Partida Rol por web

 La psicóloga parecía hablar como sonriera, pero su rostro no cambiaba su expresión neutral y parecía solo modular, mientras escuchabas de fondo un tono diferente de voz, levemente más agudo y frío.

- ¿Que quién soy? Quien te ha hecho el gran favor de devolverte tus recuerdos. ¿O acaso dices que preferías olvidarlo todo? - una misteriosa neblina parecía rodear el lugar y la luz entrante disminuía para quedar en una leve penumbra.

- Solo quiero ayudarla. ¿Sabes cuánto está sufriendo? Y es que yo sufriría igual en su situación. Pobre pequeña... - podías imaginarte esa sonrisa.

- Reimu solo quiere reunirse con una vieja amiga -.

¡Lo sabía! ¡Mamoru ya sabía que había algo raro! Trató de adoptar una posición defensiva... ¿Pero qué se suponía realmente que hiciera en su condición? Ni siquiera sabía si había recuperado sus poderes... Pero las palabras de la psicóloga hicieron que un instante de duda gobernase los ojos del rubio. ¿Preferir no recuperar sus recuerdos? ¿Qué hubiese sucedido si no lo hubiese hecho? ¿Aún, con total inocencia, podría seguir viviendo con Ruka, en aquella burbuja de felicidad? No, pero eso era algo efímero. No se podía esconder la realidad con simple incredulidad.

—No permitiré que todo vuelva a suceder de nuevo —dijo Mamoru, con el ceño fruncido. Esta vez no sucedería lo mismo, no otra vez. Sin temer a la neblina que los rodeaba no quitó la mirada de la psicóloga. Levantó sus puños... ¿qué haría, realmente? No lo sabía... pero tenía que hacer algo—. Será mejor que te quites del medio —Mamoru intentaba buscar la puerta, no sabía siquiera si podría salir, pero debía hacer algo por intentar salir de ese lugar. Su frente se estaba perlando en sudor. "¿Qué haré, qué voy a hacer? Si tan solo Dawn...", pero Dawn ya no estaba, y él lo sabía.

El tono de voz se tornó más burlon mientras te escuchaba y veía tus reacciones. Sea lo que fuera, se estaba divirtiendo con tus reacciones. 

- ¿Pero de qué hablas? Si todo es gracias a ti. Ahora la dulce chica se siente sola y confundida. Reimu solo quiere consolar su pobre corazón roto - rió por lo bajo.

La mujer se puso de pie y en vez de darte paso, lo que hizo fue comenzar a caminar hacia ti. Podías intentar derribarla, pero algo te dijo que era imposible. Podías intentar saltar por la ventana, pero sería una muerte segura a esa altura. Antes de que te dieras cuenta, ya había llegado frente a ti y estaba a unos escasos centímetros de ti. 

- No podrás hacer nada para evitarlo porque ya ha comenzado - sentiste una risa estridente en tu cabeza y parpadeaste con fuerza para controlar tu ansiedad. 

Al abrirlos nuevamente notaste que seguías en tu cama en la posición inicial de la consulta y la mujer haciendo unas anotaciones, al parecer finales. 

- ​​​​​​... Y como posible consecuencia, alucinaciones. Por eso es importante que sí eso te ocurre, vuelvas a consulta. Si no aquí, en la ciudad. ¿Alguna pregunta, Mamoru-kun? - te miró con una sonrisa amable. 

​​​​

—¿Gracias... a mí? —repitió Mamoru, flaqueando un poco. Era cierto que había sido frío con Ruka, pero... ¿¡Qué podía hacer!? ¿Ahora sería su culpa que ella... despertase? Mamoru apretó con fuerza los puños. Una presión en su pecho se fue acrecentando. ¿Por qué debía pasar por todo eso? Intentó evitar a la psicóloga, pero se quedó prácticamente paralizado. No tenía opciones para escapar. Sus puños empezaban a temblar a medida que la mujer se acercaba a él y, cuando una gota de sudor cayó de su nariz al suelo, Mamoru abrió los ojos ante las maliciosas palabras de la psicóloga. La risa le hizo cerrar los ojos, sintiendo un profundo dolor en el pecho, cuando los volvió a abrir...

"¿Qué acaba de suceder?", se preguntó en su mente, con toda su frente empapada de sudor. Sus manos estaban asidas con mucha fuerza a las sábanas de la cama, arrugándola. Mamoru se quedó mirando fijamente a la psicóloga frente a él, con los ojos bastante abiertos. Respiraba por la nariz, aunque su pulso estaba acelerado. "¿Me estoy volviendo loco, acaso?". Aquella pregunta despertaba dudas en el mismo Mamoru. Había perdido la percepción de la realidad, y ahora dudaba cuánto de lo que había visto en la consulta de la psicóloga había sido cierto. Tragando saliva, apenas reaccionó cuando la mujer se dirigió a él.

