Partida Rol por web

Sabiendo que debía guardar fuerzas, Animae meditaba sobre qué acción tomar a continuación cuando la otra titánide devoraba a la otra para su beneficio. Sus ojos azules observaban con una mezcla de asco y tristeza lo que se desarrollaba, pues si hubiese otra manera de actuar lo haría... pero no, no era posible.

Cuando Storm le habló escuchó con la atención que le era posible, pensando sobre qué hacer para terminar con esta locura. No quería matarla y no era por temer manchar sus manos de sangre; estaba segura de que "entregar su alma" por Platinium había algo más de fondo. 

-Entonces si decidiste pelear contra mí... hazlo, Storm, pero te reitero. Esta pelea no es contra tí. Así como decidiste enfrentarme a mi, yo opto con que yo no lo haré contigo... -al menos de momento.

Mirando a la nueva titánide, sus movimientos fueron tan rápidos gracias al viento que podrían pasar imperceptibles para cualquier ojo inexperto: preparó rápidamente una flecha que disparó y a una increíble velocidad lanzó otra detrás de esta, cada una con diferente trayectoria. Justo al terminar de dispararla invocó su escudo para evitar el ataque de su compañera. Tenía esperanzas de que Platinium hiciera algo con esa situación, pues aunque ella estaba involucrada ellas dos tenían un lazo en la que no podría interceder.

Nereida estaba muy mal herida, pero no podía rendirse. Había mucho en juego para bajar los brazos a estas alturas. Repitió una canción en su cabeza para intentar olvidar el dolor y arremetió denuevo contra su oponente.

De pronto, paré mi caminar amenazante y, con mi hoz apoyada sobre mi hombro, cerré los ojos con un suspiro. Una aparente calma que precede a la tempestad me envolvió. Levanté la hoz y tomé la pose que tantas veces había usado para derrotar a mis enemigos. Unas descargas comenzaron a brotar de mi hoz y envolverme, pero en lugar de despedir luz parecían hechas de la más negra magia impregnando el lugar de rayos oscuros.

Abrí los ojos y la miré directamente - es tu fin - dije con voz desapasionada como si estuviera emitiendo una sentencia. Mi rostro no revelaba ninguna emoción, sin embargo, mientras mi ataque se preparaba para terminar el combate, una lágrima resbaló de mis ojos y se deslizó por mi mejilla hasta perderse entre las chispas que me envolvían.

Cerré los ojos. No podía ver más aquello. Ya fuera porque estaba cansada o porque no quería hacerme daño, Nereida no conseguía responder a mis ataques y mi agonía no hacía más que incrementarse a cada golpe que le daba. Debía ponerle fin, nunca había deseado tanto ser vencida por un adversario, pero atrasar el final sólo alargaba el sufrimiento de ambas.

Decidida, comencé a conjurar un ataque definitivo y la miré deseando decirle cuanto lo sentía. Las palabras no salieron de mis labios ni mi rostro expresó emoción alguna. Sólo una triste lágrima dejaba ver el dolor de mi corazón.

A este paso me va a matar. Tengo que hacer algo.

Nereida puso todas sus fuerzas en un salto que le permitiese esquivar aquel ataque. Entonces vio que su enemiga estaba llorando.

Tal vez aún haya esperanza.

-Lightning, tú no quieres hacer esto! Lucha contra el mal! Te prestaré mi fuerza -dijo mientras se concentraba en intentar disipar el aura oscura que aprisionaba a la chica.

El último atisbo de bondad había permitido que Aberrant se detuviera y no atacara. Miró a Ilify mientras esbozaba una última sonrisa y simplemente abría sus brazos para recibir ese último golpe.

Ilify notó esto y pensó en retroceder, pero ya era demasiado tarde. Era el deseo de Aberrant, era su última voluntad y debía honrarla si verdaderamente la respetaba. Ilify dejó salir unas últimas lágrimas y atacó con toda su fuerza. Con su primera ataque, atravesó su pecho y agarró su corazón con fuerza, para luego destruirlo entre sus manos. Con el segundo ataque, arrancó el collar que Aberrant llevaba en su cuello y lo hizo añicos y vio cómo la titánide se debilitaba y su cuerpo caía lentamente al suelo. El dragón retiró su mano con delicadeza, casi como si no quisiera que la titánide sintiera más dolor, pero su angustia era palpable en su rostro.

