Partida Rol por web

El tiempo al lado del norteño pasó rápidamente. Fiona escuchó su opinión sobre los arcianos continuando su paseo por un sendero de hojas rojas. - Los que creen en los antiguos dioses no pueden ignorar la belleza de estos bosques ni la pureza de los mismos. Mi padre me enseñó que hablar con ellos era muy útil, escuchan y ven, como dijiste a pesar de la distancia.

El tono de su voz denotaba nostalgia por la pérdida de su padre. La joven recordó los días que acudió con él y su hermano al pequeño bosque de dioses que delimitaba con la casa Ironsmith. - Desde hace generaciones, los arcianos son el legado vivo de las memorias ocultas de los hombres, mujeres y niños que han confiado sus más necesitadas plegarias a los espirítus de la naturaleza. - los árboles hipnotizaban la mirada concentrada de la joven.

Giró su cabeza y sonrió a Galbart cuando le expresó su alegría por saber que su hermano regresó sano y salvo de la guerra. - Los dioses saben porque ocurren las desgracias, nosotros solo podemos aceptarlas y luchar con fortaleza por sobrellevar el dolor lo mejor posible. - respondió por la muerte de su madre.

La benevolencia de los dioses determinaba la suerte de unos y otros en el campo de batalla. - Yo no merecía sufrir, pero la vida no es justa para nadie, nobles ni pobres. Los hombres buenos no merecen morir en la guerra. - acarició los dedos grandes del norteño deslizando los suyos por encima. - Cualquier bando pierde.

La última frase del Ser la instó a observar a su alrededor, el sonido del arroyo cercano a su posición, despertó viejos recuerdos. La primera vez que se vieron. Fiona sonrió con cariño a Gal y soltó su mano con suavidad para ir despacio hacia la orilla del rio.

Cerró los ojos en paz escuchando el suave murmullo del agua, al abrirlos, la visión de su habitación la hizo despertar de su sueño. Galbart Glover sería siempre un sueño imposible para ella.

Fiona:

Miel, nueces, almendras, higos... - enumeró los ingredientes uno por uno contandolos con los dedos. -Y la base que es la torta. - sonrió.

Asentía mientras masticaba escuchando con los ojos muy abiertos a Fiona.

-¿Miel?- miró el postre con curiosidad. Jamás había probado al miel y trataba de ver los trozos de ese dulce manjar, descubrirla entre todo lo que componía aquel postre que llenaba su paladar. 

Sonrió al conocer que a Kyle también le agradaba, desde luego no creía que fuese posible que alguien no gozase con aquello.

 -Yo estoy siempre por los establos, suelo llegar de los primeros, al amanecer. Limpio y cepillo los caballos, también hago trabajar los que están fuertes para que no den problemas a los nobles ni a los sirvientes que necesiten sus servicios. Me encantará que el día que puedas y te vaya bien vengas conmigo y me ayudes con Flecha, estoy seguro de que a ella también le gustará verte- Sonrió y dio otro bocado, aún sin haber encontrado la miel, aunque imaginaba que era lo que le daba aquel sabor tan especial y distinto.  -Quizás algún día, si no necesitan los caballos para cazar o cosas así, puedas llevártela al pueblo para comprar- Sabía que estaban también las mulas, pero muchas veces las necesitaban junto  a los caballos de tiro, Thor y Castaño, para el campo y trabajos pesados. Imaginaba que el pueblo estaría un poco alejado para ir a pié, quizás, y de todos modos quien comprase debería volver cargado. No sabía si los Vaelys podían tener algún problema con eso, pero a fin de cuentas habían comprado a Flecha para ayudar al servicio ¿no? 

Estaba feliz, ahora no recordaba el encierro ni el acoso al que le sometían algunos de sus compañeros mozos de cuadra. De nuevo se sentía libre, como cuando adquirió confianza con Adnan. 

Hizo un par de saltos para tirarse de costado contra el agua, bromeando, parecía una foca borracha, pero por algún motivo no le parecía ni tan ridículo ni tan avergonzante, simplemente se desternillaba de risa.

-¡Está buenísima!- Exclamó. Entonces oyó como Fiona le pedía que se diese la vuelta. Sonrió, no sabía muy bien que pensar pero le hizo caso.  ¿Era posible que entrase a bañarse también? Desde luego esperaba que fuese eso, porque las otras cosas que se le ocurrían es que ella le tirase una piedra a la cabeza o que huyese corriendo. Trató de escuchar para adivinar si ella entraba en el agua.

No estaba nada segura de dar el paso y meterse en el agua. Evan estaba disfrutando como un niño bañándose, su alegría chapoteaba contra el lago y Fiona lo escuchaba con atención y reservas.