—No... ninguna —contestó el rubio, intentando forzar una sonrisa. ¡No sabía qué estaba pasando! Necesitaba comunicarse con alguien. Irisu, Katherine... ¿dónde estaban? Necesitaba verlas... necesitaba corroborar si no estaba desvariando. Necesitaba demostrarse a sí mismo que todo lo que había visto no era una simple alucinación.

- Asumiré que irás responsablemente si eso pasa. Por ahora, le avisaría a tu profesora que ya puede irte. Disfruta del tiempo. Con tu familia - se paró, te hizo una reverencia y salió de la habitación.

Al ponerse de pie, hizo una reverencia para despedirse y se marchó. No mucho después apareció Usui-sensei.

- Yuma-San me dijo que podías estar un poco alterado, pero que es en parámetros normales. Tú ve arreglándote para irnos. Y eso incluye ropa - miró tu atuendo de hospital para hacer énfasis en su última oración. 

Mamoru se despidió de Yuma con una nerviosa reverencia. "Familia, ¿eh?", pensó, con ironía. Luego vio como la psicóloga se marchaba, exhalando un suspiro cuando la mujer por fin salió de la sala. 

El rubio se pasó una mano por la frente para enjugarse el sudor, al mismo tiempo que reflexionaba sobre todo lo que acababa de suceder. Era algo completamente desconcertante saber que hace unas semanas vivía tranquilo con Ruka, incrédulo de todo, y que ahora... Sacudió la cabeza, intentando deshacer esas ideas. No quería pensar en ello, pero, por más que intentase alejarse de esas cavilaciones, venían por sí mismas a su cabeza de manera tortuosa.

Se levantó una vez más de la cama, observando desde ahí la ventana. Se apretó un brazo con fuerza. Entonces llegó Yuuki-sensei. Era cierto, verla llegar le hizo dar un pequeño respingo. Estaba alterado, puede que en parámetros normales, pero no precisamente por cosas normales. Asintió con la cabeza a su sensei y se soltó el brazo. Se miró la ropa y, confundido, preguntó a Yuuki-sensei:

—¿Dónde está mi ropa? —se ruborizó al advertir que estaba algo más ligero de ropas que de costumbre. Si llevaba tanto tiempo en coma... Algo le decía a Mamoru que había sido profanado.

La profesora señaló un pequeño armario ubicado debajo de la televisión. 

- Debían retirarte tu ropa habitual para varios exámenes, así que la lavaron y está allí, doblada y lista para usarse. Esperaré en el pasillo, dime cuando estés listo - te hizo una reverencia, casi como comprendiendo que requerías privacidad. Salió con paso lento de la estancia y cerró la puerta para permitirte cambiarte libremente. 

Tu teléfono vibró un momento y pudiste ver que se trataba de un mensaje de Edward. Sabías que para él había sido de lo más complejo aceptar su otra vida, pero al menos estaba mejor. Abriste el mensaje, era corto, pero cargado de información. 

Ruka nos ha dicho que Mamoru ha despertado. Ella está con nosotros porque el chico parecía alterado con su mera presencia. 

—Así que sí me vieron—masculló Mamoru, algo ruborizado, llevándose una mano a la nuca. Rezaba porque su profesora no lo hubiese visto como... Dios lo había traído al mundo. 

Asintió a su profesora y agradeció. Una vez esta salió, suspiró, cansado, y se dirigió al armario, sacando su ropa. Echando una última ojeada hacia la ventana empezó a quitarse la ropa de hospital; era hora de que regresase, una vez más. ¿Cómo se comportaría ahora con sus compañeros? Tenía muchos sentimientos encontrados, pero, el más grande, era con respecto a Ruka. "¿Se supone que me comporte como siempre?", se preguntó, mientras se ponía la franela. Pero sucedía algo; él ya no era el mismo de siempre. Recordaba todo. ¿Cómo podía comportarse de manera normal, entonces? Dawn; lo que habían hecho convertidos en Dark. Nada de eso podría olvidarlo, aún y si la realidad parecía haberle dado una segunda oportunidad a algunos... Dawn ya no estaba, ni tampoco su incredulidad.

