Partida Rol por web

- impresionante - no quiso sonar cínica, aunque si había algo de ello en esa exclamación cuidadosamente dicha, con un tono de voz moderado y una pequeña sonrisa en los labios, simulando una abrupta timidez. Alyra, que ya se iba interando de la conversación levantó una ceja,le pareció gracioso que ser Risefeller hablara sobre su encuentro cercano con un trueno, y que su hermana le prestara tanta atención, mostrando asombro, es decir, le costaba saber si su hermana solo estaba siendo cordial o no, pero lo cierto es que si un rayo casi los partió la noche anterior, no estarían ahí para contarlo. Hay relatos sobre muchas ovejas muertas en un radio cercano a la caída de un rayo, aunque no podía negar que las fuerzas de la naturaleza eran impactantes y estremesedoras. Ahora miró de soslayo a ser Risefeller, intentando medir su espíritu, si era particularmente impresionable o había algo de racionalidad brillante en él, sobre todo porque su hermana parecía dispuesta a haber amena su estadía.

La chica también midió la situación, todos esperaban a la heredera, Astrid estaba exagerando un poco en su histrionismo al matar de hambre al grupo, pues, no le fue indiferente el comentario de Lenia, a quien saludó con la mejor de sus sonrisas. De nuevo observó a su madre, que parecía dispuesta a seguir esperando a su hija y de paso exponer al resto al hedor y el hambre, Alyra entornó sus ojos y llamo a una de las sirvientas que estaba apostada cerca de la mesa.

- ve y busca a mi hermana, dile que se excuse al llegar - "y que la excusa fuese muy buena", pudo agregar, pero no, ella también había llegado tarde por un lado y por otro, no estaba en la posición de exigir excusas de su hermana, pero claro, esperar más parecía una bestialidad.

- madre, mi hermana estaba indispuesta, quizás sería mejor empezar sin ella, ¿no crees?- abre sus ojos, dandole énfasis a la palabra "indispuesta", buscando darle la opción a su madre de excusar a su hija mayor, la joya de la corona y que los liberara a todos de aquella peste. 

Bernard rió ante las bromas de Tyler y Lady Myriah. No esperaba que ella se apuntase, fue una grata sorpresa. -Será un honor para mí.- dijo con una amplia sonrisa. Obviamente seguía siendo una broma y no estaba en sus planes peinarse con las hijas Vaelys.

Miró a Tyler cuando mencionó y habló sobre el rayo. Luego miró al centro de la mesa pensativo. Era cierto que el rayo había sonado fuerte, pero Bernard se había llevado otra sensación. No era supersticioso, pero eso ocurrió mientras visitaban la tumba de Richard. Estaba seguro de que su difunto hermano les había hecho una señal y debían tener cuidado en la fiesta. Por supuesto no lo compartiría con los presentes, lo tratarían de loco. Quizá pensarían que era otra de sus bromas.

Volvió a alzar la mirada y aprovechó para saludar a la recién llegada Alyra -Buenos días-.

Jevic asomó a la puerta. Llevaba una bandeja en cada mano con desayuno. Había esperado suficiente y esperaba ver a todos en el comedor, pero quería asegurarse. Susurró a Fiona. -¿Están todos? ¿O vuelvo más tarde?-

Entró junto a Jevic en el gran comedor. Fiona llevaba como dos bebés en brazos, dos centros florales compuestos por margaritas blancas y rosas de color rosa y rojas. En aquella estancia seguía oliendo a establo a pesar de estar abiertas las ventanas de par en par pero siguiendo las ordenes de Ginevra la sirvienta supuso que las flores ayudarían a disimular un poco el mal olor.

Había tomado nota de lo que le pidió la señora Myriah antes de partir, sabía muy bien que la casa Vaelys necesitaba lucir bien en este día, así que esperaba que estuviera complacida por las flores y el servicio que todos los criados se iban a esforzar a prestar a sus invitados y familia.