La sangre se encontraba por doquier e Ilify podía ver cómo Aberrant iba a morir, pero también podía ver un último aliento de esa Aberrant que él conoció, la cual se encontraba libre del influjo de la reina y volvía a ser ella misma: esa titánide "defectuosa" cuyo corazón la había llevado a traicionar a los suyos.

La llegada de esta mostruosa titánide fue tan rápida como su extinción. Animae se encontraba decidida a no pelear con Storm y seguía atacando únicamente a la monstruosidad, al igual que Platinium, quien decidió atacarla a la vez.

Esta titánide no tuvo tiempo de moverse, ya que Animae fue bastante veloz y, lo único que pudo hacer fue mirar aterrorizada cómo la primera flecha que estaba cubierta por una ráfaga de viento atravesaba su pecho carcomiendo su piel y dejando un gran hoyo. La segunda flecha atravesó y frente con decisión, para luego se rematada por el ataque de Platinium, quien terminó de destruir su cráneo. Los minions restantes solo miraban esperando el momento de actuar, pero este momento no llegó, ya que con esos tres ataques, el enemigo había sido destruido.

Solo quedaba Storm frente a ustedes y todas se miraban sabiendo que era el momento de tomar acción. ¿Pelearían contra ella? ¿No pelearían? ¿Qué harían?

Relámpago oscuro se preparaba para dar un último golpe y este sería el definitivo. Nereida lo sabía y sabía que, si no hacía algo al respecto, moriría sin remedio. Por eso, decidió atacar pero su tridente fue esquivado por un rápido movimiento de la guerrera oscura, la cual seguía concentrada en su ataque.

Un halcón gigante de rayos se formó en la punta de su arma, un halcón cuyo poder Nereida ya conocía y le miró alarmada. Debía hacer algo, no podía morir ahí. Entonces, miró su tridente y tras mirarlo detenidamente, recordó a Poseidón, ese dios que cariñosamente le había dado sus grandes cualidades de sirena, ese dios que era calmo e imponente. Nereida sintió su poder y su luz brilló con intensidad en su corazón. Esta energía comenzó a crecer y se fue expandiendo hasta generar una fuerte ventisca.

Relámpago oscuro desplegó su ataque y Nereida su barrera, la cual neutralizó el halcón y este desapareció mientras la onda seguía expandiéndose. Relámpago oscuro podía sentir el poder de su luz y de la pureza de su corazón. Lightning sonreía dentro suyo, pero sabía que era su final. La energía la alcanzó y ella pudo sentir un gran dolor mientras toda esa energía oscura era arrancada de su interior y cuando ya no pudo más, escuchó el estallido del cristal de ese collar que la mantenía cautiva dentro de su propio cuerpo. Ahora era libre, pero sabía que no podría sobrevivir después de esto. La barrera se expandió dejando solo un gran estallido de luz a su alrededor, el cual se expandió alrededor de toda la habitación.

Cada uno de ustedes se encontraba en una situación particular, en una batalla propia que marcaría el destino de esta guerra. Cada uno de los presentes luchaba por sus ideales, por su amor, por algo que los motivaba a seguir de pie a pesar del agotamiento.

Entonces, todos lograron percibir una fuerte luz que se desplegaba de un lugar cercano, una luz que parecía hablar de esperanza y de amor. Una luz que alcanzaría hasta los rincones más muertos y oscuros de esta tierra de tinieblas. Esto hizo que desplegaran su vista del combate por un momento y miraran en dirección a donde sentían esa poderosa energía. Vieron que las paredes que los separaban de sus compañeros se desintegraban y se dieron cuenta que todos estaban en el mismo espacio, solo que fueron víctimas de más juegos ilusorios del planeta de Kal'Ahd.

