Partida Rol por web

Terl conecta el sensor de visionado dirigiendolo a la caja cilíndrica.

En el menú de apreciaciones de visionado, va hasta el comando; Encargos de seguridad.

En los que Terl puso una rutina de búsqueda de vida nativa en el planeta.

Al pinchar ahí, le muestra dos colonias de escasa densidad de humanos en el norte de la isla oriental de un conjunto de dos.

Las poblaciones no sobrepasan los 300 habitantes entre ambas. Lo que le sorprende, es ver que algunos Psyclos se divertían, disparando a algunas bestias (vacas), mutilando sus patas. Y sobre todo ver a un nativo salir de la nave de reconocimiento, cuando esta aterrizó para cargar minerales.

El nativo se fue con otros que parecíane esperarle.

Tal vez estén utilizando tecnología psyclo. Lo cual le solucionaría bastante las cosas.

Terl observa las grabaciones sorprendido. ¿Que demonios hacen unos psyclos tomando contacto con los humanos? Quizás eso pudiera serle útil para llevar a cabo su plan sin embargo, no puede evitar sentirse intrigado.

Por otra parte Terl recuerda el asunto de las criaturas que ya tiene prisioneras. Sería buena idea llevarlos al aleccionador de conocimientos. Si pueden aprender la lengua Pscylo todo sería mucho más sencillo.

Maldita sea, por otra parte tenemos el asunto de la producción. Necesitamos incrementar los envíos de mineral en 350 toneladas por cada uno. Ahora no pueden destinarme a otra de estas malditas colonias.

El día ha sido largo y el jefe de seguridad necesita algo de descanso. Las criaturas probablemente estén pasando hambre y sed, pero deberían poder aguantar un día sin comer ni beber.

Terl se marcha a descansar, la noche trancurre en un suspiro. El despertador de la cúpula le avisa del inicio de la jornada laboral psyclo.

Terl despierta y se prepara para un nuevo día, seguramente tan largo como el de ayer. Veamos, lo primero será encontrar de una vez a esos vagos de Kerr y Schyferr. A alguien hay que comunicarle la ampliación de los turnos de trabajo.

Y tendré decirle a Sartog que se lleve esa chatarra de programador. Espero que ya haya ejecutado a esos inútiles. No sería nada bueno que corrieran rumores al tiempo que se aumentan los turnos de trabajo.
Después de eso será necesario ocuparse de las criaturas nativas. Hoy habrá que darles algo de comer, para que cojan confianza. Será bueno intentar hacerles pensar que somos amigos, aunque no creo que sea fácil.

Si aún quedara tiempo, un vuelo sobre esas islas estaría bien, aunque probablemente sea una labor que haya que dejar para mañana.

Terl piensa en que podrían comer esas criaturas. Quizás la comida Psyclo les sentara bien, o quizás no. La verdad es que este tipo de cosas nunca han sido muy del agrado del jefe de seguridad. Siempre ha sido más partidario de la fuerza bruta.

Quizás en las bases de datos de la cúpula pudiera encontrar algo sobre la alimentación de las criaturas nativas.

Terl sabe que una vez le explicaron que los humanos se alimentan de seres vivos del midmo planeta que ellos matan y comen.

Recuerda que en la parte exterior de los angares varias criaturas de pequeño tamaño con bigotes largos se apiñan en busca de comida.

Al intentar buscarles te informan que han salido en una nave de reconocimiento hacia las minas y nuevas cúpulas del sector WR-45.

Curiosamente el mismo en el que se observaron los nativos en la grabación que recibiste.

Terl queda sorprendido al descubrir que esos dos patanes han salido precisamente hacia el sector WR-45; precisamente ese sector. Maldiciones. No puedo dejar de investigar ese sector. Algo raro se cuece en esas nuevas cúpulas. Y esos dos saben algo sin duda. Si algo ha aprendido Terl con el tiempo es que las casualidades no existen.

Con cara de pocos amigos Terl llama por intercomunicador a Sartog, poniéndole en conocimiento del aumento de los turnos de trabajo, y responsabilizándose del mantenimiento del orden.

Dicho esto, el jefe de seguridad en persona se dirige al exterior de los hangares, en busca de esas criaturas que pudieran servir de alimento a los indígenas. No es un trabajo para un jefe de seguridad, pero no puede prescindir de más obreros.

Después de eso será necesario acudir a las jaulas y elegir a un par de especímenes para introducirlos en el aleccionador. Dos de los cazados ayer parecían bastante robustos. Probablemente sean ellos los afortunados.

