Partida Rol por web

Todo el mundo iba desnudo por los pasillos de la tienda, o el intento de. Natalia echó una mirada corta pero significativa hacia Gretel, esperando ver como el pudor de su clase le llevaba a la parte de los probadores, o al menos hacia un sitio a la sombra. Después miró a Capucha, encogiéndose de hombros por un momento. Hansel y Pequeño Juan podían haberse despojado de sus mortales vestiduras en búsqueda de algo más resistente, incluso Violencia, pero el Nosferatu claramente estaba allí más descolgado que Hitler en el Once. Aunque Natalia no estaba segura de que Capucha no sería capaz de desnudarse allí mismo para hacer una sarcástica y malintencionada competición hacia el Adonis y al otro exquisito corpulento, algo que seguramente volvería loca a la otra fémina del grupo y le causaría un desmayo al Toreador.

Como los estaba mirando, curiosa, Natalia llegó a apreciar la sonrisa infantil en el rostro de Pequeño Juan. Sin embargo, apartó la mirada antes que el Gangrel se diese cuenta de la intrusión. Lo que faltaba es que pensara que le estaba juzgando. Entonces, se dirigió directamente a la parte de los sweaters, perdiéndose por un momento entre las perchas. Extrajo uno muy parecido al que llevaba puesto, y se quitó su propia ropa hasta la piel. La estaca había roto todo, incluso su ropa interior, por lo que Natalia se paseó con el sweater en la mano, el torso desnudo y el jean ceñido a la cintura con su cinturón de tachuelas hasta encontrar lo que necesitaba. Bueno, en realidad, dado que las cosas ya no necesitaba un sostén contra la gravedad, más bien era lo que quería...

- Estamos a prueba de todo - dijo a sus compañeros, cuando salió de la tienda, sólo minutos después de haber entrado. Había más cuero ahí que en una orgía masoquista. Ella misma estaba vestida casi igual de lo que había entrado: botas de cuero hasta la rodilla, jeans oscuros casi negros, sweater verde de cuello alto y campera de cuero encima. Había agarrado un morral, de cuero también, que llevaba vacío y colgando atravesado por su pecho - Si alguien nos pregunta dónde nos conocimos, tendríamos que decir que en una fiesta de disfraces...

La llegada al almacén de ropa me dejó un poco descolocado. ¿Y qué iba yo a hacer aquí? Mi curiosidad me llevó a pasear por el lugar tranquilamente mientras los demás se desnudaban impúdicamente para buscar luego nuevos adornos con que lucirse. La vista de la carne muerta ya no es de mi agrado, hace tiempo que ignoro el frío tacto y gélido carácter de otros vástagos.

Pero hay algo que siempre me ha llamado la atención en la indumentaria humana, los cinturones. No me sirven de nada en cuanto a sujetar pantalones ni lucir y sin embargo no puedo evitar sentirme interesado por cuantos se ponen ante mi ojo. Veo como se visten mis acompañantes y después me dirijo a la sección donde estén los cinturones para localizar uno de cuero, a juego con su indumentaria. No me lo pongo por supuesto, sino que lo llevo en la mano arrastrando por el suelo. Solo quiero estar "acorde al grupo".

Luego salgo de nuevo y espero en la trasera de la furgoneta otra vez, venteando la noche y percibiendo los olores que traiga hasta mi.

 Adrián caminó lentamente entre la ropa, era difícil hacer una selección...

"Lo más sensato sería... Dar un aspecto... 'Anarquista' o tal vez relajado..."

pensaba mientras miraba al Toreador elegir ropa y luego reía para si mismo al ver la combinación que había elegido... Deambuló entre los pasillos lentamente y se quitó su camisa y su pantalón, para luego ponerse unos pantalones de mezclilla negros y seguir rondando por allí, deteniendose para tomar un blaser negro y luego una sudadera de un intenso color naranja, vistiendose así y luego parandose al lado de pepe

-Oye... No sé si lo pensaste, pero vamos a necesitar algunas buenas armas... Uno no trabaja sin herramientas...-

No era fanático de las armas, pero bien sabía que en ciertos casos era mejor estar equipado para cualquier cosa que se presentara... Incluso si incluía una pelea...

Michaella deambula por todo el lugar, pero no parece encontrar nada que le guste, mientras observa que es lo que se van poniendo sus "compañeros".

 Poco a poco y con una gran delicadeza, va quitandose prenda por prenda, hasta quedarse en ropa interior, pero al sentirse incomoda y observada decide taparse un poco poniendose justo detras de una columna. Al no tener ni idea de que debia ponerse, finalmente decide optar por basarse en las prendas que se puso la otra integrante femenina del grupo, unas botas de cuero no muy altas, un pantalon de jean azul oscuro, una blusa con un color entre violeta y azul y encima una campera de cuero.

