Partida Rol por web

Thomas se enfrascó en una vorágine de apuntar todos los detalles relevantes de las comunicaciones de la señorita Aldridge. Sabía que había hecho bien cuando el nombre del capitán empezó a aparecer por ahí.

-Sabía yo que éste estaba ocultado algo...- por si acaso las noticias de la radio no lo habían dejado claro.-¿Pero quién será ese "Scott Dawnson" que actúa en su nombre?- Creía que tenía al misterioso informador. Era hora de volver a pasearse por los archivos y emplear en algo su mañana.

No le gustaba nada el cariz de la situación, y estaba dispuesto a llegar hasta el final, por lo que visitaría a Rosie para pedir también la intervención de las comunicaciones de Scott Dawson y ver hasta dónde llegaba el hilo. Mientras eso estuviera pendiente buscaría su nombre por los ficheros de la base de datos por si tenía algún tipo de antecedente, una multa de tráfico bastaría para tener su dirección y localizarle, y si tenía tiempo llamaría a Rosie para ver qué podía decirle de esa exposición tan cacareada en la que habían estado todos los, por ahora, implicados que conocía Thomas en el caso.

Dicho y hecho. Se acabó el café de un trago y guardó el dossier junto al otro de las desapariciones, volviendo nuevamente a la sala de Rosie.

-Buenos días hoy también Rosie-no había sonrisa radiante, sólo una férrea determinación. El caso era gordo y el tiempo contaba-Quiero añadir un anexo a la petición de ayer, a nombre de "Scott Dawson"-la entregó los papeles debidamente rellenos junto con otra magnífica taza chocolate de agradecimiento por su celeridad. Las cosas funcionaban así en la estación.

Tras el previsible intercambio de palabras se planteó durante un momento ir a hablar con el capitán, pero el desprecio era mutuo y estaría muy ocupado apagando el fuego que había notificado la radio de la desaparición de cierta niña de bien importante. Tal vez Donna supiera algo más. Pero antes, a la base de datos, a ver qué tenía el señor Scott Dawson para él.

-Lo peor de todo es que me lo estoy pasando hasta bien... hacía años que no tenía este interés por nada. Y han hecho falta ¿cuantas? Treinta desapariciones para devolverme el gusanillo... después de esto me retiro, no puede ser sano. Creo que el seguro de la policía incluía piscólogo, seguro que tiene algo que decir al respecto.-

El muy cabrón había esperado a que Nathaniel perdiera los papeles.... El cabronazo solo estaba alli para advertirle. Le querían vivo y con todos los miembros...

A Nathaniel le costó unos momentos asimilar todo esto... Mientras se calmaba sus ojos estaban idos... En ese pequeño trance sus constantes se regulaban y empezó a respirar más relajadamente... En medio del terrible pánico le habían dado la esperanza, y fuera lo que fuese lo que tuviera que hacer, Nath lo haría... En cuanto le llegó bien la sangre al cerebro y la locura le dejaba, el miedo se apoderaba de él... La lógica le decía que no tenía que hacer más gilipoyeces si quería seguir con vida...

Se quitó las esposas y le siguió. Con lo debil que estaba intentaba a poyarse en las paredes para no caer... Le dolía todo y estaba cansado...

M... mi...   ... mi ropa?

¿Piensas dormir todo el día? dijo una voz femenina desde otra habitación. Por unos instantes David tuvo que pensar donde estaba. Sin duda era la casa de una mujer, la duda ahora era de cual de todas. El escritor comenzó a abrir los ojos, no estaba de resaca lo cual facilitaba el asunto.

Tras echar un vistazo a la habitación resopló tranquilo. Estaba en casa de Sasha, y ella le hablaba desde el baño. No puedo creer que estés tan cansado como para seguir durmiendo. Tampoco te cansaste mucho anoche. 

La joven se asomo a la puerta del baño, llevaba pueta una toalla en la cabeza pero ninguna cubría su cuerpo, tampoco había nada que David no hubiera visto ya. Se acercó a la cama y tras terminar de secarse el pelo se sentó junto a Deivid con una taza de café y una galleta medio mordida.

David, al ver a Sasha, con los ojos aún entrecerrados por el despertar, abrió los brazos de par en par, extendiendo los dedos y profiriendo un triunfal y halagador sonido gutural. Era como un bebé hambriento al ver a su madre, y todos sabemos de qué se alimenta de un bebé.

