Partida Rol por web

Reaccionaste en un lugar golpeado por una guerra terminada hace cientos de años, con los estragos de una batalla sangrienta destinada a ser perdida. Ni siquiera el poder de los guerreros más fuertes del universo podía contra dos de sus ejércitos hermanos y eso era Hardak; la memoria de lo que había sido en algún momento bajo la tierra, esa capa protectora que había ayudado a mantener la paz.

Estabas de vuelta en el lugar donde todo había comenzado, el lugar que había servido como tu hogar en tu vida anterior, pero que ahora solo hacía parte de una batalla que muchos habrían querido olvidar. Te dirigías hacia el templo cuando una luz comenzó a formarse en su entrada. Una luz que brillara tan intensamente entre tanta desolación solo podía pertenecer a una persona: La Sacerdotisa estaba allí contigo. Su forma se fue aclarando cada vez más hasta tomar su verdadera forma en toda su intensidad. A pesar de poder sentir su poder y saber que se trataba de ella, su forma era ligeramente diferente. Era claro que los portadores de los cristales cambiaban en cada reencarnación, pero en este caso parecía que la dragona había adquirido más poder, ese poder que ella aún no podía controlar. Su nueva forma daba una idea de la metamorfosis que ella estaba viviendo.

Abrió los ojos con despacio y te miró con el cariño que siempre miraba a sus dragones - Una vez más, nos encontramos aquí, tal y como el primer día - sonrió y guardó silencio.

- como el primer día no - miró el lugar, suspirando por no acabar de creer ver Hardak de nuevo - Ilify ya no está,...

Sin duda por primera vez era él quien se movía en aquella di!tensión, si su alter ego ya no estaba nunca volvería a ser el mismo que era...

De nuevo aquel lugar, el que le había hecho tener tantos sentimientos, Chidori se mira la mano con la que tiraba de Lety, estaba preocupada, sabía que la chica debía estar aun allí, en peligro, pero no podía apresurarse, si estaba allí era por algo, y era importante, al menos sabia que aquel sonido, el sonido de la flauta solucionaría aquella situación y salvaría a todos.

Comienza a caminar despacio, observándolo todo, sabía que lo conocía, era el templo subterráneo, aquel lugar que por estar en el medio fue destruido, sin embargo, aquella luz, aquella sensación, estaba claro quién era, y una sonrisa pudo verse en el rostro de Chidori, sin embargo, esta cambio a sorpresa cuando vio el aspecto de la dragona, al escuchar sus palabras no pudo evitar inclinarse en señal de saludo para añadir:

Sois… ¿Qué os ha sucedido? Estáis diferente a como…

Se frota los ojos y niega con la cabeza, ahora con más preocupación dice:

¿Qué está sucediendo? ¿De nuevo estamos siendo atacados por los titanes?... pero no es posible

La sacerdotisa miró a Jaycee apesumbrada, comprendiendo el dolor que albergaban sus palabras. Ella podía sentirlo en cada parte de su ser.

- Esa primera vez no sabías que Ilify existía, así que para efectos prácticos podría ser igual. Pero no es de eso de lo que quiero hablar contigo en este momento, Jaycee, y creo que lo sabes - le miró con severidad, pero sin enojo ni rencor.

- Sé que reconoces de quién se trata, sé que sabes quién está detrás de este ataque. Puedo sentirlo, Chidori también y sé que tú también - esta vez le miró con cariño, como siempre había tratado a sus súbditos.

Se acercó lentamente y tomó sus manos con delicadeza - Lo siento -.

La sacerdotisa sonrió y llevó sus manos frente a su cuerpo cruzándolas. Su mirada reflejaba el cariño que siempre había mostrado hacia los dragones, como esa madre de todos y portadora de la sabiduría del Gran Dragón.

Al escuchar tu pregunta, te hace una señal para que te levantes y contesta - Sé que mi aspecto ha cambiado. Es consecuencia de haber invocado al Gran Dragón en la última batalla, pero creo que ya lo había mencionado cuando nos reunimos en mi casa. Aún no logro controlar este poder y me causa problemas - sonrió tranquilamente.

Escuchó tu segunda pregunta y su rostro cambió a uno triste - Sé que sabes quién está detrás de esto, Chidori. Y no, no son los titanes, no es Kal'Ahd, pero sabemos que sea quien sea, está usando a nuestros muertos para atacarnos y eso lleva a la situación que estamos viviendo. Si pudiera controlar mi poder, daríamos con su origen más rápidamente - agregó apesumbrada.

