Partida Rol por web

Tras salir de la tetería, comenzáis a caminar hacia el Alcázar. Alexander conoce un camino rápido, y la oscuridad de los callejones toledanos parece que os oculta de las miradas curiosas.

Durante el recorrido, un cosquilleo en vuestra nuca os hace presentir que os vigilan, pero a simple vista no distinguís nada.

Subiendo la última calle, podéis contemplar el edificio en su increíble esplendor nocturno

Buscáis la entrada y os coláis como os había dicho Eurídico. 

Tras pasar el patio, entráis por una puerta en la que hay una multitud de escaleras.

Antes de decidir por dónde subir, una mujer aparece en lo alto de las escaleras

Sorprendida, aunque con una cara enfurecida, os grita

¿¡Quién demonios sois!? ¿¡A qué habéis venido!?

No habían tenido muchas dificultades en entrar en el Alcazar. La cuestión era ahora llegar hasta el Príncipe sin problema alguno. Pero parecía que no iban a tener suerte, porque justo cuando íbamos a subir por una de las escaleras una mujer nos sorprende. 

Adios a nuestra entrada sorpresa- piensa.

Venimos a ver al Príncipe. Es muy importante- responde, mirando a sus compañeros. Él no era el mas adecuado para tener una conversación "educada".

Camino del Alcázar, voy pensando en nuestra futura entrevista con el príncipe. Sé por experiencia que las personas con poder pueden resultar difíciles de tratar, así que me dedico a pulir la estrategia a seguir durante la audiencia. Si rehusa ayudarnos podemos amenazarle con hacer pública su implicación en la trama de Roberto, pero eso no deja de ser un farol porque ponerse en contra del Príncipe podría resultar muy peligroso.

Sigo con mis cavilaciones hasta que la voz de la mujer hace que reaccione. Uno de mis compañeros se apresura a responder, aunque se ve rápidamente que no está acostumbrado a tratar con la nobleza, así que intervengo para intentar arreglar la situación.

- Disculpe la brusquedad de mi compañero, ha sido una noche dura para todos nosotros. Antes de nada, déjeme que me presente, me llamo Salvatore de Ventimiglia, de la corte de Salamanca. Mis compañeros y yo tenemos un asunto  urgente que discutir con el Príncipe.

Ojalá pudiese darle más detalles, pero me temo que dicho asunto es bastante delicado así que preferiríamos tratarlo en privado con él. Dígale simplemente que nos envía Eurídico y que el asunto esta relacionado con Roberto Lebronch. Con esto ya sabrá sobre que queremos hablar.

Saliendo de la tetaría en dirección al Alcázar me situó al lado de Omar, caminando en silencio hasta que noto la necesidad de decir algo para contestar la pregunta que quedó en el aire. Tal vez hable poco, pero se escuchar.

-Elena es el antiguo amor de Octavio, tan vieja como lo sea él. Trabaja para Roberto y aparentemente comparte las mismas ansia de poder sobre Caín.-

Una rápida retrospectiva rememora el encuentro con Mary y nuestro asunto personal pendiente por ahora. No es el primer vástago que se me ríe a la cara, pero como lo hizo, me enoja terriblemente. No creo que mis deseos de venganza me llevaran a matarla. Ahora lo dudo. Sin el furor de la rabia se me antoja una niña adorable y tierna a la que peinar, comprar un regalo o probarle vestidos. Tal vez me conformaría en que me temiera por primera vez, si. Hacerle suficiente daño para borrarle esa sonrisa sarcástica y autosuficiente de listilla, romperle el espíritu y contemplar su bello rostro desencajado por la incertidumbre y el miedo...
Vamos: bajarle los humos, como se sigue diciendo hoy en día.

-Mary es otro lacayo destacable de Roberto, una niña de unos 10 años rápida y fuerte como el diablo que lleva dentro.-

Mientras avanzamos por el Alcázar mis pensamientos van simulando como podría tomar ventaja en un combate singular contra Mary, provocarle el orgullo no sería la parte difícil. De repente caigo en que olvidé preguntarle a Eurídico acerca de ella, ¿De dónde ha salido? ¿Es la hija de alguien? ¿Qué hace con alguien como Roberto? ¿Cuántos años tiene?...

Desafortunadamente hay asuntos más importantes que eso, me digo cuando Salvatore nos presenta a la mujer, pero en cuanto se tranquilice un poco todo me ocupare de mis cosas.

