Partida Rol por web

 Tembaqui parece querer añadir algo, pero con la decisión generosa de Lord Cottonwell acaba callandose

-voy a ver quien picado por Tse-Tse-

Sin mas ceremonia se marcha a la cubierta inferior

 El capitán suspira y se seca el sudor de la frente con un pañuelo bastante usado

-Señor, le recuerdo que el compartimento del que le hable no es de público conocimiento. Sinceramente preferiría que el menor número de personas sepa donde se encuentra exactamente. Y no es que desconfíe de nadie-

Al decir esto con su cara de siempre no sabéis si desconfía de todos o solo está cansado, es un hombre dificil de leer

Me acerco al capitán y digo susurrando... -Lo se capitán, por eso no había nombrado lo que nos iba a enseñar, sea discreto y llévenos a verlo antes de que se apunten todos, solo nos acompañaran los guías, los cuales ya lo saben, bueno solo el señor Farewell, pero es lo mismo, adelante capitán, llévenos sin más demora- ...termino haciéndole un gesto con la mano invitándole a caminar.

Lord Cottonwell susurra algo al capitán, este asiente sin que su expresión adusta cambien en lo más mínimo

-por supuesto, acompáñeme señor-

Tras decir esto hace un gesto a un par de marineros que han bajado tras el

-preparad una camilla y llevad al herido a su camarote, haced lo que os pida el doctor- aqui se gira un segundo a Bluisur -porque usted es doctor ¿no?-

-el resto mejor si se retiran a sus camarotes, parece que los porteadores están tranquilos ahora, pero mejor no provocarles, chico, tu vienes también-

Hace un gesto a Omai y luego se va hacia la zona en que se almacenan los equipajes, esperando que Lord Cottonwell, los guías y Omai les sigan

Herbert con un gesto de indiferencia, se encamina de nuevo hacía los camarotes, el estar rebuscando entre todos los sacos la maldita medicina lo dejo exhausto y no tenía ganas de entrometerse en los problemas de los guías con el capitán y el Lord, así que decidió que lo mejor que podía hacer es ir a descansar a su camarote. Al menos ahí no habría de esos malditos mosquitos.

Boring prefiere seguir el consejo de Kruguer. Coge su cámara y se encamina hacia su camarote. Sus días de defensor acérrimos del joven Omai han terminado. Desde la revuelta aquello se le escapó de las manos. Prefiere que Lord Cottonwell se ocupe de ello. Parece que se le da mejor que a él lidiar con toda esa gente.

Molly, que no tuvo tiempo de seguir las instrucciones que Lady Cottonwell le dictara al oído, se aproximó de nuevo a su señora, la tomó del brazo, y la instó a seguir el consejo del capitán- Bajemos, Milady, será lo mejor.

Lady Cottonwell parecía todavía sorprendida por el gesto de su esposo. Había escuchado atenta sus palabras, sabía que había tomado el mando de la situación, como hiciera siempre, pero algo extraño había ocurrido mientras tanto. Se miraba las manos extrañamente cuando Molly la sacó de su ensueño.

- ¡Eh! dijo despertando de su encantamiento. Observó como Omai iba con los demás y todos se marchaban a sus camarotes o tras su esposo, seguramente para poner a salvo al joven negro. Dorothy suspiró. No sabía qué decir, toda la resolución y la seguridad que tuviera antes para proteger al muchacho se habían desvanecido como una brisa de verano. Miró en la dirección en la que se marchaban pero sin ver más que la mirada tranquilizadora de su marido. Volvió a suspirar.

- Prefiero quedarme aquí, Molly. Necesito algo de aire fresco. Por alguna razón, sentía que si volvía ahora al camarote se ahogaría sin remedio. Se dirigió hacia un lado tranquilo, y se quedó apoyada en la barandilla mirando hacia adelante, pero aparentemente sin ver más allá de sus propios pensamientos. Respiró profundamente varias veces, y suspiró muchas más. Pero no volvió a decir nada en un buen rato.

El Capitán Kruger os conduce a la zona de la bodega y tras buscar un momento un panel que parecía tan solido como los demás se abre mostrando un compartimento de apenas dos metros cuadrados

-no es ni ancho ni cómodo, pero afortunadamente el muchacho es pequeño y quedan pocos días de viaje, si se hace un poco de teatro para los porteadores no debería haber problema. ¿no crees chico?-

Como de costumbre la expresión del capitan se mantiene con una parsimonia inalterable

Omai mira un poco el pequeño zulo y luego a los presentes, parece entender rápidamente de que va la cosa y asiente

-yo puedo dentro, si. Callado mucho-

me dirijo hacia lady CottonWell entiendo tus preocupaciones, este viaje se nos está llendo de las manos, moscas peligrosas, hipopotamos, superticiones sobre negros, disparos, no creí que debería curar a alguien tan pronto, solo espero que lleguemos pronto, las tenciones sobre este bote terminarán matando a alguien

Bueno, no parecía gran cosa y podría parecer poco civilizado esconder a aquel muchacho allí, pero teniendo en cuenta que la otra opción era dejarlo en mitad de la selva desamparado y con todo lo que había sucedido... además, el chico parecía muy conforme de ir oculto en aquel habitáculo hasta Mukardi, era lo mejor que podíamos hacer en el lugar donde nos encontrábamos.