Aquellas respuestas le hicieron preocuparse, era cierto que lo había dicho, pero en cierta forma no quería hacerse a la idea que aun no controlase su poder, pero el que controlasen a los dragones caídos le gusto menos

¿Pero cómo? ¿Crees que alguien esta trayéndoles y controlándoles de alguna forma?.... no podemos permitir eso… tenemos que detenerlo, no deben perturbar el descanso de sus almas

Decía con preocupación, aquella situación era realmente mala, con una mirada decidida dice:

¿Cómo puedo ayudar? Quiero ayudar a detener a quien quiera que esté cometiendo esta… horrorosidad

Jaycee negó con la cabeza - no hay nada que perdonar, simplemente no entiendo que nos ataque, he oído su voz, me reclamaba, ¿de ir con ella se hubiera evitado ese absurdo ataque? ¿No puede solo acercarse y hablar?

Debería pensar un poco más en los dewmás, en vez de lanzar un ataque injustificado, y no era propio de ella solo arrasar con todo, le consideraba inteligente, sabia, elegante... Nada en ese ataque reflejaba su forma de ser.

La sacerdotisa suspiró con algo de tristeza en su rostro y agregó - Es cierto, yo tampoco quisiera que fuera así, pero recuerda que cada universo tiene sus propias fuentes de energía. Cada fuente de poder puede tener un alcance infinito porque se originaron con el Big Bang, así que la energía de la creación está en ellas y desconocemos el alcance del poder de este nuevo enemigo. Quisiera pensar que no es así, pero es muy posible que más y más de nuestros muertos aparezcan para atacarnos pronto - bajó la cabeza.

Entonces, escuchó lo que dijiste y te miró con una sonrisa tenue.

- Eres valiente, Chidori. Siempre lo has sido. Sabes el alto precio de recuperar tu poder, ¿verdad? Los dragones cargamos la carga de ser mensajeros del equilibrio, portadores de la luz y la oscuridad, defendiendo siempre la igualdad sin importar el precio. ¿Estás dispuesta a renunciar a tu vida tranquila como humana para alzarte una vez más? Esta vez no hay vuelta atrás -.

- Tal vez solo te habría utilizado de cebo para llegar hasta nosotros - dijo con un rostro triste -. Duele pensar que es ella, pero no puede ser la Zmiy que conocimos - escuchar su nombre era doloroso.

- Debemos pensar en ella como una marioneta de nuestro nuevo enemigo porque sabes tan bien como yo que la Zmiy de antaño jamás atacaría inocentes ni a traición. Ella afrontaría un combate frente a frente, como siempre hizo. Esa es ella, pero no quien nos ataca - puso una mano en tu mejilla con dulzura.

- Además, dudo mucho que se acerque a hablar porque si se comporta como se venía comportando, está simplemente fuera de sí. Chidori nos lo dijo, algo ha cambiado en ella -.

Estiró el cuello como si de desentumedeciera y con seriedad moviendo el hombro derecho respondió - entonces se trata de cortar los hilos, inmovilizarla, y hacerle reaccionar.

Sonaba fácil, sabía que no lo sería, usarme de señuelo... Eso habría podido poner en riesgo la seguridad de Katherine, más allá del peligro que ya había, sus ojos rojos se encendieron molestos, cualquiera que pusiera en peligro a su futuro se las vería con él.

- será mejor que crea que me mantengo al margen,... Si corro peligro se arriesgará mas de lo necesario, no les dejaré dañarla, esa es mi promesa.

Chidori pone cara apenada, el hecho que los muertos puedan aparecer de nuevo en esas circunstancias le parecía horrendo, sin embargo, todo lo que decía la sacerdotisa era cierto, era algo que podía pasar perfectamente, ella no puede más que asentir, sin embargo, tras su última intervención da un paso adelante y dice:

Prometí aquella vez que protegería a todos pasara lo que pasara y fuera como fuera… ahora soy plenamente consciente de lo que supone tener oscuridad y luz en tu interior

Decía mientras entrelazaba sus manos y las ponía en su pecho:

Por eso que se que supone recuperar los poderes que quiero proteger a los demás, para que no sufran… y además… no puedo ver como el sueño de los muertos es alterado… si, he tomado mi decisión, y quiero ayudar, quiero recuperar a Platinium pues solo con su fuerza podre protegerlos a todos.

