Partida Rol por web

-¡C-Cierto! Mañan es el festivaaal...- Eby baja un poco su tono de voz y para cuando finalmente se separa de Joshua la pobre limo comienza a pasarse las manos por la cabeza de forma un tanto exasperada y nerviosilla. -¿De verdad vendrás?- Eby levantó sus ojitos emocionada. No es que desconfiase en Joshua, simplemente le ilusionaba muchísimo la idea de que le pudiese estar observando su mentor. Las palmaditas en la cabeza de remate no hacen más que ensanchar su ya de por sí gran sonrisa mientras que asiente con algo de efusividad a sus palabras y a su propuesta.

-¡He conocido a muchas buenas personas y amigos! Saori, Ryûsei, Ao y-y... ¡Los demás! Hay unos chicos nuevos que aún no conozco mucho pero parecen buenos.- Eby prefirió dejar completamente de lado todo el tema relacionado con los villanos e incluso los roces que sus compañeros han llegado a tener, al menos de momento, pues no quiere empañar la oportunidad de estar con Joshua con pensamientos negativos. No después de lo que se había sentido una eternidad sin él. -Y-yy... He estado entrenando mucho para poder ser tan buena heroína como Joshua-san.- Levanta su mirada hacia él con los labios apretados y una expresión determinada. Realmente lo idolatra, aunque aún quedan preguntas ciertamente más importantes...

-¿Qué vamos a comer? ¿Dóndeee?- Comienza a imaginarse las posibilidades... Y si bien es cierto que gelatinas, flanes y otros tipos de comidas soliquidas se presentan... También se le pasa por la cabeza fideos y hamburguesas. Después de todo no es que no le gusten, pero... Igual da un poquito de asco al resto el ver la comida semi digerida a través de ella.

Al final reí levemente dejándome tomar de la muñeca por la chica, asintiendo y empezando a correr tras Chika para no ser arrastrado, conforme con la idea de que quisiera descansar el día de hoy yendo a aquel restaurante recién abierto.  Los dos fuimos lo más rápido posible para llegar... pero enfrente de aquel restaurante nuevo... bueno... "enfrente"... -¿El restaurante, o la cola de gente?- no pude evitar preguntar para que especificase que era más grande, riendo un poquito para quitarle peso al asunto... aunque se notaba que a la chica le había decepcionado -Si... a este paso podremos comer a la hora de cenar... de mañana...- dije suspirando levemente, aunque manteniendo el sentido del humor para que Chika se relajase.

Andaba pensando que podíamos hacer... tal vez llevarla a comer a otro lugar e invitarla para animar a Chika, o quizás hacer otra cosa diferente con ella... Pero entonces, una voz que reconocí y puso mi rostro serio de repente interrumpió todos mis pensamientos, haciendo que me girase para mirar con cierta frialdad al chico que había llamado mi atención. Él me saludó... pero yo me quedé unos segundos en silencio mirándole -Kitao-san...- le saludé de forma breve y fría... lo cual obviamente por como suelo ser normalmente, ya dejaba claro que este chico no me caía bien.

 Ver como declarabas la finalización de tu rutina sacaría una pequeña risa a Ciel, quién recibiría la sombrilla con un asentimiento de cabeza a modo de agradecimiento mientras te escuchaba.

