Partida Rol por web

Mariko estaba bastante malherida después de lo sucedido el primer día, pero se había repuesto con rapidez. Se te ocurría que Kuroryuu pudo haber influido mucho en ello y era muy usual verlas juntas, desde hace seis meses, al menos. Ahora comprendías por qué, aunque antes tu única idea es que eran viejas conocidas.

Pasaban mucho tiempo juntas, pero un día lograste dar con Mariko que andaba por su cuenta en el minibar tomando un coctel de color rojizo y con dos o tres cerezas flotando en la parte superior. Suspiró y cerró los ojos por un momento, pero apenas sintió que te aproximaste, los abrió.

- Hola, Irisu-kaichou. Bienvenida - sonrió como lo hacía desde el día que ingresó al instituto, como si nada -. ¿Cómo estás? ¿Necesitas que te ayude con algo? - se enderezó al ver tu expresión y se mostraba preocupada, al menos en parte.

- [...] ¿de acuerdo? Lo dejo en tus manos... un suave "ey" llamaba su atención, era Katherine,... - ¿no es demasiado tarde para que estés despierta? - ver su mejilla le hizo pensar en una pelea -:no te imagino peleada, ¿que te ha pasado?

Su rostro no parecía augurar nada bueno... Y cuando el móvil comenzó a sonar, lo apagó por el momento - lamento no haberte podido proteger...

Aimi acomodó tu cabello un poco hacia atrás y agregó - Estaremos juntas, pase lo que pase. Comprendo lo difícil que pudo haber sido para ti y para Animae, pero gracias a eso, Edward está con nosotras ahora - y así le entregó el collar al joven. Podías notar que era un collar de dos colores: un metal de color dorado incluida la cadena de este con un zafiro en la mitad con un corte bastante atípico.

- Eso es... - Edward se quedó mirándolo confundido mientras que su mirada saltaba de Aimi al collar y a Aimi otra vez -. ¿Entonces lo llevaste contigo? - Aimi sonrió y asintió.

- Esto es surreal - y luego, te miró a ti mientras te transformabas sin decir palabra. El pobre chico estaba asimilando tantas cosas a la vez que su mente parecía ir lento. Tal vez era cansancio o algo más. Quién sabe. El momento en que mencionaste los dragones, los ojos de Edward se abrieron de par en par y un resquicio de enojo apareció en ellos. Al parecer, sus recuerdos no eran gratos y ya que él no había tenido la posibilidad de luchar a su lado, era entendible.

- ¿Cómo es que... dragones? Ellos eran enemigos. ¿Por qué? - y entonces, te transformaste. El chico no quitó sus ojos ni un segundo de ti mientras te transformabas en Animae y aunque trataba de decir algo, se quedó estupefacto. El acento y los ojos eran una clara muestra de que era su misma hermana, pero tal vez era más que eso lo que llevaba a su mirada perdida.

Se giró hacia Aimi, quien parecía comprender lo que, de cierta manera, el chico pedía. Puso su mano sobre su corazón y entonces, unas enormes alas la cubrieron, seguidas por una potente luz para luego desvelar su nueva forma de guerrera mágica.

- Sé que luzco ligeramente diferente, pero es todo gracias a un nuevo poder. Igual que Animae - sonrió mirándote por un momento.

Edward se quedó en silencio por un período aún más largo esta vez. Se veía sumamente confundido - ¿Perdonarte? ¿Qué debo perdonarte? Tal vez estos últimos meses hayan sido reales, pero aceptar que todo lo que creíste que fue nunca pasó... I'm just perplexed... - dijo en voz casi inaudible.

- Esto es demasiado extraño y estoy exhausto... - era natural, después de recibir tanta información. Aimi se destransformó y asintió.

No pasó mucho tiempo transformada, era mucha información a procesar y no quería agotar a su hermano más de lo debido, de ahí que volvió a su forma humana y se acercó a los dos con un semblante cansado, preocupado, aliviado... eran muchas cosas que se arremolinaban en su interior y aún tenía ganas de llorar, pero lo único que reflejaba eso eran sus ojos acuosos y el porte preocupado latente.

