Partida Rol por web

Ambos os encontrais en mitad de la calle principal del pueblo, prácticamente en la entrada.

A lo lejos veo a un hombre que tira su móvil al suelo. <¿Será el hombre que me citó en este extraño pueblo?> pensé mientras seguí avanzando. -Disculpe! ¿es usted de aquí?- dije mientras retiraba un mechón de pelo de delante de mi cara.

Arqueé una ceja al ver a la muchacha acercarse a mi preguntar si soy de aquel pueblo. Por un instante pensé en que podía ser ella, pero cuando me giré me percaté que no. Tenían ciertas similitudes, el pelo, el tipo de rostro... pero cuando te enamorabas de alguien esa persona pasa a ser única en el planeta. Recogí el móvil y lo guardé en el bolsillo, intenté olvidar lo sucedido y poner buena cara. -No señorita, desgraciadamente no soy de aquí. Tuve un accidente carretera abajo, mi coche quedó empotrado contra un árbol. Luego llegué a este extraño pueblo... está complemente abandonado. -Los últimos compases de la respuesta las decía mientras admiraba los alrededores, todos aquellos locales típicos americanos con grandes pero simples escaparates, puertas de cristal y un enorme cartel luminoso en la parte superior. Solo que todo tenía un aspecto algo más lúgubre... -¿Y usted? ¿Como ha llegado a parar aquí? -Me resultaba bastante extraño todo lo que estaba sucediendo, ya no solo por lo que pasó en el móvil, si no también la chica que apareció de repente, la ciudad abandonada, la espesa niebla... 

-¿Entonces la sangre es de usted?- dije observándole con curiosidad. -Yo he venido por trabajo, se supone que me vería aquí con un hombre...pero no especificó donde- esto me olía a chamusquina. Mirando a mi alrededor me doy cuenta de que todo parece desierto y me pongo nerviosa. Mis manos van directas al mechón de pelo que tenía suelto por el viaje y no paro de acariciarlo por los nervios. 

-Si, no te preocupes, no es nada. -Steve le miró extrañado después de que ella mencionara la entrevista de trabajo-. Pues chica... no se si encontrarás trabajo aquí. Llevo vagando por la ciudad unos quince minutos y aun no me cruce con nadie, salvo tú. -Steve se percató de que la chica parecía nerviosa al tocarse tan insistentemente el pelo.-Bueno, ¿que tal si nos adentramos un poco más en el pueblo? Me llamo Steve, un placer.

-¿Que no hay nadie más?...eso es difícil de creer...-Las palabras de aquel hombre que decía llamarse Steve me sorprendieron. <¿Cómo es posible que no haya nadie?>pensé. No sabía si confiar en aquel hombre, yo solo había venido aquí para "ganarme el pan" con alguna artimaña y no me interesaba nada más. Aparté mis manos del pelo y me ajusté los guantes negros pues ya no estaban por encima de codo sino por debajo. -Bueno, es mejor pasear acompañada que sola...quizás encontremos a alguien más...no puede haber desaparecido todo el mundo-me fijé más detenidamente en Steve, la verdad me pareció bastante atractivo <Una compañía muy agradable a la vista>pensé mientras le miraba de arriba a abajo.-Oh por cierto me llamo Monique... encantada-dije mientras le tendía la mano enguantada.

Steve sonrió de lado mientras le hacía un gesto de cabeza para que le acompañase. Mientras caminaba con algo de lentitud, intentaba limpiarse la poca sangre de su cabeza con la manga de su chaqueta, no tenía nada más con lo que poder limpiarse. Miraba a su alrededor, con el corazón en un puño por la incertidumbre que despertaba el lugar. Luego pensé con algo más de determinación. Yo había venido aquí a buscar a la chica... ¿que hacía ella aquí? Decidí no cortarme ni un pelo y pregunté: 

Me pregunto que hace aquí, por la información que conseguí en internet este pueblo está desuso. Además solo hace falta verlo para creer que es cierto... -luego se giró encarándole con la mirada y preguntó: ¿Que se le ha perdido aquí?

Después de observar la bonita sonrisa de Steve me acordé de que tenía algo de agua en la mochila así que mientras caminábamos cogí la botella de agua con intención de limpiarle la herida de la frente pero de golpe se giró, me hizo aquella pregunta tan brusca y me asusté, no sabía si podía confiar en alguien que acababa de conocer. Apreté con fuerza la pequeña botella de agua con la mano derecha y le miré a los ojos. -Yo....yo solo vengo por trabajo...me llamaron...y vine...nada más...-dije lentamente retirando la mirada -...Si...si quieres algo de agua...-dije tendiéndole la botella algo nerviosa. No me gustaba que hicieran tantas preguntas, me ponía nerviosa.