 -Bueno, en teoría son los mismos quirks, pero parece que la mutación de vampiro puede variar dependiendo de quién la despierte -comentó cuando comparaste su poder con el de su padre. -. Él me contó que aprendió a ser resistente al sol a los 12 años: mi hermana, que despertó su poder a los 6, repentinamente ya se había acostumbrado luego de un par de semanas... -ahora que lo pensabas, su hermana también estuvo presente en tu casa durante la visita de Dracula, y no parecía preocupada en lo más mínimo por la luz solar. -. He intentado adaptarme desde antes de entrar a la U.A., pero parece que mi cuerpo aún no quiere aceptar que tiene que tomar sol de vez en cuando -añadió bromista. -. Bueno, no sabría decir si All Might sería acertado: tengo más fuerza que muchos, pero estoy seguro de que ni siquiera mi padre podría contra uno de sus puñetazos -aseguró antes de mirarte fijamente cuando mencionaste lo del bloqueador solar, momento durante el cual mantendría cara de circunstancia: algo te decía que no se le había ocurrido, o tal vez el resultado no había sido muy agradable de recordar... -. Realmente no es tan fácil... Mi padre es muy estricto con estas cosas, y dijo que si no lograba un buen desempeño en el festival consideraría llevarme al extranjero para estudiar allá... -confesó, agachando un poco la mirada a pesar de aún mantener esa sonrisa suya, a pesar de que su tono era otro. -. Honestamente no se que tipo de lugar sea, pero definitivamente no quiero ir a un lugar que me convierta en mi padre...

 Tus palabras servirían para sacar a Hiroshima de su estado de decepción, remplazándolo por uno de puchero como un niño que no quería aceptar algo como un "luego", al menos hasta que apareció tu hermano y volvió su sonrisa natural.

 -Vaya lastima -comentó tu hermano al escuchar como sus planes de ir al arcade fueron frustrados, aunque tu reacción sobre si estabas en una cita le sacaría una leve risa. -. Oh, no es nada, es solo que me preocupaba que estuvieses con el pelirrojo y con él a la vez: no debes abusar -bromeó dándote un par de codazos con una risa antes de añadir. -. Precisamente, quería descansar un poco luego de tanto entrenamiento. El resto seguramente esté haciendo lo mismo -explicó antes de que se le ocurriese una idea, algo que se reflejaría en su cara. -. ¡Ah! Ya se: ¿qué tal si vamos los tres por un helado? Así podremos hablar un poco más juntos.

 -¡Sí! -saltó Hiroshima de inmediato, visiblemente emocionado. -. ¡Helado, helado, helado! -y sin que siquiera hubieses aceptado o no, él ya empezaría a marchar hacia donde suponía estaba la heladería.

 -Es hacia el otro lado -le señaló Kenzo soltando una leve risa, momento en el que Hiroshima se daría la vuelta y seguiría como si nada. -. Es bastante gracioso -comentó tu hermano en buen tono. -. ¿Vamos?

 La heladería, a diferencia del arcade, se encontraría mucho menos poblada por personas: habían otros clientes, pero al menos no había una fila de más de tres personas para pedir, y habían varias mesas disponibles en las cuales podrían tomar asiento luego de ordenar.

 -Aaahhh... -llegado el momento de que ordenasen, Hiroshima se quedaría embobado viendo un cartel detrás de la barra donde promocionaban un helado enorme, con muchas bolas y complementos de esos que solo un glotón podría acabarse solo, aunque no decía nada al respecto: simplemente se quedaría allí mirando, casi babeando, mientras esperaba que ustedes ordenasen.

 -¿Qué quieres pedir, Yume? -te preguntó Kenzo, sacando una tarjeta de crédito dispuesto a pagar.

 El enarcamiento de ceja momentáneo de Eraser a la vez que te dedicaba una mirada de reojo fue notable, percatándose seguramente de inmediato del hecho de que estabas hablando en tu forma gatuna a pesar de que no comentaría nada al respecto antes de volver al computador.

 -Precisamente, estoy haciendo los arreglos para mañana... -explicó, siendo que si echabas un vistazo a los documentos que manejaba en la pantalla podrías ver horarios, zonas de guardia, ubicaciones para puestos varios... Aunque nada referente a las pruebas del festival.

 Tras aquellas declaraciones luego de su pregunta, el hombre correspondería también con un silencio considerable antes de finalmente cerrar algunos de los documentos del computador, y apartarse del escritorio con su silla con ruedas para poder girar a verte.