-Puede que tus memorias de antes de seis meses sean falsas; sin embargo, me gusta pensar que eso sí hubiese ocurrido de haber reencarnado bien. Así, habría tenido un compañero de travesuras y... no sufriría el divorcio de nuestros padres sola*-rememorar cómo sobrellevó la separación le figuraba como una heria recién sanada, pues tardó un par de años en asimilar no solo la fractura familiar, sino que tenía dos años y medio de no ver a su padre-. Aún recuerdo cuando bajé de mi cuarto preocupada por no saber nada de mis amigos y te vi ahí sentado en la cocina-por primera vez desde que llegó a la habitación con ellos dos, sonrió gratamente mientras sus ojos brillaban más por lágrimas que no salían-. Fui muy feliz.

Se acercó más a Aimi, revolvió el cabello de Edward y se limpió la cara inhalando profundo para relajarse.

-Luego te contamos todo lo que ocurrió para que entiendas mejor lo que ocurre. De momento descansa y si no puedes dormir, solo cierra los ojos para que no te sea pesado tu insomnio. Solo te comento que seguramente cuando hable con los demás revele que tu recor... daste-fue en ese momento que cayó en cuenta de algo. Abrió sus ojos y volteó a ver a la rubia con su boca levemente abierta-. I'll leave the room and ... Aimi, can we talk outside for a moment?

Puso una mano en el hombro de Edward, la misma con la que agitó la cabellera del chico y se contuvo de soltarle un beso en la mejilla, por lo que se quedó así por unos momentos más.

-Cualquier cosa no dudes en llamarme-e hizo señas a Aimi para salir. No quería tocar dicho tema frente a él. 

-No habría podido dormir con todo lo que pasó...-Katherine se encogió de hombros y con el comentario de la pelea, su rostro reflejó que no tenía idea de lo que estaba hablando, pues su mirada transparente indicaba duda-. ¿Pelea? Yo no me he peleado con nadie.

Sin embargo, recordó su mejilla inflamada y su porte se tornó melancólico. Se puso una mano en ella sintiendo que aún estaba caliente y negó con delicadeza cerrando por un momento sus ojos.

-¿Podemos ir a un sitio más privado para hablar?-sonrió de lado, pero eso no era suficiente para darle alivio al chico, pues algo le estaba pasando y no conversaría en un sitio donde cualquiera podría escuchar. 

- ¿vamos a la azotea? Ya he estado allí y en esta zona no hace mucho frío o aire, se está bastante bien.

Indicó el ascensor acercándose a una mesita en la que tenía el calentador del agua para el té. Llenó dos tazas y fue caminando al ascensor entregando una de las tazas a Katherine. El té y su efecto relajante siempre era agradable para hablar.

Katherine tomó aquella bebida y dio un sorbo, sintiendo la calidez recorriendo su garganta relajando un poco su inquietud, llegando a su mente viejas memorias cando compartía tardes de té con sus padres. Lamentablemente no podía incluir a Edward en ellas de manera natural, pero sí imaginarlo porque habría sido factible. 

Caminó al ascensor y ya una vez dentro, esperó a que Jaycee indicase con el botón para llegar a la parte más alta del edificio y cuando las puertas se cerraron, sujetó el recipiente con más fuerza mirando el líquido humeante. Abría la boca como pececito para hablar, pero su voz no acudía a ella y optó por tratar otro tema de momento. 

-¿Tú qué haces despierto? Deberías estar descansando. 

Habían pasado unos días desde aquella noche donde varios habían resultado heridos. Si Irisu estuvo despierta ya sea por insomnio o porque el sueño se había esfumado, se habría percatado que Katherine no se encontraba en el cuarto en la madrugada después de aquél incidente; si durmió bien entonces no se percató de dicha ausencia*.

Como compañeras hacían actividades juntas, pero la inglesa a veces pedía estar sola de vez en cuando y trataba de pedirlo siempre de manera amable, pues no quería tener problemas con su amiga. Una tarde la invitó a caminar por la playa y sólo eso quería hacer, nada de jugar ni nadar y limitarse a sentir el mar y la arena bajo sus pies. Una vez comenzada la caminata, Katherine miró a la chica y le sonrió para dar paso a una conversación. 

