Partida Rol por web

Lightning salió corriendo y cruzó la barrera cuando vio a la mujer con la gran arma de fuego acercarse, la cual tenía una energía muy similar a la de las otras dos titánides, así que no se le hizo muy difícil asociarlas entre sí para comprender. Se preparó para la batalla pero la titánide del látigo fue más veloz y trató de golpearla. A pesar de esto, Lightning ya venía preparada y después de esquivar el golpe con cierta facilidad, le devolvió el favor con velocidad, golpeándola y alejándola levemente del borde de la barrera. Entonces, La titánide que poseía la esfera de agua entre sus manos se rió y miró a Lightning para luego disparar un gran chorro de agua hacia ella, el cual impactaría fuertemente. Lightning retrocedió unos pasos y Enola al ver que la guerrera mágica aún se encontraba aturdida por lo ocurrido, apuntó su rifle gigante hacia ella y disparó una especie de proyectil cuya estela era completamente negra, impactando el Lightning y haciéndola tambalear, pero la extraña criatura que se encontraba dentro junto a Kenta pareció moverse a gran velocidad y la recibió.

- Creo que necesitas ayuda - la miró y luego a los titanes y con una mirada severa, hizo que una figura de niebla apareciera entre su manos, para luego desaparecer y revelar lo que parecía una flauta.

- No pasarán - dijo y se dispuso a luchar.

Entonces, Katherine tomó a Yuuko y corrió en dirección opuesta, buscando ayuda para ella y se perdió de la vista de todos al doblar una esquina. Mientras tanto, Hikaru se acercaba al lugar donde la batalla se llevaba a cabo de una manera un tanto descuidada. Corrió hacia la puerta de la habitación, por donde había salido Lightning pero para poder evadir a las titánides, tendría que ser tan rápido. La extraña mujer de cabello negro y figura amenazante suspiró. Eso complicaría las cosas.

Healing Dragon miró a Dawn mientras Platinium las insultaba. El rostro de la Sacerdotisa se veía herido.

- Di cuanto quieras ahora, Platinium. En su momento sabrás la verdad - casi parecía llorar pero era algo que la Sacerdotisa de Hardak no podía darse el lujo de sentir. Dolor y tristeza.

Entonces, vio cómo Lightning luchaba contra tres enemigos y chasqueó los dientes.

- Yo le ayudaré - dijo - La barrera no debe caer todavía. Te lo encargo - le dijo a Dawn, quien trato de atacar a Platinium en el cuello con la fuerza suficiente para poder noquearla pero tal vez era el cariño o la rabia que le impedían acertar de manera adecuada, así que la golpeó dos veces sin éxito. Platinium seguía despierta aunque aún inmóvil por el poder de la Sacerdotisa. Esta salió corriendo a ayudarle a la guerrera mágica a una velocidad que no habían visto antes.

Entonces, tras una oscuridad momentánea, apareció frente a Titiritera un ser que solamente Hikaru podría reconocer. Un ser alado bastante escalofriante y con una presencia malvada notoria. Miró a la titánide de cabello verde y rió - Luces patética - y entonces, vio a Katherine alejarse y su sombra parecía brillar con una energía maligna que podría hacer sentir a cualquiera terror. Entonces, era como si se dispersara en dos rayos de sombra diferentes que viajaban por el suelo detrás de ella y Yuuko. Después de eso, miró a Titiritera y le preguntó - ¿Quién te hizo eso? Si le eliminamos, tal vez podamos liberarte - le dijo fríamente.

Corrías lo más rápido posible para buscar un médico y habías olvidado lo pesada que te podía resultar Yuuko. Un médico corrió a ayudarte y cuando te recibió a Yuuko, salió corriendo para llevarla a emergencias. Pudiste notar tus manos manchadas de sangre y lo vacío que se encontraba el hospital pero ante un herido, no podían esconderse.

Te dirigías hacia donde estaba la Titiritera y entonces viste dos rayos de luz negra que viajaban por el suelo a gran velocidad hacia ti. Sentiste que te golpearían pero en ese momento se detuvieron y dos figuras se formaron frente a ti, exactamente iguales una de la otra, los cuales tenían una espada hecha de sombra, dos sombras de energía malvada y tras desenfundarlas, parecían dispuestos a atacarte.

