Partida Rol por web

Una vibración brutal despertó a Nath, que saltó de un respingo solo para arrepentirse un par de segundos después. Un brutal pinchazo de dolor recorrió toda su columna vertebral, cebándose con su nuca y sus muñecas. Estaba helado, y gotas de condensación se acumulaban por su cuerpo y su cara y...

Un momento, sus muñecas. Apretadas con fuerza, una brida de plástico cortaba parte de la circulación de sus dedos, que reaccionaron con torpeza ante las ordenes de su cerebro. El roce había enrojecido su piel: lo sabía aunque no alcanzaba a verlo. Un intento de recolocar su dolorido cuerpo creó un sonido metálico: no era lo único que lo mantenía agarrado. Unas esposas (y de las verdad) lo mantenían unido a lo que parecía una tubería, sorprendentemente cálida. 

Su visión aún estaba nublada, sus pestañas levemente adheridas entre si por lo que parecía una sutil capa de sangre que se había deslizado por su cuero cabelludo. Joder, aquel golpe...

Una fuerte ráfaga de aire helado lo golpeó, haciendo que se encogiese inconscientemente y se percatase de algo más. Su ropa. Bajando la vista se dio cuenta de que aquello ya no existía. De puta madre. Estaba solo en ropa interior, esposado a una tubería en una especie de túnel metálico, repleto de corrientes de aire hora frío hora cálido que se dedicaban a destrozar la estabilidad de su temperatura corporal.

¿En que momento se le había ocurrido escaparse del policía?

- Ah, que ssopressa. Una voz ahogada por lo que parecía una máscara invadió el túnel poco después de la ráfaga, y Nathaniel tuvo la oportunidad de ver por primera vez a quién suponía que sería su captor. Desspierto tan pronto. No tenía tanta fe en tu ressisstencia.

En el túnel entró un hombre, tan alto que tenía que andar encorvado. Iba completamente pertrechado como un agente de las fuerzas especiales: máscara, gafas, chaleco antibalas, gruesos guantes. Sin embargo su máscara había sido tuneada para adoptar el aspecto de una calavera, hecho que, bueno, cuando estás atado a saber donde y sin posibilidades de huir resulta algo amenazador. Era imposible encontrar un rasgo distintivo entre todo aquello, salvo su altura.

Llevaba, además, un gran bulto al hombro, que sin embargo parecía cargar sin ningún esfuerzo. Con sorprendente delicadeza para lo que uno esperaría de alguien así, se limitó a dejar aquella especie de saco en el suelo con cuidado, antes de colocarse de cuclillas para quedar a la altura de Nath...Eso sí, a una distancia prudencial. 

- Tenemoss tiempo para una converssación. comentó, antes de señalar con la cabeza al bulto. Al menoss un rato, Sr. Scott.

Frío y dolor. Un bonito despertar. Sudores gélidos impregnaban su cuerpo... los repentinos cambios de temperatura estaban friendo su termostato biológico. Cada nueva sacudida de viento frio, o caliente le producía dolor en la piel... Su espalda y sus piernas se llevaban la peor parte... temblaban apoyadas en el metal. Músculos en tensión, y un frio insoportable al cual no ayudaban las alguna ráfagas calientes... eran incluso contraproducentes... 

¿Como he llegad... ...  Joder. Me tropecé... y luego el puto golpe en la cabeza... ... ... ¿cuantas horas llevo aquí?

Aquel hombre tan alto apareció en el tunel y se acuclilló frente a Nathan. Las ideas no fluían bien en ese momento. El cerebro apenas podía procesar una intensa ira contenida... se centraba principalmente recibir los maravillosos estímulos que captaba su cuerpo del exterior. 

Bien... hablemos... 

Una tos insana le cortaba cada palabra.

He debido hacer algo muy malo a alguien...

 La presencia ineludible del bulto que aquel tipo dejó sobre el suelo creaba una influencia devastadora... ¿que cojones he hecho con mi vida?

- Esso me temo. El hombre asintió lentamente antes las palabras de Nathaniel. Aunque poco después negó con la cabeza, junto con un extraño ruido que sería algo parecido a un chasquear de lengua. Tus accioness han importunado a gente, Scott, aunque me temo que no eress conssciente de cuanto.