Negó con la cabeza y con una profunda tristeza en su mirada.

- Verás, cuando alguien es despertado forzosamente de su lecho de muerte, eso tiene graves consecuencias en quien es despertado, robando una parte de ellos mismos. Si es así, mantenerla con vida es... Más doloroso para ella que volver a morir - en su tono de voz y la expresión de sus ojos era claro que para la Sacerdotisa era difícil decir aquello.

- Es un acto de piedad matarla, Jaycee. No siempre se puede salvar a todos. La vida tiene un ciclo y hay cosas que ya cumplieron su papel y deben permanecer como están - la mano que aún tenía en tu mejilla temblaba ligeramente.

Bajó su mano y te miró con seriedad esta vez - ¿Deseas regresar a la batalla como humano? - su pregunta era real porque no quería forzarte tampoco a luchar.

Shiro sonrió al ver tu determinación y asintió en silencio. Viste cómo su flauta se formaba en su mano derecha y luego ella la acercaba a su boca para empezarla a sonar. Sabías lo que seguía, el poder de la sacerdotisa se desplegaba cada que hacía sonar su flauta.

- Has decidido abrazar tu poder, pero como ya el espíritu de tu anterior vida no está contigo, tu poder tomará la forma de tu corazón. Es posible que te encuentres con nuevas habilidades porque eso refleja la fuerza de tu espíritu. Acude al llamado del Gran Dragón, extiende tus alas y vuela. Despierta, Platinium - y con esas palabras, la flauta desplegó una melodía. Un símbolo se formó bajo tus pies, envolviéndote en luz.

De repente, sentiste un fuerte ardor en tu espalda. Miraste a la Sacerdotisa extrañada, pero esta no parecía inmutarse en absoluto. El ardor pasó a ser el dolor de algo que estuviera siendo tatuado en tu piel y al haberse terminado el patrón, en tu mente se dibujó la insignia de los habitantes de Hardak, la marca del dragón.

Formado este símbolo, dos gigantescas alas salieron de tu espalda cortando tu piel y te envolvieron con gran rapidez. Las plumas se pegaban a ti mientras eran absorbidas por tu piel y la zona tocada por estas comenzaba a resplandecer. Poco a poco, todo tu cuerpo se vio cubierto de plumas hasta que eras brillo de pies a cabeza. La luz fue reflejando tu forma dragón a medida que desaparecía y sentías el símbolo en tu espalda brillar con intensidad hasta que sus puntas alcanzaron todas tus extremidades para luego contraerse. Este hecho te dio la posibilidad de controlar tu poder de antaño, solo que ahora el espíritu de tu vida anterior no estaba allí. Por un segundo, fuiste transportada nuevamente a la batalla, donde pudiste percibir la presencia de Shiro, pero cerca de ella había una presencia diferente, desconocida. No se sentía oscuridad en su esencia, pero tampoco te era familiar.

Finalizado el proceso, el círculo desapareció y la flauta de la Sacerdotisa dejó de sonar.

- Bienvenida, Platinium - sonrió la Sacerdotisa con complacencia.

- ¿A caso aun hay un dragón en mi interior? - supuso que el poder de Ilify se iría con él, no estaba seguro de poderlo manejar por si mismo, en su mente se juntaban pensamientos sobre el dragón y superheroes de animación.

Si podía volver a ayudar lo haría, aunque preferiría que Karherine no se tuviera que preocupar por él.

- lucxharé sin duda si me es posible.

Shiro te sonrió ante tu pregunta y dijo aún manteniendo esa mueca - Tú eres un dragón en ti mismo, Jaycee. Con o sin el espíritu de Ilify, tú sigues siendo una parte de él, una parte de Hardak - se alejó unos cuantos pasos después de escuchar tus palabras y dijo con cierta solemnidad.

- Has decidido abrazar tu poder, pero como ya el espíritu de tu anterior vida no está contigo, tu poder tomará la forma de tu corazón. Es posible que te encuentres con nuevas habilidades porque eso refleja la fuerza de tu espíritu. Acude al llamado del Gran Dragón, vuelve a la oscuridad, cúbrete con el hielo de tu corazón. Despierta, Ilify - y con esas palabras, la flauta desplegó una melodía. Un símbolo se formó bajo tus pies, envolviéndote en luz.