Me sorprendió mucho encontrarme a alguien ahí dentro. Pero lo que más me sorprendió fueron las palabras de Salvatore y Alexander. Se me hacía raro que hablaran con cualquier persona en seguida del príncipe. Su sire le había enseñado pocas cosas en el tiempo que lo instruyó, pero está claro que una de ellas era permanecer ocultos y tratar de ocultar su vida vampírica del resto de criaturas de este planeta. Pero por lo visto sus compañeros no eran de su opinión. No había tenido ningún problema en declarar sus intenciones y de mencionar al Príncipe, aun título tan solo conocido por aquellos de la misma especie.

Tan solo pudo encogerse de hombros y esperar como se resolviesen los hechos.

Me encontraba a lado de mis compañeros, pero por alguna razón mis pensamientos se encontraban idos, como si aún procesara toda la información que había acabado de descubrir, lo único que podía aportar a este momento era sonreír, y tratar de transmitir empatía hacia la mujer que nos había recibido.

Te contesto:

1.¿Han pasado mas de 2 horas des del enfrentamiento? (para saber si todavía me dura el efecto de la disciplina)

Casi ha pasado 1 hora, así que todavía tienes el efecto

2.¿Cuántos puntos de sangre consigo del vástago que ataqué?

Cuando llegue a casa lo compruebo, que no tengo aquí los libros

Consultado. Obtienes 6 puntos de sangre

3.¿Conozco algún detalle/leyenda/mito sobre el ritual de despertar a Caín o rituales parecidos? por lo que dices parece mágia de sangre al mas puro estilo de la especialidad de mi pj. ¿Podría hacer alguna tirada para saber al menos los elementos que se requieren, el tiempo necesario para llevar a cabo un ritual así o algun otro detalle que pudiera ser útil en un futuro?

Es un antiguo ritual de tu especialidad (inventado por mí, claro). Puedes preguntar a Eurídico lo que quieras, ya que como tu no has estado, tienes esa posibilidad. Si lo que quieres saber es si tu personaje puede reconocerlo sin tener que preguntar, tira Inteligencia + Ocultimos, dificultad 7

En el camino hacia el alcazar, no sólo habéis notado unos ojos en vuestra espalda, si no que, al mirar hacia los tejados, habéis visto una figura que os estaba siguiendo. Desaparece antes de que lleguéis a vuestro destino

Patricia, de brazos cruzados, parece que se relaja cuando os escucha.

Ah, así que Eurídico, otra vez ese viejo pesado...

Muy bien, acompañadme, yo os llevaré ante El Príncipe. Aunque no sepa de vuestra visita, nunca rechaza una audiencia.

Sube por unas escaleras y la seguís. Tras atravesar dos pasillos, abre de par en par una puerta enorme. En el centro, hay un vampiro sentado en una gran silla y varios vástagos a su alrededor.

Mi Príncipe dice Patricia haciendo una pequeña reverencia y os señala. Han venido a hablar con usted por... 

Ante un gesto del Príncipe, Patricia cierra la boca y se echa a un lado

El Príncipe baja la mano y os examina con la mirada uno a uno, con aires de superioridad. Al final, se digna a hablaros

Soy El Príncipe y aquí deberéis ateneros a mis normas. No os conozco, no sois de aquí...

¿Quiénes sois y qué queréis? Vuestros ojos parecen exigir respuestas

Es la primera vez que tengo audiencia con un Príncipe y no se bien como reaccionar. Mi Sire me había hablado de este tipo de encuentros, pero allá donde había ido siempre había pasado desapercibido. Nunca me había juntado con más vampiros que aquella que me dio el abrazo. No sabía cuales eran las formas. No sabía como acercarme a él. No sabía que hacer. Así que esperé mirando a los demás. 

Los miré para saber como tenía que reaccionar e imitaría aquello que viera hacer a mis compañeros.

Soy Alexander- responde a sus palabras. No presentarse ante el Príncipe podría acarrearles problemas. Y se notaba que el Príncipe era poderoso, muy poderoso- venimos a informarle de cierta situación que creemos que le puede resultar interesante- tras esto mira a sus compañeros. Él no era de los que mejor hablaban y sabían explicarse. Alguno de ellos podría hacerlo mejor que él.

Los silencios se hacían incómodos mientras veía como mis compañeros medio desconcertados no se atrevían a exponer el caso o no sabían bien como hacerlo sin meter la pata.

Dudé unos instantes, mi naturaleza era calmada y analítica pero con diferencia era el mas dotado de toda aquella tropa de cachorrillos así que no me demoré mas

- Dr. Zimbardo,

mi presentación de cortesía es la que precede mis siguientes insinuaciones

- Mis compañerros y yo  gustaríamos de informarle sobrre un reciente encuentro con herr Roberto Lebronch,

si, eso podía ser un buen principio para determinar la actual relación entre las dos partes. Si el principe mostraba un especial agrado hacia nuestro enemigo lo mejor sería inventar una tapadera y marcharse sin que ninguno de mis compañeros metiera antes la pata.

