Partida Rol por web

Kyran asistió al nuevo enfrentamiento pensando en que Neakail necesitaba salir más de su cueva, conocer gente, ir de fiesta, hacer amigos, pasarlo bien. Eso no iba a solucionar del todo su carácter agrio, pero seguro que le servía para suavizarlo un poco. Sus ojos recorrieron el rostro del nocker y bajaron hasta su pecho. Una sonrisa de medio lado se dibujó en sus labios, como la de quien guarda un secreto para sí. Y tras ese instante de duda, siguió caminando en pos de Leonore. 

—La luz no te salvará de los peligros del Ensueño, chico —le dijo al pelirrojo, mirándolo marchar—, pero en grupo seguro que estarías más a salvo. —Sacudió la cabeza—. Además, todo el mundo sabe que los fuegos fatuos siempre siguen el camino más corto hacia el objetivo —aseguró, absolutamente convencido de lo que decía—. Si el fuego fatuo fue por aquí, este es el camino más corto. Es obvio. Pensar lo contrario es una tontería, tu quimera debe estar oliendo otra cosa o confundiendo la dirección. Déjate de bobadas y vente con nosotros.

No le hacía mucha gracia continuar a oscuras, pero no estaba dispuesto a dejar a los chavales a solas. A él no se le daba demasiado bien ser un tío responsable, salvo que se tratase del amor de su vida, su club, pero desde luego en aquel lugar él era lo más parecido a un adulto que tenían allí. Orsi no le perdonaría que no cuidase de ellos. 

—Venga, Deanna —dijo a la joven que parecía dispuesta irse también, dedicándole una mirada traviesa—, a los gatos no os da miedo la oscuridad, ¿verdad? 

- ¿Veis? Si ya lo decía yo. Huele a glamour nuevo. Y seguro que es por la Crisálida de Alice. Pero claro, os dedicáis a decir groserías y preguntas, ¿quién os manda? Con lo fácil que es no preguntar cosas a los gatos. Los gatos sólo escuchan afirmaciones, y en base a las mismas realizan sugerencias. Lo sabe todo el mundo.-dijo, profundamente frustrada, suspirando acto seguido, exasperada, al escuchar la discusión entre Neakail y Errol. 

- Al menos ahora es otro el que tiene que aguantar tanta bilis.-pensó, durante un breve instante de pensamiento egoísta, antes de volver a mirar hacia el este, por donde el pelirrojo parecía querer llevarse la linterna. Lo cierto era que, prefería caminar con luz, y se fiaba de su instinto. Su instinto decía que debía dirigirse al este, y Kyran también notaba ese olor. Sin embargo, el sátiro se dirigía hacia el lado contrario al que esperaba que fuese. La pooka rezongó, dubitativa, dando un paso más, emitiendo un bufido antes de escuchar cómo Kyran se refería a ella, sonrojándose en el acto.

-  Mierda. Esto es buenísimo. Igual que en las pelis de miedo. Separarse es la mejor idea.-dijo, apretando ligeramente los labios, en un mohín- Que conste que estoy totalmente de acuerdo en no seguir mi instinto de felina que no le tiene miedo en absoluto a los túneles oscuros y siniestros que guardan sorpresas. Y que me fio totalmente de ese maldito fuego fatuo que seguro que jamás te lleva por mal camino. -indicó, cruzándose de brazos- Así que si insistes, tendré que ir contigo. - suspiró, mirando entonces a Errol.

- Lo siento. Pero es que... En fin. Kyran es estúpidamente insulso, ¿qué voy a hacer contra eso?-concluyó. 

La quimera susurró a tu oído rápida y discretamente -Tonto del culo- dice, mientras comienza a agitarse y a elevar la voz en tu hombro.

La quimera miró a Leonore y luego a Errol -¿Pero por qué me sigue llamando Mest Hallowitch? ¿Es subnormal?- dice en voz alta. -Me llamo Mest a solas. YO-MEST. TÚ-HALLOWITCH- dice, repitiendo lentamente, como si pensara que a la Sluagh le costara entender el mensaje natural.