Mire a los guías y dije…. –El chico parece dispuesto a ocultarse ahí abajo e ir en silencio todo el camino, ustedes pueden hacer creer a los porteadores que tras un intenso debate se ha dejado el chico en tierra, también deberíamos vetar esta zona del barco a los porteadores, para asegurarnos de que ninguno descubre nada y entre los componentes de la expedición turnarnos para tener esta zona algo vigilada y traer comida al chico por supuesto- …hice una breve pausa… -Y bien, ¿Qué opináis?-

William observó el cubículo. Aquello no era descabellado. Arreglaba el problema ante los porteadores y satisfacía la moral inglesa de los que pagaban. ¿Para qué darle más vueltas?

- Demonios... puede funcionar.

No quiso preguntar para que usaba normalmente el capitán aquel cubículo. Prefirió mantenerse en la ignorancia.

- Pero que no salga de aquí o yo mismo lo tiro por la borda. Sólo nos faltaba que uno de los porteadores lo viera después de que les contásemos que lo habíamos hecho bajar... eso los revolucionaría todavía más.

Bill tenia razón sobre lo que podía pasar si los porteadores se enteraban de que los habíamos mentido y antes de proseguir tuve que hacer un inciso... -Tiene usted toda la razón señor Harthower, es por eso que pienso, que llegado el caso, Dios no lo quiera, deberíamos estar preparados, si los porteadores llegan a pensar que los hemos engañado, no volverán a confiar en nosotros o lo que es peor, podrían amotinarse, pero si les hiciéramos creer que el chico volvió y se escondió en el barco sin que nadie se diera cuenta, mantendremos su confianza y podremos manejar mejor la situación, es por eso que todos debemos contar la misma historia llegado el momento, el cual no tiene por qué llegar, pero ya saben el dicho, hombre precavido...... ¿están ustedes de acuerdo?- ...termine mirando a los 3 hombre allí reunidos.

La expresión de Jim es sombría y simplemente asiente sin decir nada, es evidente que no le gusta como van las cosas pero acepta la solución propuesta, o eso parece al menos

- Que remedio.- dijo Bill.

Luego se volvió hacia el origen de todos los problemas: aquel maldito negro.

- Y tú: más te vale que no salgas de aquí para nada o yo mismo te mataré para demostrar la fiabilidad de la historia. Te colgaré de la proa y te daré de comer a los cocodrilos. ¿Lo comprendes? Bien... espero que lo entiendas porque no te lo voy a repetir.

Dicho lo cual se dio la vuelta y salió visiblemente cabreado de aquel camarote. Cada vez tenían menos control sobre lo que estaba pasando y eso a William no le gustaba nada.

Habiendo tomado la decisión escondéis a Omai en el zulo y algo mas tarde Jim y Bill hacen la pantomima como si bajasen al chico a tierra. Se informa de esto a los porteadores, aunque en general lo aceptan se puede ver en la expresión de Tembaqui cierta duda

Finalmente Lord Cottonwell y los guias parecen resolver el problema con Omai y anuncian a los porteadores que lo han hecho bajar a tierra, a vosotros de momento nadie os ha dado otra versión

Sin embargo no teneis mucho tiempo para pensar en ello. Pronto se hace evidente que hay unos cuantos afectados por las picaduras de la mosca tse-tse, concretamente William Harthower y Dean Costigan de la expedicion, 2 miembros de la tripulación del Niger y 7 porteadores.

Los guias compraron buen equipamiento y teneis abundante quinina, pero claro, tampoco planeaban montar un hospital de campaña, si se trata a todos los afectados os quedará una cantidad mínima de quinina para el safari en si.

Un tratamiento parcial (con la mitad de la dosis o algo menos) reduciría los síntomas y daría la impresión de curación, pero acabaria volviendo la enfermedad con mas virulencia.

Y por último esta, por supuesto, la opción de negar la quinina a los porteadores y dejarlos en Mukardi al cuidado de los curanderos locales, cuando lleguéis alli

Teneis que decidir que hacer, en algo tan importante no es posible dejar todo el peso de la decisión sobre Lord Cottonwell

Lady Cottonwell asiente con la cabeza a su primo cuando le habla, pero lo cierto es que no ha escuchado ni media palabra, estaba completamente ensimismada en sus propios pensamientos.

Tras esperar pacientemente en cubierta la vuelta de su esposo, aguarda al momento más oportuno para hablar con él en privado y exponerle sus preocupaciones.

yo opino, y espero que no me odien por esto, de dejar a los porteadores con los curanderos, estarán en mejores manos, al menos yo opino que esa es la mejor solución para todos dice tratando de sonar convicente con su tono de voz...

Herbert de la que se iba hacía los camarotes oyó la discusión.
- A mi me da igual - dijo encogiéndose de hombros - mientras eso no nos afecte en la travesía, si podemos seguir con menos porteadores, quizá mejor que queden aquí ¿no? - dijo como si sus palabras fueran totalmente obvias.