Partida Rol por web

- Como comprenderás, Jackson, no puedo pedirle a los agentes que finjan estar consumiendo prostitución y mucho menos dejar que civiles se encarguen de trabajo policial. Si no fuera porque era ridículo, Thomas hubiera jurado que Black parecía verdaderamente ofendido por su petición. Bah, a quién pretendía engañar: sabía de sobra que iba a tomárselo así. Pero en el fondo tenía razón, y menos sin un motivo claro, porque Black no parecía tener todo claro. Sin embargo les daré la hora y las indicaciones que me dices. Sinceramente, no puedo prometerte ninguna cantidad de agentes allí, pero intentaré sacar a todos de casa.

- ¿Y que tiene que ver Zodiac con Fibonacci? preguntó algo molesto Richard, sintiéndose tomado por tonto. Había mucho mensaje criptico en ese asesino, pero poco relacionado con matemáticas. Solo era un psicópata especialmente inestable y disléxico.

Solo había una botella de vino en la repisa y no estaba abierta. Un vino bastante caro, a decir verdad, pero que no parecía interesar a su dueño, no como la más amplia variedad de vodkas, ginebras y whiskys. Algunas de gama alta, si, pero otras que para un gaznate experto y crítico serían poco más que alcohol de quemar.

Para David, sin embargo, más que suficiente

- He estado disfrutando demasiado de Nueva York como para molestarme en buscar un jardinero, pero sí. Lanzó una mirada hacia la ventana, contemplando el pobre jardín, con una mueca de falsa vergüenza. Que desastre...y que poco me importa. Reconozco que va siendo hora de arreglar un poco esto, Sr. Escritor. Pero sonaba poco dispuesto. Como un crío prometiendo falsamente hacer los deberes. 

- Pero también estuve en ElectroSand. se limitó a responder, con una sonrisa, antes de encogerse de hombros de manera teatral. Que le voy a hacer si me gusta llevar traje y ver todas las caras de una ciudad cuando viajo, no solo las bonitas. Normalmente son las más aburridas...y una mirada, que decía un perfecto if you know what i mean.

- Pero vayamos a lo serio. Aún desde la puerta y con los brazos cruzados, señaló a David sin impunidad. Tu análisis de drogas. Si tu no te has metido, han tenido que ser mis chicas. Simple y directo, el ruso no parecía andarse con muchos remilgos. Sus chicas tenían droga y negarlo sería estúpido. Pero al parecer no le gustaba que la usasen sin avisar...y menos con sus compañeros de farra. No se si planteas poner una denuncia y has venido a avisarme- que lo dudo, se decía de manera muda- o prefieres que lo solucionemos como caballeros.

- Un amigo. Respondió, de manera algo cortante. Los nervios parecían estarle jugando una mala pasada, y desde luego tanto nerviosismo estaba empezando a angustiar al pobre Ulysses. Le diría que es un placer, pero me temo que no es así...No por el motivo por el que estoy aquí...

Pero se calló de repente y miró sin apenas moverse de un lado a otro, como un auténtico paranoico.

- ¿Le importa si hablamos en un lugar más seguro?- preguntó, acercándose hasta una distancia tan incómoda que lo preguntó en apenas un susurro.

Uno de los agentes de seguridad miró con curiosidad a Nat, pero viendo como el otro se limitaba a bostezar sin preocuparse lo más mínimo pareció olvidarse de él. La marabunda de gente entraba en un hall desde donde se distribuían a unos cubículos de oficinas que inundaban todo: reporteros, fotógrafos, redactores y becarios que empezaban a correr desde buena hora de la mañana con información y cafés de un lado a otro.

Totalmente camuflado en aquella mente colmena que comenzaba a desperezarse, todo el mundo ignoraba la presencia del elemento extraño...o casi todos. 

Sin embargo alguien si se había percatado de Nat: la recepcionista, que lo miraba con una ceja enarcada hasta que lo vio acercarse con buenos modales y su gesto cambió a uno más amable.

- Buenos días, ¿en que puedo ayudarle?

