Partida Rol por web

Mientras consultáis vuestra información, os parece ver una sombra entrando en el edificio, a toda velocidad, justo antes de que se cerrara la puerta, cuyo mecanismo era de cierre lento. Aquel no era un buen barrio, pero tampoco es que estuviese muy transitado que digamos.

Por detrás hay varios vehículos aparcados, ninguno de ellos aparece con las luces encendidas ni tampoco está en marcha, pero esa figura no estaba en la calle antes de entrar en el vuestro, por lo que su aparición es poco menos que sospechosa.

- ¿Qué ha sido eso? - Preguntó Joy Blessing visiblemente mosqueada. - ¿Acaba de entrar alguien en casa de Mr. General? - Hizo una nueva pregunta. 

Sin pensárselo demasiado Joy descendió del vehículo, se armó con su blaster y camino rápidamente hacia la puerta del informático. Aquel hombre no estaba esperando visita alguna, eso era evidente. No debía recibirlas muy a menudo y a tener de la extensa vigilancia y sistemas de seguridad que había implementado alrededor de su guardia, tampoco quería que nadie le encontrase. ¿Qué estaba pasando? No lo sabía, pero estaba convencida de que algo malo estaba a punto de suceder. Se lo decía si instinto. 

- ¡Vamos Richard! - Le dijo a su compañero encaminándose a la puerta con la intención de tratar de entrar antes de que acabara de cerrarse. De no conseguirlo tocaría al portero automático. Debía advertir a Mr. General antes de que fuera tarde.

-¿Qué coño? ¡Vamos vamos!- miré hacia la puerta de entrada de la casa del General pero ya estaba cerrada por lo que yo no vi nada, son duda los reflejos mejorados de Joy era una gran ventaja y no tenía duda ninguna de que decía la verdad, así que sin perder un segundo e imitando a mi compañera saqué la pistola y corrí junto a ella hasta la puerta.

Después de todo lo que estaba ocurriendo un sentimiento fatalista comenzó a ganar impulso en mi interior ¿Y si el que acababa de entrar era el mismo Replicante sospechoso de asesinato y que nos había dado la tarjeta de acceso? No sé por qué, pero mi instinto me decía que sí.

Si Joy conseguía interceptar la puerta sería un milagro, igualmente y sin dudar comencé a llamar al telefonillo de manera frenética-Vamos General ¡Responde!-

Joy consiguió llegar a la puerta antes de que se cerrara, aunque para entonces, no había ni rastro de quien había entrado. Al mismo tiempo, el general no respondía al portero electrónico. Estaba allí... pero no estaba.

Tampoco se escuchaba absolutamente nada en el interior. Era como si de repente, todo se hubiese detenido, y solo quedase un silencio sepulcral.

Joy corrió escaleras abajo. No le gustaba para nada el cariz que estaba tomando los acontecimientos. Si Mr. General no respondía al portero automático, sólo podía significar una cosa, no podía. Que un asaltante rápido como un relámpago hubiera entrado en su domicilio y que ya no hubiera rastro de él, sólo podía significar una cosa. Eugene ya no estaba entre ellos.

- ¡Con cuidado, Richard! - Dijo la replicante antes de introducirse en el domicilio de nuevo y armada con su pistola.

Como solía suceder en las persecuciones que hacíais, Richard se quedaba atrás, retenido por sus limitaciones físicas y su mal estado de forma. Joy, por su parte, logró adelantarse, subir las escaleras y llegar a la casa del General, cuya puerta estaba abierta, lo cual era, sin duda, una mala señal.

Te adentraste con sigilo, pendiente de cualquier movimiento, pero no parecía haber nadie. El General estaba sentado en su silla, mirando hacia el monitor, con un paquete de patatas en su regazo y todo parecía normal, pero cuando te acercaste, te diste cuenta de que estaba muerto. Alguien le había fracturado el cuello, rompiéndoselo casi de cuajo, y volviendo después a colocárselo en su sitio, como si se tratara de una broma macabra. El General murió sin perder de vista sus monitores y sin duda, ofreciendo poca o ninguna resistencia.

Entraste en el edificio detrás de Joy, que corría como un maldito bólido, y empezaste a subir las escaleras mientras tu compañera ya estaba arriba del todo. Joder, cómo odiabas eso de quedarte atrás.

Cuando estabas a punto de coger el último tramo de escaleras, apareció una figura delante de ti y que no era Joy, pero a la que reconociste inmediatamente.

- Mierda... - Dijo en un susurro. 

No había duda alguna de que el asesino era rápido, eficaz y letal. Muy posiblemente por las características de las lesiones apreciadas era el mismo replicante que ya había actuado con anterioridad con las víctimas de Sintfood. No obstante, algo no acababa de cuadrarle a Joy Blessing. ¿Si el asesino era el replicante que les había facilitado la tarjeta magnética, porqué acababa de matar a Mr. General? ¿Había dos asesinos?

Joy se dispuso a revisar el domicilio entero. Estaba casi segura de que allí no quedaba nadie, el asesino había entrado y salido a gran velocidad. Pero tampoco podía estar segura al cien por cien.

- ¡Richard, ven aquí! - Llamó la atención de su compañero. - ¡Eugene a muerto! ¡Ven y no se separes de mi, podría estar todavía por aquí y es un asesino letal! - Le gritó para que se aproximara hasta su posición. No quería que le pillasen por la espalda o desprevenido.

Joy llegó al piso del General en un suspiro, de hecho la perdí de vista-Maldita sea, a veces querría ser un maldito pellejudo-mascullé mientras subía los escalones de dos en dos. Escuché la voz de Joy, gritando y con urgencia-¡Joder, voy!-grité entre enfadado y cierta sensación de rabia, otra vez nos cerraban las puertas. Seguí subiendo, hasta que me ví obligado a detenerme en mitad de las escaleras...

Cuando casí llegaba a la puerta del piso y tras escuchar los gritos de Joy, redoblé los esfuerzos subiendo el último tramo como si fuera casi un atleta olímpico, pero entonces me topé de bruces con aquel replicante, el que acompañaba al capullo de mi "niñera", perdí ligeramente el equilibrio y di un par de pasos hacia atrás.

-¿Y tú qué coño haces aquí?-dije levantando el arma apuntando al replicando-¿has sido tú verdad? ¡vamos levanta las manos y que yo las vea!-grité apuntándole directamente a la cabeza, como hiciese un movimiento en falso intentándome desarmar o agredir, dispararía. Esperaba que Joy me hubiese escuchado porque yo solo no tenía opciones contra él cuerpo a cuerpo...

El replicante ni siquiera sonrió. En lugar de eso, efectuó un rápido movimiento que le permitió saltar por encima de la barandilla... directamente al suelo, tres pisos más abajo, aterrizando de una pieza. Ni siquiera tú podías hacer algo así, por mucho que te esforzaras.

Pero su presencia despertó nuevas preguntas en un caso en el que empezaban a acumularse una sobre otra, sin hallar respuestas que te convencieran de que allí, no había mucho más de lo que parecía.