Partida Rol por web

En esos momentos Alalonna contempló la gran marisma de sonidos y alboroto frente a sus ojos. Cuando el torrente de agua hubo pasado, comprobó que, a través de la ventana, una lluvia de pétalos verdes estaba cayendo: eran duelfos. Una vez que irrumpieron en la sala comenzaron a rodear al Sauce y el Golem... Mientras tenías al hombre encadenado entre tus brazos, viste cómo una figura, a través de la puerta, registraba con prisa el hall de la entrada de la torre. Sin embargo no había podido percatarse de tu presencia: era Iphrus, ahora recuperado.

Viste cómo dudaba hacia qué habitación internarse, y, al comprobar que estaba empapado, observarste cómo tomaba la misma dirección que habían tomado antes Bernard y Húren... la puerta central.

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(¿donde estás, Potty?)

¡Maldición...! -dije completamente sorprendido.

Luego miré a Húren, estrujé una mueca de asco sobre mi rostro y me di la vuelta, subiendo al atril. En esos momentos, mirando un libro que allí se encontraba, comencé a realizar una letanía incomprensible...

Fue entonces, cuando, al mismo tiempo que la nube del torrente desaparecía en instantes, comenzó a soplar un viento incomprensible en el interior de la gran sala. VistaNegra, miraba de reojo, de vez en cuando en medio de la letanía, al dragón del lateral...

En esos momentos te percataste, al igual que todos los presentes, de dos cosas:

Por un lado, el ruido de voces que había en el exterior había irrumpido en la torre, de eso no había duda por la cercanía de su volumen. Parecían violentos. Y, por otro lado, notaste cómo una figura aparecía a través de las escaleras, completamente empapado... Irrumpió en la sala, vio a Vistanegra a través del ángulo de entrada (el pasillo entre las estatuas) y corrió dirigiéndose a él espada en mano.

Lo hacía con un rugido característico, el mismo que sobresalía entre la amalgama de bramidos que había abajo. Cuando se acercó a la última estatua, se paró en seco; abrió sorprendido sus ojos y miró a su derecha: un gran dragón de color rojo comenzaba a cambiar el color de sus escamas, algo verdaderamente inesperado... Parecía rugir con demasiada fiereza, pese a los enormes grilletes entre sus patas, los cuales hacían tensar las cadenas por los esfuerzos que hacía para liberarse.

Acto seguido, el hombre tragó saliva, volvió a levantar su espada en señal de alerta y avanzó unos pasos. Se colocó delante de las escaleras del altar circular, muy próximo a Húren. Todos se habían percatado de su presencia.

¡¡Y yo trasladando tus misivas de mentiras!! -dijo Iprhus-, ¡Pagarás por tu osadía, bastardo!

En esos momentos, Iphrus miró a Húren con confianza, pero se preguntó qué hacía Bernard en aquel lado, en el fondo, llenando unos pellejos de lo que parecía agua...

La mujer aún sostenía al recientemente liberado prisionero cuando un torrente de agua, con una fuerza enorme, barrió todo el pasillo. El agua provenía de donde se encontraban sus amigos, lo que la preocupó de sobre manera. ¿Qué estaba ocurriendo allí? Sin embargo, tuvo poco tiempo para preocuparse. Apenas unos instantes después pétalos verdes indicaban la presencia de los duelfos en las afueras de la torre, que no se hicieron esperar y entraron a luchar contra el golem mientras un hombre corría raudo hacia la puerta de donde había surgido el torrente.

¿Iphrus? ¿Era ese Iphrus?

El tiempo de dudas se acababa. Ocurriera lo que ocurriera, ella debía ir a ayudar a sus compañeros. Cargó con el herido, sabiendo que dejarlo ahí era arriesgarlo a que lo hirieran aún más en el combate que ya se acercaba hasta donde estaban ellos y partió por la puerta principal detrás de los suyos.

-¡Iphrus espérame!

Potty dijo:

Húren y Bernard salieron de la sala hacía mucho tiempo...

Potty dijo:

Por favor, lee bien mi post.