^{_{- Ni ssiquiera de porque...}}acabó pronunciando, aunque su tono de voz sonaba más introspectivo que a una verdadera conversación.

- Pero dime, ¿Cualess creess que sson tuss pecadoss? preguntó el hombre, calmado y reflexivo. Desde luego, estaba bien lejos de la imagen de secuestrador que poblaban las películas...y la realidad. Nath sabía bien como era ese tipo de gente...había oído cosas suficiente como para imaginarse trocitos de sus piernas llegando a su familia en plazos. No hay mayor penitencia que reconocerlo.

Desde luego, parecía que aquel hombre no tenía nada contra Nathaniel... le habían mandado hacer un trabajo, y eso estaba haciendo. Realmente parecía un profesional. Quien sabe lo que le esperaba en unos minutos... definitivamente le había tocado la lotería.

...la verdad me parecían claros... pero con tus palabras me haces dudar... *cof*cof* ¿he insultado a alguien con mi comportamiento de alguna otra forma?... no se... creí que *cof* a alguien no le gustó mi costumbre de comprar costo a quien no debía... o quizá una bala no acabó en buen lugar... ... ... 

¿Como se puede odiar a una persona que solo hace su trabajo? La respuesta es... que no se puede. Esto lo hacía todo más confuso y frustrante. Ni si quiera había comenzado... y Nathan ya sentía dolor por todo su cuerpo entumecido.

lo único que puedo decir en mi defensa es... "supervivencia", aunque supongo que mi juicio ya se resolvió en su momento... 

- El único juicio válido ess el que hace un hombre ante ssi missmo. No te he pedido defenssass ni excussass. Comento el hombre con desaire, levantándose. Parecía molesto, como si de verdad esperase que Nathaniel tuviera las cosas claras. Dio un par de pasos por el conducto con tranquilidad, haciendo que el eco de sus pasos rebotase por las cercanas paredes creando una cacofonía esquizofrénica. No sse puede hablar de hacer algo por ssupervivencia cuando sse acaba atado frente a un predador, Scott. No hay mayor ssupervivencia que la obediencia al máss fuerte. Ah, hace tanto que olvidassteiss eso...

Sus dedos enguantados tamborilearon algo en la pared. ¿Era eso el himno? ¿Su puto secuestra había tamborileado el inicio del himno? Unos brutales arañazos le escocieron en la zona del tobillo al intentar despertar las piernas de su entumecimiento. Joder, ¿le habían puesto a dormir con un puma o algo? Estaba claro que no iba a poder correr....incluso aunque a su misterioso captor le diera por soltarle.

Que muy raro tenía que ser, visto lo visto.

- Me temo que tendráss que llegar tu solo a una conclussión.  No ssería válido que yo te lo revelasse. No dejess que te confundan miss palabrass. Pero...¿acasso te parezco el perro de pressa de algún adicto? Parecía entre divertido y ofendido. Nathaniel sabía bien que esto no era para nada el estilo que se gastaba, al menos en las Vegas. Allí la gente era bastante menos amable, bastante más brutal (al menos de momento) y no buscaba más conversación que tus gritos.

Si. No he obedecido... ... no he obedecido a varias personas... y no se por cual de mis pecados estoy aquí...

A mi patria no la he hecho nada... ¿o a caso estoy confundido?

...N-no pareces el perro de nadie... llevas el equipo de las fuerzas especiales.... Pero últimamente vienen "adictos" (como tu dices) muy poderosos a nueva york... y espero no equivocarme diciendo esto... El miedo hacía temblar sutilmente su voz creo que mi pecado ha sido desobedecer a... Alguien... no se quien es, pero es el que lleva todo esto... y deduzco que no es muy simpatizante de la ley... y por eso ha traído su propia ley a nueva york...

Estaba claro que Scott no quería ofender ni lo más mínimo al hombre frente a el. Como se suele decir... a Scott le habían "dejado en bragas"... no podía sentirse más vulnerable. En ese momento claro que se arrepentía... todo delincuente se arrepiente cuando es condenado...

Pues claro... claro que no se puede llamar a esto supervivencia... soy tan arrogante de mierda... ...   Lo peor es que aunque se que en ese momento mi estado mental no era el mejor, es posible que lo volviera a hacer. Algo me pasa, tengo un malestar existencial del que hasta ahora no tenía ni idea... "el sueño americano" que estoy viviendo es basura... no me llena y puede ser el porqué de mis locuras... monotonía que me atrapa y mi reacción acaba siendo desmesurada...

