Partida Rol por web

Como ya sabían Claudio y Heriberto, la selva no era realmente espesa y en poco más de media hora el grupo salió de ella, teniendo a la vista el pequeño valle y las grandes montañas al fondo que dominaban todo aquel agreste paisaje. Los indios condujeron a la expedición a través del pequeño valle, en el que vísteis unas extrañas plantas a los lados de un estrecho sendero, que eran tan altas como un hombre y verdes , muy verdes, tan verde como la hierba más verde de la ahora tan lejana Galicia.

Aquellas plantas además, tenían unas estrañas flores colgadas, eran alargadas y amarillas, con multitud de granos por toda la flor, envueltas en hojas verdes que empezaban a secarse, según dedujo Queitano de los Indios, esas flores amarillas eran secadas y después servían de comida para los indios, al parecer su comida principal.

Tras atravesar el valle la expedición enfiló las montañas, por un sendero más estrecho si cabe que el anterior, los caballos empezaron a dar muestras de cansancio, además a medida que ascendíais la hierba dejó paso a un camino de gravilla y piedrecitas que se incrustaban en herraduras y botas por igual, varios de los caballos se despeñaron más arriba, cuando ya pocas plantas había, cayendo al vacío y desparramándose sus tripas en el valle.

Tras perder caballos y fardos, el humor y la moral de la tropa se redujo considerablemente, seguísteis ascendiendo hasta llegar a un saliente en el que hicísteis noche, la cual discurrió tranquila hasta el día siguiente, de madrugada los indios despertaron a los líderes y al resto de la tropa y continuásteis vuestro camino.
Al medio día, enclavado entre las montañas encontrásteis por fin un amplio poblado, con tierras de cultivo circundando las chozas de juncos y otras plantas desconocidas para vosotros.

Allí pasásteis dos días inolvidables, en los que os trataron mejor que a reyes, casi como a dioses. Os dieron todo tipo de viandas, un licor destilado de aquellas plantas amarillas (que también probásteis) que hizo que se produjesen algunos desmanes entre tropa e indias, pero que rápidamente Pizarro zanjó con dos ahorcamientos por intento de violación, entonces Heriberto adquirió una rodela y una espada en mejores condiciones que las que tenía.

Queitano hizo de intérprete con los indios - en la medida de sus posibilidades - y el jefe de la tribu preguntado por Pizarro y Almagro desveló más información sobre el templo de oro, decía que un gran mal anidaba en el templo, que era entero de oro y había piedras de colores y grandes riquezas, pero que no podíais ir allí.

El templo en gestos indios, se encontraba detrás de las montañas en una gran gran gran selva , junto a un gran estanque o lago o mar, que también estaba maldito según decían los indios.

Parece que la tribu era la protectora del templo y su existencia se basaba en protegerlo de ... de visitantes, según entendió Queitano.

Al amanecer del tercer día Pizarro y Almagro, cansados ya de estar inactivos y de la pérdida de disciplina que gradualmente se vivía en la hueste, decidieron convocar una reunión entre toda la hueste, para decidir el próximo paso a dar, que muchos esperábais, fuese ir al templo a por el codiciado oro.
 

En una de las laderas al este del poblado,  que los indios habían  cedido amablemente a la hueste para que plantasen allí sus tiendas...

- Escuchad , ya sabéis lo narrado por estas buenas aunque paganas gentes. A no más de dos días de viaje de aquí en la espesura de la selva hay un gran templo hecho de oro y piedras preciosas. - paseando de un lado a otro del campamento, mientras los hombres le rodean sentados -¿ Qué queréis que os diga ? a Pirú no vinimos a fundar ciudades, ni a convertir a estas gentes a la religión verdadera, ni a convencerles de que abrazasen a Jesucristo, tampoco a comerciar con ellos. Ni siquiera sabíamos si estarían aquí. Vinimos por una sencilla razón: vinimos a Pirú en busca de riquezas, todos somos hombres sin posibles que hemos de labrarnos un futuro, no somos el señorito castellano con acres y acres de tierra y cientos de criados a su servicio... somos hombres de fortuna y  ahhh!! queridos amigos, la fortuna la tenemos ante nosotros, es verdad que el viaje hasta aquí ha sido peligroso , hemos perdido buenos compañeros, y sin duda alguna el viaje a la selva entrañará grandes peligros, pero yo os digo que la meta de nuestro viaje está al alcance de la mano. Un último esfuerzo y volveremos a Castilla tan ricos... ¡que el Rey en persona envidiará nuestras fortunas!