- Buscar a una hija por media ciudad cansa, Pechos Perfectos- se defendió el cuasi diletante, abrazándose a aquel cuerpo angelical cual borracho a la botella.

Pero se desembarazó tras las formalidades, pues, pese a sus habituales y necesarios halagos, seguía teniendo más cosas en la sesera.

- ¿Qué decías ayer sobre el ruso, Belleza?- preguntó, mentando los masajes, continuando con el acoso y derribo de adulaciones e intentando hacer memoria en lo que se despertaba. Era descarado decirlo así, pero aquello iba con Clare, y no se iba a andar por las ramas tratándose de salvar a su familia.

David bajó la mirada, comprobando qué cantidad de ropa llevaba el hombre encima. Juzgando a Sasha se temía lo peor, pero rara vez el hombre dormía con el pájaro fuera de la jaula, así que...

Rick se levanto y se desperezo, se preparo un café. Mientras se preparaba escucho las noticias: Otra desaparición mas… y esta vez de alguien importante.

Por su parte había llegado a un camino sin salida. La persona de la que hablo Harry no apareció aquella noche en el Lumiere, y el propio Harry se negaba a decirle nada más.  “Supuesta noche esta noche aparecerá…”

Aun así, Rick tenía otra cosa mente, había decidido ir a ver a Kevin Brown a su taller, quizás el le dijera que pasaba con Harry y puede que supiera algo de los criajos desaparecidos. Cuando fuese de noche volvería a ver a Harry.

Cuando Rick fue a abrir la puerta, la punta de su zapato pisó un sobre cuadrado en impoluto azul marino. Depositado allí, directamente por debajo de la puerta, no tenía ningún nombre escrito por fuera, y ni siquiera lo habían cerrado con la tira adhesiva: sencillamente habían colocado la punta en el interior para evitar que su contenido se desperdigase. Abultaba bastante, como si contuviese algo más que una carta, e incluso pesaba.

Dentro, escrito a maquina de escribir en un papel amarillento, un mensaje que parecía sacado de una película de los años treinta. ¿Acaso se estaban riendo de él?

Estimado Sr. Rogers. Me he tomado la libertad de contratar sus servicios. Se que está usted trabajando para otra persona actualmente por la cantidad de mil dolares, pero yo soy mucho más generoso. Y le advierto que no me gusta compartir.

Sus salarios son cuatro mil setecientos trece dolares. Efectivamente, la cantidad exacta depositada en su cuenta, exceptuando quinientos dolares de adelanto. No verá su dinero hasta que concluya el caso. No hablará con nadie de esto. Llevará constantemente el reloj que le he proporcionado. Solo trabajará para mí. Si incumple alguna de estas condiciones, creáme que su dinero será de lo mínimo de lo que tenga que preocuparse.

Su tarea es encontrar a Linda Charlmers antes que nadie. Le daré más instrucciones cuando lo consiga.

Alíese con el Señor Jackson si lo desea, pero recuerde nuestro trato. Se que será capaz de inventarse una buena excusa.

Atentamente

Sin embargo allí no había ninguna firma, solo un grueso reloj de corte vintage, con una desgastada correa de cuero y una gruesa caja, que resonaba amenazante mientras las agujas se movían, susurrando

 Antes que nadie.

Los pequeños sobornos de postre hicieron su labor, y pronto Rosie subió alegremente a Thomas un par de páginas repletas de transcripciones y un pendrive con los archivos de audio.

- Espero que no hagas esto por aburrimiento, Thomas...declaró, medio en broma medio en serio. Rosie era consciente del hastío que suponía para el agente el puesto que tenía, pero también de su responsabilidad. Algo tenía que haber allí para que Jackson mordiese ese hueso tan fuerte.

Las conversaciones del joven asistente del alcalde se revelaron muy interesantes. Cargada de información irrelevante para su caso, como una alta religiosidad de algo que a Thomas le sonaba a cristino rancio, también tenía un par de datos cuanto menos jugosos.