 -No tienes que preocuparte por pagarme nada, se que lo harás cumpliendo con tu objetivo. Yo solo vi a un gato con potencial, y lo ayudé a ponerse en la línea de salida con el resto: ahora solo depende de ti que tan lejos quieras llegar -aseguró antes de recostarse en el espaldar de la silla, dejando caer la cabeza hacia atrás para cerrar los ojos tras mirar un poco el techo. -. Aceptaste a tus compañeros, y te estás aceptando a ti mismo: Hablas, y te ves más grande que las otras veces...

 El chico, que hasta el momento había permanecido sin palabras, seria incapaz de quebrarse en llanto al verte sonriente nuevamente, prácticamente saltando de la cama para caminar rápidamente hacia ti y abrazarte sin ningún cuidado.

 -¡Saori! -gritó tu nombre notablemente afectado por aquello, seguramente tanto como tú con la diferencia de que él no lo disimulaba. El contacto de su cuerpo con el tuyo te transmitiría de inmediato aquella sensación cálida que hace tanto tiempo te había traído paz y tranquilidad, una sensación de seguridad que te decía que todo estaría bien y que no tenías nada que temer. -. ¡Estás aquí! ¡De verdad estás aquí...!

 Makuro no se había contenido en lo absoluto en romper en llanto, al menos durante los primeros segundos tras los cuales se apartaría un poco del abrazo si no se lo impedías, restregándose rápidamente los ojos con el brazo para limpiarse las lágrimas y entonces corresponder tu sonrisa.

 -Yo también me alegró de verte... -respondió, antes de mirarte más detenidamente durante unos segundos antes de regresar toda su atención a tu rostro. -. Has cambiado mucho desde la última vez que te vi, pero a la vez sigues viéndote tan... -deteniéndose entonces, un ligero rubor se mostraría en su rostro antes de soltar una leve risa y apartarse, regresando a tomar asiento en la cama para dar un par de palmadas junto a él, invitándote a sentarte. -. Nunca dudé de que vendrías a verme...

 -Por supuesto que iré, ¿por quién me tomas? -respondió bromista antes de escuchar con suma atención tus experiencias en la academia: las personas que habías conocido, tus puntos de vista sobre ellos, y tu arduo entrenamiento por convertirte en una heroína. -. Vamos, vamos, no tienes que ser como yo, ¡tú serás mucho mejor! -aseguró con una amplia sonrisa, antes de que empezasen a marchar y mostrases tu interés por saber lo que iban a comer. -. Conozco un buen lugar, ya verás -aseguró Joshua mientras te llevaba por algunas calles de la ciudad.

 Acabaría entrando en un pequeño local en medio de una calle comercial, siendo recibidos de inmediato por el cocinero tras la barra en la cual podrían tomar asiento. A esa hora no parecían haber más clientes, por lo que prácticamente tenían el lugar para ustedes solos. Se trataba del típico local de comida, con aquel toque familia y acogedor que difícilmente tenían los restaurantes más grandes y reconocidos.

 -Él es el señor Ming. Trajo recientemente el negocio de su familia a la ciudad para intentar expandirse -te explicó Joshua presentándote al cocinero, quién haría una respetuosa reverencia a ambos antes de acercarles las cartas del menu. -. Puedes pedir lo que quieras, tengo algo de dinero de sobra -aseguró con una sonrisa.

 -¡Pues la fila de gente! Aunque el restaurante también parece tener un buen tamaño -respondió Chika sin contener una leve risa por tu comentario, teniendo que contener otra para fingir molestia mientras te daba un pequeño golpe en el brazo sobre tu afirmación de comer en la cena de mañana, un pequeño momento de risas antes de la aparición del chico rubio. La peliazul seguramente no le conocía de nada, pero incluso para Chika seria obvio que tenías historia con él, uno no muy buena... -. Yusio-san, ¿conoces a este chico...? -quiso preguntar intentando romper la fría incomodidad que hubo luego de que ambos se "saludasen" con sus nombres.

