En el interior de la cantina de un solo piso el ambiente se nota cargado, el humo lo habita todo, y con dificultad puedes ver la barra, con el humo y con la poca luz que hay en el interior.

Con eso y con el silencio casi sepulcral que ahí reside, llegas a creer que no hay ningún cliente.

En un momento que la cortina de humo se medio dispersa logras ver lo que te parecen las trenzas verdosas de tu Maestro, entrando en una habitación.

Me acerco a la puerta de la habitacion y me paro a ver si oigo algun ruido extraño, preparado para derribar la puerta y entrar sable en mano si hace falta

No llegas a pegar la oreja a la puerta para intentar escuchar algo, un leve zumbido te llega a los pabellones auditivos. ¡Sí! La puerta se ha abierto, una gran mano de color verde te agarra de la solapa de la túnica, y te hace entrar a la habitación.

Ese gamorreano no tiene cara de buenos amigos, como todos los gamorreanos, lo oyes rugir y gemir en su idioma, del cual no logras extraer ninguna palabra.

Me quedo paralizado un momento mientras asimilo lo que esta pasando, pero es segudia me recupero y me dispongo a luchar

Ves como el gamorreano esconde a su espalda un vibromachete, en ese justo momento mueve ese mismo brazo y te asesta un tajo sobre el pecho, que no logras esquivas por muy poco.

Justo en ese momento la puerta se cierra, dejándoos a solas a tu atacante y a ti.

Por suerte la dureza natural de mi piel impide una herida que de otro modo hubiese supuesto un grave problema. En cuanto recuperas el control de la situacion, enciendes tu sable y asestas un golpe descendente al gamorreano.

Después de recibir un golpe con el vibromachete del gamorreano, enciendes rápidamente tu sable de luz, y te dejas llevar por la Fuerza.

En un momento de calma Jedi, comienzas a recordar algunos de los movimientos más famosos que has visto tantas veces en tu holoreproductor. Giras sobre ti mismo, quedando de espaldas al gorrino, durante el arco que ha hecho tu sable, la Fuerza lo ha dirigido al cuerpo del gamorreano, el cual, estando tan cerca tuyo no ha podido evitar, haciendo que la hoja luminosa trazase un surco profundo sobre la piel y la carne de tu atacante.

Entre el olor a carne quemada, notas como el cuerpo del gamorreano se desvanece, al girarte puedes ver la herida cauterizada de forma limpia. De golpe te sientes respirar de forma agitada, con los ojos abiertos de par en par.

Una puerta falsa al fondo de la sala se abre. De dentro, un halo de luz verde sale, seguido de un sable de luz, y detrás de este, como has adivinado, tu Maestro, que te mira fijamente.

- Gracias - dice apagando el sable -. Al menos no tengo que esforzarme por uno más - te sonríe -. Ya hablaré más tarde contigo por desobedecerme, ahora salgamos de aquí, ya se como llegar arriba.

Mientras tu sigues absorto, recordando el momento, Vodo se dedica a apartar el cuerpo inherte y a abrir la puerta.

- Disimula - te dice mientras la abre.

Ambos salís de la cantina, como si nada hubiera pasado.

El piloto os espera a las afueras de la nave estrellada, con un par de mochilas llenas de cosas, que os cargáis a las espaldas, dirigiéndoos a un elevador, donde un grupo de soldados os esperan para llevaros de vuelta a la superficie, y a vuestro objetivo, el senado.

Una vez que llego al templo, me dirijo a la sala de entrenamiento para compartir mi reciente experiencia con los pocos conocidos que aun siguen en el templo, y para pasar el rato entrenando hasta que nos llamen a la sala del consejo

FIN DE PRÓLOGO