pueden dejar de notar la terrible belleza de dos mujeres que aguardan hablando animadas con una dama de compañía de la señora Lucrecia.

¿Dos regias mujeres, excelentemente vestidas, de una belleza de la que no se puede pasar, hablando con criadas de la señora en medio de un salón, tan parecido a una corte?

Detrás de ellas pueden ver entrando a Sigfried, el caballero de confianza de Lucrecia, que se aproxima a ustedes.

Barend, Guillermo, parece que al fin ha llegado la hora. Esperemos que los hechos se desarrollen con tranquilidad. Ahora, si me permiten...
Luego de una sutil reverencia, lentamente y con gracia me pierdo entre la gente, tratando de recordar cada rostro y opinión que pueda escuchar de ellos.

El sujeto llevaba la pesada vestimenta típica de los Caballeros Teutónicos, sin embargo, con una particularidad que no podía pasarse por alto. Si bien la capa era negra con una amplia cruz blanca bordada en su espalda, la túnica que se alcanza a ver por debajo de ella presenta los colores invertidos. Era de fina tela blanca y mostaraba una simple cruz negra a todo lo largo de su pecho. Un trabajado cinturón de cuero y plata ceñía su talle, y de el pendía una espada de pomo bastante bruñido.

Sigfried se movía con paso seguro y marcial por el salón, observando con mirada escrutadora a los visitantes. Se detuvo aquí y allá para ofrecer leves reverencias a algunos de los invitados, pero sin demorarse demasiado. Cuando llegó al grupo, los saludó con una profunda inclinación de cabeza, tal vez algo más pronunciada que en los otros casos.

- Saludos, camaradas. Parece que hasta ahora todo va saliendo bien. Ha venido mucha gente para la ceremonia, y algunos de lugares bastante lejanos. Eso es bueno. No todos han venido a apoyar a Herr Jurgen, por supuesto. Debe haber unas cuantas serpientes entre nosotros, que solo han venido a espiar e intrigar. Pero ese es parte de nuestro trabajo ¿verdad? – una mirada divertida escapó de sus firmes facciones.

Lady Rosamon entra y yo la voy un paso tras ella, se cual es mi lugar e intento no mirar a nadie directamente a los ojos. Mi Sire comienza a hablar con unos y otros, conversaciones vacias de contenido aparente que ocultaban sutiles mensajes para quien sabia escuchar entre lineas. No todos se alegraban sinceramente de que Lord Jurgen ocupara el puesto de principe como querian aparentar pero al parecer ninguno se atrevia a expresarlo abiertamente. Las intrigas tipicas de cualquier corte comenzaban a fraguarse. 

Por suerte nadie tiene en cuenta la opinion de una chiquilla y nadie la pide, de modo que puedo limitarme a contestar con cortesia los fingidos alagos hacia mi persona y limitarme a sonreir igual que una muñeca de porcelana. 

Veo a Aishe alejarse, pero yo me quedo donde estaba.  No dejo de mirar las dos hermosas mujeres, puede que este muerto pero no puedo evitar sentir algo de pasión masculina frente a estas bellezas… pero en estos momentos Alicia –acaricio mi espada- es mi única mujer… y la mas confiable.  Nada de raro que sean toreador…pero…nunca las habia visto, y ¿Por qué hablar con las criadas??... Uno no viene a estas reuniones a hablar con las criadas… si bueno… tiene motivaciones mas altas…

Veo que el señor Von Staufenberg viene detrás de todo… supongo que ya me ha visto. Dejo que se acerque un poco mas y hago un gesto militar con mi cabeza.

Señor Von Staufenberg buena noche…veo que viene acompañado – señalo con los ojos a las mujeres extrañas, sonrió tratando de mostrar un interes masculino- Quienes son ellas?

Digo esto muy bajo, esperando que nadie me escuche

Entro en el salón con gesto despreocupado auque deseando acabar con todo esto lo antes posible,mis guardias se quedaraon a las puertas y solo me aocmpaña mi mayordomo,las reuniones entre nobles me daban asco solo  hay buites en busca de carnaza,aduladores idiota y de mas calaña,hago que me sirva una copa  mientras congesto indeferente y mirada desafiante  echo un repaso con la mirada a los alli presentes,no me gusta estar aqui no me paso  por alto el despredio mostrado por Lucrecia tal vez el reglaoq ue le haga aplaque su  desprecio injustificado por mi,Teutones no me fio de ellos.

Con paso tranquilo Marcia fue adentrándose en el gran salón, siendo acompañada por su lacayo. La túnica en ningún momento deja de cubrir su cuerpo y rostro, lo cual la hace ver muy misteriosa. Pero claro, sus razones tiene. En un susurro solicitó a su joven acompañante que le consiguiera un lugar para tomar asiento. La dama se veía fatigada y se demostraba en la curvatura que en su espalda comenzaba a verse, como alguien cuyo cansancio le gana a su figura.