El policía murmuró algo ininteligible por lo bajo antes de responder

-Bueno, supongo que con eso bastará. Gracias Black-y en serio que no iba a dejarlo pasar-No tiene absolutamente nada que ver per se pero tanto este caso como aquel son obra de una mente que no piensa como debería. Un lunático que presta atención a detalles que los demás ni siquiera nos planteamos..eso es lo que les hace tan peligrosos-aquello era de primero de criminología sobre los psicópatas.

Y este caso apestaba a uno. Sólo cabía esperar que éste no fuera tan jodidamente retorcido como el del ejemplo al que había recurrido Thomas. Aunque, por otra parte, ya tenía la colaboración ciudadana. El policía estimó que de esos civiles haciendo labores de vigilancia mejor no decirle nada a Richard.

-Bueno, que sea leve, a ver con qué te sale nuestro amable comisario y antivicio...-añadió como despedida.

Ahora sólo tenía que esperar y calmarse un poco antes de ir por la tarde al Lumiere y que empezara la fiesta...

David soltó una carcajada. Sana y limpia, desde el estómago. Sin ironía, cinismo, ni condescendencia. Pero tampoco para premiarle la actitud al interlocutor. Simplemente le hizo gracia el tema de las drogas. No era el primero en decir algo similar, pero sí en usar términos tan educados, cual proxeneta de lujo para clientes de su misma clase social.

- Dicho así parece que seas el padrino de un grupo de scorts- explicó, ahorrándose la broma sobre los boy scouts o girl scorts-. Pero no, no vengo a contar hasta diez de espaldas y pegarnos un tiro al contar cuatro, y estoy hasta las pelotas de las denuncias- hágase notar la falta de caballerosidad que lucía David cuando asumía tratar con otros hombres, radicalmente distinta al trato con mujeres. Pero sobretodo ágase notar su falta de fe en la bondad del hombre, cual Hobbes. Y sobre las denuncias, él era siempre el blanco-. Lo entiendo.

Se quedó callado un segundo, sonriendo al suelo, con los brazos entre las piernas y la cabeza baja, sentado al borde del sofá. Miraba su vaso de vino, entre los dedos. Y no hacía sino pensar. Quizá mintiese, y quizá le drogasen a propósito. Pero quizás no. Y si la había drogado una mujer, o era para quitarle la cartera sin que se diese cuenta u engañarle de alguna otra forma, cosa probable pero no real hasta donde sabía, o simplemente quería tener facilidades para escribir con rotulador permanente en su pecho desnudo. Y eso, por desgracia, pese a ser un pensamiento narcisista, le producía cierto pesar. El pesar de que creyesen necesitar algo así para doblegar a un hombre, tuviesen o no razón.

- Tengo a un agente calvo que por una rubia disfrazada de secretaria disfrazada de colegiala estaría dispuesto a limpiarte el jardín- se excusó por el momento de reflexión, improvisando una de las suyas y dando pie de nuevo a retomar la conversación sin perder el tono de siempre-. No sé si es bueno o malo, pero a mí me preocupa de verdad- mintió sin pretender engañar a nadie-. Que luego salgo en la prensa violando bosques privados- aumentó el tamaño de su sonrisa.

Lo de Charlie eran hechos reales. Aún no sabía que sería de la pequeña aprovechada sin alma que se coló con su grupo en Electrosand, pero desde luego, aquel fue el disfraz de la secretaria que le hizo tener un problema muy gordo para con su esposa. Sobre la prensa, era obvio que se refería a falta de genitales depilados y a maridos, respectivamente. Nada nuevo, aunque una metáfora apropiada tanto para ello como para la mansión.

Giró el tema, dejándose de las habituales pullas.

- No sé si tendrá una mansión de este tamaño en cada ciudad a la que viaje, o si es que piensa quedarse, pero que le inviten a ElectroSand y tenga tantas chicas como el rockero que vive dos calles más abajo da que pensar- dijo al fin, retomando el tema principal-. Me caes bien, en principio, pero debo confesar que por culpa de las drogas no me acuerdo de una puta mierda sobre esa noche. Salvando lo que me dijeron tus amigas con rotulador permanente- aclaró señalándose la zona del pecho, ya limpia, o al menos así debiera ser tras tantos días y uno a remojo en la bañera-. ¿En qué demonios trabaja un tío como tú?