Mi señor don Pizarro, señor, si la palabra se me concede me gustaría decir unas palabras -hablaba mientras miraba orgulloso mi rodela y espada nuevas:

Sin duda alguna que hemos venido aquí en el modo expedicionario con una única pretensión, como vuesa merced bien ha descrito, a buscar riqueza y pudientes. Pero se me hace un poco extraño toda esta amabilidad... ¡y fíjese vos que hablo desde el total desconocimiento de estos indios!, pero... si ellos son los protectores del templo, ¿no deberían intentar protegerlo o incluso ni tan siquiera mencionar o dar a entender su ubicación y forma para desviar la atención sobre su paradero?

Cogí una gran bocanada de aire mientras miraba a algunos nativos que nos observaban desde otra parte del poblado, como admirados.

En verdad, pese a su aspecto apacible, esperaría cualquier cosa de ellos... me refiero a hostilidad o emboscadas en nuestro viaje al triunfo, mi señor...

"Dejé caer" esto último con un afán pesimista de forma voluntaria, como para dar a entender que era mejor prevenir que curar... y sobre todo "curar en una tierra extranjera..."

Después de descansar aquellos días, también tenia ganas de salir de aquí y ponerme en movimiento, aunque extrañamente también me preocupaba por lo que los indígenas nos querían decir, pero claro  si tanto temor tenia a aquel lugar, nos lo decían para que realmente lo evitásemos, o por el contrario y al ver que apreciábamos aquel presente que nos dieron, nos pintaron las paredes y techos del templo con oro y joyas, para que fuéramos allí y pereciéramos, si en el habitaba el mal como decían. Nos estarán mandando al mataderos estos adoradores del diablo, por que el mal solo puede provenir de el…… aquel hijo de moro, no tenia mala razón en sus palabras de recelar, pues no es oro todo lo que reluce, menos darnos oro por paja.

Asiento con la cabeza a las palabras de Heriberto, y decido dirigirme con prudencia a Pizarro.-Mi señor, me gustaría decir si vos me lo permitis, que estoy muy de acuerdo con vos en cuanto coger todo el oro que podamos, pero me parece que ir directamente hacia el templo ese sería un suicidio. Mucho me temo que Heriberto tiene razón y que no podemos esperar otra cosa que no sean emboscadas o algún tipo de trampas. Creo que deberíamos hacer varios grupos y tratar de dar un pequeño rodeo en lugar de ir directamente por el camino que nos indiquen los indios, cuando exploremos la zona podemos hacer una pequeña fogata y que el humo nos reuna a todos de nuevo.

Cuando habló Claudio con sabiduría acerca de pequeños grupos, no pude evitar pensar algo:

¿y cómo habrá hecho "éste" para no resbalar en la gravilla con esa pata de palo como uno de esos caballos?

Finalmente volví a centrarme en la conversación.

Entre la tropa unos están de acuerdo con vosotros, los menos, pero la gran mayoría está con su líder: quieren el oro ya.