Tomó asiento y sin más se dispuso a reposar hasta que los festejos comenzaran. Incluso en un momento dio permiso al muchacho para que se acercara a una de las mesas para tomar una copa y beber. Luego de esto, el siervo regresó atento a su lado pero se mantuvo de pie, cual fiel guardián.

La dama parecía disfrutar dentro de su silencio de la gran velada, y se dedicaba a observar al resto de los invitados desde su lugar.

Hace poco más de una hora que comenzaron a llegar lo invitados, justo después de que el sol terminara de ocultarse en el horizonte. Barend, Aishe, Guillermo y Sigfried pueden ver mil caras caminando de un lado a otro, hablando y sonriendo, y mil acentos diferentes sonando y haciendo eco en el elevado techo del hall.

Detrás de Sigfried ven entrar a dos bellas mujeres, que parecen ser los últimos invitados en llagar. Pueden reconocer, al menos de vista, a la hermosa Lady Rosamond, de las cortes del Amor francesas, con quien suponen es su chiquilla, una joven de no menor belleza, que camina sutilmente dos pasos más atras, con la mirada perdida.

Más allá, una mujer completamente cubierta con un manto, descanza en un diván, acompañada de su criado. Parece muy cansada.

Por entre las columnas camina un hombre muy delgado y alto, con una Mandolina en la mano. Tiene apariencia de ser artista, pero por el modo en que habla solo y mira un tanto atemorizado alrededor, puede que no esté en claras condiciones mentales.

Varios hombres ataviados con túnicas oscuras hablan en susurros en un rincón, junto a una deslgada y bonita joven con la apariencia de una aprendíz.

Un hombre muy serio husmea el aire, con el ceño levemente fruncido, y pueden ver, entre su cabello blanco, una gran cicatriz que cruza su rostro de manera vertical.

Todos pueden apreciar que el movimiento de sirvientes y ghouls en el hall aumenta momentaneamente.

Las puertas del Gran Salón están a punto de abrirse...

Guillermo recorre el hall saludando cortésmente a todos aquellos con los que cruza su mirada. A veces me gustaría que mi mera presencia no causara ... disgusto -piensa amargamente al comprobar ciertos gestos de desagrado en algunos de los presentes. A penas se detiene con nadie más que para cruzar alguna amable palabra y tras completar un amplío paseo por la sala acaba junto a Barend, que se mantiene erguido en lo que se nota es una postura marcial acostumbrada en él.

Una vez que se encuentra junto a Barend, Guillermo empieza a hablar con él en un tono de voz cuidadamente bajo, de manera que con el ruido general de la sala nadie pueda oírle más allá de su interlocutor.

Hay demasiada gente, ¿no crees? Si no te importa podemos hacer una pequeña ronda. Simplemente acompañame y pasemos cerca de los diferentes grupos, de manera que pueda escuchar sus conversaciones privadas -comento con una sonrisa que no delate mis intenciones para quien pueda oirme. Tengo muy buen oído.

Sigfried se aleja de mi, y sigo  mirando la comitiva en mi estado cómodo. El Consejero se me acerca y le miro sin emoción…

No dudo de su capacidad auditiva, es mas me parece una buena idea – miro mirando a la acompañante de Lady Rosamond  quien es muy atractiva – hoy tenemos como se espera gran cantidad de especimenes…- miro a las mujeres de forma que mi interlocutor se de cuenta -Así que… caminemos

Me gustaría presentarme a esa belleza… pero no olvides Barent… desconoces sus intenciones

Voy caminado hacia el centro del tumulto esperando a Guillermo… Veo que la gente lo mira… la verdad siempre lo han mirado

Sigo a Barend en cuanto empieza a caminar y entablo con él una conversación insustancial en la que intento parecer estar totalmente sumergido. Sígueme la corriente - susurro en un momento dado, para al momento seguir con la cháchara. Dejo que Barend lleve la dirección de nuestros pasos mientras yo me limito a acompañarlo charlando y respondiendo a sus replicas animadamente.

Al mismo tiempo dejo que mis oídos recorran las conversaciones circundantes en busca de cualquier dato relevante.

Al ver a Lady Rosamond me acerco a ella a saludarla costesmente

Lady Rosamond un placer verla aqui en esta celebración su gran belleza sigue deslumbrado a todas las damas de la corte/le beso la mano cortesmente/ espero verla en la proxima fiesta que celebre en mi casa si faltarais toda belleza en ella se acabaria ,ajaja,y esta  joven acompañante vuesta no la conodco cual es  su nombre si s epuede saber.

Derepente veo que las puertas estan apunto de abrirse.