-¿Cómo has estado, señorita Irisu? Espero que disfrutes esto como vacaciones y no con tantas responsabilidades. 

Edward parecía que se perdía en el infinito mirando a un punto indeterminado. Tal vez estaba contemplando todo lo que él creía que era real y buscando la manera de aferrarse a ello, o tal vez solo estaba descartando su vida para quedarse con la versión real de todo.

No asintió, no protestó, solo se quedó mirando un punto fijo en silencio mientras se dejó caer en su cama.

- Yo pasaré con él la noche en su habitación. Tal vez eso ayude - sugirió con una sonrisa y luego te observó. Aimi te había escuchado hablar en inglés y se confundió un poco. De tanto tiempo con ambos, se había empezado a acostumbrar, pero aún se le dificultaba, así que se quedó inmóvil hasta que entendió tu gesto. Se giró hacia Edward y le dio un beso en la mejilla, le susurró algo y salió contigo.

Ya una vez afuera, te miró algo confundida. Cerró la puerta, asegurándose de tener cómo abrirla de nuevo.

- ¿Qué sucede, Kathy-chan? -.

Esperaba que su hermano lograse recuperar parte de su templanza, no quería que fuese en unas horas o mañana; pero sí que fuese en un tiempo prudencial. Le sonrió un poco antes de dejar la habitación a pesar de que sabía que posiblemente no podría verle, pero cuando salió con Aimi y estuvo a solas con ella, su porte se tornó preocupado y se llevó una mano a su mentón.

-Cuando estaba la niebla me encontré a Hikari, pero él estaba convertido en Nereida y yo en Animae. Después de eliminar a unas bestias seguimos caminando y nos topamos con Haruka... Nos llamó por nuestros nombres de Andelivian, no supo de dónde... pero nos reconoció-sus ojos azules transmitieron la gravedad que estaba sintiendo-. No preguntamos nada, pero... ¿Y si es un reencarnado? Es imposible que supiese esos nombres... Y ahora que mi hermano recuperó sus memorias como Ephorus... ¿Será que los demás también?

Habían pasado unos tres días después del ataque enemigo que sucumbió la paz que se había llevado por medio año, pues aunque cada uno tuvo visiones, sueños y percepciones que advertían de un posible evento, nadie estaba preparado para lo que ocurrió. Algunos salieron más heridos que otros, pero no se podía dejar a un lado que todos habían sido afectados en distintas medidas. Katherine, el día siguiente, les había mandado mensajes de texto a todos los que recordaban, incluyendo a Kuroryuu, Mariko y Aimi para acordar verse lo más pronto posible y conversar.

Sin embargo las actividades que cada uno tendría con su pareja asignada, los reposos requeridos para sanar cuestiones físicas como mentales y, tal vez, que alguno se mostrase reacio a reunirse, provocó que por ello pasaran tales días hasta que por fin se concordó en el restaurante del hotel, al fondo de todo para tener más privacidad. Katherine solo estaba bebiendo té, no había comido bien y no era una prioridad para ella por intentar hacer otras cosas, y una vez que todos habían llegado y tenían su orden frente a ella, habló.

-Gracias por haber venido-sonrió un poco triste mientras suspiraba-. Creo que debemos hablar para saber qué sucedió... sin embargo... ¿Cómo han estado? No es que hayamos podido sentarnos y conversar bien. 

Aimi escuchó con atención aquello y aunque no sonaba muy malo que Hikari hubiera recuperado su transformación en Nereida, lo que siguió sí. Los ojos de la rubia se abrieron de par en par mientras observaba perpleja a su compañera.

- ¿Haruka? Pero... ¿Cómo es posible? - su boca estaba bien abierta.

Llevó su mano al mentón dubitativa, meditando en lo último que dijiste - Es posible. Si miramos quiénes parecían estar en el suelo cuando se despejó la niebla, son aquellos que habían perdido la memoria. Tendríamos que hablar con cada uno y averiguarlo, pero... ¿Qué hay de Mamoru-kun? - miró a su amiga algo inquieta.