- ¿Conose usted al susodicho?

Llegar hasta el príncipe ha resultado fácil, pero ahora hay que tener cuidado para no molestarle con alguna frase inoportuna. Uno de mis compañeros ha tomado la iniciativa en la conversación, así que por el momento me mantengo en silencio. Si nos ponemos todos a hablar al mismo tiempo vamos a dar una impresión nefasta.

Tanta formalidad y protocolo me resulta incomodo por lo que empiezo a sentirme presionado e molesto. Pienso que mi lugar en este momento es un bosque profundo en el que pueda perderme, solo o acompañado de otros vástagos de mi clan que se comuniquen con la naturaleza.

Observando nervioso mi alrededor, como si tratara de escapar no me imagino los vinculos de servidumbre y opulencia que mantienen en esta ciudad.

Cierto que donde quiera que vayas habrá otro príncipe, y mientras haya alguien mas viejo que tu, seguirán existiendo incluso de la forma más tribal y primitiva posible. De hecho da igual la forma y el lugar. Todos los príncipes se parecen tarde o temprano.

Esta vez, rodeado de un lujo que se me antoja extraño, innecesario, superficial y mortal me doy cuenta de que ese tipo de cosas empiezan a perder el sentido para mi.

Tal vez entienda mi inmortalidad de otra manera. Si. Al fijarme en como todos miran expectantes a Zimbardo o el llamado Salvatore me doy cuenta de que a parte de diferir en las edades compartimos mundos muy distintos. Y ahora mismo nos encontramos en el suyo, por lo que discurrir en un segundo plano me parece la mejor forma de abordar todo este asunto dejando que sean ellos quienes se ganen el favor del Príncipe.

Sobre el ritual:

Reconoces el ritual como uno de invocación. Aunque hayas leído sobre este tipo de ritos, este mezcla sangre de distintos tipos de vástagos, lo que te hace deducir que el espíritu a invocar es de gran poder. Cuanta más tipos de sangre mezclados, más poderoso.
Te han dicho que es para invocar a Caín. No conoces ningún otro rito para ello, pues nadie sabe cuál es el estado de Caín, y tampoco quieren saberlo. También recuerdas como los locos que creen en la Gehena hablan de un fin de los días, con la posible llegada de Caín para aniquilar a todos.
A parte de la sangre, se requiere un recipiente donde el espíritu se integre. Las diferentes sangres caerán en el recipiente, bañándole por dentro y por fuera. Este proceso durará unos 10 minutos, pues cada gota de sangre debe recorrer su cuerpo.
La noche debe ser de luna nueva, ya que, aunque invisible, la luz oscura emitida por la luna es capaz de guiar a los espíritus al lugar de la llamada. 
Durante un breve instante, el recipiente parecerá muerto, pero regresará con todo el poder del espíritu.

Sabes que, si esos ritos y leyendas se cumplen y se trae de nuevo a Caín, puede ser el fin de los vampiros y de la humanidad.

Respecto a la otra tirada: Notas la presencia de alguien por los tejados, pero no distingues con exactitud dónde ni quién es.

Si hay algo más del rito que quieras saber, pregunta, a ver si se me ha pasado o es que no te lo puedo contar ^^

El Príncipe se recuesta en su trono y junta sus manos

El Sr Lebronch... Vaya, así que debéis ser los primeros en salir con vida de sus juegos... Enhorabuena, supongo.

Extrae un anillo de uno de sus dedos y empieza a juguetear con él. Está claro que está algo nervioso.

Sí, le conozco. Hace años que está en mi territorio. Poco sabía de sus juegos antes de que el viejo Eurídico intentara contármelo. Pero mis superiores ya me habían avisado que no me metiera en esos asuntos.

Se rascó la barbilla mientras pensaba tranquilamente

Pero siempre tuve curiosidad... ¿Qué hace Roberto en el antiguo manicomio para que ningún vampiro que lleve salga vivo? ¡Ja!

Empezó a reír y algunos miembros de su corte le imitaron. No parecían querer enfadar a El Príncipe. Pero Patricia no lo hizo. Se mantuvo con la mirada puesta en su rostro, sin sonreír ni siquiera.

Al ver que uno de sus súbditos no se reía, su rostro pasó de la felicidad al enfado en cuestión de milésimas de segundos. Os miró a todos y gritó

¡Descorteses, traidores, varios de vosotros no se han presentado! ¿Queréis la muerte? ¡De rodillas, y dad vuestros nombres!