Para cuando Errol comenzó a caminar en la dirección contraria, escucháis su voz nuevamente. -Espera, mono.- y sigue olfateando el aire. -No tan rápido. Ellos tienen razón, me he equivocado. Creo que les debemos una disculpa- dice mientras salta al suelo y con sus ojos azules mira al resto del grupo, y hace una pequeña reverencia.

-Estáis en lo cierto, he cometido un error. Ya sabéis lo que dicen, el que tiene boca se equivoca. Lo lamento por mí y por mi mono, que a veces me hace demasiado caso. Váis en la dirección correcta- dice, y contra toda posibilidad, tenéis la impresión de que es una disculpa sincera. Luego rápidamente comienza a caminar entre las piernas de todos. -¿A qué esperas mono? apunta la linterna hacia aquí- dice y se posiciona al lado de Neakail para continuar en la cabeza del grupo.

-¿Te llamabas Neakail, verdad? Venga, ¿estás buscando un compañero con más de media neurona? Mira, entiendo lo que es estar acompañado de ineptos. Si quieres una quimera acompañante, te dejo mi tarjeta.- dice mientras pone las manos atrás y camina con grandes, rápidos y exagerados pasos, y uno de sus ojos azulados se apaga, lo que interpretáis como un guiño.

-Y ¡Ostras!- dice, mientras os toma unos instantes daros cuenta de que está continuando el juego.

Aquel ser parece estar confuso conforme a su nombre, tan confuso que ha dejado de usar verbos y todo, limitándose a pronombres y nombres propios.

^{_{-Es como te ha presentado tu amigo, el pelirrojo, ha dicho “Mest Hallowitch”.Yo soy Leonore, encantada}}- le contesto mientras camino de buen humor. –^{_{Creo que tu amigo no conoce de verdad tu nombre y se ha inventado tu nombre de familia, no debéis tener una relación muy estrecha. A veces pasa, no te sientas mal.}}

Kyran comienza a hablar de mi fuego fatuo y le miro asintiendo. O lo intento porque conforme nos alejamos del pelirrojo tenemos menos luz y creo que es él pero bien podría ser Neakail a quien miro. Incluso siento una leve congoja en mi interior. Afianza todo lo que ya pienso que ha desencadenado el ritual.

_{^{-Ostras no vale. La sílaba tras nosotros es “tros”}}- levanto un dedo. _{^{–Y aunque el señor pelirrojo ha pensado que ganaba en realidad existe la palabra trosas. Que eran como lo que se usa para portar santos, pero su función era llevar materiales entre dos. Era bastante usado en algunas construcciones grandes, o al menos hay esquemas de ello constatados. Ahora se usa menos, porque existen las carretillas que son mucho más cómodas y puede hacerlo uno solo. Entonces dos personas pueden cargar el doble con una carretilla de lo que hacían con las trosas.}}

De espaldas a los demás, las primeras palabras del sátiro me hicieron dibujar una sonrisa. Vale, la luz no me salvaría... Pero sería mejor que estar a oscuras. Y además, no planeaba estar vagando por los túneles mucho tiempo. Sin embargo, con sus siguientes palabras, una parte de mi confianza se esfumó. Quizá encontrase antes a Alice... Pero luego, ¿qué?

Lo que terminó de darme mal rollo en realidad fue la pooka diciendo que separarse era la mejor idea. Ya... Cla-ro. A ver, pensándolo bien, tampoco pasaba nada si les hacía caso y tardaba un poco más, ¿no? Después de todo, no iba a salvar a la cría si a mí me mataban. O algo peor. Estaba ya buscando una excusa para darme la vuelta e ir con ellos... Cuando escuché a Mest hablar. No apunté la linterna en su dirección cuando lo dijo. En lugar de eso apreté los dientes un instante, negando con la cabeza, y me acerqué un poco para oír a la que sólo susurraba. ¿Sabes qué sería divertido? Llevar a esa de farra a un buen local con música a todo trapo. Tras oír lo que dice suspiré.