- No, Scott. La Ley ssiempre ha esstado en Nueva York.  Por muy hablado que fuera, la mayúscula era más que notable por el respeto con la que el hombre dotó a la palabra, lleno de devoción. Pero ssi. Tieness razón, hass enfadado a máss...gente, pero no ssoy por esse por el que esstoy aquí. Su voz sonaba cada vez más autoritaria, más inflamada en una determinación casi imposible. Nathaniel estaba quizás ante una de las pocas personas en Nueva york que sabía que estaba pasando, a juzgar por su comentario, pero eso parecía importarle poco. Yo esstoy aquí por la Ley missma. Pero la Ley ssolo se revela a los iniciadoss, Scott. El ojo vigila en ssilencio.

- El ressto del rebaño ess feliz con ssuss coches y ssuss drogass y ssuss hijoss gordoss en grandess esscuelass. No necessitan ssaber que hay límites en ssuss jaulass. Sse pondrían nerviossoss. Sse pondrían trisstess. La única libertad que anhela el hombre ess sser libre, máss no lass ressponssabilidadess que esto caussa.

- Tu dissparasste a un hombre, máss ¿acaso te gussta la libertad que te permite sser culpado? ¿No preferiríass reportar essa ressponsabilidad a el ssargento de tu esscuadra? ¿Al bien de tu gran nación? No, no hass herido a tu patria. Nada tan ínfimo como tu podría herir a Norteamerica.- Su tono no sonaba despectivo, por mucho que la frase lo fuera. Visto objetivamente, solo era una gran verdad, pero por supuesto a nadie le gusta que lo ninguneen por muy atado a una tubería que esté. Pero ¿no acasso no conocess los grandes mandamientoss, Scott? ¿Que ensseñan hoy en las esscuelass?

Se quedó allí, esperando la respuesta del agente inmobiliario, mientras una nueva ráfaga golpeaba el cuerpo aterido de este. Nathaniel estaba en un muy mal momento. Y seguramente su opinión sobre la religión no fuese a ayudar mucho.

- Y no essta bien juzgar a un libro por ssu portada. Si no fuera por la máscara, Nathaniel hubiera juzgado que había una sonrisa más que llamativa en aquel rostro imaginario que tenía en su cabeza. Cualquiera puede tener esste equipo por un precio. ¿Quieress pagarlo, Nathaniel?

David no sonrió. Entre lo de su esposa y Sam, no se veía con ánimos. Estaba levantando más problemas que beneficios. Sí, todos le querían, todos le necesitaban, todos le amaban. Pero, ¿y qué?

¿De qué demonios te sirve tener a gente preocupada por ti si les correspondes así? ¿Qué haces, les dices la verdad? Nadie quiere oír que te has quedado dormido en la bañera como un puto alcohólico descuidado. Quieren oír que estabas siendo el David Stanford que conocía la prensa. Necesitan una mentira piadosa que les hagas sentir que sigues siendo tú.

Pero no lo eres. El David auténtico no podía existir en un mundo sin su hija, con una esposa moribunda a nivel emocional y una Samantha preocupada por él. Aquello era una maldita necrosis en su mundo, y sabía que sólo tenía una forma de solucionarlo.

- He tenido todo el día la cabeza metida en una gra~n vagina, buscando a Clare dentro- respondió é hombre, con su voz de artista en la mentira y el espectáculo. Con su voz de actor-. Palabra de Jesús. Estoy bien, no te preocupes. Suénate por mocos y tírate algún tío de tu edad. Yo mientras buscaré a tu ex-hermanastra, ¿sí?

David colgó el teléfono, sin esperar respuesta. Ya estaba bien de nimiedades. Muerta la rabia que se apañase el perro. Entornó los ojos, resoplando mientras se miraba en el espejo retrovisor. El hombre, sin perder momento, pegó un volantazo en el siguiente cruce.

Si iba a casa de Sasha. Ahora. Y no pensaba tirársela esta vez. Le iba a sacar qué cojones sabía sobre El Ruso y ya veríamos si le pedía algo. Él, con un poco de información sobre ese tío, iría a verle. Y sabía perfectamente a quien llamar para ello.