El crío vivía bajo el yugo esclavizados del alcalde, y llevar su agenda en persona era una suerte de la que Thomas iba a poder disfrutar. Había unas cuantas reuniones entre el alcalde y el comisario de policía, Claude Wagner. Los mensajes no especificaban de que iban, pero si que hubo tres en las últimas dos semanas.

Pero el tal Scott tenía su propia agenda: no solo chateaba con la periodista, sino también con Richard Black. Jackson lo conocía. El típico tío impecable que gracias a dios acaba con un puesto digno a su nombre. Demasiado impecable a veces, pero...al parecer el capitán había conseguido su propia información sobre las desapariciones, y los datos que iban a proporcionarle la periodista salían de él. Dawson había intercambiado unos cuantos mensajes intentando convencerle de que en este caso era necesario romper con la normativa para poder ayudar a la gente, y que el sabía perfectamente quién podía hacerlo. Y ese alguien era Kate. El hombre había acabado accediendo a la presión, no sin antes pedir absoluto secretismo y que la información no se hiciese pública hasta acabar la investigación.

También parecía que su madre se estaba muriendo de cancer. Tendría que darle el pésame cuando volviese a encontrarse con él.

Más allá de eso, el resto eran reservas de restaurantes, códigos de compra de libros y poca cosa más. No parecía haber ninguna llamada relacionada con su familia ni nada por el estilo.

El hombre se giró con una lentitud que le dio a Nathan la sensación de que no parecía entender lo que le había dicho. Pero su dedo señaló con rapidez un pequeño montón donde estaban el pantalón y la camisa de Nathan. Esta última no tenía botones: reventados al abrirla a la fuerza. Sin embargo, no los iba a necesitar. Lo que Nathaniel no sabía es que aún era bien entrada la madrugada: noche cerrada. Nadie iba a verlos, muy seguramente.

- Toma también el ssaco. Cuidado, pessa y ess delicado.-su voz era autoritaria y sería, pero tenía cierto toque cordial, como el de un jefe severo con el novato el primer día. Tómalo como mi primera muesstra de confianza.

Allí también estaban sus zapatos, pero no su móvil, ni su reloj ni su cartera. Tampoco sus llaves. Su captor lo había desvalijado muy inteligentemente.

Thomas miró a Rosie, fingiendo estar dolido. Aquello era parte de un ritual no escrito de la estación

-Pero bueno... ¿qué voy a hacer si ya me he acabado todos los crucigramas?- con una sonrisa añadió-Descuida que le daré buen uso, gracias Rosie-

La respuesta salió automática, porque él ya estaba pensando en la información que iba a poder obtener y cómo iba a valer para atar cabos, esperaba, sino bueno; lo había intentado, y cargaría con el marrón. Seguro que el bastardo del capitán iba a disfrutar como un perro si eso pasaba. Ahora bien, si las sospechas del veterano se confirmaban alguien iba a tragar bilis a jarras...

Pero paso a paso. Primero llamar a Donna, a ver qué podía decirle de esa tal Katherine que tan de moda parecía estar y qué sabía ella misma. Tal vez pudiera recabar información a la vieja usanza. Y leyendo el último informe, parecía que iba a tener la ocasión perfecta para ver si se podía confiar en la estilosa periodista. En ese pendrive había datos importantes, si no se lo comunicaba la pondría bajo vigilancia y se enteraría igualmente sabiendo que no era de fiar.

Después de Donna tendría que hablar con el agente Black, era una bobada malgastar esfuerzos así y ese tipo era de fiar. Más que de fiar incluso. Era tan recto que era a él a quién metían por el culo de los mástiles para ponerlos derechos.

Sin pensarlo marcó el número de Donna y al segundo intento, pues siempre estaba ocupada, consiguió señal.

-¿Cómo se ha levantado hoy mi jefa de redacción favorita?-el truco con Donna si no se la tenía delante era apelar un poco a su vanidad y su independencia, si estaba delante eso no funcionaba y había que caer en los dulces. Siempre eran los dulces. Menos con él, con él era el whisky.

Sasha miró sonriendo a David, Mmm  te refieres a Dimitri... La joven entornó por un segundo los ojos. Es guapo, tiene dinero y es un amante espectacular... Sasha se tumbó y miró al techo al tiempo que seguía.