 Aquella expresión en Kitao permanecería durante unos segundos antes de esfumarse con una pequeña risa, momento en el que le chico adoptaría una posición más relajada y una sonrisa de amabilidad y confianza.

 -Diablos, supongo que las cosas no han cambiado  -afirmó el rubio antes de fijarse momentáneamente en Chika, antes de mirar entonces la gigantesca fila y su destino, volviendo entonces su atención a ti. -. Conque quieren ir al nuevo restaurante, ¿no? Las inauguraciones siempre son algetreadas, pero yo conozco a los dueños. Si quieren pueden acompañarme: nos dejarán entrar de inmediato y podremos comer algo juntos.

 -¿¡De verdad!? ¡Pero claro qué... -se emocionó de inmediato Chika, segundos antes de empezar a recuperar la compostura aún algo preocupada por tu reacción ante la presencia de aquel chico. -. Ejem, digo... Podríamos aceptar la oferta... Solo si Yusio-san está de acuerdo -añadió, dirigiendo su mirada hacia ti a la espera de tu decisión.

 Realmente llevabas mucho tiempo sin ver a Kitao ni saber nada de él, por lo que no te resultaba particularmente sorprendente que ahora intentase hacerse el bueno contigo, aunque realmente no era como si pareciese preocupado por enmendar el pasado: era más bien como si lo ignorase completamente y quisiese pasar el rato como si nada.

-Hm...hay una chance de que sencillamente no puedas. No puedes cambiar la genética de tu quirk.

Sora se cruzó de brazos, sonriente.

-¡Pero no deberías dejar que esa idea te limite! Hay buena chance de que puedas, y si no, debería haber formas de sortear eso. Será un desafío actuar en el día, pero, no más que el ejercer como héroe graduado a diario. Y...¡quizá no cambies el clima de un golpe pero, parece que tienes un kit bastante amplio de habilidades! ¿Haces cosas como uhmmm controlar sangre, o volverte niebla?

Pensó un momento.

-Tú y tu padre no parecen divertirse mucho juntos. No he escuchado de él como héroe, ¿como es?

—¡Que Muto-kun no es mi novio! —exclamé poniéndome las manos en la cintura. Las mejillas me ardían, aunque no estaba segura de si era por enfado o por vergüenza—. Solo somos amigos.

Luego, mi hermano nos invitó a tomar helado, lo que me sacaría una sonrisa. Antes siquiera de que yo pudiera contestar, Hiroshima ya estaba corriendo, lo que me hizo reír. Y su cambio de dirección posterior aún más. —Sí. Es un chico muy divertido y muy bueno. —Todavía recordaba el buen gesto que tuvo cuando yo me encontraba mal—. Vale —asentí, y caminé con ellos en dirección a la heladería.

—Estoy muy nerviosa por el festival —dije de camino—. ¡No me puedo creer que esté a punto de participar por fin! ¡Y además tú también vas a estar! —Él sabía muy bien la ilusión que me hacía. Quería participar desde pequeña—. Es una oportunidad única, y habrá tanta gente mirando… ¿Tú no estás nervioso?

Luego, en la cola, sonreí al ver cómo Hiroshima miraba el cartel. Era como un niño grande.

—Ya sabes: Mis favoritos son los de fresa —contesté sonriente.

-¿Lo estoy? - se miró a sí mismo pues no había notado el crecimiento- oh, lo dices por lo de hablar, ciertamente... hhhuhhh... en otros momentos...

...Tomé decisiones precipitadas, y te hice pasar por situaciones difíciles o incómodas. -Su cola se acomodaba como un signo de interrogación. 

-Has estado un tanto distante ¿Hay algo que te preocupa?

Koizuma fue al asunto en cuestión, ya que en parte le hacía sentir intranquilo la forma en que su mentor adoptó una posición lejana. -Si es algo en lo relacionado a que ya que tengo un hogar en la U.A. eso no quiere decir que olvide que tú eres parte de él para mí, y para todos en el 1-A.

Hizo un silencio mientras pensaba.