Hizo una reverencia fina y solemne ante su señora. - Mire mi lady, se ven bonitas no cree? las dejaré con su permiso sobre la mesa. - y así hizo dejó cada uno de los centros florales en un extremo y otro de la mesa para que los invitados pudieran percibir el olor.

Después miró a Jevic, quien le preguntó si estaban todos para servir el desayuno. - Nuestras damas están presentes, al igual que nuestros señores Lord y Lady Vaelys, los caballeros Risefeller también, parece que están todos o quizás falta mi hermano y Evan?. - Fiona no tenía claro si el protocolo en este caso mandaba esperar a los invitados-empleados de la casa, Kyle y Evan. ¿Tenían que sentarse a la mesa ya para disfrutar del desayuno o solo después junto a los invitados que asistieran a la fiesta posterior?. En esa duda se encontraba al igual que Jevic y entonces tomó la palabra y nuevamente le preguntó a la señora. - ¿Esperan a alguien más para que se sirva el desayuno?. - ella aclararía la situación.

-Me alegro de verte, hija mía. Ya pensaba que nadie te había avisado de que todos te esperábamos para desayunar. - dijo Lord Rhys cuando vio entrar a su hija Alyra por la puerta. Su mirada estaba clavada en ella, y en sus palabras había un cariño mezclado con reproche que pocos de los presentes podrían pasar por alto. - Ahora sólo falta que tu hermana Astrid haga acto de presencia también... - comentó Lord Rhys llevando la copa de vino que poco a poco iba vaciándose a los labios.

Sin embargo no bebió: a medio camino de llevar al copa a su boca, una tos seca comenzó a salir de entre sus labios y tuvo que volver a posar la copa en su sitio. El ataque de tos continuó durante unos segundos más en los que Lord Rhys llevó su servilleta a la cara y desvió su rostro para evitar que lo mirasen, hasta que su ataque se calmó. Al menos por el momento, pensó.

Cuando Lord Rhys devolvió la mirada a los presentes, murmurando unas palabras de excusa por su repentino ataque de tos, escuchó lo que Alyra tenía que decir a su hermana y, tras eso, vio a Jevi el cocinero asomarse por la puerta.

-Jevic. - dijo Lord Rhys alzando la voz para que el cocinero lo escuchase desde la entrada. Tuvo que aclararse la garganta antes de continuar. - No te vayas. Sirve ya el desayuno, por favor. A mis invitados primero, ya han esperado lo suficiente. Lo lamento. - les dijo a todos.

Jevic asintió a Lord Rhys y puso dos bandejas sobre la mesa, una de ellas frente a los Risefeller y la otra frente al señor y señora de la casa. Las bandejas contenían embutido, ensalada, tomate, pan y diversos tipos de fruta: manzanas, cerezas, peras y naranjas.

-Si me disculpan iré a buscar el resto- sonrió haciendo una leve reverencia.

Breves minutos después apareció con más bandejas similares que puso cerca del resto de comensales y también trajo leche, zumo de naranja y más vino. -Si desean algo más solo tienen que pedirlo- sonrió espitoso como de costumbre. El chico disfrutaba cocinando y viendo cómo se valoraba la cocina que preparaba. Se mantuvo firme a la espera de alguna orden con los brazos a su espalda.

Mermelada- pidió la más pequeña de los Vaelys, procurando cuidar la pronunciación aprovechando que era una sola palabra.
Sabia que tendría que añadir una cortesía, en esta casa se obligaba, así que se resignó al tartamudeo.
Por ffffavor- añadió forzando sin querer la f. - Y un té gracccias.

Tyler sonrió al escuchar como Lord Rhys ordenaba servir el desayuno. Le hubiese gustado que tras tanta espera estuviesen todos a la mesa, pero su estómago amenazaba con devorarle sus propias tripas. Siguió con la mirada las bandejas que iba sirviendo Jevic, aunque trató de disimularlo para no dejar tan evidente su hambre y ansia por saciarla.

