Partida Rol por web

Mi cabeza empieza a dar vueltas, ¿su  imaginación? ¿Igual que la de aquella mujer? ¿Qué estaba pasando? Tendría que hablar a solas con Dionís en cuanto pudiera... 

Miré expectante a madre, tenía curiosidad por conocer el relato de tío Manel... 

-Tal y como dice mi hijo, si los asuntos a tratar son tan graves como parece o como afirmáis, deberían ser expuestos cuanto antes. -dije, secamente. ¿A qué venía tanto circunloquio? Si tenía algo que decir, más valía decirlo ya. -Tampoco es necesario que abundéis en detalles, si así lo consideráis- añadí, echando un vistazo a las otras mujeres, con cierta consideración hacia mi hija. Mientras tanto, Dionís parecía seguir añadiendo detalles a aquella extraña narración: llantos de niños invisibles, marcas paganas, nada de lo que aquello parecía implicar me gustaba en absoluto. Y aquel torreón, aquel lugar abandonado junto al estanque... Escuché, impasible, los detalles y esperé a que terminase.

-Desde luego es una historia poco convencional. Dionís, ¿estás absolutamente convencido de no haberte tomado un pellejo de vino de más mientras perseguíais al cervatillo? -dije con cierto desdén. Aún no tenía muy claro que debía hacer con toda aquella historia. Quedé pensativa unos instantes, expectante por si mi cuñado Manel se decidía a iniciar su relato o no.

-Os juro mi señora, que los hechos fueron tal y como los he relatado. No esconderé mi afición por el buen beber, pero jamás se me ocurriría salir de caza con vuestro hijo bajo los efectos del vino. Si fuera menester, podemos demostrar la veracidad de nuestras palabras volviendo al lugar con quien creáis necesario. 

jamás se me ocurriría salir de caza con vuestro hijo bajo los efectos del vino

Guiñé un ojo a Vicenç. Quizá mi afirmación no era muy afinada, por no decir falsa. Pero vi que Maria no estaba para muchas bromas...

Hago caso omiso a la broma de Dionís. Al parecer la situación no estaba para juegos... y no quería que tomaran nuestra "aventura" como una charada.

Recorro con la mirada a los presentes, esperando con curiosidad la narración del tío Manel... 

En cuanto pueda, debía hablar con Dionís... 

Ayer por la noche una mujer que parecía ida de la cabeza, quiso agredirme con sus uñas en la entrada de la taberna hablándome sobre un hijo robado, los demás presentes me dijeron que era una loca y no le di más importancia. Luego un hombre entró en la taberna herido de un flechazo así es como me enteré del ataque. Os vine a avisar tan rápidamente como pude y salimos del castillo con presteza hacia donde el pobre diablo superviviente nos guió con sus escuetas señas, en mitad de la noche, las montañas parecen, como siempre a esas horas, gigantes agazapados que observan los movimientos de los viajeros. Al llegar pudimos ver con horror un espectáculo dantesco. Había sido una emboscada certera y rápida, hace tiempo que los buitres y los cuervos se nos han adelantado, alzan el vuelo al escucharnos cabalgar sobre el camino real. Cuatro carromatos abatidos, uno de ellos todavía en llamas. Sobre todos ellos hay clavadas una cantidad ingente de flechas.

Caminamos sorteando cadáveres en un espectáculo que no veía desde hacía muchos años.  Tomo aire antes de continuar.

Muchos hombres pese al valor que demuestran en todos los aspectos de su vida, no habían visto nunca un hombre eviscerado, y mucho menos una masacre como aquella, muchos echan las tripas al suelo al ver un hombre sin ojos o una mujer violada y asesinada.

Salto acrobáticamente con los ojos entre los cadáveres buscando alguno ataviado como un bandido, pero sólo veo pobres mercaderes y aldeanos. Repaso el contenido de los carros volcados, nada fuera de lugar, busco huellas en la distancia, y pronto me doy cuenta. El contenido de los carros está casi intacto. Quien sea que ha perpetrado esta matanza, sólo ha saqueado parcialmente las mercancías, como un niño que hace la tarea a desgana. Me sorprendo levemente ya que por la carnicería que veo no son simples bandidos. Suspiro brevemente.

Pronto mis sospechas se aclaran gracias a una herradura perdida que ha encontrado un compañero de armas en la ladera. Un vistazo rápido a los alrededores nos lo confirma: sean quienes sean, esos malnacidos tienen caballos. Mando buscar el rastro de huída de los asaltantes y al cabo de un rato, que se antoja eterno, vuelven con más malas e inquietantes noticias. El rastro se aleja en dirección norte. Pese a que nuestra sangre pide venganza por aquella masacre sin sentido nuestra cabeza fría nos indica que lo más prudente es volver, informar y prepararnos debidamente. 