Señaló a Dimitri, y después, a la mansión en general. Alternativamente. Es que podía ser cualquier cosa. Desde traficante de drogas o armas hasta un puñetero banco ruso o un cabecilla en el tráfico de personas, pasando por cosas mucho menos interesantes. Y lo pregunta sólo por curiosidad.

Esperpéntico se quedaría corto como adjetivo. Su jefa desaparecida, él en casa de su jefe durmiendo y una señora hispana llamada Dolores llamándole como si un protagonista de teleserie se tratara, o animándolo a cumplir pronto su trabajo. Pues eso, esperpéntico.

Tras la cena, Edward decidió que no estaba el horno para bollos, ni el ánimo de su jefe para fiestas, así que con la perspectiva de un nuevo y floreciente día de trabajo en el cual no tiene la más mínima experiencia, el abogado decidió acostarse directamente, no sin antes recibir otra queja llorosa de la buena de Dolores. La mujer debía admirar a sus jefes, o al menos su paga, para demostrar tal devoción personal.

7:02 de la mañana. Con el sonido del despertador, Bradley se dispone a comenzar un nuevo día mostrando su mejor cara ante su jefe. Después de todo, iba a trabajar desde su propia casa, y en la desaparición de su propia hija. Una vez trajeado, salió de la habitación de invitados.

A ello, el primer paso es Dolores. En cuanto el abogado tuviera a la asistenta a tiro la abordaría con un: - Disculpe Dolores, pero necesitaría que me guiara hasta la habitación de... de la "señorita". - había leído por ahí que usar los mismos términos que el interlocuro podía realizar un acercamiento. - Necesito empezar cuanto antes a investigar, y su ayuda puede ser clave si me da ciertas respuestas.

Llegada la hora Rick se acerco a las cercanías del Lumiere, fue solo ya que no quería enmierdar a ninguno de sus poquísimos amigos, bastantes feas tenía él las cosas como para que le salpicara a la gente que le importaba...

- Si, por supuesto. respondió entre servicial y emocionada la mujer, guiando un par de pasos por delante a Bradley hasta la puerta de la habitación de Linda. Tuvo que abrirla con la llave, cerrada como estaba. El panorama fue...

Dantesco.

Porque uno espera cierto desorden de una chica casi adolescente, pero eso era para ponerle los pelos de punta. Dolores resopló, con una mezcla de hastío y vergüenza ajena, dejando claro que aquella escena era bastante habitual. La cama estaba llena de ropa: vestidos que valdrían lo que los salones de muchos mundanos, arrugados como un guiñapo. ¿Y eso de ahí era un tanga?

Bueno, podía ser algo más interesante de lo que esperaba.

La habitación era bastante moderna, con muebles metalizados y blancos. Tenía en cierto modo un aire a oficina, pero pequeños toques le daban la calidez suficiente para ser algo más y entrar en la categoría de hogar.

Joder ¿acaba de pensar eso? Se estaba volviendo un poco ñoño...Al grano.

Había un mac portatil en el escritorio, cerrado pero con la luz del stand by parpadeando e iluminando la superficie mate con un tenue azul. Unas cuantas fotos, por no decir un par de cientos, cubrían toda una pared. Con su padre, su familia, sus amigos. Paisajes. Una cámara lomográfica descansaba en una estantería, madre de muchas de ellas, acompañada de otro par de cámaras y una buena cantidad de novelas, clásicas y actuales. Por algo parecido a falta de criterio o de espacio, Drácula convivía con Crepúsculo, pero la cantidad de literatura de calidad superaba con creces la del novelerío adolescente.

Era una habitación bastante más universitaria de lo que se hubiera esperado: todo repleto de peluches de unicornios y fustas para golpear a los invitados. Si no fuera por el Big Bang de la moda que se había iniciado en la cama, sería la habitación de una mujer decente y todo.

Edward intentó disimular la cara de dónde-coño-me-he-metido al ver el desorden que imperaba en la cama de Lynda. Aunque era ser un poco injusto, el resto de la habitación estaba decentemente organizada. Antes de que Dolores se fuera, el abogado tenía una última pregunta por hacer.

- Dolores, le voy a preguntar algo aunque creo que sé la respuesta de antemano: esta habitación no se ha limpiado desde antes de que la señorita - ya mismo hablaría como todo un latin-lover - desapareciera, ¿cierto? - en cuanto supiera la respuesta, podría despachar a la asistenta y empezar a trabajar.