- Muchas gracias mi señor . De todos modos la espera ha valido la pena, en mi opinión- Dijo tratando de ser cortés y haciendo referencia a la buena compañía que ofrecían las jóvenes Vaelys.

Esperó a que los señores de la casa se sirviesen, así como sus hijas, y después tomó un poco de pan y embutido.

Sonrió cuando Mira pidió la mermelada  y el té a Jevic. Recordó como de niño disfrutaba con la mermelada, a veces Bernard y él se colaban en la despensa para comerla a escondidas directamente a cucharadas. Ahora sus gustos habían cambiado y ya no era tan goloso. 

Cuándo dio el primer bocado no pudo evitar hacer una broma y emitió un muy leve sonido similar a un rugido, típico de un perro hambriento que deja claro con ello que no permitirá que nadie se acerque a su comida. Tabitha pudo oírlo, las demás solo vieron como los hombros del caballero se movian ligeramente arriba y abajo, producto de una risa que a penas pudo contener.

Di una pequeña palmada y sonreí con auténtica felicidad - Por fin - murmuré emocionada ante la idea de comer algo, me froté las manos suavemente y pensé que me apetecía más desayunar. Nunca había sido una chica a la que le gustara en exceso el dulce, así que arrugué la nariz cuando mi hermana pidió mermelada. Miré la fruta, eso me apetecía más, pero no sería la primera en coger, aunque tenía hambre.

Ser Tyler : De todos modos la espera ha valido la pena, en mi opinión

Y por cosas como esas ... le caía bien el caballero, siempre cortés y amable. No contesté pero sonreí y miré a mi padre - Padre - dije para llamar su atención con suavidad, pero intentando que no todas las personas se centraran en nuestra conversación. - ¿Estáis muy ocupado luego? después del desayuno, quiero decir - intenté explicarme - Quiero dar un paseo con vos y contaros una noticia - dije con cierta emoción.

Jevic asintió a Mira y fue a por la mermelada y a hacer te.

-Es posible que tenga que atender algunos asuntos antes de la fiesta... - respondió Lord Rhys en un murmullo ante la pregunta de su hija Lenia. Sin embargo, al final esbozó una leve sonrisa. - Pero tranquila, podré sacar un rato para dar ese paseo. - le aseguró. Después de todo, quería escuchar esa noticia que tenía que darle.

Miré a mi padre y sonreí con la mirada llena de cariño, admiraba a ese hombre más que a nadie en el mundo, para mi, era mi todo y sabía perfectamente que ningún hombre sería tan bueno como mi padre, pero intentaría que fuera digno de el.

- Gracias - dije con ternura y me centré en desayunar.

Había empezado el día un poco mal, pero poco a poco había ido mejorando y ahora me sentía feliz y emocionada, la noche iba a ser maravillosa y aunque la mayoría de mis hermanas no parecían muy contentas con ello, yo estaba eufórica con la idea de la fiesta, de los vestidos, de bailar ... y lo demás, ya se vería. Había que disfrutar de los pequeños detalles.

Alcé la mirada para ver a los presentes, John estaba callado, le dediqué una mirada feliz, luego miré Marvin y también sonreí con educación, a Merol, a Jevi, Fiona ... ellos eran los que hacían que la mayoría del tiempo la casa funcionara genial, mi madre podía ser la voz cantante, pero sin ellos, no estaríamos disfrutando, por ejemplo, de un desayuno como el de hoy.

- Así que ... - dejé caer para iniciar una conversación con el resto de la mesa - Hoy será una noche maravillosa, yo ... solo con la idea de ver a mis padres bailar ya soy feliz - por un momento me imaginé que algún día yo tendría un hogar como ese, con un buen marido y organizaría una maravillosa fiesta.

- ¿A cual de los dos os gusta más bailar? - pregunté a los hermanos Risefeller, me pregunté por un momento cual era la verdadera razón por la que estarían invitados.