-Mañana y los días siguientes me gustaría saber si aparte del deseo de ser un héroe he logrado progresar lo suficiente como para tener también las habilidades necesarias, si logro que lo veas entonces ya seré más independiente pero no tan solitario.

...y tal vez algún día sea de más utilidad contra esos tipos que nos atacaron dos veces.

Eru todavía tenía en mente ambos incidentes, así como lo sucedido a sus compañeros, y a los desconocidos.

-No sé si pueda ser mejor que Joshua-san...- Comenta con un tonecillo de voz bajo, aunque para nada triste o desanimado. Para ella Joshua era lo máximo, y con lo simple que es la pobre muchacha pues... Tampoco espera llegar ser mucho más de lo que él es y representa. Si All Might es el pináculo del heroísmo, a este punto Joshua es el pináculo para Eby. Tampoco tuvo mucho tiempo para continuar el tema de todos modos, pues cuando el anciano pasó a mencionar un buen lugar para comer la muchacha no pudo evitar mostrar un brillito de expectación en sus ojos. -¿Dónde, dónde, de qué?- 

Preguntaría entusiasmada y la mayor parte del trayecto la pasaría haciendo preguntas sobre las mil y un maravillas que podría degustar. Ya para cuando llegan... Ni siquiera parece decepcionarse por lo simple del local, sino que al contrario, se emociona al verlo y el aroma de la comida simplemente la enamora. Aunque claro, no es que haga falta mucho para contentarla de todos modos... 

-¡Ohayo, Ming-San!- Saluda Eby con un tono entusiasta mientras hace una reverencia, sin mostrarse nerviosa ni tampoco cohibida ante el mismo. Al parecer sí que le ha hecho bien la experiencia de compartir con más personas, eso y su amor por poder probar esa deliciosa comida que olfatea. Luego comienza a revisar el menú cuando Joshua le comenta sobre poder pedir lo que quiera... -¿Tako... Yaki...? Mira a Joshua con expectación y mucha ilu. No tiene idea de lo que es, pero le suena guay. También le encantan las sopas de fideos desde que Joshua le dio de comer cuando la liberó, eso lo sabe él.

Me encontraba limpiando mis ojos debido a las lágrimas que desbordaban por el vaivén emocional al que estaba sometida cuando de pronto me sentí rodeada de unos brazos tan familiares que no se contenían en absoluto. Abrí mis ojos por mera reacción instintiva, pero al notar qué era lo que había pasado no pude evitar sollozar más y corresponder sin temor a que se desataran mis poderes porque sabía que nada malo pasaría. Ya me había sentido tranquila anteriormente y era consciente que había mejorado en el uso de mis poderes, pero esta sensación que provenía de mi infancia era nostálgico, melancólico...

Cálido. Sí, cálido, por más irónico que fuese. Al mismo tiempo que había más lágrimas también emergió una pequeña risa que provocó que me refugiara en él, aunque no había algún movimiento o intenciones ocultas porque al final estaba con Makuro y él estaba vivo. Lo escuchaba hablar, pero la voz no llegaba a mí debido a que aún continuaba con una tormenta de emociones que mezclaban el alivio y la alegría. No creí que fuese a reaccionar así, tal vez había contenido mucho... sí, eso debía ser.

Al notar que él iba a tomar distancia hice un poco de esfuerzo para no romper el abrazo; sin embargo, sabía que no podíamos quedarnos así para siempre y por lo mismo al final lo liberé. Aproveché para seguir limpiando mi cara, debía ser un enorme desastre aunque en ese momento no me importaba en absoluto.

-T-tú también haz cambiado-admití, riendo un poco mientras caía en cuenta que los dos crecimos, pero percatarme que estos años fueron totalmente distintos para ambos provocó que por un breve momento lo observaba con tristeza. Aún así, ese gesto lo eliminé rápido para luego aspirar hondo y fruncir mi ceño-. ¿Viéndome tan... qué? ¿Eh?