¿Qué diría Kyle si se entera de que me he bañado junto a Evan estando semidesnudo? - sin duda su hermano se preocuparía. No hacía mucho que Evan trabajaba para los Vaelys y no era muy lógico que la joven actuase de una forma irresponsable y poco decorosa.

Quiero hacerlo... quiero bañarme y estar al lado de Evan. - se sorprendió con aquel pensamiento. Finalmente el mozo se dio la vuelta y Fiona juntó el suficiente valor para quitarse su ropa de trabajo y quedarse con un fino vestido de color blanco.

-¡No mires! - gritó con desesperado nerviosismo y fuerza hacia los árboles, poniéndose colorada.

Se dio la vuelta despacio observando a Evan de espaldas. Poco a poco, fue sumergiéndose en el agua, mientras sonreia y su vestido se iba pegando a su cuerpo como si se tratase de una segunda piel.

-Tenías razón. - dijo con una sonrisa divertida. -El lago es maravilloso.

Evan sonrió al adivinar que se debía haber metido en el agua.

-No hay nada mejor cuando el calor aprieta- dijo sonriente, aunque ella no le veía sonreír, pues seguía dándole la espalda.

-¿Ya puedo girarme?- preguntó. No sabía cuánto tiempo tenía que permanecer así.

- ¿Sabes nadar Fiona?-

A él le había enseñado Adnan, antes de eso era como una roca y si no hacía pié se hundía en el agua irremediablemente. Se sentía muy orgulloso de poder defenderse en el agua, su mentor era un hombre cultivado, no sabía nada de su procedencia, no solía hablar ni interesarse por el pasado, siempre con la vista al frente, mirando al futuro. Evan había agradecido y aprendido aquello también. Sin embargo precisamente por eso sentía que un aura de misterio envolvía a su maestro y creía posible que procediese de una familia adinerada, seguramente lo suficiente como para que aprendiese tantas cosas, incluso medicina aplicada a los caballos, algo de lo que Evan había aprendido todo lo que pudo.

Las aguas rodeaban la figura de la joven hasta que el nivel fue casi total llegandole al cuello. Fue entonces cuando Fiona respondió que ya podía darse la vuelta y mirarla.

Movía los brazos con suavidad creando pequeños movimientos mientras sonreía a Evan y echaba su cabeza hacia atrás mojando su cabello. El agua abultaba su vestido por la parte baja abombándolo, lo que provocaba que de vez en cuando la muchacha lo plegase.

-¿Nadar? - preguntó extrañada frunciendo el ceño. -¿Qué crees que estoy haciendo? - bromeó moviendo sus brazos y piernas acercándose un poco a la posición de Evan. Sin que se lo esperase le sapilcó el rostro con un poco de agua. Comenzó a reír como una niña.

-Nunca he visto el mar pero en mi antigua casa teniamos un bosque de dioses con un estanque propio. - explicó. -Y allí Kyle y yo jugábamos felices. - eran buenos tiempos para los mellizos antes de que su padre falleciese.

-Tuvimos que aprender a no ahogarnos, ya que mi padre no podía mantenernos a raya. Éramos traviesos,
Kyle más que yo. - recordó la sonrisa de su padre cuando los veía competir entre ellos nadando de una punta a otra del estanque, aguantando la respiración debajo de las aguas, ensuciandose mutuamente con las bolas de tierra mojada que se lanzaban...

-Echo de menos mi hogar. Mi verdadero hogar cuando mi padre vivía.

Sonrió con una extraña nostalgia brillando en sus ojos cuando Fiona rememoró esos momentos con su hermano y su padre.

Deseó haber vivido su infancia con ellos, como el tercer hijo.

-Sois afortunados, muchos niños no tienen hermanos ni un padre afectuoso-
Dió unas brazadas

Fiona le cogió desprevenido, inmerso en sus pensamientos, cuando le salpicó. Evan respondió riendo
-No estoy tan seguro de que Kyle fuese el más travieso- bromeó mientras se pasaba la mano por la cara para eliminar el exceso de agua.

-Me parece muy difícil eso de nadar con vestido. Seguro que si lo hicieses con calzones, como nosotros, nos ganabas de sobras. Yo con vestido creo que me enredaría y me hundiría irremediablemente-

Ciertamente la infancia de los mellizos no había sido del todo mala, a pesar de no haber conocido a su madre.

La criada pensó en la infancia de Evan, quien al parecer no había tenido la suerte de conocer a sus padres. ¿Abandono, muerte prematura...? Era un tema delicado en el cual no quería hacer hincapié para no entristecerlo.

-Tienes razón. Muchos niños no conocen ningún tipo de afecto por poco que sea. - descendió la mirada posando sus ojos sobre las aguas claras y brillantes.

Sonrió de repente pensando en Kyle. -Si lo era, pero yo no me dejaba ganar fácilmente. - por desgracia su hermano se tuvo que ir cumpliendo su deber de vasallo de los Stark, primero fue su padre. Desde aquellos hechos nada volvió a ser lo mismo.