Los dos nuevos atacantes se centraron en Scarlet mientras una de ellas parecía cambiar de forma. Aquella de cabello rojo parecía cubrirse con algo parecido a una armadura de caballero y de su mano, como su se tratara de un rompecabezas, una espada comenzaba a formarse. De una forma atractiva y levemente encantadora, pasó a una apariencia amenazante.

La visión pareció no intimidar a Ilify, quien atacó con todo lo que tenía a la extraña guerrera con armadura, haciendo que el hielo la cubriera por un momento. Tal vez era el peso de la armadura pero la chica no había podido evitarlo y había recibido todo el daño.

Calíope no quería quedarse atrás y atacó a Aria, esperando que pudiera inmovilizarla un poco más pero parecía que la forma de la mujer de cabello rojo sí le había intimidado, pues su rayo no fue lo suficientemente fuerte para atravesar las defensas de la titánide. La mujer de cabello negro miró a Scarlet y poniendo su mano cerca a su boca, sopló hacia ella mientras su aliento de fuego se dirigía a Scarlet pero esta, con sus ágiles movimientos, logró alejarse del fuego con gran eficacia. A pesar de eso, no notó que, rápidamente, la mujer de la armadura había llegado hasta su lado y tras atravesar sus defensas y sacar su espadón, golpeó con toda su fuerza a Scarlet en el abdomen, cuyo cuerpo no resistió la presión y se dobló de inmediato. Menos de medio segundo más tarde, pudieron ver a Scarlet volar por el lugar hasta chocarse con una pared. El agujero que dejó su cuerpo fue tan grande que unas cuantas partes de la pared cayeron al suelo. Scarlet escupió sangre por su boca pero seguía viva, solo que eso había sido un impacto de verdad fuerte.

Scarlet, tras ponerse de pie, se dirige a toda velocidad a la mujer con armadura para atacarla con su espada pero esta se movió tan velozmente que la guerrera mágica no pudo atestar el golpe. La Sombra, tras ser liberada de su parálisis, se dirigió a atacar a Calíope, quien parecía distraída por el golpe a su amiga pero se da cuenta a tiempo para esquivarlo y salir ilesa. No podían ser dos las heridas. El hada trata de ayudarle a Calíope pero, una vez más, su poder falla.

Cuando Ilify vio como se transformaba, sus ojos se volvieron locos, ¡por fin! Una titánide delante de él, furioso estiró el brazo rabioso con la estirpe que acababa de llegar, intentó dar su mejor puñetazo, pero quizás no fuera la mejor opción a realizar ante un ente cubierto de hierro, y aun así hizo un esfuerzo, inclinó su cuerpo hacia adelante apretando con fuerza sus dientes, notando que sus colmillos se enfrentaban deseando arrancar aquel pescuezo a mordiscos. Los dragones también son cegados por la ira, pues una lágrima resvaló por su mejilla, su cuerpo se sentía en llamas pese a su naturaleza helada, y solo podía intentar secar su furia con un movimiento poco acertado, estirando el brazo cada vez más, ignorando lo que le rodeaba, sus ojos no podían separarse del que sentía debía ser su rival, hubiera golpeado a quienquiera que se metiera entre ellos, pues con su objetivo en mente se olvidaba incluso de respirar, de tomar aire y darse cuenta de su objetivo inicial. No tan neutral como cabía esperar de un dragón, ver aquel cuerpo artificial le clamaba en venganza el deseo de matar, si bien viendo a la humana no hubiera actuado, ni actuaría igual, su pecho se agitaba con crueldad, una brusquedad muy arraigada de algún pasado llevado en un instante al presente, un casual encuentro que pretendía apagar un fuego fuertemente encendido en el interior de un congelado témpano de hielo.

-No, simplemente no puedo hacerlo-Esos eran los pensamientos de Cursed Dawn al intentar dar el golpe a su hermana y fallar en cada intento, Platinium era del mundo que ella, sencillamente no podia.

Mientras la Dama Dragon dudaba la batalla continuaba, ahora habia mas enemigos con un gran poder y estos se posicionaban a su alrededor. Tal fue la crisis que su propia señora fue a auxiliar a una de esas decadentes guerreras de Aldelivian.

Al ver estos eventos Dawn gritó maldiciendo al destino y mientras lo hacia hundió su puño en el abdomen de su hermana dejandola inconciente. La guerrera respiraba cansadamente mientras se encontraba sola en medio de la barrera magica, queria salir y seguir peleando en lugar de su señora pero se vió inpotente ante esto, si salia la barrera caeria y con ella todo el esfuerzo que su Señora pusó en esta batalla. 