—Yo no he pensado eso —afirmé con seguridad, enfocando la linterna en su dirección.

—Mirad, voy a haceros el favor de ir con vosotros —concedí al final, caminando de nuevo hacia allí—, porque como vayáis sin luz sois capaces de tener a Alice delante y pasar de largo. —No porque Mest ahora diga haberse equivocado, o porque ir solo de repente no parezca tan buena idea

A lo del juego decidí no contestar. Trosas. No tenía ningún problema en inventar palabras yo también, pero entonces el juego era otro bien diferente.

—¿Y vosotros cómo habéis acabado en esta movida?

Y, para bien o para mal, sentía que se salía con la suya. La congoja interior que albergaba su mayores temores, se removía por dentro y le generaba unos huracanes que nunca verían en el exterior. ¿Y si se estaban equivocando? Sea como fuere, la idea de seguir al pelirrojo no le parecía mejor. Así pues, estaba siguiendo la que le parecía la mejor opción, al menos en ese momento y bajo esas circunstancias. 

Escuchaba los comentarios del resto, incluso los de Mest, que ahora de súbito se disculpaba y se ofrecía a acompañarle. No necesitaba acompañantes y menos de esos que eran tan bocas. El nooker le mira de reojo, para acabar diciendo algo con el que bien podían darse todos por aludidos.

- Mejor nos guardamos las charlitas de té para luego. Todos - dice en susurros, para todos.- Ahora vamos a estar atentos. 

—Tsk. —Con un chasquido de lengua Kyran declaró toda su opinión sobre el cambio que daba la quimera.

Negó ligeramente con la cabeza y ralentizó el paso hasta que Deanna se puso a su altura. 

—Así que insulso, ¿eh? —dijo en voz baja, con media sonrisa traviesa. Le guiñó un ojo, aunque tal vez el gesto se perdiese en la penumbra del pasillo, y pasó un brazo por encima de sus hombros para caminar a su lado algunos pasos—. Mejor que vengas, preciosa. Podría necesitar que me protegieras. 

La soltó enseguida, aún recordaba al viejo Measgaichte y cómo le disgustaba que lo tocasen demasiado rato. Y no quería llevarse un zarpazo. Luego miró al pelirrojo y se encogió de hombros. La pregunta le pareció algo tonta, así que pensó que tal vez el chico sólo quería hacer amigos o hablaba para espantar el miedo. Sus ojos ambarinos adquirieron cierto brillo mientras lo miraba con interés. 

—La baronesa pidió ayuda a Orsi y él a nosotros. No es una historia muy larga. ¿Y tú?

Sí, había escuchado la protesta de Neakail, pero si le hiciera caso a cada vez que el chaval gruñía por algo no podría hacer nada en la vida, así que la ignoró. A esas alturas cualquiera que pudiera oírles ya lo habría hecho. Pero sí que miró alrededor con atención, haciéndole caso en eso. 

- Pero... ¿Entonces?- profirió, titubeante, al ver cómo la quimera que tenía el pelirrojo por mascota dudaba y cambiaba de dirección, enarcando una ceja, mostrándose abiertamente en desacuerdo con lo que decía percibir. Pero no sería ella la que se aventurase sola. La que retrocediese sin luz. Además, había una pequeña parte de si misma que pensaba que si aquel no era el camino correcto a Neakail iba a escocerle, y aunque estaba preocupada por Alice, era difícil, muy difícil, renunciar a la posibilidad de ver esa cara.

Suspiró, resignada y hastiada, esbozando sin embargo una sonrisa al ver a Kyran acercarse- Totalmente insulso...-dijo, estirando las palabras y entornando los párpados, sintiendo su fornido brazo sobre los hombros mientras lo rozaba con la frondosa cola, antes de que la volviese a soltar, dejando a su alrededor aquel fuerte olor almizclado que percibía en él, como un dulce recuerdo que al menos la complacía lo suficiente como para disimular que estaba asustada. 