Reí y sin tardar me senté a su lado y mis pies colgaron de la cama solo por unos centímetros, así que comencé a balancearlos un poco mientras encogía mis hombros y continuaba limpiando mi cara.

-Claro que vendría a verte, Makuro. Disculpa por haber tardado, se presentaron muchas cosas y por eso pude hasta hoy.. sé que no es pretexto, pero, pero...  aquí estamos-dije, riendo un poco nerviosa mientras veía al suelo. ¿Todo podría ser como antes?-¿Te han tratado bien aquí? ¿Estás comiendo? Más te vale que estés comiendo bien.

Si, le conozco...- respondí brevemente a mi amiga... en el fondo apenado porque hasta hace unos momentos estábamos riéndonos de la cola que nos tocaría aguantar, y que ahora todo se había enfriado de golpe debido a la presencia de Kitao-san frente a nosotros.

Me quedé un poco más en silencio, hasta que él se puso a reír... mientras que en cambio por mi parte no, yo permanecí con el rostro serio. Realmente no estaba diciéndole absolutamente nada, simplemente como mucho asentir cuando preguntó lo del restaurante por pura educación y ya esta.

Le escuché decir aquella oferta de comer juntos ahí dentro saltándonos la cola porque conocía a los dueños. Sinceramente por mi parte, preferiría comer después de aguantar tres horas de cola que comer con él... No se porque él parecía estar haciendo como si nada hubiera pasado entre nosotros... mientras que yo recordaba bastante bien lo mal que lo pasé por su culpa de pequeño. Chika delató su entusiasmo por su oferta y era evidente que quería comer con él -De acuerdo... gracias- dije de forma seria asintiendo levemente y agradeciéndole el ofrecimiento. Solo aceptaba la oferta para no romper la ilusión de mi amiga... aunque eso significase comer con mi ex-mejor amigo.

 -Supongo que es una posibilidad -concluyó Ciel sobre la idea de que no llegue a desarrollar resistencia a la luz solar, sin verse particularmente negativo al respecto, escuchando entonces como intentabas darle ánimos al respecto revelando tu curiosidad por sus habilidades. -. De momento no tengo nada de eso: tal parece que un vampiro no despierta sus verdaderos poderes hasta haber bebido sangre humana directamente, y no estoy listo para eso. Creo que el primer mordisco de un vampiro debe ser especial, ¿si me entiendes? -el chico realizaría entonces un cuestionable alzamiento de cejas, antes de soltar una risa y volver a su expresión más natural.

 Seria entonces que preguntarías por su padre, lo que provocaría un notable cambio en la mirada del vampiro. No parecía triste ni molesto, e incluso su sonrisa permanecía, pero su mirada era distinta, más distante.

 -Es... complicado. Si tuviera que compararlo con alguien, seria con esos vampiros de los libros que se creen por encima de todos únicamente por su raza: dice que los vampiros somo seres nobles por encima de los humanos, incluso ahora que casi todos tienen quirks -llevándose una mano a la barbilla para pensar, añadió. -. Aún así, creo que es una buena persona, solo es... excéntrico. Una vez incluso mencionó que, acabando sus estudios, estuvo apunto de convertirse en un villano. Quiero pensar que es estricto conmigo para que no cometa errores, pero algunas veces puede ser un poco... excesivo... -aquella mirada seria permanecería en su rostro unos segundos más antes de volver a relajarse, mostrándote una sonrisa de las suyas mientras volvía toda su atención a ti. -. ¿Y qué hay de ti? ¿Como es Lancelot como padre de familia?

 -Claro, claro -continuó bromeando Kenzo dándote un par de codazos antes de hacer la invitación a la heladería, escuchando durante el camino tus palabras mientras Hiroshima iba adelantado con una amplia sonrisa. -. También estoy un poco nervioso, pero se que lo haremos excelente -aseguró el chico posando una mano sobre tu cabeza mientras te dedicaba una tranquilizadora sonrisa.