Más imprevistos surgían. La noticia de un rayo dañando la capilla era algo que nadie podía haber previsto, pero parecía que los dioses, todos ellos, los Siete y los Antiguos, estaban jugando con la fiesta de esta noche. Alguno de los invitados, los más supersticiosos, tenderían a elucubrar u opinar acerca de " La Maldición de Vaelys". Marvin sólo podía pensar en cuanto daño podría hacer esta noticia en las mentes más simples de los temerosos del destino y suspiró, impactado por el añadido de la mala nueva.

Alyra entró en el comedor. Un saludo correcto, de cortesía fue el gesto de Marvin a la noble. La dama mencionó la indisposición de Astrid, la heredera de la familia. Una mala noticia de nuevo, seguramente no la ultima del día. La única cosa positiva de tal anuncio fue que el castellano estaba excusado para tomar su asiento en la mesa, cosa que hizo sin pensarlo mucho. Había estado un buen tiempo de pie esperando la presencia de todos los nobles de la casa en la mesa. 

-Evan se marchó hace un rato. Creo que tenía cosas que hacer-

Respondió a Fiona al no hacerlo nadie antes.
-De Kyle no se nada-
Añadió.

Tomó un poco más de pan y embutido, solía desayunar fuerte y está vez no sería distinto. Su madre siempre había dicho que el desayuno es la comida más importante del día.Tyler también lo creía así, empezar el día cargado de energía era el primer paso para hacer bien las cosas.

- Un desayuno delicioso- a pesar del mal olor creía que lo era.

Sonrió ante el diálogo de Lenia y Lord Rhys. La muchacha era dulce y afectuosa, cualidades que Tyler valoraba mucho en una dama.

Ante la pregunta de Lenia sonrió y mirándole dijo:

- Me atrevería a decir que en cierto modo a mí. Aunque entiendo que gran parte de la vida es bailar, pues de algún modo bailamos al cabalgar, o al entrenar la esgrima y la lucha. A fin de cuentas acaso bailar no es moverse con el ritmo adecuado y compenetrado con tu pareja?ya sea un corcel, una espada o aún mejor, una dama.-

Mordí una fresa y miré a ser Tyler, prestando atención a sus palabras.

- Me atrevería a decir que en cierto modo a mí. Aunque entiendo que gran parte de la vida es bailar, pues de algún modo bailamos al cabalgar, o al entrenar la esgrima y la lucha. A fin de cuentas acaso bailar no es moverse con el ritmo adecuado y compenetrado con tu pareja?ya sea un corcel, una espada o aún mejor, una dama.-

 Con la servilleta, limpié mis labios de forma sutil y asentí - Estoy totalmente conforme - aseguré, erguí la espalda para poder mirarle mejor - Creo que el movimiento es una forma de arte, quiero decir, la forma en la que te mueves o te expresas es ... arte, bailar es sin duda la perfección de ese arte - le mire a los ojos - Una vez tuve la oportunidad de ver como un caballero hacía bailar a su yegua y es una de las cosas más hermosas que he podido presenciar - sonreí ante el recuerdo - Después yo intenté enseñar a Noche, pero no hubo manera - dije refiriéndome a mi caballo. Me dieron unas extrañas ganas de montar a caballo después.

- Igual simplemente no encontré la manera de hacerle bailar sola, debería buscar un buen maestro de baile - sonreí cogiendo ahora una cereza, adoraba las frutas rojas. - Mas allá de galopar y pasear, no he conseguido que Noche haga grandes peripecias, pero me encantaría - tenía ese aire aventurero dentro de mi, de hacer cosas que una señorita no debería hacer, como montar sin silla, escalar árboles y cosas mas típicas de chicos, aunque justo mi otra parte era lo contrario, la señorita que debía ser, sumisa, dócil y correcta. - Quiero decir ... bueno, tampoco se que beneficio tendría saltar con Noche, igual pasear, esta bien - intenté corregir mi pequeña declaración de rebeldía.