Cuando Pizarro va a contestar, pide la palabra con un gesto - Permitidme Don Francisco que yo conteste, son prudentes y coherentes vuestras palabras - a Heriberto - pero tened en cuenta que estos indios son del todo inofensivos y cordiales , además que , de algún modo piensan en nosotros como seres superiores. Han compartido con nosotros cuanto tienen y en ningún momento, o al menos creo yo, se les ha pasado por la cabeza que nosotros quisiéramos ir a ese templo tan malvado. Ellos no saben que el oro es riqueza, para ellos el oro no se distingue de otra piedra según parece. Y por ende, no debemos temer ninguna clase de emboscada ni nada parecido. Así que sus temores no tienen razón de ser y...mucho menos los de usted- le dice a Claudio.

- Bien dicho Don Diego, estoy de acuerdo. Aunque... aunque... sabéis que no soy jefe temerario,  ¡incluso cuando el oro está tan cerca ! y puede que los que habéis hablado tengáis algo de razón. Puede que debamos quedarnos otro día más y meditar esta noche sobre si iremos a la selva o no...

- ¡ pero Don Francisco  no debemos malgastar un día entero aquí! es... una pérdida de tiempo. Estoy convencido de que esos indios no se atreverán a atacarnos. Y... ¿ qué si lo hicieran ? no son muchos más que nosotros y tenemos armas de fuego, de acero... ellos ¿ qué tienen ? arcos flechas y burdas lanzas de madera. No nos harían ningún daño. Pero repito, no nos atacarán.

El de Almagro parecía ansioso, pues tal y de tal forma lo mostraba. Ya sabían la opinión de algunos de nosotros, lo cual me sorprendió porque éramos simple soldados, y algunos de menos rango que otros... Sin embargo, no volví a decir nada. Conocían lo que pensábamos y no estábamos, al menos el de Fondón, para pensar, sino para caminar y luchar en aquellas tierras. Decidiérase lo que fuera él acataría, como siempre había hecho, como siempre haría.

Si alguien se quedara en este poblado para vigilar los movimientos una vez salida de aquí la expedición podríamos controlar al grupo..., pero tu calla Heriberto, ¡calla! -pensaba sin vacilación.

Mirando a Queitano fijamente a los ojos, como escrutándole

- ¡ Queitano ! ¿ Qué opináis vos ? , sóis tan pesimista y temeroso como algunos hombres... o por el contrario queréis ser rico.

…estaba yo con mis cabalas, cuando Pizarro se dirigió hacia mi persona...¿eh?,intento serenarme lo maximo pues mi los discursos largos me dejan agotados, dichosa tartamudez... pe..perdón mi señor, estaba pe..pensando en todo lo que se esta diciendo hoy en la ma..mañana.... y ando algo preocupa..pado, pe..pero no po..por estos hijos de dios, que parecen ser personas simples y libres de pe..pecados por lo que hemos visto hasta el mo..momento, aunque.... lo cierto qu..que el mero hecho de que n..no..no quieran ir hasta ese lugar me pone los pe..pelos como pú..púas de erizo, si bien espero no contrariarle demasiado, en un aspecto con el que no..no coincido con Don Diego, y espero me..me disculpe ta..también, pues no creo que no se..sepan de la importancia del oro, aunque el valor que le den a este sea otro distinto al qu..que nosotros te..tenemos, pues si bien es cierto que poseemos mas conocimiento que estas ge..gentes, no creen ustedes que si como dice Almagro no distinguen entre pi..piedra u oro, porque de ese presente, y no una piedra, porque hacen hinca..capié en la decoración de esas pa..paredes que con ese metal andan hechas, po..porque del mal que les asusta y atemoriza el cual mora en su interior?, no será qu..que al vernos, nos crean superiores y los hayamos ma..malinterpretado, y que lo que quieren es que aca..cabemos por ellos con sus problemas, o sus enemigos y entremos en una guerra que no buscamos, pu..pues aunque mas fuertes seamos, es probable que la relación en nu..numero pueda ser nuestra pe..perdición. Tomando unos momentos algo de resuello
La pru..prudencia es nu..nuestra única aliada en esta..tas tierras ajenas, si bien no qui..quisiera demorar por más tiempo mi estancia en estas tierras, en las que no..no me siento demasiado tra..tranquilo a pesar de estos dos últimos días que pa..parece que estemos en el pa..paraíso, aunque pa..parezca una blasfemia...
Indagar antes de adentra..trarnos a lo desconocido seria algo sa..sabio a mi entender, pues aun esta..taremos a ti..tiempo de to..tomar medidas, entre ta..tanto creo seria también tener ocupadas las manos ociosas, e ir reponiendo víveres, ma..material y agua potable para el barco, pues en caso de encontrar lo que ansiamos o ferrea re..resistencia, y si como creo estos co..conocen levemente el valor de ese metal, no cre..creo que les agrade la idea de que no..nos lo llevemos, por lo que to..todo lo que ganemos en tiempo ahora, será tiempo ganado en el re..regreso....espero que mi opinion al ma..margen de lo que yo pro..pro..propiamente crea, no genere mal alguno entre los aquí pre..presentes... Claramente cansado por tal exposición, me siento a tomar con más calma aire y quedo presto a los comentarios que sobre lo dicho, se realicen ahora...