Iphrus no te vió, quizá fruto de la emoción del momento. Sólo viste que irrumpió muy decidido y desapareció por la puerta frontal de la entrada de la torre.

(es raudo este Iphrus! XD)

En esos momentos, los duelfos comenzaban a apedrear al golem, al igual que lanzarles flechas de forma inútil..., mientras éste seguía forcejeando con el Sauce. Al cruzar la sala y llegar a la entrada, antes de cruzar la puerta viste como el gran torrente de agua había empapado toda la piedra de las paredes y el suelo.

Mi duda es si accedes por la puerta por donde ha ido Iphrus (la central).

-¡Iphrus, aguarda!- la mujer no podía dar alcance al embajador ya que aunque no le reportaba un esfuerzo sobrehumano llevar al hombre torturado, sí le restaba velocidad y agilidad, y éste no parecía haberla visto. Maldita sea... esto no me gusta nada. Vio como los duelfos se sumían en un combate inutil contra el golem. Por suerte para ellos el hombre sauce resistía lo cual le daba la pauta de que Húren tenía que seguir vivo.

Esquivando a los recién llegados y moviéndose con cuidado por la estancia mojada Alalonna siguió los pasos de Iphrus atravesando la gran puerta principal intentado llegar a sus amigos cuando aún pudiera ser de ayuda.

Iphrus no te escuchó. Mientras tanto, te introdujistes por la puerta, que había sido derribada por el torrente de agua, pues, al parecer, el agua procedió tras ella. Al entrar observaste unos escalones. Cuando los subiste te internaste en un pasillo oscuro y sin ventilación, algo alargado. Finalmente contemplaste otros escalones que daban a otro piso. Era una de las primeras plantas superiores.

Cuando te asomaste por los escalones y la puerta, viste el suelo totalmente mojado y te maravillaste con las cosas que había allí. Mientras tanto, el hombre herido seguía inconsciente:

Al asomar tu cabeza, había seis hombres de piedra, unos mirándose a otros en parejas, perfectamente dispuestos. Eran estatuas, no monstruos. Éstos tapaban la visión acerca de lo que había a izquierda y a derecha de la sala, la cual era de planta redonda (la pared es una circunferencia). Sin embargo, la distancia entre las parejas de hombres hacía un bonito pasillo central, en el que se podía ver la profundidad de la sala en línea recta. Al fondo se contemplaba una especie de altar de 5 metros de diámetro (precedido por sus correspondientes escalones). Sobre el gran altar, se encontraba un atril de madera de exquisita decoración, y detrás de él (es decir, justo al fondo de la sala) una gran fuente que expulsaba y recogía agua al mismo tiempo, iluminada por las luces de un ventanal en la parte superior del piso. En aquel altar se encontraban el Gobernador VistaNegra revisando un libro en el altar, Húren e Iphrus (espada en mano) en las escaleras del mismo y Bernard, tras el gobernador, justo en lo más al fondo, detrás de toda la escena: parecía estar manipulando algo, cerca de dicha fuerte.

Ah!,... casi lo olvidas... al avanzar unos metros, viste, en un lateral había... un dragón de escamas rojas, que, increíblemente, parecían comenzar a cambiar de color. Estaba encadenado con grandes cadenas y grilletes a la pared, concretamente en unas gárgolas de piedra esculpidas en la misma.

La mujer siguió a Iphrus sin lograr alcanzarlo. Tras verlo atravesar las enormes puertas lo siguió con cautela, por temor a lo que pudiera encontrar en aquella estancia. Subió los escalones transportando al hombre herido que en su inconsciencia no se daba cuenta de nada.

Al llegar a la entrada de la habitación su asombro alcanzó límites insospechados. Esperaba ver una estancia devastada, escuchar rechinares de espadas y oler la magia en el ambiente. Sin embargo la escena parecía casi apacible. La estancia era hermosa, una maestra obra de arquitectura. Sin embargo, ella no se sentia tranquila.