- Pues yo, sólo vine a dar un paseo.-respondió ante la pregunta de Mest, ignorando de igual manera las advertencias de Neakail. Cualquiera, a estas alturas, debía haberlos escuchado. Callarse no tenía sentido. 

Desvié la mirada y la linterna hacia los ojos de Neakail al oírle hablar. Luego volví a mirar y apuntar al frente. La verdad, me gustó que el sátiro pasase de sus órdenes y no sólo me respondiera, sino que me preguntase a mí. Me sentí mejor aún al ver que lo hacía también la pooka. Al menos en la desobediencia no estaba solo. Me encogí de hombros antes de responder.

—Creo que la baronesa no confiaba que con pedirle ayuda a Orsi bastase —expliqué—. Vamos, que por lo que sé le ha pedido ayuda a Corte Luminosa y Oscura, a barones de todas partes... Y prácticamente a un barrendero que pasaba por ahí. Debe estar un poco desesperada. Por suerte para ella, Fawda y yo pensamos en la pobre Alice más que en la propia baronesa y decidimos echar una mano —dije, diciendo lo justo para que quien quisiera entender, entendiese.

Tras caminar un poco más, podéis ver algo de claridad a unos metros más adelante y a medida que os adentráis, véis como el túnel se ensancha en un espacio semi-circular de bastante mayor tamaño. El techo de esta bóveda subterránea está varios metros arriba y en el centro exacto hay un agujero por donde un sobrio rayo de sol cae diagonalmente hacia el suelo. Pequeñas partículas de polvo y tierra flotan a través de la luz, lentamente atravesando el brillo hasta sumirse en la oscuridad alrededor. Este espacio está construido también en roca y huele a viejos recuerdos olvidados, a esas porciones de vuestra memoria que sabéis que están allí pero a las que no podéis acceder.

Frente a vosotros se abren tres alternativas, una en cada dirección cardinal: la primera entrada está frente a vosotros, atravesando el espacio; es oscura y difícil de distinguir del túnel en el que estáis. Hacia vuestra izquierda, se abre otro camino, también sumido en las tinieblas, igual de silencioso y tétrico. Finalmente, la opción de la derecha es la única que podéis descartar: varias rocas de gran tamaño y apiladas han bloqueado este acceso. Y a juzgar por su aspecto, esta pila de rocas lleva un buen tiempo allí, si es que eso tenía algún sentido para este pedazo del ensueño.

El silencio también cambia en este sitio. En lugar de ausencia de ruido, podéis percibir pequeños y débiles repiqueteos, ruidos grumosos y golpes apenas audibles en la rota, como de patas o pisadas de criaturas muy pequeñas. No obstante, no podéis ver nada, y el olor del rastro de glamour parece perderse un instante en este aire lleno de extrañas reminiscencias místicas de las que no estáis seguros sea una buena idea explorar.

-Vale. No te funciona bien el cerebro- responde Mest solamente, mientras continúa caminando con la barbilla en alto, y el mismo brillo en sus ojos.

Camina en silencio, obediente a las instrucciones de Neakail. Cuando llegáis al espacio abierto, olfatea el aire audiblemente, se empina y luego dice con tono grave. -Es hacia allí- dice señalando hacia la puerta del frente, y empezando a caminar impacientemente en esa dirección.

La quimera de Errol tenía razón. El olor era distinguible en medio de todos esos atractivos aromas, y continuaba hacia el frente sin desviarse. El rastro estaba claro y tenías la impresión de que el Fuego fatuo probablemente estaba en esa dirección. Si manteníais el paso, quizás podríais alcanzarle.