Anda mueve el culo, que en la cocina tienes un café esperandote. La joven se puso algo de ropa, unos vaqueros  fue hasta la cocina una vez allí continuó hablando de aquel tipo. Es un tipo curioso, con lo poco que lleva aqui y ya ha encontrado un alma gemela... Él y tu productor han compartido bastantes momentos de "ocio" y tu ya me entiendes.

David entró en la cocina con los boxers por delante. Del derecho y bien puestos, vaya. Se rascó la nuca, buscando ese café prometido. El café le ayudaría, sin duda.

- Tiene un rabo delicioso, me queda claro, pequeña actriz tetona- respondió el hombre, alzando un dedo inquisidor mientras componía una mueca pícara y aguda, inquisitiva y mordaz-. Pero mi hija desapareció esa noche, y mientras tanto yo estaba con él, drogado con cosas que nunca me he tomado voluntariamente ni lo haré. Necesito saber algo útil sobre él. Sé donde vive y adonde fuimos esa noche.

Conforme hablaba su voz se tornó seria lentamente. Era obvio que el novelista, por una vez, hablaba en serio, y que su necesidad era verdaderamente lo que su nombre indicaba. Algo más allá de sus habituales caprichos.

A Rick le fue cambiando la cara conforme leía la carta, sin comerlo ni beberlo estaba en un jardín aun más grande, y la mierda le llegaba hasta el pecho. Ya solo podía hacer una cosa, ir hacia delante y llegar hasta el final de todo el asunto.

Sacudió la cabeza y volvió a centrarse. Se quito su reloj y se puso el que le habían suministrado. Aún era pronto para llamar a Thommas, estaría liado con la desaparición y no era plan de molestarle. Seguiría con su plan, visitar el taller, y después el Lummiere, mañana a primera hora llamaría al policía para intercambiar información con él.

"Antes que nadie..."

Sasha se encogió de hombros, sujetando su taza caliente aunque sin beberla. 

- Por lo que me dijo Lew es un ruso que esta podrido de dinero y vive por y para la farra. Una definición rápida y contundente. Al parecer Charlie y tu os topasteis con el rockero esa noche y acabasteis en casa del vecino. Si te tomaste algo de droga, sería que estaba en la bebida de las tías que se va zumbando por ahí, seguro.- añadió, reflexiva.- Por que por lo que dijo tu amigo, meterse se mete, pero no obligaría a nadie a hacerlo.

Su amigo era Lew, que era un puto impresentable sin gracia a ojos de Sacha. David era un impresentable, si, pero tenía algo de estilo. La cocaína se había llevado todo el que pudo haber tenido el rockero en su día y ahora era solo un cincuentón persiguiendo crías que no tenían veinteaños y presumiendo de coches y casas porque no tenía absolutamente nada más con lo que llenar su vida.

En el fondo, no le faltaba razón.

- La verdad es que parecía bastante imbécil. asintió lentamente, dando sorbo. Y me refiero a ingenuo. Aunque es rubio, ya sabes. lanzó con una puya aleatoria, sonriendo con algo de maldad pícara. No parecía un mal tipo, sencillamente uno subido a una rueda distinta a la de los demás. Quizás te cayese bien, aunque creo que estás un par de pasos por encima suyo mentalmente hablando. Parece un poco simplón: un niño con poco criterio y mucho dinero. Y con un buen rabo. Acabó con una risa vacilona y respondona, a juego con el primer comentario de David.

Trata de arrancar de nuevo decía Kevin lleno de grasa mientras miraba el motor de un coche que no tenía siquiera capó. Este angelito volverá a cantar con un par de arreglos continuó al oír el ruido emitido por aquel cacharro.

Tan pronto como vió a Rick se giró a la oficina. Ey, guardad las piezas robadas, acaba de llegar un madero de incognito. Obviamente lo estaba diciendo de broma, si no sería ridiculo el que lo hubiera gritado a los cuatro vientos. ¿Que te trae aquí blanquito? no sabía que tuvieras dinero para tener un coche, así que mucho menos para que te lo arreglemos. El chico sabía de sobra a que había venido Rick, siempre le visitaba para lo mismo, información a cambio de un par de pavos. Me tomo 5 minutos de descanso volvió a gritar a la oficina.

Tienes 5 minutos asique vayamos al grano, que quieres saber.