Pepe no tiene armas y no sabe como conseguirlas, Pepe cree que deberian haberle pedido a Florencio, problablemente el podria haberles suministrado unas. Pero ya no hay tiempo para eso.

se toma un momento para mirarlos a todos y esboza una disimulada sonrisita.

Ya estamos listos, ahora pepe los llevara al boliche.

Una vez que estan todos arriba del vehiculo, Pepe arranca y en un par de cuadras mas vuelve a detenerse, esta vez finalmente habian llegado al objetivo que tanto se hizo esperar.

Uno a uno se van bajando y pueden observar que el boliche es simplemente un gran y viejo deposito hecho de cemento y chapa, se ve muy resistente pero para nada lindo. De todas formas tambien les llega el sonido de la musica y ven a bastante gente en una fila esperando para pasar.

En la puerta hay un segurata con cara de pocos amigos. Rapidamente Pepe va hacia donde el esta, ustedes lo siguen pero no llegan a escuchar lo que le dice.

El segurata les abre el paso y les dice Tienen reservada la mesa 13, tendran que esperar un rato hasta que les llege la señal, ahi deberan ir a encontrarse con la persona que vinieron a ver.

Frente a la cara de pregunta de algunos de ustedes agrega No me pregunten que significa, solo me dijeron que les diera este mensaje. Ahora por favor circulen.

Pepe los esperara en el auto, suerte.

Y tras decir esto el amigo pepe se retira.

Una vez adentro se encuentran con algo totalmente diferente a lo que es el exterior, el lugar es realmente muy grande y esta muy bien armado.

Hay una enorme pista de baile al fondo repleta de gente, en el medio hay un gran escenario donde de seguro se hacen shows y que de hecho parecen estar preparando los equipos para que toque algun tipo de banda y no muy lejos del escenario hay unas cuantas mesas para las cuales parece necesario tener reservacion, cercanas a las mesas de tragos.

Pueden ver la mesa 13, es la unica vacia.

El breve viaje a este tugurio festivo se me hace extraño tras las largas vueltas que dimos para llegar al almacén de ropa. Pero cuando nos plantamos en la puerta y nos dan paso estoy a punto de recular. ¿Pretenden que yo entre ahí? ¿Es que se han vuelto todos locos?

Mis compañeros van entrando sin dudarlo. ¿Qué hago?

¡Demonio! A los de dentro les da todo esto igual y los de fuera son los que me enviaron aquí. No pueden culparme de llamar la atención así que por una vez veré las brillantes luces desde dentro, hace ya mucho tiempo que las vi por última vez. Mucho tiempo.

Sigo a mis compañeros pero no puedo evitar encogerme y ocultar mi rostro tras la capucha. Espero que el interior conserve la oscuridad propicia a la intimidad que recuerdo de cuando era  . . .  humano.

Mateo estaba acostumbrado a esa clase de lugares. Por un instante, la música y el entorno había mermado sus pensamientos e inlcuso se había olvidado que se hallaba peleando por su corazón.

Entró a la estancia con su paso enérgico y seguro y poco pareció notar las incontables cabezas que se giraban a verle. Ya sentado en la mesa 13 se dedicó a escuchar la poderosa música que sonaba en el recinto, esperando que el contacto se hiciera presente. Una risita se había formado en su cara pensando en lo fuera de lugar que se hallaba el abominable nosferatu.

Natalia todavía mantenía la sonrisa en los labios que le había producido escuchar a James Bond pidiendo armas. Pegaba tan poco con su apariencia de intelectual de poco contacto con la realidad que incluso parecía una parodia. En realidad, todo aquel movimiento parecía una enorme sátira, con gente llenándose de cuero hasta las pelotas y los que no lo hacían, tratando de arrimarse a una idea estereotipada de lo que les podía esperar encontrándose con un grupo de anarquista. Todos menos Hansel, claro, a quien la idea de adecuarse a la situación parecía importarle menos que un carajo.

Pasó al lado del guardia de seguridad sin detenerse a mirarlo demasiado. Una vez traspasado el umbral del sitio, las luces se encendieron en sus ojos volviéndolos caso blancos, demasiado transparentes. Vio como Hansel se dirigía inmediatamente a la mesa vacía, atrayendo una insospechada cantidad de miradas hacia él, y como los demás aún no habían decidido qué hacer en ese ambiente. Excepto Capucha quien, Natalia hubiese jurado, se había encogido en sí mismo mientras atravesaban el marco hacia la fiesta y hacia el denso ambiente de personas. Quizás la sonrisa de Hansel tuviese que ver con eso, pero ahí sí, sólo estaba haciendo una especulación. Total, a ella sí que le importaba un carajo.