Tenia que hacer algo, rapidamente empezó a reunir escarcha en su mano y apuntando lo mejor que pudo hacia la Titanide de agua se lo lanzo.

La repentina aparición de Katherine, Hikaru y Yuuko no me sorprendió demasiado, pero sí me alegraba, pues habían conseguido salir de la barrera que las retenía. Su enemiga parecía estar temporalmente fuera de combate, un punto a favor. Por desgracia, eso dejaba más gente que proteger y la llegada de la chica con el rifle no mejoró la situación.

No fue difícil esquivar el primer ataque y propinarle un buen golpe a la titánide, lo suficiente para alejarla de la barrera. Miré a las otras dos, intentando pensar qué hacer para que se alejaran de la barrera. A pesar de que había que proteger a Kenta, tal vez me había precipitado al salir, pues me encontraba en clara desventaja contra tres titánides. Algo que se hizo notable cuando recibí los dos ataques de las otras dos. Aturdida, intenté concentrarme para poder enfrentarlas.

En ese momento, Healing Dragon salió de la barrera. Una sincera sonrisa se dibujó en mi rostro.

- Me vendría muy bien tu ayuda, creo que no podré sola contra los tres.

Katherine se fue con Yuuko, mientras Hikaru se quedó allí, echando a correr hacia la puerta de la habitación de Kenta de manera descuidada. Maldición... pensé al verla, si intentaba entrar la atacarían. Para cubrirla, ataqué a la del arma gigante.

De pronto, apareció otro enemigo, al lado de la Titiritera y atacó a Katherine y Yuuko con unas combras. Alarmada, le grité a Katherine que tuviera cuidado.

- ¡Katherine! ¡Detrás de ti!

La titiritera sonrió, no de forma graciosa si no de una mas frustrada, pero no dejaría nunca de sonreír, daba igual si estaba al borde de la muerte. -Me dejas sin aliento querido, que sepas que sera la única vez que me veas tumbada en el suelo y tu por encima. Informo antes de mirar a Hikaru. -Fue aquella humana, lo que sea que me ha hecho la ha tenido que dejar agotada. Ocupate de ella mientras recupero mis poderes, mi ejercito pronto volver a despertar, espero.

Enola comenzó a correr nuevamente pero esta vez estaba cargando para atacar, sus ojos ígneos parecían abstraídos de cualquier otra cosa que no fuese aquél momento, ese instante en el que estaba arremetiendo contra las despreciables chicas mágicas y además revelando que incluso si tenía que desobedecer una orden intentaría borrar de la faz de la tierra a una de ellas.

Aún así tenía una misión, por lo que al parecer el acto de atacar a la guerrera se limitó a un arma que flotaba espectralmente en aquella zona bajo el comando de Enola.

Poseía un arma que asemejaba completamente las herramientas humanas de guerra, de igual consistencia era el arma que flotaba y disparaba a la guerrera rubia. Sumado a ello, ella sostenía un rifle que concordaba con su apariencia violenta.

Yami, ¿están haciendo uso de mis pequeñas? Si no, para llamarlas y acabar con esto más rápido.

Dicho eso, levantó su arma y cual soldado sin piedad disparó a Hikaru, mientras el rifle flotante descargaba sin piedad su munición contra la guerrera de cabellos dorados.

Katherine se encontraba agotaba debido al esfuerzo que hizo para que Yuuko fuese auxiliada. Mientras veía sus manos rojas por la sangre, rememoró la escena que dejó atrás para saber cómo ayudar, pero fue entonces que esos dos seres aparecieron frente a ella dispuestos a atacarle. La pelinegra no sabía si arriesgarse a transformarse delante de ellos o no, por lo que optó la decisión más sensata que fue huir hacia donde ella creía que estaba Naoko, ahora Scarlet, así tal vez recibiría un poco de ayuda.

Sin esperar respuesta, intentó correr hacia donde debería estar ella para recibir un poco de ayuda o al menos tiempo para transformarse.

Cuando siente los golpes dice molesta:

- Así que así es como actúas... golpeando cuando no hay oposición posible... no sé de qué me sorprendo... muy típico de vosotros que me traicionéis

Siente los golpes y dice mientras pone una sonrisa cínica:

- Lamentareis esto... lo lamentareis de alguna forma sea como sea os hare lamentar esto

En su intento de llegar donde Kenta, se vería de pronto en medio de una batalla que no entendía nada, no sabía quienes eran esas personas, ni qué eran siquiera sólo podía ver gestos y rayos de luz, golpes, y una compañera que  los atacaba con peluches enormes. Se detuvo de golpe, intentando procesar la idea, Kenta seguía en ese lugar, estaba enfermo mientras dos facciones parecían querer desatar una guerra en medio de un hospital. 