Mis señores, mi conclusión si os sirve de algo es la siguiente, los que atacaron la caravana, por lo menos, eran treinta caballeros y una cantidad no menor de infantes. Buenas botas, caballos herrados. Nada que ver con los bandidos con los que tratamos habitualmente. Espero haber hecho lo correcto a sus ojos mis señores. Ahora si no les molesta, y a no ser que tengan alguna duda, iré a asearme antes de unirme al desayuno.

Eso es terrible, tanto por las pérdidas de vidas y materiales, como por el hecho de haber un grupo de bandidos tan grande y bien equipado.

Me quedo un momento pensando con cara dudosa.

Es una hipótesis, pero y si no son bandidos, sino una avanzadilla de exploración, que se prepara para atacar. Tal vez, deberíamos fortalecer los controles y las defensas del castillo por si acaso.

Escucho con atención las palabras de mi tío y de Pèire. Lo que dicen es preocupante.

-En ese caso el torreón que divisamos podría funcionarnos como atalaya. Desde su posición, se puede vigilar un área extensa. Y al estar aún los cimientos, no tendríamos que construir de 0.

En el preciso momento que Manel habla de la mujer que intentó agredirlo en la taberna me atraganto levemente con un pequeño trozo de comida que tuviera en la boca.

 - Cof, Cof, Cof... - Me pego unos pequeños golpecitos en la zona del pecho y recupero mi estado tranquilo.

Escucho atentamente el relato de Manel sin dejar de mirarlo y quedándome con cada una de sus palabras.

- No resulta extraño a nadie más lo de la mujer que habló de un hijo robado y que Diosís escuchara un llanto de niño...

Lo digo casi en un susurro como si realmente no quisiera que me escucharan.

Querida sobrina, espero no haberos importunado con los detalles de la historia, mi intención bien habría sido esperar a un momento más oportuno para contarlo pero si se requiere presteza por parte de mis señores no pondré inconvenientes y seré presto. 

No veo relación en lo del niño más allá de una simple coincidencia, sin embargo, si quieres discutirlo más en detalle podemos hacerlo. De hecho podemos salir a la villa e informarnos más sobre el asunto.

- Con salir os referís a vos con otros de vuestros hombres, mis hermanos u hombres de Padre, ¿no? Respecto a discutirlo con más detalle... Siempre es un placer hablar con vos, tío...

Querida sobrina, si quiere y me desea honrrar con su bella presencia estaría más que dispuesto a enseñarle la villa dando un paseo por sus calles. Las gentes humildes puede que no tengan ni nuestra cultura ni nuestra presencia pero tienen otras virtudes más... Simples.

Miro a María d'Olot, Siempre que su madre se lo permita claro está.

Miro con curiosidad a madre.

Son escasas las ocasiones en las que he salido a la Villa y desconocía las formas de vida de las personas que en ella habitaban...

- Sería un placer y un honor conocer a esas gentes en vuestra presencia, tío... Siempre que madre lo permita, como bien decís...

Al ver, a la joven tan emocionado con la propuesta de su tío, siento un poco de pena por decirlo.

Sé que no se ha pedido mi opinión y sé que lo que diré no os agradara, pero creo que deberías declinar la propuesta de vuestro tío, solo por ahora.

Sé que nos hace mucha gracia y sé que la última palabra la tendrán su madre, pero hay un enemigo desconocido rondando los alrededores.

Pero creo que en este momento es extremadamente peligroso que salgáis y creo que aunque os disguste lo entenderéis.

Enarco una ceja al escuchar los diálogos.

-También pensé en esa relación... querida hermana. Sin embargo, lo que expresa Pèire es lo más sensato del mundo. Lo ideal sería mandar a llamar a las personas, o que Díonis y yo nos encarguemos de ello.

Y ahí estábamos de nuevo... Encerrándome en una elegante prisión alejada de todo y todos... ¿Cómo pretendían que aprendiera cómo es el mundo? ¿Cómo pretendían que aprendiera cómo es una villa, un pueblo, sus gentes...? Cómo pretendían que creciera si ni siquiera me dejaba ver con mis propios ojos lo que había ahí fuera...

Debía ser elegante, sumisa, educada y callada... Entonces... ¿Cómo pretendían que aprendiera a dirigir un hogar si no conocía nada más allá de los muros de mi propio hogar?

Eran este tipo de cosas las que hacían que sintiera ciertos deseos de contraer matrimonio al fin, después de todo en ese momento yo me convertiría en la señora del lugar y podría decidir más cuándo y a dónde ir... ¿no?

Agaché la cabeza ligeramente a modo de aceptación y disculpa

- Tenéis razón... Es demasiaod peligroso salir en estos momentos... Aún contando con la protección de mi tío Manel y su fama de gran guerrero... Gracias por preocuparos por mi persona Señor Peiré y disculpad mis palabras...