Terl caza lagunos seres de orejas redondas y planas de un tamaño irrisorio y se dirige hacia las jaulas.

Los cuatro psyclos entran en el despacho de Terl.

Terl se sienta en su sillón, mostrando los tres asientos libres a los otros tres.

Sentaos. Muy bien empezaré.

Terl carraspeo ligeramente.

¿Sabéis que la compañía está al borde de la banca rota? Pues así es. El jefazo no lo quiere reconocer. Si no salvamos la explotación, la compañía nos enviará a mundos exteriores, sin atmósfera, con peores sueldos. No es que esta bola de fango me guste en exceso, pero desde luego se está mejor que en un asteroide.

Así pues, me propongo ayudarla convirtiendo a estos humanos en esclavos que nos ayuden a incrementar os beneficios de la compañía. Necesitamos en especial cobre y plata. Para la industria del teletransporte.

Sólo tardaría mucho en hacerlo, pero si me ayudáis, conseguiría en menos tiempo más resultados. Por supuesto y debido a mi puesto, lograría que vosotros recibierais una buena compensación económica.

¿Os interesa?

Mientras nos dirigíamos al despacho de Terl, no podía seguir oyendo las palabras de Kerr. Parece que mi compañero es más impulsivo de lo que parecía en un momento.

Al pasar por la puerta del despacho de Ortneg no puedo evitar echar un vistazo, solo para comprobar que la silla sigue fría y solitaria.

Me siento entre inquieto y espectante, curioso ante lo que nos tenga que decir nuestro superior, y escucho..........

............tras las palabras de Kerr, me muevo un poco inquieto en el asiento e, incorporándome

Pero, eso quiere decir que tambien les vas a enseñar a manejar nuestras máquinas ¿cierto?. Lo cierto es que lo tengo demasiado claro, parece que hay demasiadas de esas ratas en esta bola de mierda, y uno de ellos me hizo ésto digo señalando mi ojo. Si les das demasiado, quizás tengamos problemas más tarde.

Me vuelvo a recostar

¿de cuánto tiempo estamos hablando?

Jejeje. - Ríe el jefe de seguridad.

Una vez hayamos hecho sanear las cuentas de la compañía, los eliminaremos y nadie sabrá nada. No dejaré que obtengan información sobre nuestra tecnoloigía. Solo el lenguaje para entendernos. El manejo de maquinaria y premiarles.

Terl parece recordar algo.

Esas bestias me han dicho que necesitaban comer, comen carne de animales grandes y beben agua.

Así pues que iremos los tres a cazar alguno de esos seres y se los daremos para comer. Iremos en la lanzadera de meracncías, le traeremos comida y luego a trabajar.

Terl mira a los tres psyclo. Frunce el ceño casi amenazante.

Aquí es donde decidís si continuais o no.

Kerr mira a Schyferr con ojos de indecisión. Terl sabe que Kerr tiene muchas deudas familiares en su hogar y por eso está aquí, es algo que Schyferr desconoce, aunque seguramente sospeche. Nadie viene hasta este lugar perdido de la mano del Creador sin unos buenos motivos.

¿Y cómo piensas hacer que unos animales aprendan a manejar la complicada maquinaria? Recuerda que terminamos con toda la resistencia humana en minutos. Seguramente ni conozcan las teorías de los saltos hiperespaciales y no creo que sepan ni las normas básicas de las matemáticas.

Eslo se o enseñaremos con el adiestrador electrónico.*

Kerr se queda en silencio. Su actitud es la de esperar a que Schyferr se pronuncie a favor o en contra.
Sus ojos no paran de recorrer la habitación buscando alguna pictocámara. Nunca se sabe qué tipo de objetivo real tiene Terl y tal vez esté tratando de acusarlos.
Kerr respira aceleradamente y se nota su nerviosismo en sus movimientos.

Un tanto nervioso ante la iniciativa de Terl, me incorporo de nuevo sobre el asiento

Parece claro que no nos queda más remedio que subirnos al carro de los "vencedores" 

digo recalcando la palabra vencedores

Y bien ¿cuál es el plan? ¿a quienes vas a entrenar?, será mejor seleccionar a unos pocos mientras al resto los tenemos prisioneros, así no se les pasará por la cabeza hacer ninguna tonteria.

A propósito ¿dónde está Ortneg? no le he visto desde que hemos llegado, y tampoco está en su mesa