Entonces, su mirada cambió por sorpresa a una de pánico. Mamoru y...

- ¡Ruka! ¿Crees que Ruka haya recuperado sus recuerdos? -.

-Los únicos que conocían nuestros nombres debías ser cercanos a nosotros, pero... de Haruka me sorprende. No se si considerarlo aliado o enemigo...-lo lamentaba más por Kasumi, pues entre ellos dos había una buena química desde que se conocieron. Sin embargo, llegar con él de buenas a primeras podría ser abrumador. 

Katherine intentó rememorar a aquellos que se viesen con la mente perdida, en el suelo o impactados por algo, así como Edward o Haruka.

-Leticia estaba desmayada y cargada por Chidori, Kasumi y Eireen igual parecían confundidas y...  la señorita Irisu igual. Pero Eireen... ella no...-la idea que concebía en su cabeza se interrumpió al recordar a Enola. Ella no guardaba rencor alguno hacia la presidenta, pero... ¿Qué pasaría si ella sí?-Mamoru...-pronunciar su nombre evidenciaba la preocupación que tenía hacia su amigo-. No se si tendrá que ver por algo similar con mi hermano, pero más grave... un rechazo más fuerte.

Pero a la mención de Ruka, el rostro de la inglesa palideció y abrió sus ojos desmesuradamente.

-Si Irisu recuperó sus memorias es probable que ella igual por ser de Kal'Ahd... debemos ser cautelosas. Hablaré con ella y con Kasumi.. no soy muy cercana a Eireen ni a Leticia... ni con Haruka... ¿Recuerdas a alguien más así? -se llevó una mano a su nuca para masajaerlo-. Buscaré a Jaycee ahorita para contarle todo esto. 

Que hacía despierto a esas horas... Era bastante fácil de responder. El ascensor comenzó a subir, no tardaría nada en estar en lo alto, no sólo porque fuera rápido, si no que el hotel no era excesivamente alto.

- Puesto que no os puedo ayudar a luchar contra esas cosas, y preocupado por la economía del instituto y esta zona, he creado un grupo para lidiar con los daños y minimizar el desastre. De algún modo siempre estamos metidos en estos desastres, no querría que por nuestra culpa un lugar tan agradable ganara mala fama, un simple incidente puede devaluar la zona y afectar a los negocios.

Ping... Las puertas se abrían con cierta parsimonia, y Jaycee bebía un sorbo de su té para combatir el leve cambio de temperatura, unos grados por debajo de lo que sería habitual afectado por las criaturas gélidas. Se puso al lado de una de las puertas para que esta no se cerrara y Katherine pudiera salir con calma. En la azotea, habían un par de bancos largos, perfectos para tumbarse y contemplar las estrellas.

- quizás podría haberse evitado este incidente, escucha Zmiy llamándsome, y creo que mi respuesta de que Ilify ya no existe en este mundo no le gustó demasiado.

-You..  No, tú siempre has sido así, todo tras bambalinas-Katherine se dio cuenta que iba a hablar en inglés por su ofuscación, pero logró detenerse para continuar con el japonés. 

Salir al exterior fue una frescura que agradeció infinitamente, pues en su interior aún aguardaba una tormenta que continuaba calmándose. En su rostro apareció una sonrisa fantasmal y caminó hasta una de las sillas y sentarse sin recargar su cuerpo, el cual continuaba tenso. 

-Sonará egoísta, pero me alivia que no estés involucrado y quisiera que así te mantuvieras-dio un sorbo al té y disfrutó el sabor en su paladar, pero la sensación acabó rápido cuando se mencionó a Zmiy-. Sabía que era ella. No pienses mal, lo descubrí cuando... Recuperé mis poderes, hablé con la Reina de Cristal y até cabos; me encontré a Nereida y conversando lo confirmé. Alguien o algo está trayendo a los muertos y tal vez Zmiy se sintió atraída aquí porque todos ustedes estaban reunidos en un solo punto: tú, Chidori, Mamoru, Kuroryuu. Y, quieras o no, sigues siendo Ilify, eres su reencarnación; ella lo amó y le seguirá buscando. 