La mujer negó con la cabeza.

- Entré a comprobar que no se hubiera quedado dormida, pero lo único que había en la cama era...señaló con el brazo, incapaz de encontrar palabras para describir correctamente la masa informe de ropa. Eso. suspiró, resignada.

- Bien, es justo lo que necesitaba, buen trabajo. - es más que probable que fuera la primera vez que felicitaban a Dolores por no hacer su trabajo, pensando mejor en cómo es su jefe, es más que probable que fuera la primera vez que felicitaban a Dolores por algo. - Si no se ha limpiado quiere decir que esto está tal y como la señorita lo dejó, así que no se ha podido perder nada que nos pueda decir donde puede estar. Me pondré a trabajar, gracias por todo, Dolores.

El abogado fijó su vista en la habitación que tenía delante, respiró hondo, maldijo a todos los dioses conocidos al darse cuenta de que no había desayunado, y se acercó al escritorio de Lynda. Era lógico pensar que en el ordenador de una persona desaparecida haya información de una persona desaparecida. El Mac no se había apagado, lo sabía porque podía ver la señal de standby parpadear. A Bradley no le gustaban esos cacharros, le parecían que eran más para crear fachada de persona cool que para ser útiles, pero iba a tener que usar ése. Sentándose en el escritorio, y en todo momento con la puerta abierta para que se pudiera ver lo que hace - Tampoco quiero un malentendido con el jefe mientras estoy en su casa, en la habitación llena de ropa interior de su hija, mientras espío en su ordenador - Edward abrió el ordenador portátil.

Veamos, están el método fácil, el complicado y el infernal. Fácil: la niña no tiene miedo de que invadan su privacidad o es medio tonta, no protege su ordenador con contraseña. Complicada: le contaron en un mail en cadena que los masones quieren robarle los datos y en un arrebato de genialidad ha puesto como contraseña su fecha de nacimiento o el nombre de su gato. - Bradley no recordaba haber visto un gato en su estancia en la casa. - Infernal: Resulta que no era tan tonta como pensaba y tiene una contraseña de verdad, ahí si que estarías bien jodido, Bradley.

Ulysses se sorprendió por la respuesta y por los modos tan extraños de aquel tipo. Inicialmente se quedó bloqueado, pero reaccionó en un instante. Estaba un poco cansado de tanto secretismo en los últimos días y -qué coño!- aquello era SU oficina, SUS túneles, y ningún desconocido le decía lo que debía o no hacer...

-Un amigo, dice? Mis amigos no se presentan así de improviso, ni dicen traer malas noticias, ni se ocultan cuando quieren contarme algo... No, usted no es mi amigo. Dígame qué desea y le atenderé gustosamente... de lo contrario, déjeme trabajar tranquilo, que tengo mucho que hacer.

Con una bonita sonrisa, intenté parecer lo más sincero posible... conseguir "conectar" con la secretaria...

Buenos días, soy Jesse Pikes... He llegado hoy a New York por temas de trabajo. Me preguntaba con quien tendía que hablar para... paré un segundo. Sabía perfectamente lo que iba a decir, pero me hice el tonto... que eso pareciera una conversación normal y espontanea. Bien jeje perdone. En la empresa hacemos de todo, pero mi grupo recopila datos de ciertos edificios... esta vez, en vistas a diseñar un complejo turístico a las afueras de Bronx.
Necesito echar un vistazo a este edificio. Nos interesa el funcionamiento, la distribución por oficinas. Todavía tenemos que concertar la cita oficial para hablar con el responsable, Con el director Ronald Chalmers no? Pero me preguntaba si alguien podría acompañarme a dar una vuelta extraoficial... No creo que sea más de 20 minutos....

Acabé con una gran sonrisa en la cara y mirandola fijamente... 
Tenía todo en la cabeza... Había preparado esa milonga, por que me acordé de unos solares en Bronx, y en caso de tener poca credibilidad, podría seguir un rato intentando convencer a la secretaria... Sabía datos de solares de Bronx, y algún edificio colindante. Ser agente inmoviliario le podría dar el conocimiento necesario.