Observó todo en silencio, no perdiendo detalle de las estatuas, que apenas dejaban ver a los lados, de sus compañeros, rodeando a VistaNegra sin atacarlo, quien parecía a punto de efectuar un ritual, al dragón... Oh, sí, el hermoso y amenazador dragón que se mantenía impasible, sujeto por gruesas cadenas.

Con delicadeza depositó al hombre desconocido en el suelo e intentó hacerlo volver en sí. No quería dejarlo solo sin que supiera que estaba ocurriendo allí.

-Vamos amigo... despierta- su susurro fue acompañado de un suave sacudón. -No puedo ir allá si no sé que al menos intentarás huir cuando esto se ponga feo... vuelve a la consciencia...¡vamos!

Cita:

Cuando veo llegar a Iphrus respiro con cierto alivio por un momento, aunque me imagino que quizas su presencia no sirva de mucho para salir de alli vivo, agradezco tener la compañia y ladeando un poco la cabeza para susurrar a Iphrus le comento:- Bienvenido, has llegado en el momento justo para compartir toda la diversion - aunque hablo con cierta ironia, trato de mostrar una sonrisa como señal de agradecimiento a Iphrus, pero claro, la sonrisa termina siendo una mueca extraña y quizas su significado parezca mas al de una burla, mas tomando en cuenta las palabras con las que le he acompañado.

Luego suspiro con fuerza, y dirijo mi atencion de nuevo a VistaNegra.

- Bien, cuales son sus intenciones VistaNegra? Ya nos trajo aca con trampas, usando al traidor de Bernard para capturarnos, pero... que diablos es lo que piensa hacer? - sigo intentanto hacer tiempo hablando, al final de cuentas, lo unica unica arma de la que dispongo es la daga y sinceramente espero que los ruidos de abajo no hayan sido causados unicamente por Iphrus...

Te diste cuenta de que Alalonna había llegado. Portaba a su lado al hombre moribundo de la entrada, al cual depositó en el suelo.

Ahora Alalonna pudo oír la respuesta del Gobernador Vistanegra, allí presente, al la pregunta de Húren acerca de sus intenciones:

Bien, bien... -respondió mientras seguía ojeando el libro y pasando páginas. Todo parece justo como lo planee... Ja Ja Ja... El bueno del señor Barjov es un hombre muy, muy predecible; sin duda vendría a este bosque a buscar venganza, y, ahora,  en ayuda de sus amigos... era de extrañar que se quedase en el Valle oculto de los duelfos...

Vistanegra, despues de ojear más páginas calló por unos instantes, se centró en la que tenía delante y la señaló con el dedo. Luego siguió hablando.

El gobernador de Mowrindov es sólamente un daño colateral... estaba seguro que los duelfos atacarían este lugar tras dejarme ver a propósito dirigiéndome a este sitio con mi pequeña comitiva de guardia -decía refiriéndose a sus soldados arrastrados al piso de abajo-, a la cual no tendrían problemas en derrotar... ¡pobres ilusos! ¡Maldita escoria! ¡Ja Ja Ja! Ahora, las autoridades de Bravoflorado condenarán el hecho del asalto de los duelfos a esta torre, atentando contra su dueño -señalaba sarcásticamente y tergiversando los hechos-, mientras que yo volveré a ser reelegido Gobernador de Rasbrook... ¡y pronto del Bosque entero! ¡¡Decíd "adiós" mentecatos!!

Y comenzó a pronunciar con fuerza una letanía en la página que había encontrado instantes antes:

Barh Hing Baruk, Mahran Hing Bararuk..Barhen Hing Muruk...

Y el dragón que había comenzado a cambiar sus escamas justo antes a color verde, se transformó completamente de este color, y, cegado con alguna especie de sortilegio, apretó sus ojos mientras sus garras se afilaban visiblemente de forma aterradora, al tiempo que expulsaba bocadas de fuegos incandescente por boca:

Despues de escuchar la respuesta llena de maldad de VistaNegra, paso a hacer un breve comentario a Alalonna:- Bienvenida a esta pesadilla - aunque esperanzado por la presencia de mas aliados, no podia evitar tener una cierta actitud ironica ante la situacion de locura en la que nos encontrabamos.