Soltó un suspiro dando otro trago a su bebida y al finalizar sonrió con amargura. 

-Edward recuperó sus recuerdos, Jaycee. Ya sabe que en su otra vida fue Ephorus. El impacto fue demasiado para él y para mí-se llevó una mano libre a su mejilla irritada y rápidamente se limpió los ojos,  revelando que brillaban tras una pequeña cortina de lágrimas que aún no se rompían-. La paz que tanto disfrutábamos ya acabó. 

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Caminaba por la playa hacia una zona apartada, cerca de unas rocas, donde el viento pegaba algo más fuerte. Mientras dirigía mis pasos hacia allí alcé mi rostro hacia el cielo. El sol comenzaba a salir por el horizonte y los primeros rayos de sol acompañaban a los más madrugadores que se iban cogiendo los mejores lugares en la playa.

El día anterior había sido intenso, intenso y confuso, pero también nostálgico y doloroso. En medio de la confusión que siguió a los eventos de la noche anterior, mi mirada había ido de uno a otro de mis amigos, deteniéndose durante largos momentos en algunos de ellos, sobre todo en Katherine, Umino e Irisu, y muy especialmente en Haruka. Horas después, en la oscuridad de mi habitación, mientras Mariko dormía, envié un mensaje a Katherine.

Katherine, tengo que hablar contigo de algo importante, te espero en la playa junto a las rocas a las 9 de la mañana. Buenas noches y un beso.

Al llegar al lugar, miré alrededor en busca de mi amiga, ansiando más que nada poder verla. 

La noche no había arrullado a Katherine y era notorio en su rostro, el cual se veía cansado a pesar de que había tomado una ducha con agua fría. Había estado despierta averiguando cosas,  no comió nada y cuando acabó (o más bien quiso descansar de eso) tomó el baño para relajar sus músculos y eso fue en plena oscuridad porque aún no amanecía. Se había colocado ropa casual porque dudaba dormir, así que tomó su teléfono y leyó el mensaje y no pudo evitar sentirse triste.

"Claro, voy para allá a esa hora. Abrazos".

Se quedó en su habitación hasta que faltaba poco para la hora pactada para salir e ir a su encuentro. Caminó por el hotel sintiendo que los pasillos no proporcionaban un buen ambiente y salió recibiendo el olor del mar, inhalando profundo para relajarse. Conforme buscaba a su amiga y se acercaba a las rocas logró verla a la lejanía y su corazón aceleró. Tenía sus sospechas y esta conversación seguramente le confirmaría lo que temía. 

-Hola-saludó cuando estaba cerca y llegado a su lado la abrazó, esperando que no fuera rechazada-. ¿Cómo te sientes? 

Sonrió ante la "afirmación de que la paz había terminado" no por burlarse, solo porque le recordó algo que su padre le decía de pequeño - creo que nunca te lo he dicho, pero ¿sabes porque no me desagrada ser un Yacuza? Mi padre decía que existimos para poner orden en Japón, y es por eso que sabes que nunca tendré una organización totalmente legal... La yacuza nació por la gran corrupción que impartían los altos cargos, la policía simplemente no podía llevarles la contraria y cuando los extranjeros comenzaron a invadir Japón, algunas organizaciones se apoderaron de los males que traían desde el exterior. No digo que sea una organización hermosa, pero da oportunidades a quienes por su aspecto no encajan en otros sitios,... En otras palabras, cuando la paz de Japón desaparecía, un grupo decidió hacer el papel de "los malos", para que el daño fuera minimizado.