- Vení conmigo, Yadiel - dijo, inclinándose hacia el Nosferatu - Tenemos muchísimo cuero junto, una mina extranjera, y al David en persona abriendo la marcha. Lo menos que van a hacer ahí adentro es mirarnos a vos y a mí.

Tras decirle eso, con un gesto, dejó pasar a todos los demás y luego se abrió paso hasta la zona de la mesa. Nadie los miraba, ¿por qué lo harían? Los ojos se desviaban hacia el Adonis y hacia el delirio, quemados por el éxtasis. Dando un rodeo podía uno aproximarse hacia una zona de sombras en las cuales sucedía hasta lo inexplicable. Natalia sintió un pinchazo de dolor, o de algo que recordaba como tal, cuando a través de la gente creyó ver a Joaquín en la barra. Perdió la sonrisa y apretó los dientes, frotándolos entre sí hasta casi chirriar. Su semblante se volvió adusto, oscuro, de pie al lado de la mesa sin pensar siquiera en sentarse.

- Voy a dar una vuelta entre la gente - dijo, y se perdió entre los que bailaban.

Este es un extraño lugar, no tiene nada que ver con lo que recuerdo. El ruido es abrumador y me ensordece. La ¿música? es tan estridente que no me permite escuchar nada concreto, todo es una cacofonía. Y las luces son estrambóticas, cambiantes, potentes e intermitentes. Es peor de lo que temí pero no es que permita ver mucho esta luz.

Hay gente por todas partes. Humanos. Está lleno. Nunca, jamás he estado rodeado de tanta gente, tan cercana, tan apretada. Me rozan al pasar constantemente y no parecen darse cuenta de que estoy aquí.

Cita:

Alzo mi ojo para mirar directamente a la hija de Caín. Es un pensamiento sorprendente que estoy experimentando y aún me cuesta creer. Tengo tanto que aprender todavía.

¿De 'erdad no 'an a 'irarnoss?

Pero ya se aleja de mi, perdiéndose entre la multitud tras decir algo de "dar una vuelta". ¿Se puede hacer eso? ¿Yo también puedo hacerlo? De pronto estoy solo entre la multitud y nadie parece reparar en mi presencia ni en mi apariencia más allá de alguna mirada fugaz cuando tropiezan conmigo. Empiezo a desplazarme lentamente rehuyendo el contacto y buscando la oscuridad. Daré una vuelta también.

Me pregunto si sería capaz de alimentarme aquí. Siempre he buscado víctimas apropiadas en lugares oscuros y discretos, esto es todo lo contrario pero . . .

Adrián se fijó en como el Toreador atraía todas las miradas sobre si, siempre buscando llamar la atención aún cuando lo que menos queríamos era aquello. Se dirigió junto con los otros a la mesa y se sentó, mirando atentamente alrededor, mientras miraba alrededor como la chica de sweater y aquella figura encapuchada se retiraban entre la gente 

"Espero que no llamen mucho la atención"

Pensó para sí, mirando alrededor a sus compañeros, y luego se encogió de hombros, había dejado su libreta y sus cosas en su refugio, y aunque tenía a casi cada clase de cainita allí no podía hacer ninguna anotación más que las que alcanzaria a recordar...

-¿Quién hablará? Estamos hablando de Anarquistas, así que mejor que hable alguien coherente por favor, eso ya los descarta a ustedes-

Dice señalando al Toreador, con demasiada "clase" para lo que podría gustarle a un Anarca, y al violento y explosivo Malkavian

-¿Alguna idea?-

Dijo tranquilamente mientras miraba a la gente bailar...

Apenas dió un paso dentro del lugar el Gangrel sacudió su cabeza con desagrado. Sus puños se apretaron y sus músculos se tensaron. La combinación sensitiva de aquel lugar no era nada buena: la música (casi demasiado elevada para un mortal) lastimaba sus oídos, las luces a modo de flashes cegaban, pero lo peor de todo era la mezcla de olores. Demasiados perfumes, desodorantes, demasiados cuerpos sudados, cigarrillos y otras hierbas, humo sintético, alcohol, vómito...

Javier grunió como un animal, extremadamente molesto. De repente sintió que sus dedos comenzaban a transformarse en garras. Se sentía atrapado, como un tigre en una jaula, obligado a hacer algo que le repugnaba. Pero obligado al fin... Pensó en sus epocas de mortal, en cómo la respiración lo ayudaba a tranquilizarse. Trató de volver a vivir aquella sensación, aunque ahora sus pulmones ya no funcionaban. Sus manos temblaron, pero finalmente logró controlarlas.