Steve se quedó paralizado al percatarse de que la estaba asustando. No no tranquila. No te asustes. Es que... este lugar no me gusta mucho... Conocía a una chica y ella desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro. Las pistas que encontré me llevaron hasta aquí... se suponía que no había nadie y ahora de repente llegas tú. Y por si fuera poco... ¿has visto el abismo que hay carretera abajo? Es imposible cruzarlo, no podemos volver. Te agradezco el agua. Steve cogió la botella y se empapó un poco la contusión, cortando la pequeña herida casi al instante. Se la devolvió casi llena, no usó mucho, mientras se lo agradecía.

-¿U...una chica?- pregunté cogiendo la botella de su mano <Vaya...está pillado...que pena...>pensé, pero automáticamente aparté ese pensamiento de mi cabeza.-¿A..Abismo?-No entendía muy bien de lo que me hablaba -...yo no he visto ningún abismo...-Entonces caí en la cuenta de sus palabras <No podemos volver...>pensé con incredulidad -¿cómo que no podemos volver?- dije mirando a todas partes, dándome la vuelta varias veces nerviosa. Guardé la botella en la mochila y sujeté el brazo de Steve -¿Y por donde entré?...allí había una simple valla...una valla de contención que salté fácilmente...quizás por allí...luego...podamos...salir...-Acabada la frase miré mi mano agarrando con fuerza el braso del hombre y le solté inmediatamente -...Disculpa...-dije avergonzada.

Mientras conversabais, escuchasteis un estruendo de algún edificio cercano. Era como si algo se hubiese roto.

No lográbais determinar con exactitud de dónde procedía el ruido extraño.

Steve seguía caminando hasta que el estruendo le sobresalto, frunció el ceño y comenzó a mirar a su alrededor. Además miró a la chica, para ver como se encontraba. Separó un poco las piernas, como si estuviera esperando que algún tipo de problema les asaltara. ¿Pero que coño? 

El estruendo me asustó de mala manera, tuve la sensación de que el corazón se me subía a la garganta y automáticamente me giré dándole la espalda a Steve -¿Pero que demonios ha sido eso?-pregunté sin dejar de mirar a todos lados

Steve no lograba determinar de donde venía el sonido, sin embargo, Monique escuchó claramente que procedía de una tiendecilla cercana.

Se llama "Tinells" y esta a la derecha de donde os encontrabais, aún en la calle principal.

-¡Steve!-digo agarrando su muñeca -¡El ruido viene de esa tienda!-digo mientras me alejo ligeramente de la tienda y la señalo con el dedo. El ruido había sido muy grande y no se veía nada por fuera, por alguna razón tuve miedo y no me moví, solo agarraba con fuerza la muñeca de aquel hombre.

Steve arqueó una ceja y centró su mirada en la tienda que le dijo la chica. Si, tenía pinta de que el ruido provenía de allí. Con su mano izquierda apartó a la chica, colocándola tras él y con la mano derecha rebuscó en la parte de atrás de su pantalón, bajo la chaqueta, donde tras unos segundos dejó ver una pistola. Agarró la pistola con ambas manos mientras apuntaba al suelo por pura precaución. Retiró el seguro y continuó con unas palabras: -No te separes de mi... Steve avanzó cautelosamente hacia "Tinells"

Lentamente os acercasteis hasta aquél lugar, y con mucho nerviosismo Steve comprobó si la puerta del local estaba abierta o no.

Parecia estar cerrada con llave.

Tras sus palabras agarré su camisa con una mano, me sentía como una niña pequeña. El miedo que sentía era algo irracional. No podía parar de mirar a todas partes mientras avanzábamos -Espera...-dije mientras me agachaba para sacar de mi bota la navaja -me sentiré mejor así- dije abriéndola y seguidamente volví a agarrar su camisa.

Steve giró el pomo varias veces, incluso empujó, pero la puerta estaba cerrada a cal y canto. No hay manera de abrirla. ¿Alguna idea? Steve intentó echar una ojeada al oscuro interior de la tienda. Agarraba su pistola con fuerzas, con ansías, con nerviosismo.

-Espera...-dije poniéndome delante de él -voy a intentar abrirla...¿te parece bien?-digo mientras saco una ganzúa del bolso y le miro. Me giro hacia la puerta y me dispongo a intentar abrirla.<Dios...espero poder abrirla...¿quedaría mal si no lo consigo?>pensé mientras introducía la ganzúa en la cerradura.