Suspiró - lógicamente eso conllevaba hacer a veces cosas horribles, pero era mejor hacer 1 cosa horrible para ganarse el miedo de quienes invadían el país y de los propios japoneses, que dejar que el exterior hiciera 20 sin tener respeto por esas gentes japonesas que a duras penas se defendían... Con eso quiero decir, que si no ves paz, debes crearla. Transformarse en león para que no se acerquen manadas de lobos fue el método que algún ancestro mío decidió utilizar. No creó que iniciar un grupo que se respetara incluso en el exterior fuera fácil, pero lo hizo. Puede que un día yo mismo acabe entre rejas, hay cosas que no se pueden legalizar y que prefiero sigan siendo 1 o 2 que 20 si lo hace alguien sin control al ver demanda de ello. Si llega a pasar, se que iré a la cárcel por evitar que Japón se hunda descontroladamente.

Se tumbó en una de las bancas mirando al cielo - soy el malo por el bien de una mayoría, y pese a odiarlo, hago algunas cosas terribles, tranquila, nunca sabrás que cosas, solo se necesita a un villano en ese cuento, la pregunta es ¿que harás tú para asegurar la paz que deseas que te rodee?

Ensimismada en su silencio, Katherine se mantuvo mirando su bebida hasta que Jaycee le habló. Volteó a verlo prestándole atención a la importancia que ejerce el ser yakuza y líder de los Yamamoto, además de que ella ya se hacía a la idea de que la legalidad nunca estaría al 100%. Era como el sueño que buscaba Animae del equilibrio y prácticamente el chico lo llevaba... Sonrió pensando que había forzado la idea en su mente de compararlos, pero al final ella entendía por qué y su propio sentido rebuscado. 

-Bueno, entonces aprovecha que sigues libre para seguir con tus propósitos-contestó dando un sorbo para acabarse la bebida y dejar el recipiente vacío en el suelo. Cerró los ojos por varios segundos suspirando y luego se levantó para caminar un poco-. No hay problema que no quieras decirme las cosas que harás para mantener ese equilibrio que persigues, simplemente quisiera que si algo pasara lo dejases en buenas manos, pues yo solo soy una acompañante en ello y busco mis propias ambiciones, como estudiar Medicina.

Continuó caminando hasta darle la espalda por completo, se llevó sus manos atrás para sujetarlas y miró al cielo nocturno que proveía de esa calma universal que le gustaría tener.

-Yo supongo que lucharé para recuperar esa paz, así como lo dije a la Reina y a mí misma. Lo único que busco es que si los que quiero toman decisiones, sea porque ellos quieran y no por presión; así como tu decidiste no pelear y yo sí-en esa misma posición estiró sus brazos y relajó un poco sus piernas-. No lidiaré con cuestiones ilegales, pero sí con otras cosas. Creo que... -aún de espaldas, se llevó sus palmas al frente para verlas con resignación-... me mancharé las manos de sangre otra vez si es necesario. Por cierto... no le vayas a decir a mi hermano que eres la reencarnación de Ilify, aún no. 

Al escuchar la voz de Katherine me di la vuelta a tiempo de recibir un abrazo. Con una sonrisa, le devolví el abrazo.

- Hola, qué bien que pudieras ver mi mensaje, ya era muy tarde cuando te lo mandé - dije cuando me separé de ella. Retiré el rostro algunos cabellos que el viento había desordenado y la miré con atención, con una mezcla de nostalgia y ansiedad en la mirada. Pero no sólo eso, también había un nuevo brillo que los últimos meses había estado ausente - estoy bien, no te preocupes. ¿Tu estás bien? ¿Ayer no te heriste, verdad?

Tras esperar su respuesta, me volví un momento hacia el mar y cerré los ojos para sentir la brisa. No sabía bien cómo empezar a hablar, había tantas cosas que quería decir y que al mismo tiempo temía preguntar. 

- Katherine - dije dirigiendo mi mirada de nuevo a mi amiga con gesto tranquilo pero resuelto - ¿te acuerdas hace algunos meses cuando nos encontramos por primera vez y Jaycee y tu me contasteis sobre unas historias de dragones y personajes fantásticos con poderes? En aquel entonces yo te dije que no me interesaban mucho los libros. Ahora lamento no haber prestado más atención a aquellas historias que contabais, y... - en este punto mi voz flaqueó y aparté por un momento la mirada - Tu... yo... no sé qué hacer, Katherine, es todo tan confuso...