El hombre sacó la cartera del bolsillo trasero, sin parar de conducir. Sacó una tarjeta. "Trixie". En efecto, era aquel nombre de pila que había asomado de ahí mismo durante la animada denuncia a Thomas Jackson.

Y, por supuesto, no se equivocaba. Era una prostituta. Nada mejor para convencer a El Ruso de que soltase prenda, seguro. Y si no, David tenía un mechero, whisky, y muy poco que perder.

Se acabaron las negociaciones con Dios. Si no puedes con el Diablo únete a él.

Ley... ley... ley... una palabra que nunca me había infundido respeto. Una palabra que siempre me sonó ridícula cuando alguien la pronunciaba en contextos cotidianos. Esa palabra estaba vacía... pero despues de todo... la ley es algo grande... Impide que las ovejas negras salgan de los límites... He tenido la oportunidad de acariciar esos, ahora nítidos, límites. No puede ser... No puede ser que la "ley" cuente con personas como estas... Su querida ley no es perfecta... tienen que haberle lavado el cerebro... de otra forma no podría existir nadie tan devoto. Yo soy incapaz... aun con el respeto que me infunde ahora la ley y "sus guardianes", no puedo aceptarla... me repugna la sociedad... me repugnan las personas... me repugna el estúpido bulgo... el bulgo a merced de manipuladores; con los medios de comunicación... con sus leyes ridículas... ese bulgo presa de ideas preconcebidas y prejuicios nocivos. Si... La ley me ha sido revelada... la capacidad que abarca... estoy atónito... Es increible saber algo que no sabe casi nadie... Es increible darse cuenta de algo tan grande como esto... de los grandes muros que contienen a la sociedad dentro de unos bonitos límites. Al parecer yo he asomado la cabeza por encima de las demás personas... mi entidad, la cual no beneficia al transcurso normal de la sociedad, no ha pasado desapercibida...

Dime... ... ... en... en Nueva York... hay gente que dispara a otras personas cada poco tiempo... hay muchos drogadictos... mucha "basura" por las calles... ¿Por qué?¿Por que yo soy distinto a ellos?¿Que es lo que ha hecho que yo me haya convertido en un iniciado ante los ojos de la ley

El remordimiento encogía mi pecho... la congoja oprimía y tensionaba las pocas partes de su cuerpo en las que todavía era capaz de sentir algo que no fuera dolor o quemazón.

Si. Conozco los grandes mandamientos. Conozco las enseñanzas para ser un buen ciudadano... también lo políticamente correcto para formar parte de la sociedad... Lo se... pero no tengo claro que es lo que me ha llevado a ser como soy. Misántropo... descontento... necesitado de cosas que me hacen sentir vivo...

¿a que se refería con lo de tener ese equipo? ¿Que es lo que significaba para él tener ese equipo? Me está preguntando que si quiero ese equipo... teniendo en cuenta la situación en la que me encuentro??

C-c-cual es el precio?...

- Un hombre ha de esstar disspuesto a pagar el precio ssi de verdad dessea algo, Scott..

El hombre echó a reír. La risa sonaba ahogada tras la respiración de la máscara pero era absolutamente reconocible. Una pura carcajada.

- Oh no. No eress un iniciado, Scott. Unos pequeños atisbos de risa seguían resonando, como si la mera idea fuese el mejor chiste visto en los últimos años. Pero hass tenido la mala ssuerte de acabar con alguien que no debíass. En realidad, aquel matón no vale nada. Pero ssu muerte importaba a la Ley. Y a la Ley no le gussta ser importunada. Me temo que mi deber aquí ess ensseñarte esso...

Ni un puto sitio para aparcar. David dejó el coche en doble fila. Que le jodieran a las autoridades. Nunca le había preocupado esas cosas lo más mínimo y, aunque volver a perder el coche ahora sería una putada, sería muy raro que aquello pasase de una multa... si es que algún guardia pasaba por ahí. Pero ya se sabe. God hates us all. 

Pero que le follen a Dios. Y bien duro. Con una hija desaparecida no se juega.

El telefonillo se abrió sin preguntar más en cuando David se presentó, y Sasha estaba con su ropa de andar por casa esperándole en el umbral de la puerta. Que su ropa de andar por casa era bastante más sexy que muchos modelitos de discoteca, pero quizás hiciera la mujer que iba dentro. Pero David estaba concienciado: el escritor había redirigido el flujo sanguíneo hacía otro lado...o lo intentaba. Que la resaca es muy puta.