Al escuchar el comentario de Evan y el vestido, elevó las cejas abriendo sus ojos sorprendida. ¿Le estaba gastando una broma?

-Soy una dama. - dijo orgullosa con una sonrisa. -En verdad no es tan complicado como parece. - fue decir aquello y su parte inferior del vestido se volvió a abombar por el agua como la corola de una flor.

Se puso un poco roja y pensó que lo mejor sería hacerse un nudo improvisado hacia el costado. -Así mejor. Puedo echar una carrera contigo. - bromeó.

Muy contenta miró a los dos mientras comían cada uno su trozo de tarta.

Evan preguntó por la miel y Fiona señaló con su dedo índice ligeramente la capa fina de color ambar que cubria la superficie de nueces.

Cuando Evan habló sobre las labores que realizaba en las cuadras ella asintió prestando atención. -Estaré encantada de ir y pasar un rato agradable con vosotros. - esperaba que la yegua se sintiese cómoda con ella poco a poco hasta dejar de ser una desconocida para ella.

Sobre la idea de montarla no estuvo muy segura. Sin embargo era verdad que si la mandaban a comprar al pueblo necesitaría ayuda familiarizándose otra vez con la acción de montar caballo.

-No sé si me acordaré de como se hace. - llevaba un año trabajando para los Vaelys, en todo ese tiempo los señores nunca le habian pedido que hiciese la compra. Otros sirvientes se encargaban.

Le miraba tranquilo, sonriendo. Cuando el vestido se le abombó rió un poco. 

-Dirás lo que quieras, pero eso tiene vida propia- 

Le pareció genial su idea de hacerse un nudo, desde luego Fiona era una chica de recursos.

soluciones sencillas a problemas complicados 

pensó Evan mientras ella se anudaba la falda.

-¡Ah! ¿Quieres echar una carrera conmigo? ¿Estás lista para perder?- Dijo bromeando para provocarla -¿Hasta donde hay que ir?- No quería marcar el la distancia a recorrer, no sabía cuánto controlaba Fiona en el agua y prefería evitar los sustos. Se colocó en posición esperando su señal para salir nadando hasta el punto que ella hubiese fijado.

Observó la miel y la tocó con un dedo, era pringosa, pero muy bonita y dulce. Se chupó el dedo.

-Está muy rica- Dijo sorprendido. Había oído hablar de la miel, pero nunca la había visto y mucho menos tomado.

Dio otro bocado al postre, era delicioso, ya le quedaba poco y miró a ver cuánto quedaba por si podría o no repetir.

-Con un par de paseos enseguida lo recordarás.- Aseguró a Fiona cuando dudó de acordarse de montar a caballo. -Puedo preguntar a mi jefe si al principio puedo acompañarte, no creo que me ponga problemas, es bastante buen tipo, y siendo que Flecha no ha recorrido nunca esos caminos yo iría para supervisar que no de problemas y solucionarlos si surgiesen- Se inclinó un poco hacia los mellizos para hablarles más bajito -Y ya os digo yo que no los dará, o la moleré a palos - rió. Estaba bromeando, jamás tocaría a un animal para dañarlo -No en serio, es una buena yegua, y en el fondo yo también tengo ganas de ver el pueblo-

Se acercó a la barandilla y apoyó su espalda en ella, miró a la chica fijamente y negó suavemente con la cabeza. - Estoy seguro de que tendrás mejores cosas que hacer que ayudar a un tullido.- Dijo estas palabras con pesadumbre pero con gran seriedad. Sabía que el aprecio que sentía por Alyra era mutuo, pero no quería causarle problemas.

La pregunta le pilló por sorpresa y tuvo que tomarse un momento para asimilarla y recuperar la compostura. - Verás, habrás escuchado la frase de "Siempre tiene que haber un Stark en invernalia", pues es lo que pensó tu padre. Le necesitaban aquí para que gobernara.- Intentaba explicarlo lo mejor posible, pues, aunque para él era lo lógico, entendía las dudas de la pequeña. - Por no hablar de que no quiere de sus preciosas hijas.- Esto último lo dijo esbozando una ligerísima sonrisa, posiblemente la primera desde que partió a la guerra.

Kyle disfrutaba en silencio del postre dorniense mientras Evan y Fiona hablaban de ir al pueblo cabalgando. Aunque Evan parecía un buen chico, Fiona seguía siendo su hermana, y creía que era su deber protegerla hasta el momento de que se casara o incluso después de ese momento.

Seguro que un paseo hasta el pueblo sería inocente, pero no les dejaría ir a los dos solos - Podemos aprovechar un día en el que vaya a vender algunas pieles al pueblo, y así tendrás a dos hombres para que te sientas más segura por el camino. 