Apretó los dientes, logrando ver por el radillo del ojo que la atacaban, pero su cuerpo quedaría detenido, sin poder moverse lo suficientemente rápido como para escapar de aquel ser que venía al rescate de quien fuera su compañera y ahora quería verlas muertas. 

Las sombras no te dejarían escapar tan fácilmente y las dos se movieron con gran velocidad después que trataras de escapar. Una de ellas trató de aprisionarte pero fuiste lo suficientemente fuerte como para soltarte y lo suficientemente veloz para esquivar el golpe de la espada oscura de la segunda. Al parecer, no te dejarían escapar tan fácilmente.

Tras varios intentos, Dawn golpea a Platinium en el abdomen, esperando que esto fuera suficiente para retenerle. Con ello, Platinium pierde el conocimiento mientras maldice a los dragones que tanto daño le habían causado.

Mientras tanto, Dawn corre hacia afuera de la barrera para juntarse con Healing Dragon.

De repente, sentiste la voz de la Reina Oscura en tu cabeza. Por alguna razón, ella podía alcanzarte.

- Platinium, vuelve conmigo. Hay algo que debes ver. Has fallado pero aún puedes enmendar tu error -.

<<It is time...>>, pensó Katherine una vez que revisara con celo que nadie la observaba.

Con sumo cuidado, el aspecto de la pelinegra fue remplazado por uno más resplandeciente, más puro e incluso más alegre, mientras el viento parecía rodearla para dar pie a un arco brillante y detrás de ella un carcaj con flechas resplandecientes listas para la batalla. La mirada preocupada era sustituida por decisión y madurez, dispuesta a enfrentar aquellas dos cosas. Sin hablar, rápidamente se dispuso a atacar a la más cercana y atenta por si podía esquivar el siguiente. Dos contra uno no sería sencillo.

siente el golpe de la guerrera dragón y como pierde la consciencia, entonces siente una voz en su cabeza, el la reina que le habla, ella asiente mientras dice.

- Si, mi reina, acudiré ante vos para enmendar este fracaso.

Decía con furia contenida por no haber sido capaz de lograr su venganza, estaba realmente molesta, pero no volvería a fallar, estaba segura de ello y se vengaría fuera como fuera

La batalla comienza a volverse más intensa mientras otra guerrera dragón llega allí. Entonces, las titánides comienzan sus ataques. Aquella que posee el látigo, lo apunta hacia la barrera pero esta vez, la barrera parece ser lo suficientemente resistente y no sufre ningún daño, entonces Lightning se repone del golpe que recibe y con su arma de trueno, se dirige a Enola, al mismo tiempo que esta trataba de atacarle, así que sus armas chocan, evitando un ataque de la una a la otra y saliendo ambas ilesas de tal posible daño. Hikaru trató de aprovechar este momento de confusión para escabullirse pero el arma flotante que había aparecido junto a Enola apuntó hacia ella y tras tenerla en la mira, disparó con toda la fuerza un proyectil negro que sacaría a Hikaru de su curso, enviándola un poco hacia atrás. Lastimosamente, eso retrasaría su llegada a Kenta.

Tras ver esto, el sonido de una flauta se hizo escuchar, se trataba de la dragona que había llegado a auxiliar a Lightning. Las sombras comenzaban a moverse y a volverse más rígidas, cuando unos grandes tentáculos parecían danzar con el ritmo de la música de su flauta y se dirigieron hacia la titánide del látigo, golpeándola a una velocidad que esta no pudo evitarlos, siendo arrojada cerca de donde se encontraba Titiritera y dejándola muy malherida. Siguiendo el ejemplo de su líder, Cursed Dawn corrió hacia afuera de la barrera y de sus manos salió disparado un rayo de hielo, pero a su vez, la titánide lanzaba su chorro de agua, ataques que se interceptaron y se anularon mutuamente, haciendo que el agua congelada cayera al suelo.

El monstruo miró a Titiritera con una sonrisa en su rostro - Eso ya lo veremos, querida. Pronto me suplicarás que te libere - y así, se dirigió hacia Hikaru.