Al desintegrarse las paredes, vieron que la luz provenía de Nereida, quien había estallado todo su poder espiritual en ese momento para su batalla con una guerrera oscura cuya apariencia era muy similar a la de Lightning. Este estallido de luz se expandió con fuerza y una poderosa ráfaga de viento lo acompañó, descolocándolos un poco y encegueciéndolos momentáneamente.

Al desintegrarse, pudieron ver que se encontraban en un lugar oscuro y muerto, como todo en ese planeta. Al parecer, la arena era solo una ilusión para hacerles creer que estaban a solo una habitación de la Sala del Trono, o tal vez esto también era una ilusión. Kal'Ahd era un mundo mutable en sí mismo, así que podía ser cualquier cosa.

Al mirarse, notaron que Nereida estaba bastante débil, arrodillada en el suelo y mirando a una derrotada Lightning, cuyo cuerpo se hacía transparente poco a poco. Ilify estaba con una titánide de cuernos negros y ojos verdes. Aberrant era su nombre y esta se encontraba en el suelo igualmente con su cuerpo transparente y a punto de desaparecer. Storm, Platinium y Animae se encontraban juntas, junto con los sirvientes de la dragona, pero todas parecían estar bien.

Miraron los alrededores y vieron un castillo cubierto de neblina, con enredaderas por todas partes y con muchos picos. Era el castillo donde estaba la reina, pero algo les decía que no podía ser tan sencillo.

Cuando el estallido de luz atravesó tu cuerpo, sentiste cómo la maldad era lo que te causaba dolor y así, el último atisbo de oscuridad en tu interior se desvaneció.

Sabías que morirías y desaparecerías, pero tal vez sería lo mejor. Después de tener que observar cómo tú misma lastimabas a tus amigos, lo mejor era marcharse.

Era el momento de ser libre y dejar que los demás siguieran la batalla, aunque tu corazón solo tenía el deseo de ser perdonada.

Cuando el estallido de luz atravesó tu cuerpo, sentiste cómo la maldad era lo que te causaba dolor y percibiste cómo era arrancada de tu cuerpo célula por célula.

Sabías que morirías y desaparecerías, pero tal vez sería lo mejor. Después de tener que observar cómo tú misma lastimabas a tus amigas, lo mejor era marcharse.

Era el momento de ser libre y dejar que los demás siguieran la batalla, aunque tu corazón solo tenía el deseo de ser perdonada.

Cuando el estallido de luz atravesó tu cuerpo, sentiste cómo la maldad era lo que te causaba dolor y percibiste cómo era arrancada de tu cuerpo célula por célula.

Aquel control que Scarlet había tenido sobre ti había desaparecido. Ahora recordaste con claridad tu dolor y tu pena y cómo viste morir a Arjimae por tus manos, cómo masacraste a tu madre y cómo renunciaste a tus amigas por Scarlet Bat. Tal vez lo habías hecho por voluntad propia, pero ahora podías sentir nuevamente el remordimiento de tus acciones, ya que la guerrera mágica había vuelto a despertar en ti y recordaste realmente quién eras.

A pesar de esto, tenías que tomar una decisión: tus sentimientos por Scarlet y todo lo que le manifestaste esta latente en ti, la pregunta es: ¿de qué lado te quedarás? ¿Volverás con Platinium a recordar lo que antaño tuvieron o te quedarás con el salvaje amor de Scarlet Bat y traicionarás públicamente a todos tus compañeros?

Sabías que Scarlet Bat estaba cerca, podías sentir su presencia observándolas, solo aguardando para aparecer.