Lenia buscaba ser todo lo encantadora que podía ser, pero aquello no desentumia la relación entre las hermanas, Alyra seguía correctamente sentada, bebiendo un poco del té que Fiona se esmeraba en servir, a la que agradeció apenas moviendo su cabeza hacia la joven, algo extraño en los modos de la joven, algo debía mantenerla mortificada como para pasar tan desapercibida, lucir tan distante, cuando ella presisamente era todo lo contrario. No buscaba nunca mostrar sumisión ni los valores que un nombre busca "en una buena esposa", su enseñanza distaba demasiado de aquello.

- lamento la demora padre, entre un improvisto de la mañana y el atender un asunto, demoré más de la cuenta - recoge la reprimenda de su padre, pero en vez de recibirla con doliente gesto, simplemente expone disimuladamente la situación, claro, sin entrar en detalles, además, tampoco se defiende diciendo que no le había quedado claro que aquel desayuno iba a ser tan formal, menos mal que no decidió quedarse en su habitación hasta la noche, como había barajado como opción. Mojó sus labios, y bajó la mirada, sin comer bocado alguno, solo la taza con el té caliente. Un pequeño suspiro de alivio salió de sus labios cuando se mencionó que cierta persona se había ido.

- tengo curiosidad de saber que tan bien se mueve con una espada, Ser Risefeller - a diferencia de su hermana, no fingiría aquellas virtudes que los hombres buscaban, y esos ojos penetrantes e indomitos de Alyra se posaron en los del hombre - en el bailar se debe ser encantador tan solo, y si bien es algo muy difícil en ese momento, no significa que se terminará con una espada en el corazón - bajó la tasa, y le acercó a su hermana pequeña uno de los posillos con mermelada de durazno, notando la forma en que estaba hablando, se preocupó por ella, y apenas terminaran el desayuno, vería que sucedía con ella.- aunque no niego, un baile también puede ser un asunto de vida o muerte cuando es la diplomacia la que juega sus cartas - era consciente del porqué esos hombre estaban ahí, el porqué buscaban sonar agradables y encantadores, no necesitaba que disimularan sus intensiones, de ahí que le parecía un trabajo innecesario de parte de ella actuar como se esperaba que actuara, después de todo, una opción es una opción, incluso si era una "mala esposa".

- y querida hermana, el provecho es demostrar que puedes lograrlo, que Noche y tú pueden hacerlo - a ella no la miró cuando respondió a la retórica de Lenia, por lo menos le había dirigido la palabra.

Jevic llegó con la mermelada y más te. Sirvió a Mira. -¿Deseáis alguna otra cosa?

Cuando Tyler habló para decir que era él quien mejor bailaba, Bernard no dijo nada. Sin duda Tyler era más correcto y delicado con las mujeres, el hombre con el que muchas solían soñar. Nunca había intentado medirse en eso con su hermano ya que no era una de sus mayores aficiones. Si había una fiesta prefería beber, charlar y bromear con los presentes. Si había algo de acción, mejor. 

Ésta claramente era una fiesta dedicada a cortejar a las hijas Vaelys y si solo pensase en eso Bernard no sería él mismo, no estaría cómodo. Él quería pasárselo bien. Para eso eran las fiestas.

Cuando Tyler habló de los distintos tipos de baile Bernard pensó que la mayoría eran milongas, pero cuando nombró la espada no pudo evitar sonreír. Bernard entrenaba con su hermano todos los días que podían. Lo disfrutaba. Si se trataba de eso, Bernard se consideraba un buen bailarín.

Miró hacia Lenia y Alyra cuando hablaron. Su hermano no perdía el tiempo. Parecía que Lenia coqueteaba con él. Sobre Alyra no estaba seguro, esa forma de ser hacía difícil adivinar sus intenciones. Pensó en hacer alguna broma, pero con casi toda la familia presente prefirió no intervenir por el momento. Además, tenía hambre. Miró las bandejas y cogió algo de pan con embutidos.