El postre que había preparado resultó todo un éxito y no podía sentirse más orgullosa. Ojalá su madre o su abuela pudiesen ver lo diestra que se había vuelto en la cocina gracias a las enseñanzas de la segunda y la paciencia de Anna Arryn, quien también la animaba a perder el miedo a cocinar.

Fiona miró el resto del pastel observando a su vez al resto de sirvientes. Le gustaría haberles permitido repetir pero quería que todos tuviesen oportunidad de probarlo. A la semana siguiente volvería a prepararlo y en mas cantidad para quien quisiera repetir.

Cuando Evan habló sobre ir al pueblo y Kyle intervino rápidamente, entendió que su hermano no la dejaría ir sola, aunque fuese acompañada por Evan. Después de todo apenas lo conocían.

Sonrió mirándolos. -Me sentiré más segura si ambos me acompañais. - se puso un poco roja mientras seguía sonriendo entusiasmada.

-Hermano, cuando crees que podríamos ir? - todo dependía del tiempo que tardase en reunir unas buenas pieles.

Miró a continuación a Evan. -Seguro que los caballos se sienten a gusto contigo. Si se me olvida como hacerlo puedes darme unas clases rápidas, ya que Flecha parece llevarse mejor con las mujeres. - bromeó. Aún no lo había visto manejarse con los animales pero Fiona intuía que Evan sería algo así como un encantador de caballos.

Rió por la broma. -No hay nada que no pueda solucionarse con un poco de ingenio.

El nudo alto improvisado al costado de la falda permitiría que la joven moviese las piernas de forma fluida mientras nadase.

-Acepto el reto. - dijo con un brillo de desafío en sus ojos. -El que perderá serás tú. - dio un giro sobre si misma sonriendo.

¿Hasta dónde nadar? - pensó. Tras unos segundos observando el terreno adyaciente al lago habló. -Hay unos cien metros desde aquí hasta aquel roble de grandes raíces. - señaló con su dedo. -Te parece bien que esa sea la meta? - Fiona era pequeñita pero rápida aunque Evan tenía a su favor unos brazos y piernas más largas.

Observó el punto que le indicó Fiona y asintió.
-De acuerdo, dijo preparándose. Las raíces serán la meta, el primero en llegar será el ganador, el otro será ...- Se quedó pensando un rato, no se le ocurría qué podía ser el que no ganase, algo lo suficientemente ridículo como para alimentar el espíritu competitivo, pero algo no tan ofensivo que pudiese deprimir al que no ganase -...un gordo borracho y calvo- terminó diciendo no muy convencido.

-Venga, a la de tres ¿Quien da la salida?- se fué colocando al lado de Fiona y poniéndose en posición para salir rápidamente a la señal.

Al parecer se iba a quedar con las ganas de repetir.

Antes de cruzar la puerta de la cocina sentía verdaderos deseos de salir corriendo y huir de la fortaleza. Sin embargo ahora se encontraba haciendo planes para un futuro que esperaba no fuese muy lejano. No podía negar que sentía feeling con los dos hermanos, quizás fuese por las edades muy similares, quizás por el carácter o quizás porque los tres compartían perdidas y un pasado que había dejado heridas que jamás cicatrizarian del todo. Fuese como fuese Kyle y Fiona habían logrado que recuperase el ánimo y con él el apetito.

Cuando Kyle propuso ir los tres Evan se sintió muy animado, no imaginaba nada mejor que ir los tres juntos a caballo y visitar el pueblo.

-Será fantástico. Y Fiona, por supuesto que si vas a sentirte más segura podemos practicar un poco antes en la pista de la fortaleza, dentro de las murallas, sin correr riesgos-
No importaba cuánto hubiese olvidado ella, ni si podía haber cogido miedo o si se sentía insegura, en temas de caballos y jinetes Evan tenía una paciencia infinita.

Miró a Kyle cuando Fiona preguntó cuándo podría tener las pieles para ir al pueblo. Estaba deseando que llegase ese día.

Por suerte, ni su hermana ni Evan se habían molestado cuando se auto-invitó a la excursión al pueblo, o por lo menos no lo habían expresado.

Cuando Fiona preguntó que día podrían ir al pueblo, Kyle hizo un calculo rápido para ver cuando tendría pieles suficientes - Yo creo que en dos o tres días podría reunir suficientes pieles. Tenía algunas pieles de conejo guardadas, pero ya que hacia el viaje quería aprovechar y conseguir vender un buen lote. Si conseguía cazar un oso, tendría una buena excusa para ir acompañado, ya que si fuera sólo con tanta piel y de buena calidad, podría ser un blanco fácil para bandidos. ​- Mejor dejadme cinco días. Para entonces tendré un lote bastante grande y necesitaré ayuda al trasladarlo.