 Ya en la heladería, Kenzo asentiría a tu respuesta antes de fijarse en Hiroshima.

 -¿Tú que querrás, Hiroshima-san? -le preguntó amablemente.

 -¡Ese! -señaló de inmediato aquel enorme helado del cartel.

 Tu hermano soltaría otra risa mientras te hacía un gesto para que no te preocupases, confiado en que lo podría pagar y darle el detalle a tu amigo, pidiendo junto a sus dos pedidos un helado de chocolate, pero al momento de pasar su tarjeta...

 -Lo lamento, dice rechazada -le informó el que atendía tras la caja.

 -Qué extraño... -se mostró confundido y disgustado tu hermano, observando su tarjeta por ambos lados buscando algo que pudiese explicar el error en la lectura de la tarjeta. -. La última vez funcionaba bien...

 -¡Yo me encargo! -saltó entonces Hiroshima, enseñando una tarjeta negra de esas solo utilizadas por personas con muchos ceros en su cuenta, siendo que está pasaría sin problemas por caja. Así, los tres podrían tomar una mesa para disfrutar de sus postres, siendo que Kenzo se disculparía y agradecería a tu compañero por pagar por los 3.

 En la mesa, Hiroshima no se cortaba al literalmente empezar a devorar su helado, llevándose velozmente varias cucharadas a la boca hasta que de pronto su cerebro no pudiese más y quedase congelado momentáneamente, siendo que tras tomar un poco de aire volvería a repetirlo.

 -No tienes que pensar ahora en el pasado, todos pasamos por experiencia que nos ayudan a crecer... -respondió con su tono habitual intentando que no le dieses importancia a lo que pudieses haber hecho. Así mismo, desviaría la mirada momentáneamente cuando sacaste el tema de su posición ahora que habías tomado más confianza con la clase -. Nada de eso. Aún te falta mucho por recorrer, y hasta entonces seguirás siendo mi gato -aseguró antes de volver su mirada hacia ti. -. Es solo que necesitaba enseñarte a ser menos dependiente de mi, no era sano para ti.

 Entonces, escucharía tus motivaciones de querer medir tus avances a partir de ahora, así como la afirmación de que tendrías un papel en la derrota de los villanos que les atacaron, ante lo cual el hombre se quedaría pensativo durante unos segundos antes de asentir.

 -Solo para que sepas, nunca te traté como alguien diferente en cuanto a las exigencias que te ponía -confesó el profesor. -. Te he ayudado a sacar tu potencial tal como hago con todos los demás alumnos, y todos han cumplido mis expectativas... No tienes que demostrarme nada, sino demostrártelo a ti.

 Tras aquellas palabras, Eraser se levantaría de la silla y empezaría a caminar hacia la zona de la cocina.

 -Si quieres ser un héroe, si quieres demostrar que estarás allí para el resto si los villanos vuelven a atacar, solo debes convencerte a ti mismo de que serás capaz de ello -concluyó antes de empezar a servirse algo de café en una taza, regresando entonces a la parte del dormitorio para volver a sentarse en su silla y, para no perder las viejas costumbres y dejar en claro que sin importar que tanto se pudiese distanciar de cara al público, juntar las piernas y hacerte un gesto con la mano libre para que te subieras y así poder acariciarte la cabeza.

 -Oh, ¡por supuesto que lo serás! -aseguró el hombre con una amplia sonrisa, esperando darte ánimos para que no pensases negativamente sobre tu futuro. -. Eres muy fuerte, Eby-chan, y no tengo dudas de que cuando crezcas serás una gran heroína.

 Ciertamente, Joshua no se cansaba de escucharte hablar y preguntar, tan animada y emocionada por algo que cualquier otra persona consideraría algo cotidiano. Pasar tiempo contigo era algo que valoraba mucho por esos momentos.

 Al llega al restaurante, el cocinero correspondería tu saludo con una sonrisa y una ligera reverencia, dejando que hablasen y pidiesen sus ordenes, siendo que en minutos ya tendría sobre la barra un plato de Torayaki y, adicionalmente, un par de tazones de ramen.