El extraño se quedó algo sorprendido ante la respuesta de Ulysses y a punto estuvo de darse la vuelta e irse, pero se dio cuenta rápido de que su farol no colaría. Estaba desesperado, demasiado para dejar pasar la única oportunidad de ayuda que se le ocurría.

Con nerviosismo miró de un lado a otro y esperó un par de incómodos segundos a que una transeúnte que pasaba por allí se perdiese tras una esquina, intentando ignorar la incómoda escena.

- A Ned se lo han llevado los Illuminati. susurró, completamente enervado. Por un momento Ulysses pensó que le estaba tomando el pelo, hasta que se dio cuenta de que los esperpénticos gestos del hombre eran de puro terror.

¿Illuminati? Ese tipo estaba como una puñetera cabra...

- Ha desaparecido,.- continuó, nervioso, en ese punto de ansiedad que parecía a punto de agarrar de los hombros a el pobre y sorprendido afroamericano y sacudirlo.-y usted es su único contacto que conozco. Vi su comentario en la web. Parece un buen hombre, y necesito ayuda para encontrar a mi amigo antes de que le pase algo. Esos cabrones harían cualquier cosa por destruir a aquellos que buscamos la verdad y...

¿De que demonios le estaba hablando?

Llamada de Katherine Aldridge a un teléfono que resulta ser el de Donna.

- Si, una serie de desapariciones misteriosas suena como algo muy gordo. Comentó Donna, cortante.-Mira Kate, quiero ayudarte. Es un tema complicado, legal y por tu propia integridad física. Ahora que ha pasado lo de Linda, aún más. Es la hija del director, y hay que andar con pies de plomo...

 

-¿Como sabes todo eso? - Preguntó Kate bajando la voz sin poder borrar la sorpresa de su rostro.-No... no entiendo, Donna... ¿Legal?, ¿mi integridad física?

- Un periodista nunca revela sus fuentes. espetó Donna, entre irónica y seria. - Nena, el caso es de la policía. Si no les gusta lo que encuentran podrían buscar cualquier excusa para decir que interfieres con la autoridad. No sería la primera vez y no quiero ver a alguien con tu talento caerse del negocio por algo así. Y además, te pones en el punto de mira de quién esté detrás e todas las desapariciones, Kate. Si eso no es legal ni integridad física no se lo que es...Hubo un suspiro dolorido al otro lado de la línea. Lo que me molesta es que no me dijeses nada. Ni que te fuera a robar el caso o yo que se...

-Donna. Siento si te ha molestado. -Dijo Kate recuperando su integridad. -No podía decir nada si no estaba segura de lo que tenía entre manos, y francamente, no me fio de a que oídos puede llegar una conversación así, ni antes ni ahora. -Con aquello último esperaba dar a entender que creía que su teléfono estaba pinchado. -Sólo estoy investigándolo, y esto cada vez se pone más turbio. Yo tampoco puedo decirte mis fuentes, ni de quien me ha llegado la información, aunque seas mi editora. Y si me llega un caso y lo investigo para comprobar si es cierto o si hay algo sórdido, tampoco te lo puedo decir hasta que tenga pruebas. Y ahora mismo estoy segura, cada vez más. Pero no tengo pruebas. 
-Si me dices que debo dejar de buscar la verdad por culpa de problemas legales con esos matones de la policía o por que mi integridad física esté amenazada... entonces creo que una de las dos se ha equivocado de profesión. -Dijo duramente.-Si Bernstein y Woodward hubieran tenido miedo a esas cosas cuando lo del Watergate entonces... no quiero ni pensar que sería de este país, ni de su periodismo.

 

- Menos gritos, milagritos.- respondió su jefa, verdaderamente ofendida. El último comentario de Kate le había hecho herida, estaba claro .- No te confundas. No te digo que lo dejes: solo que seas consciente de donde te metes y que estoy aquí para apoyarte. Y no puedo hacerlo si no se en que charcos andas metida. Pero...-suspiró al otro lado de manera exagerada. Parecía dispuesta a dejar el tema de lado, y Kate esperaba que fuese que de verdad había comprendido la implicación de que pensaba que alguien le vigilaba. Está visto que te las puedes apañar solita. O al mejor era solo que se había enfadado demasiado...