El dragón dolido abrazó a la titánide, si debía morir, consolaría sus últimos segundos en su "protección", nunca matar dolió tanto, nunca acabar con alguien resultó tan liberador - duerme tranquila - susurró, propagó la frialdad de su cuerpo para helar su dolor, procurando que el frío conciliador le salvara de sufrir más. Nunca podría perdonar a una reina, que por poco o nada de corazón que tuviera, no había interactuado a favor de una hija que hizo lo imposible por satisfacerla, incluso rompiendo su propio ser. - duerme pequeño ángel caído, nunca unas alas llevadas por la maldad serán tan bellas como tus últimos suspiros, nunca un ser considerado maligno brillara con tanta belleza y bondad, no me has defraudado, fuiste tú quien abrió mis ojos ante un mundo que creía decrépito, fue tu amabilidad, la que me permitió volverme cruel, para poder ser un ángel de la muerte, por ti, blandiré mis garras como guadañas de salvación destinadas a ensuciarse para ofrecer un nuevo mundo. Quiso dedicarle unas últimas palabras, ya no podía ser amable, su mente estaba rota, y solo porque su cuerpo era de luz y de sombras por igual evitó caer en la perdición de aquel mundo titán.

-[[..."¡¡TE AMO IRISU-CHAN!!"... UNGH...]]- fue todo lo que dije antes de ver venir mi final...

Caí... oía palabras... pero realmente no escuchaba nada... solo pensaba en Irisu... -[[... ah-al fin... el alivio de la muerte, al fin voy a descansar....... dame paz Mi Iri-Chan... perdoname... ya no... pudimos... vivir juntas, como queriamos...]]- cerré los ojos...

No hay dolor, ni arrepentimiento... como dije: estoy en el Lado Oscuro por mi propia voluntad... 

Si puedo, quiero lograr que Platinum sea mi perra... pero eso es solo meramente complementerio, si se da o no, me da lo mismo...  

Si Storm muere o no ya será... pero lo que Si voy hacer antes de eso, es que... Voy a Matar a Ilify... es lo único que realmente me interesa... todo lo demás se puede ir al demonio. I=<

Si puedo, mi poder concentrado de ataque voy a lanzarlo contra el marica de Ilify... si muero, al menos me lo llevo conmigo al infierno, ya nada me importa realmente... todo por sentir el placer de chingarme a Ilify. >=)

Veo todo lo que ha pasado... -.............. mis aliadas han caído...- y fue todo lo que dije, seguí en lo mio, concentrando poder...

Nereida cayó rendida junto a lo que quedaba de Lightning.

-Lo siento, amiga. Logré salvar tu alma, pero no pude devolverte la vida. Sólo espero que encuentres la paz.

Entonces vio que su amada Aberrant estaba en el mismo estado.

-Oh, no! Aberrant! Tú también! Que cruel ha sido esta guerra!

Entonces comenzó a gatear con las pocas fuerzas que le quedaban. Quería estar cerca de Aberrant para poder despedirse.

Las palabras de Storm sorprendieron a Platinium enormemente, realmente no se esperaba aquello, había vendido su alma para salvarla. No podía ser, sin embargo, sabía que podía suceder, que podía ser cierto, pero primero tenían que terminar con aquel ser, aquella abominación. Tras varios ataques certeros fue finalmente destruida, pero algo más sucedió, una gran esfera blanca que les cegó y que les enseño que estaban en otro lugar, un lugar muy diferente al que pensaban que estaban. Platinium se quedó mirando unos momentos aquello, realmente no terminaba de entender lo que sucedía allí hasta que se percató de la presencia del resto de guerreras que parecía que habían luchado al igual que ellas.

Platinium iba a hablar con las demás cuando observa a Storm, la cual seguía allí, pese a que pensaba que no iba a estar y parecía que iba a prepararse para un ataque. Rápidamente se coloca entre Animae y Storm y empieza a caminar hacia la última mientras dice:

Porque lo has hecho… no tenías por qué hacerlo, no debiste vender tu alma por algo asi…

Se queda en silencio unos segundos mientras sigue caminando, sin mirar a las demás dice ordenando a sus sirvientes:

No dejéis que nadie le haga daño a Storm… y tu Storm detente… aunque hayas caído en la oscuridad puedes volver… la reina oscura no es dueña de tu alma ni de tu corazón…. 

Entristecido, el dragón depositó en el suelo el cuerpo fallecido de Aberrant, luchó con ella durante mucho, tan solo defendiéndose, hasta que la razón abandonó completamente a la titánide y se vio obligado a hacer lo que no deseaba.

- sus últimas palabrabras fueron para Irisu,... - le dijo a Nereida mientras se acercaba.