- Chico, me alegra verte. Sonaba sincera, aunque no era dificil leer el interior femenino de "liándola otra vez". Pasa dentro, que vendrás a hablar algo y no solo pasarte a saludar, ¿no? En muchas mujeres, eso sería un reproche. De libro. Sasha había dejado esos juegos atrás: si estaba cabreada, podías preocuparte por tus huevos y de acabar atado con una erección durante un par de horas. True Story. Pero tonterías como esas no tenían demasiado valor, y mucho menos en hombres como David, y la actriz tenía otras cosas de las que preocuparse.

Y para que negarlo, así vivía mucho más tranquila.

David se coló por la puerta sin miramientos, saludando con una soberbia reverencia.

- El placer es todo nuestro- respondió al saludo, acabando el movimiento de la mano señalándose la entrepierna con sus labios de adulador, haciendo saludar a su segundo al mando-. Brillas como la estrella que eres, querida- siguió, desplegando un repertorio y una charlatanería de verborrea tan ensayada que salía sin esfuerzo alguno, como lo era encontrar actividad nueva en el asqueroso twitter o en su caja de cigarrillos.

Dicho eso, el hombre sacó la caja, ofreciéndosela abierta a la actriz, aunque él ciertamente no tenía ganas de fumar. Tenía ganas de beber. Y de beber cerveza como si no fuese a haber mañana. El agua era para los peces. Pero su patética fuerza de voluntad seguiría siendo suficiente mientras no entrase en la cocina, aunque se sabía bebiendo.

- No, mujer, claro que no vengo sólo a saludar- recomenzó, buscando aplicar ese orgullo herido con la vieja técnica del asalto y derribo, empleada por un hombre que se sabía magistral pero no imbatible en ese aspecto. Muestra de ello que el amor y el odio a su persona se agolpaba a partes iguales. El carmín en las mejillas y la copa vertida sobre la cara-. Siéntate, estarás agotada de ser tú. Yo suelo cansarme de ser yo. ¿Necesitas un masaje? Te daré un masaje. Todo sea por acariciar esa seda que tienes por piel. Yo necesito otro, por cierto. Me vendría bien uno.

Que he dormido en la ducha, demonios.

Era obvio lo que estaba haciendo David. Darle vueltas a la peonza rosa hasta que su dueña se marease de mirarla y acabase cerrando los ojos para descansar. Y entonces ya estaba toda su alma vendida.

- Debes estar todavía cansada de lidiar con tipos como El Ruso de anoche... ¿cómo te fue, por cierto?- preguntó, dándola la vuelta con un paso de baile para que le diese la espalda. El tono divertido y consolador del hombre no pretendía engañar a nadie. Guardaba cierto aire de inconfundible picaresca, y su plan era bien simple.

Averiguar todo lo que había dilucidado Sasha sobre El Ruso, y ya de paso, aplacar toda esa venganza de mujer que se guardaba dentro como castigo. No le convenía tener a sus contactos a mala cara, y no lo haría.

Eso y que... él necesitaba su masaje más que nadie. Su espalda tenía aquel día la edad útil de setenta años.

Y yo me quedaré quietecito esperando a que me lo enseñes... ¿es así?

El creciente y brutal pánico estrujaba el estado anímico de Nathan... Un cumulo de reacciones químicas se agolpaban en la hipófisis... No había salida, nada tenía sentido...

...la puta "ley" es autocomplaciente y terca... No entiendo nada... no se a quien debería obedecer para "sobrevivir"... acaso ese hombre era primo de la ley?? jajajajaja la ley es caprichosa y tiene sus necesidades?? como un puto bebé!!??!! Que le impota a la ley que me cargue a un grandísimo hijo de puta!!!!???!?!??!?! EEEHH¿!??? UN PUTO EXTORSIONADOR (el matón) QUE SE DEDICA A PARTIR PIERNAS ME QUIERE PEGAR UNA PALIZA Y LO MENOS QUE PUEDO HACER ES FUNDIRLE A TIROS SU CULO DE NORTEAMERICANO PATRIOTA!!!! Mataré a todos..... si salgo de esta MATARÉ A TODOS!!!!!