Agotado por el discurso de Queitano quedo callado al igual que todos los hombres de la expedición, pues a pesar de su tartamudez el discurso ha sido claro y conciso. Estando en total acuerdo con el mensaje que expresa en su discurso espero la decisión de Pizarro, esperando que no nos meta en la boca del lobo.

Reflexiona por unos instantes

- Quizás tengáis razón en preparar el retorno... por lo que pueda pasar. Mandaré diez hombres a la playa a trabajar en ello. En vista de las reticencias que observo en varios de vosotros, no iremos al templo... aún. Esperaremos a que vuelvan esos diez hombres, lo cual no debería llevarles más de un par de días pues no hay tanto que hacer. - señala con el dedo uno por uno a cada hombre hasta llegar a diez. Cuando les ha escogido les grita - ¿ A QUÉ ESPERÁIS ? ¡ PRESTOS ! -y los indios ven extrañados como de la reunión de los "dioses" diez hombres bajan a toda prisa montaña abajo.

Cuando los hombres han partido y la expedición queda en menos de cincuenta hombres, aprovecha para quejarse sin disimulo alguno.

- ¡ Tenemos el oro a nuestro alcance y vamos a perder dos días por estúpidos temores más propios que de viejas que de hombres de fortuna como lo somos nosotros ! - arrepintiéndose en el acto de lo que ha dicho, deja el grupo y camina en dirección al poblado.

Lo más sensato que he escuchado hoy es eso de los víveres, y de aprovisionarnos para la vuelta... -pensé. Esperando que Pizarro decidiera miré a Almagro. Sin duda éste último daría el toquecito a una balanza entre la codicia y la prudencia, en la que las ansias de riqueza doblegarían al buen pensamiento.

Tan sólo esperé. ¿Qué pensaría don Pedrarías en estos casos?

Pizarro da por finalizada la reunión y pasáis el resto de aquél día ociosos in abandonar vuestro campamento, muchos aprovecharon para construir pequeños chamizos y chozas pequeñas para resguardarse del frío, que era intenso en aquellas latitudes por estar en una montaña.

En cuanto anocheció los indios os llevaron granos de flores amarillas y carne en abundancia, ¡carne! y además bien regada con ese licor tan rico que hacen, la rica era magra y jugosa lo cual hizo las delicias de la tropa.

Rápidamente la moral subió como la temperatura de los que ingerían aquel licor  y los hombres se fueron quedando dormidos, el licor obraba milagros con los que costaban de dormir normalmente.

De guardia quedaron curiosamente, Heriberto y Claudio, ¿quién sabe si por castigo de Pizarro por haber hablado tan abiertamente?

Al de Almagro se le vio poco, aunque a última hora entró en el chamizo de Pizarro y ahí seguían los dos a solas, no se sabe muy bien haciendo qué.