De fondo se oía mucho ruido cuando contestó Dona. Hola Jackson, bueno, pues si no me equivoco ayer me levanté bien... Hoy... bueno, estoy demasiado ocupada como para dormir. En la voz se notaba que aquello era cierto. Por cierto, si me llamas solo para hablar no es un buen momento nene...Thomas notó como Donna acababa de chascar los dedos y mover el cuello, tras eso hizo una pausa. Pero que digo, tu nunca llamas para hablar ricura.

Se oyó un resoplido al otro lado del teléfono mientras varias voces seguían hablando cada vez mas alto por detrás. Estoy muy muy liada monada, supongo que ya lo sabes pero la hija de mi jefe ha desaparecido y todo esto esta manga por hombro, dime que necesitas saber y tratare de ponerte luego un correo con todo.

“Tan impaciente como siempre…”

-Relax… lo primero es lo primero…- dijo tendiéndole la mano, cuando vio que la tenía hasta el codo de grasa la retiro. –Aunque viendo que te llega la mierda al hombro mejor lo dejamos en un ‘Hola’-

Saco dos cigarros, y le tendió uno a Kevin, mientras se encendió el otro. –Información… necesito de tus orejas y de tu piquito de oro.- suspiro. –Dos muchachos andan desaparecidos, ambos jóvenes, diecipocos años (le describo a Connor y a Sarah) iban por el Lumiere, sus padres andan bastante preocupados. Se ve que desaparecer es deporte local en esta ciudad estos días- declaro sin darle mucha importancia. –El tema es que llevo bastante sin ir por el bar, y me he perdido cosas… -

Como me conocía la vieja resabiada... desde luego el hecho de que hoy fuera un día clave y caótico no ayudaba demasiado. Pero no había llamado cual adolescente hormonado buscando ligue de una noche en la chica de la tienda de al lado, así que al grano

-Verás, resulta que tengo a una discípula tuya por ahí rondando...-lo que sabía era que trabajaba en su periódico, pero Donna era así de familiar con todos los que estaban a sumado; o solía serlo-Katherine Aldridge, supongo que sepas quién es. Básicamente era por saber qué me puedes decir de ella y si es de fiar, me comentó algo de unas desapariciones que estaba buscando el caso de su vida, ya sabes.- no iba a poder evitar complicarle un poco la vida a la joven periodista.

Con una sonrisa invisible para su interlocutra Thomas se hizo el inocente tras dejar caer esa bomba. Donna sumaría dos y dos sin lugar a dudas; ¿estaría a la altura la buena de Aldridge?

-¿Sabías tú algo de eso que puedas decirme?-joder, si tuviera un buen cigarro ése sería el mejor momento de una larga calada dramática-Aquí también está lloviendo mierda y escasean los paraguas. Sabes que puedes contar conmigo para estas cosas y dónde localizarme- no estaba de más recordárselo para que se desahogara y liberara algo de tensión. Pobre Donna... al paso que iba entre cafés y disgustos no llegaría a los cincuenta. Y a Thomas no le gustaba mandar coronas.

David, en otra órbita, sólo desgranaba la información que pudiera llegar a serle útil, y no era mucha. Que el tío no estaba en el ajo, y que si lo estaba, sería un puñetero peón del tablero. Eso no le valía de casi nada, salvo para descartarlo. Que se había drogado, para variar, él solito, por gilipollas. Tampoco era algo que le sorprendiese, aunque le decepcionó. Se decepcionó a si mismo, en realidad.

El pensar que tu te estabas drogando mientras raptaban a tu hija mayor no era algo bueno para el espíritu, precisamente.

- Entiendo- dijo enérgico, dando un golpe contra la mano abierta y levantándose del asiento-. Me voy, tengo que ver a mi agente calvo, a poner la basura rutinaria en orden. Te veo esta noche. Nos vamos al Lúmiere.

No tenía muchas más ganas de dar vueltas en círculo, así que tenían que tirar para adelante, y rápido. Ya habían pasado demasiados días y tenía muy pocas pistas. Tenía que ponerse las pilas, aunque salvando ese hilo, no tenía mucha idea de cómo ni por dónde tirar. Quizá debiera decirle al agente de policía que al final él sí que había estado en el Lumiere, y su hija horas antes, pero... no sabía ni si estaría de servicio.