La presión pudo con Scott... estaba hiperventilando y entre el pánico y el hecho de estar aturdido, perdió el norte... Carcajadas de locura resonaron por la tubería...

El hombre de la mascara miró a Nathan y algo le decía que detras de aquella calavera grabada estaba enarcando una ceja.

Vaya... parece que esstáss comenzando a perder la cabeza... te vendría bien tomar el aire... aquel capullo se estaba descojonando. sin ninguna duda. Ess una pena que me tenga que marchar a entregar esste.... pequeño regalo... si no quizass podría sacarte a passear un rato. 

El tipo hizo el ademán de irse, pero justo antes de llegar a al giro del conducto se paró. Aunque claro... quizáss tu puedas hacer algo por la Ley... Alguien essta essperándome no demasiado lejoss de aquí. Tiene que ssalir de viaje y no puede hacerlo ssin esto que llevo aquí. ¿Quieress acompañarme?

El tipo le lanzó unas llaves de las esposas y comenzó a salir por la puerta. Esso ssi... no intentess esscapar. Me meteríass en problemass y no me gussta quedar en ridiculo

Amaneció para Violet... bueno, a eso de las 11 de la mañana, pero la chica no estaba segura de que el sol saliese antes. Al comienzo de la noche fue asaltada por pesadillas de un pobre hombre siendo torturado en el granero que había visto la noche anterior, pero pronto aquel hombre fue sustituido por ella y la tortura era obra de Asthon y resultaba muy erotica. Sin duda la joven necesitaba de su gasthon, sus sueños se lo decían.

Cuando salió de su cuarto pudo ver la fugaz sombra de su compañera de piso saliendo por la puerta. A donde iba era todo un misterio, pero sobre la mesa de la cocina había dejado un delicioso desayuno para Violet con una corazoncito recortado en papel rojo. Ahora solo tenía que desayunar y llevar la furgoneta a Asthon, incluso podía verla desde la ventana...

No, no podía y aquello era muy mala señal, la noche anterior la había aparcado de manera que la viese desde su casa y ahora no estaba alli, en su lugar un utilitario negro, nada que ver con el carruaje de su amado.

El día de ayer, había sido muy poco productivo. La petición se había debido de perder entre un montón de papeles o algo parecido porque el turno de Thomas había terminado y no había recibido ni un triste folio en su despacho. Por suerte el día había terminado y con el nuevo amanecer un dossier esperaba sobre la mesa del despacho junto con un vaso grande de café y unos donnuts con una nota.

Lo siento cielo, pero hemos tardado un poco más de lo normal. Ayer apareció un asunto de máxima prioridad.

Aquello si que era un buenos dias, por lo menos tendría algo de entretenimiento hasta la hora del almuerzo.

Violet se frotó los ojos y volvió a mirar de nuevo.

¡No está! ¿Pero quién demonios robaría una tartana así?

Aquello iba de mal en peor. La extraña entrega había sido realmente inquietante y, para colmo, le roban la Trasexneta. Asthon se iba a poner realmente furioso, nada comparado con el día en el que Marceline le ensució su chándal blanco favorito, el de las bodas, con aceite corporal. 

¡Asthon!... Tengo que decírselo... Sólo con pensar en que iba a decepcionar a su Gastón se le ponía el pelo de punta. Inspira, expira...

Dejó el desayuno casi sin tocar, ya no tenía apetito. Cogió un bolígrafo y escribió GRACIAS :D en el corazón de papel que su querida pin-up le había dejado. 

Se vistió despacio, intentando retrasar lo máximo posible la reprimenda de su jefe. Pantalones pitillo negros, zapatos negros, cazadora de cuero negra y un jersey de cuello alto y amplio que dejaba ver algo de escote. Luto riguroso, como su estado de ánimo. Cualquier otra mujer habría parecido insulsa con aquella vestimenta, pero a Violet le daba un toque de Viuda Negra, amenazadora y sexy. 

Bajó a la calle y tomó el primer taxi que paró delante de ella, aunque ni siquiera lo había llamado. Maldita belleza arrebatadora que le abría tantas puertas. 

Apoyó la cabeza en la ventanilla y miró al exterior con pesadumbre. Aquella mañana le tocaba recibir, pero no de la manera que le gustaba.