Y sin embargo... sin embargo, la otra alternativa era igualmente atractiva. ¿Qué habría allí? ¿Qué secretos albergaba esta red de túneles y pasadizos? ¿Quizás hubiese un tesoro igualmente valioso de aquel lado? era difícil sacarse esos pensamientos de la cabeza justo ahora.

Esta vez parecía que Mest decía la verdad. El olor era distinguible en medio de todos esos extraños y poco atractivos aromas, y continuaba hacia el frente. Aunque todo el lugar tenía aquella esencia, era más frente siempre hacia el frente e incluso parecía que se fortalecía un poco.

Y sin embargo... sin embargo, la otra alternativa era igualmente atractiva. ¿Qué habría allí? ¿Qué secretos albergaba esta red de túneles y pasadizos? ¿Quizás hubiese un tesoro igualmente valioso de aquel lado? era difícil sacarse esos pensamientos de la cabeza justo ahora.

Mis ojos se debaten entre las tres alternativas, vagando de una a otra sin poder decidirme. No podía asegurar al cien por cien cuál era el camino, pues el maldito fuego fatuo no había querido esperarme. Culpa del primo de Neakail, ya hablaríamos con él y con la baronesa más tarde.

Si una alternativa está cerrada, quedan dos… Pito, pito...

^{_{-No sé, yo creo que podríamos probar ese camino. Parece interesante}}- señalo el camino de la izquierda, entrecerrando ligeramente los ojos tratando de distinguir algo en su interior, sin mucho éxito^{_{. –Quizás encontremos algo útil y divertido, yo iría por allí, sí, sí, seguro}}- doy un par de pasos hacia la izquierda aunque Mest no-Hallowitch decide ir hacia el otro lado.

Seguí caminando junto a los demás. De vez en cuando tarareaba una canción por lo bajo, como si estuviéramos en un entorno de lo más normal. No iba a seguir en silencio sólo porque estos tíos no supieran hablar sin discutir. Vale que había otros motivos, como lo que pudiera oírnos... Pero qué narices: ya íbamos anunciando nuestra presencia con una maldita linterna.

Al llegar a aquella especie de bóveda alumbré alrededor. Luego desvié la mirada hacia el agujero por el que entraba la luz y por un momento sentí la tentación de esquivar precisamente el rayo de luz que se colaba. Sin embargo, al final hice exactamente lo contrario: me puse justo debajo y miré otra vez hacia arriba, buscando que la luz me diera exactamente en el ojo, a ver si veía el sol... O cualquier cosa en general.

Escuché desde ahí a Mest y apunté con la linterna en esa dirección. Luego apunté hacia la otra caverna y dudé durante un instante. Sin embargo, me bastó oír a Hallowitch para replanteármelo. De repente, una oportunidad para demostrar ser el madura. Otra. Parecía mentira, pero este grupo no paraba de dármelas.

—Camino interesante, que quizá tenga algo útil y divertido... —dije poniendo una mano con la palma hacia arriba. Luego puse la de la linterna al lado, como si fuera una balanza—. Camino interesante por el que huele a glamour del nuevo—concluí mientras bajaba la primera mano y subía la segunda. Luego caí en que debería ser al revés, pero también en que probablemente ninguno se diera cuenta. O pensarían que hablaba como si ganase lo que estaba arriba. En cualquier caso, hice un gesto hacia el camino del medio, acercándome allí, y luego otro con la cabeza hacia Neakail.

—¿Esta vez no vas a hablar de traición, o eso es sólo para los tíos?

Si lo que decía Errol era cierto... a lo mejor el otro camino también tenía cosas interesantes y divertidas, cosas que pudiesen ayudar de alguna manera. Nunca se sabía y de eso se trataba, ¿no? investigar todas las alternativas. Era una posibilidad tan, pero tan atractiva. ¿Qué habría allí? ¿Qué secretos albergaba esta red de túneles y pasadizos? ¿Quizás hubiese un tesoro igualmente valioso de aquel lado? era difícil sacarse esos pensamientos de la cabeza justo ahora, y más con lo que había dicho el Clurichaun.