 -Bfff... -empezaría a sorber Joshua los fideos, dejando escapar entonces una bocanada de aire antes de mirarte. -. ¿Qué te parece? -te preguntó, esperando tu opinión de la deliciosa comida que les habían servido: era sencilla, pero tenía un sabor intenso que se quedaba en al boca. -. Toda comida sabe mucho mejor acompañado por ti -añadió con una sonrisa.

 Que insistieras en saber el resto de aquella frase que dejó incompleta provocaría que el chico se detuviese durante un momento, guardando silencio antes de responder con una ligera sonrisa.

 -Tan linda -confesó, incapaz de mantener mucho más la mirada sobre ti antes de desviarla hacia otra parte, al menos hasta que continuaron con otro tema de conversación. -. No tienes que disculparte por nada, te habría esperado todo lo que fuese necesario... -comentó, manteniendo la mirada también en otra parte mientras tu mirabas al suelo. -. Me han tratado bien, sí... -entonces, la manera en la que comentaste lo de la comida provocaría que el chico voltease a verte, sorprendido. -. Oh, vamos, ¿cuantos años crees que tengo? Ya puedo tomar mis propias decisiones, como quita los vegetales a la comida -bromeó soltando una leve risa, antes de que su vista se volviese a ir a otra parte. -. Y... ¿Qué hay de ti? ¿Te ha ido bien en la academia? Escuche que mañana habrá un festival deportivo. Vas a participar en él, ¿cierto? -al hacer esta última pregunta, te volvería a dirigir la mirada, interesado. -. Se que lo harás excelente.

 Desde el primer momento Chika pudo darse cuenta de que algo andaba mal, pero no sabía lo que había detrás de aquella incomodidad que parecía haber de tu parte respecto a la presencia de aquel chico.

 -¡Fantástico! -celebró el chico rubio con una sonrisa. -. Vamos, no perdamos tiempo -y así, tomó la iniciativa de empezar a caminar por un lado de la fila hacia la entrada del restaurante.

 De camino, Chika iría junto a ti mirándote constantemente, intentando leer el motivo del disgusto que tenías en la mirada, pero sin sentirse capaz de decir nada al respecto ahora que se había dejado llevar por el tema saltarse la fila. Tal como había dicho, Kitao solo tuvo que presentarse para que les dejasen entrar, siendo que incluso les conseguirían una mesa aparentemente apartada para invitados. Casi de inmediato, un par de trabajadores se acercarían para entregarles las cartas con los platillos, los cuales resultaban ser bastante variados y siendo una mezcla entre comida japonesa y comida americana; a pesar de la impresión que podía dar el ambiente, siendo que la decoración y la manera en la que los trabajadores se movían le daban un aspecto de restaurante caro, la comida estaba bastante barata en comparación a como se podían conseguir en otros lugares, siendo que Chika había insistido en ir precisamente por los descuentos que habrían ese día.

 -Pueden pedir lo que quieran: yo invito -afirmó tu ex-amigo con una amable sonrisa.

 -¿¡De verdad!? -se volvió a sobresaltar de la emoción tu compañera, quién esta vez siendo mejor leyendo entre líneas tosió un poco para disimular. -. Eh, digo... C-Claro, gracias... -ciertamente, estaba incomoda y preocupada por tu comportamiento. Era natural.

 -¿Y qué me dices, Yusio-san? ¿Qué tal te ha ido en la academia? -quiso sacar tema de conversación Kitao tras haberse pedido un servicio de Torayaki y otro de Yaki Manju. -. Me alegra escuchar que pudiste entrar en la academia más prestigiosa del país. Te lo mereces realmente -aunque odiases admitirlo, podrías asegurar que hablaba con honestidad: eso no significaba que tuviese buenas intenciones, pero al menos no parecía querer burlarse, de momento, de tu logro de haber conseguido un puesto en la U.A.