De repente, sentiste un fuerte ardor en tu espalda. Miraste a la Sacerdotisa extrañada, pero esta no parecía inmutarse en absoluto. El ardor pasó a ser el dolor de algo que estuviera siendo tatuado en tu piel y al haberse terminado el patrón, en tu mente se dibujó la insignia de los habitantes de Hardak, la marca del dragón.

Aparecida la marca, comenzaste a sentir una fuerte tormenta formarse a tu alrededor y con cada segundo que pasaba, el viento se condensaba cada vez más hasta formar copos de nieve y hielo que giraban a cada vez más velocidad. La intensidad de este te quemaba la piel, produciendo cierto dolor en tu cuerpo, pero a medida que tu temperatura corporal se igualaba con la de la tormenta, pasaste a sentirte a gusto, casi como si estuvieras en casa. El hielo volvía a pertenecerte y con cada exhalación, este entraba en tu cuerpo haciéndose parte de él. Cuando el hielo te hubo cubierto por completo, una inmensa luz estalló desde tu cuerpo y el hielo tomaba la forma que tu corazón quería.

La luz fue reflejando tu forma dragón a medida que desaparecía y sentías el símbolo en tu espalda brillar con intensidad hasta que sus puntas alcanzaron todas tus extremidades para luego contraerse. Este hecho te dio la posibilidad de controlar tu poder de antaño, solo que ahora el espíritu de tu vida anterior no estaba allí. Por un segundo, fuiste transportado nuevamente a la batalla, donde pudiste percibir la presencia de Shiro, pero cerca de ella había una presencia diferente, desconocida. No se sentía oscuridad en su esencia, pero tampoco te era familiar.

Finalizado el proceso, el círculo desapareció y la flauta de la Sacerdotisa dejó de sonar.

La Sacerdotisa te miró con curiosidad y agregó - Esa es la forma que ha escogido tu corazón. Si cubres tu rostro tal vez sea por tu deseo de proteger a Katherine. Eres y serás Ilify hasta el día de tu muerte, pero creo que quieres ocultar este hecho. ¿Cómo te llamaremos? - ella parecía saber interpretar tus deseos y al ver tu forma, comprendiste por qué lo decía.

Una túnica? Máscara? Eso era lo que sentía? - Phenrir por que seré su Ragnarok, y ceefy por el azul de mi hielo... Llámame como lo prefieras... - decía mirando sus enguantadas manos, con leves cortes en los dedos que le permitirían mostrar sus garras. Rió un momento - parezco mas un gato que un dragón...

Shiro no pudo evitar reír ante la broma del gato, en parte dando a entender que creía que tenías razón.

- Bueno, Phenrir, ten en cuenta que esta es la forma que tu corazón ha escogido para ti - se mantuvo en una postura más seria.

- Mi cuerpo en este momento está desconectado, así que parezco inconsciente. No tomará mucho tiempo que me recupere, pero estamos en problemas. Los sirvientes de Zmiy están por doquier causando caos y temor. Debemos detenerlos y si logramos llegar a Zmiy, inmovilizarla. En ti estará lo que hagas con ella apenas la encuentres, Phenrir. Creo que es más tu derecho que el mío - sonrió de manera compasiva.

Sabía que no eras el mismo Ilify de antaño, pero Zmiy era parte de su historia y, por lo tanto, de la tuya.

Apretó su puño, asintiendo, antes de mover los brazos en círculos para destendsarse.

- al ataque pues - sentenció, no iba a permitir que hiciera lo que quisiera, por el respeto que tenía hacia la zmiy original.

- Cuento contigo, Phenrir - la Sacerdotisa dio un paso atrás y todo a tu alrededor comenzó a brillar con gran intensidad.

Lo último que viste fueron los labios de la sacerdotisa moverse y pronunciar unas últimas palabras.

Ten cuidado...

Aquella sensación, era familiar, y al mismo tiempo extraña, había regresado, los poderes de Platinium habían regresado, sin embargo, ella no, era una sensación extraña, ahora solo estaba Chidori, solo ella, con el aspecto de Platinium, sin embargo, se sentía algo diferente y no solo era por su aspecto

¿Qué?... ¿Qué ha sido esa sensación? Esa sensación, esa persona que estaba junto a Shiro…

Decía casi para sí misma, entonces se da cuenta de donde está y su aspecto, no era como recordaba que era Platinium, mira algo desconcertada y dice:

¿Ha sucedido algo? ¿Realmente me he convertido en Platinium, he recuperado sus poderes?