La sangre cubría al dragón, algunas de las heridas propias, pero la mayoría del rojizo elemento que declaraba muerte estaba en las garras de Ilify, él no utilizaba armas, sus garras eran el método con el que se autocastigaba cada vez que se veía obligado a matar a alguien, era lo mínimo que podía hacer, acoger los pecados de sus rivales y no limpiar sus manos hasta que se secara, habiendo empapado en sus carnes que seguía siendo un monstruo y que era su obligación recordar a quienes perecían en sus manos - quinientos veintitrés - dijo en un susurro hacia si mismo, quinientos ventitrés personajes a quienes había arrebatado sus últimos suspiros, de los cuales solo conocía el nombre de cuatrocientos sesenta y ocho, su pecado crecía como parca condenada a hacer algo que preferiría no hacer, solo podía preguntarse, a cuantos más debería matar por culpa de las titánides, y si bien deseó creer en ellas de nuevo, y soñó con salvar a Aberrant, su súplica quedó en eso, un sueño que le pedía que dejara de querer creer.

Su mente no hayaría descanso hasta acabar con la reina, su mirada yacía helada, postrada en el castillo, no podría volver a brillar hasta acabar de una vez por todas con aquel círculo de muertes inocentes, y si bien pensó en sacrificar su vida, para incrustar su propio corazón en el pecho de la reina, implorando se ayudar a Aberrant, ya no podía, no podía seguir queriendo perdonar a una reina déspota que únicamente veía vida en la muerte. Esa mujer que había olvidado que incluso su mundo oscuro poseía millones de cosas hermosas, alguien que había desintegrado el extraño fenómeno que antaño fue denominado como sombras danzantes, que había llevado a la perdición y la desesperación de su propio pueblo, y que mataba a billones por el bien único de ella misma. No, ni el dragón ni el humano estaban dispuestos a perdonarla, esa mujer no era un ser vivo, era solo un objeto maldito, y como tal, se aseguraría de no contarla como quinientos veinticuatro, puesto que no era él quien la mataba, ella sola se había suicidado hacía milenios.

La caída de aquella bestia fue rápida, así que Animae no pudo evitar sonreír de satisfacción sabiendo que si se lo proponían la posibilidad de acabar con el enemigo sería factible. Debía guardar energías para la batalla final, así que mientras esperaba que Storm hiciera algo hasta que sintió esa luz y energía que le embargó de paz y de pronto supo que el resto del grupo estaba ahí teniendo su propia pelea, su propio obstáculo. 

Otro juego de Kal'Ahd... pensó decepcionada y un poco frustrada la guerrera andeliviana.

Primero miró a Nereida, contenta de verla viva y que no hubiese caído ante la oscuridad... aunque con la declaración de que lamentaba solo haber salvado su alma le indicaba que esa mujer que se parecía a Lightning podría ser efectivamente ella; ver a Ilify le emocionó, pero no se acercó ni le dijo nada porque tan solo ver a Aberrant ahí hizo que su corazón se volcara y sintiera tristeza porque la titánide que tanto les ayudó a ella y al dragón de hielo acabara de esa manera, simplemente le reafirmaba que la luz y la oscuridad podían convivir en armonía... pero la reina de este planeta pensaba en otra cosa retorcida teniendo como consecuencias el sufrimiento a otros.

-Por favor, Storm-miró a la guerrera que estaba dispuesta a acabar con ella. Seguía con su idea de no pelear contra ella y quería mantenerlo-. No selles tu destino de esta manera.

Dio media vuelta, pero no era para ofender a quien consideró una aliada en el pasado y porque quería darles espacio a Platinium y a Storm. Nereida y Aberrant se encontraban frente suyo y requerían ayuda, así que cuando estuviera cerca auxiliaría a peliazul a levantarse porque quería mirar a la titánide que les ayudó. Recordó a Valerian y deseó que ese caballero oscuro estuviese bien en el mundo humano.

-Aberrant...-susurró, no sabía si podía escucharla, pero quería intentarlo-. Espero que encuentres la paz que mereces...