—Yuu-... —Mamoru salió, con su ropa puesta. Estuvo a punto de llamar por el apodo a su profesora, esta vez deteniéndose a tiempo— Usui-sensei, estoy listo —le anunció, saliendo de la habitación.

Chidori disfrutó de diferentes actividades durante esos días, además de tocar algo de música en la playa y demás. Estuvo buena parte de su tiempo con Lety y también con Isabella, cosa que no extrañaba a nadie, a excepción de esa última adición.

Cuando se les dijo que debían bajar, bajó con su usual ropa, sus audífonos y al escuchar de la prueba y recibir el sobre, solo dijo - Creo que sé de qué se trata - miró a Lety y le sonrió.

- Compañera, vámonos. Espero que seamos las primeras en llegar - y sin darle mucho tiempo a discutir, la arrastró por la playa, caminando hacia una locación específica.

Isabella había hecho diferentes actividades durante esos días. Además de ir a algunas fiestas con Chidori y Lety, se había podido verle dando paseos por la playa y, en ocasiones, se reunía a hablar con Shiro Kuroryuu y Mariko. Parecían llevarse bien. Era una chica afable, así que esto no era tan difícil de imaginar.

Isabella llegó junto a Kuroryuu y recibieron la carta. Sin embargo, ambas parecían bastante desconcertadas. ¿Lograrían llegar a tiempo?

Masaru se giró hacia su nuevo compañero y, después de soltar un suspiro, le dijo - Creo que sé de qué se trata. No sé qué opines, pero Daidouji-sensei no nos dejará en paz si no hacemos lo que nos dice. Si me quieres acompañar, sígueme - y con ello, marchó en una dirección similar a la que Chidori había tomado.

Se giró, miró por última vez a Hikari y luego siguió su camino.

La cara de Aimi provocó que Katherine parpadease un poco dándose cuenta que la idea de Jaycee no cuadraba en la situación, haciendo una mueca de pena por haber creído en tal pensamiento cuando lo escuchó por primera vez. Luego vio a Irisu para ver si ella llegó a alguna conclusión, pero estaba más perdida seguramente en sus propios pensamientos. En medio de sus cavilaciones, sintió el teléfono vibrar y leyó el mensaje, pasando de un alivio normal a una gran tensión que provocó una  fina línea en sus labios. Tragó saliva y tecleó rápido para luego guardar el teléfono.

Tal vez ese despeje de mente le hizo saber de qué iba el asunto y tratando de enfocarse en dicha actividad, leyó la nota una vez más y miró a la rubia, a Jaycee y a la presidenta.

-Creo... que ya se qué es-vio que Chidori y Masaru habían dado con la clave. Se permitió suspirar una vez más para relajarse y mirar el camino que el profesor había tomado-. Debe ser una cueva, eso concuerda con las palabras de la nota. Señorita Irisu, ¿vamos?-y comenzó a encaminarse para ir tras la pista-. Sé llegar, no te preocupes. 

Cuando había sacado el teléfono, Katherine aprovechó para mandar un mensaje a sus compañeros, incluyendo a Aimi, Mariko y Kuroryuu que decía lo siguiente.

Mamoru recuperó sus memorias. Mi hermano me dijo que está evitando a Ruka, creo que está de más decir por qué.

Y, por mera precaución, borró el contenido en cuanto se envió.  

Y luego escribió un último mensaje a su hermano Edward.

¿Despertó? ¡Gracias al cielo! ¿Puedes ir a verlo cuando puedas? Sé que es mucho pedir, debes estar cansado; si no puedes no hay ningún problema.

Mantén distancia de Ruka. Prometo contarte todo cuando te vea.

Al último mensaje, la respuesta no tardó mucho:

I can't, Sis. Saldremos a una sesión de fotos, ya que Ruka ha vuelto. No más secretos, Katherine...

Se rascó el cuello cuando mencionaste lo de días anteriores y miró su pecho instintivamente donde había sido herido.

- La verdad es que mis heridas sanaron rápido. Mi ropa quedó deshecha, pero estoy bien - sonrió despreocupado.

- Y bueno, ¿a dónde tenemos que ir? Varios se han marchado y no quiero perder - abrió el sobre y te lo mostró.

Mariko miró a Hikari y le sonrió tras lo dicho. Le puso la mano en el hombro y le dijo - No te preocupes - y entonces, vio cómo muchos parecían ya dispersarse.

Entendiendo que era el momento, se acercó a su compañera de habitación, a Shiro Kasumi, y le dijo con un tono amable - Creo que sé hacia dónde es. Vamos, no sea que nos quedemos atrás - sonrió y tomó de la mano a Kasumi.