Su mirada se chocó con el Nosferatu. Parecía completamente desubicado allí. Era una situación tragicómica. En otro momento tal vez se hubiera reído. Pero estaba demasiado tenso, al borde del desborde... Las palabras del Tremere lo ayudaron a enfocarse unos segundos. Buena pregunta la suya...

No importa... con tal de salir de aquí hasta me animaría a ser yo quien hable.

El Toreador se había sentado en la mesa señalada cruzandose elegantemente de piernas. Como acostumbrado estaba, la gente de en derredor, sean hombres o mujeres lo señalaban y cuchicheaban entre sí. Las mujeres con algunas risitas tontas y algo alcoholizadas se pavoneaban alrededor del adonis intentando llamar su atención. Parecían moscas alrededor de la miel.  A pesar de la situacion eso era algo que no podía manejar. Se sabía demasiado hermoso para causar esas sensaciones...

El inmundo y la otra cainita se habían perdido entre la multitud, y se preguntaba si se habían escapado para fornicar...Al darse cuenta de ese estúpido pensamiento emite una estridente risa imaginando la situación.

Es cuando escucha las palabras del Tremere. -Y a vos quien te ha puesto al mando querido? Y cómo te atreves a insinuar cosas sobre mí? Acaso me vas a decir que vos tenés más experiencia que yo tratando con vástagos o mortales?

- A esos putos los converso yo, conozco bastante la jerga del barrio como para que cualquier pelotudo se me venga a hacer el vivo. Van a ver...- Comentó con cinismo el malkavian que no se dejaba ningunear por nadie, menos ahora que no tenía corazón y la muerte estaba tan locamente cerca que podía hasta desestimarse ese temor de a ratos. El sujeto de negro continuaba desaparecido también, por el momento. Quizá estuviera sonriendo en las sombras con esa cara de enfermo hijo de puta que tanto le inquietaba por momentos. Quizá no, por las duda convenía estar siempre preparado.

 -Eres demasiado delicado para que un vampiro anarquista te tome en serio... Y no estoy al mando, por eso pregunto... Si no pondría a hablar de una vez a la chica del sweater... O a él- 

Dice señalando al Gangrel con la mano mientras busca con la mirada a la chica, enfocandose en encontrar el sweater verde, luego vuelve a mirar al malkavian y una muy leve sonrisa cínica se dibuja en sus labios al hablarle

-Bien, conoces la jerga del barrio... Pero ¿Acaso sabes mantener la calma? No nos conviene una pelea muchacho... Y menos nos conviene acá... Sin armas, sin conocernos personalmente ni conocer nuestras habilidades, sin saber como pelear en equipo ante anarquistas curtidos en las peleas... ¿Quién es partidario de ir a insultarlos o desafiarlos?-

Mira alrededor, casi extrañaba tener sexo y beber algunos tragos como todos los demás, en lugar de estar sentado con un excelente ejemplar para rata de laboratorio, un Adonis sobreestimado y algunos desconocidos más... Pero eso le tocaba por ser la parte baja de la "cadena alimenticia" vampírica...

-Necesitamos alguien que sepa dialogar, calmado, frío y sin arrebatos... Que tampoco se de aires de superioridad, y tampoco aires de inferioridad... Y para mi, eso los descarta a ustedes-

Dice señalando a Michaella, a quién apenas conocía, pero su porte le parecía bastante altivo, luego al Toreador y por último a Angel.

-Aunque seas un buen candidato, admite que tienes tendencias a pelear más de la cuenta... Así que pongamoslo a votación... Cuando vengan los demás...-

Diciendo esto se encogió de hombros, ya había hablado demasiado

-Acá se nota a la legua quien tiene amplia carencia en cuestiones mundanas querido, y decidiademnte no soy yo. Así que te guste o no, seré yo quien hable. Entendido?...dice Mateo evidentemente molesto por haberle hablado alguien quien apenas le había dirigido la palabra y tan abiertamente había emitido una opinion tan abierta de el....

Amparándome en la oscuridad de los rincones más discretos observo a la marea humana que se mueve al son de la música estridente del local. Tanto ruido me atonta un poco pero no puedo dejar de sentir la sed insidiosa que ahora en presencia del ganado me incita a beber mi alimento.

Sé que no debo hacerlo, es muy posible que los anarquistas esos consideren esto su casa o algo parecido y no estarán de acuerdo en que "coma" sin ser invitado. Me retendré, controlaré mi pequeña ansia como siempre lo he hecho y poco a poco me infiltraré entre la gente hasta la mesa donde están los demás. Mi necesidad es poca todavía, puedo dominarla con mi voluntad.