- Suerte con eso. Espero verte viva y con eso redactado para el especial de Navidad, o tendrás otras cosas de las que preocuparte. finalizó la redactora, acabando la llamada.

Un mensaje de un número desconocido hizo vibrar inmediatamente después el teléfono de Jackson, con un mensaje paranoicamente críptico.

Soy su molesta amiga rubia. Necesito hablar con usted en un lugar seguro. Me vigilan. Tengo información importante.

Vale, estaba claro que era Kate. No era tan imbécil. Pero si acababa de hablar con Donna por el móvil...O no sospechaba de él o era verdaderamente idiota, cosas que no parecía. Quizás la periodista había acabado más enfangada incluso de lo que Jackson podía llegar a sospechar...

El policía marcó el número desconocido para hablar con su supuesta interlocutora. No tenía edad para andar con mensajitos chorras como los adolescentes, por lo que esperó pacientemente a que descolgara.

-¿Señorita Aldridge?-preguntó, siempre cabía la posibilidad de haberse equivocado-Si la apetece tengo un hueco a la hora de la comida; ¿en el lugar del almuerzo de la otra vez la parece bien?-no había motivo para intranquilizarla más si temía que estaba bajo vigilancia y Thomas supuso que con esas referencias veladas, pero claras, ella se enteraría sin comprometer nada.

- Nah, las chicas no son mías. Sencillamente me fabrico inconscientemente un grupo de grupis allá donde voy. Creo que es por el dinero, pero no me voy a quejar. admitió, encogiéndose de hombros con una sonrisa. Sabía bien que era por el dinero, ¿como no lo iba a saber? Pero lo cierto es que el Ruso tenía cierto encanto. Quizás fuera que, muy al contrario de David, era un hombre muy transparente. Espontaneo, como David, pero a el joven parecía salirle de las entrañas, cundo el escritor ahí solo tenía un vacío muy oscuro, muy negro. Pero no me gusta que vayan aderezando bebidas ajenas por ahí.

Ante el comentario de David se limitó a reír. No una risa falsa: era una de estas carcajadas que llaman la atención en las reuniones sociales precisamente por su honestidad. El eco resonó por la casa vacía, y Dimitri se acercó hasta la repisa para servirse el último culo de una botella de vodka barata en una copa. La botella en realidad parecía antigua, como si fuese de imitación o un verdadero reserva, pero el olor golpeó al cuerpo resentido de David lo bastante fuerte como para noquear a un boxeador profesional. Aunque la mona se vista de seda...

- Mejor no tentarle entonces. Prefiero ahorraros quebraderos de cabeza...-y se bebió el vaso de un golpe. Tenía buen saque, aunque era algo obvio si se tenía en cuenta que había sobrevivido a un día de fiesta con David y algunos de sus jinetes...

- La verdad es que no lo se ni yo. Tengo por herencia control y terrenos de un buen recorrido de oleoductos entre Rusia y el resto de Europa. El resto es como Pokemon. Sonrió. Yo voy viajando por el mundo en busca de aventuras y peleas y mi madre barra agente se encarga de administrarme el dinero. Cada vez que vuelvo a casa, tengo otra pequeña fortuna. Rió, aunque David sabía que no era por el dinero. Era porque probablemente se había imaginado corriendo a lo 8-bits perseguido por un montón de jovencitas locas y drogadictas, con como demonios fuera su agente esperándole en el Pueblo Paleta cirílico de turno.- Tengo un par de empresas, una de ellas de armamento. Admitió, sin pizca de remordimientos. Entre el petroleo y las armas, no tendría ningún problema para integrarse en los Estados unidos...siempre que no coincidiese con algún activista. Estaba aquí por un asunto de negocios. Básicamente vengo a absorber otra empresa americana para hacer un monopolio legal. Pero el dueño se lo ha replanteado en el último momento, así que tuve que buscar un sitio donde dormir que no fuera el hotel. Con un gesto de la cabeza se limitó a señalar la puerta que daba al pasillo y, por extensión, el resto de la casa. Los vecinos empezaban a quejarse. Por eso no tengo muchos muebles: en realidad no planteo quedarme demasiado.

- Salvo que me salga algún motivo. Volvió a sonreír, abriendo una nueva botella. ¿Viene alguien tan interesante como tu a darme alguno? Seguro que sería divertido.