En cuanto Vistanegra termino su letania haciendo que el dragon se transformase, mis ojos se abren mucho formando parte de una mueca de asombro generalizada, y algo de miedo, debo admitirlo; Pero inmediatamente empiezo a avanzar rapidamente hacia un costado de la habitacion, el costado mas alejado del dragon, buscando una oportunidad para atacar, o huir, o hacer algo, cualquier cosa menos quedarme quieto a esperar la muerte...

Un instante despues, ya mas a la derecha* y un poco mas cerca de VistaNegra, decido hacer una jugada de distraccion arriesgada. "Me gustaria poder advertir a los demas, pero no hay tiempo"

- Ya basta de tonterias VistaNegra, crees que vamos a permitir que te salgas con la tuya!? - y empiezo a realizar unos pases magicos con las manos y pronunciar un hechizo ininteligible, "A ver si se la cree, al menos por un momento, necesitamos obtener toda la ventaja posible", sigo haciendo mis falsos pases magicos mientras intento llegar hasta donde esta VistaNegra

"Necesito obtener ese libro!" pienso desesperadamente mientras trato de mantener la mirada fija en el rotro del malvado gobernador.

PNJOTIZADA.

"Pesadilla"..., escuché.

Cuando me acerqué a Húren e Iphrus, comprendí lo que mis ojos veían: VistaNegra estaba en nuestra contra. La verdad es que toda esta historia era un poco rara y ese tipo parecía no del todo de fiar cuando incluso nos acogió en su casa con Iphrus... Lo que no entendía realmente era qué hacía Bernard allí, al final del pasillo, llenado unos pellejos de una fuente...

Cuando divisé al dragón, miré de nuevo al hombre que había dejado en el suelo, al lado de una estatua, y no parecía peligrar. En esos momentos, comprendí que aquel ser no nos recibiría tampoco de buenas maneras...

Cuando Húren gritó, VistaNegra reculó en su empeño... ¿qué estaba haciendo aquel viejo? Hablaba de forma extraña, como invocando alguna especie de ritual... pero no pasó nada... Cuando el gobernador acabó de ver aquella gran representación le sorprendió que no ocurriera nada, pero más el simple hecho de la facilidad con que destruiría a aquellos "gusanos impertinentes", como él consideraba...

Ya está bien, estúpido... -le gritó a Húren. ¡Es hora de que pruebes verdadera magia!

En esos momentos, VistaNegra levantó su faldón de cuero negro y perlas, que cubría sus piernas. Atada a su cintura había una espada larga recogida en su vaina, la cual sostuvo por su mango y despuntó delante de los presentes. Cuando levantó la espada todo el mundo contempló la belleza que tenía entre las manos, pues parecía que su filo brillaba con una luz cristalina, blanca, al tiempo que desprendía un humo sibilino...:

En esos momentos, el dragón de escamas verdes pareció centrarse, ahora sin lanzar llamas a cualquier lugar. Se paró en seco, miró fijamente a aquel que tenía dicha espada, y comenzó a aletear y elevarse unos metros. Acto seguido, rompió las cadenas que lo tenían preso, también arrancando directamente grilletes de las gárgolas de piedra que le sujetaban. Después, volvió a mirar la espada y su dueño, para luego centrarse en Húren, Iphrus y Alalonna: el dragón parecía haber reconocido su objetivo.

Finalmente, Vistanegra, se quitó una de las capas que tenía y se puso en posición de ataque.

Bien. Chicos, toca batalla, todo está dispuesto, he aquí los tipos de enemigos.

Podéis interpretar todo lo que queráis antes de lanzar el dado, cuando lo hagáis, comenzaremos la batalla. Si Alalonna tarda demasiado la seguiré pnjotizando. Salud:

TIPOS DE ENEMIGOS:

PD.: Bernard aún no se ha pronunciado desde que comenzó a llenar dos cántaros de pellejo de aquella fuente.