Partida Rol por web

 Estáis todos bastante entretenidos por el espectáculo de los hipopótamos, y lo que sea que pretenda hacer Boring, cuando algo llama tu atención

Concretamente una curiosa mosca en el cuello de Costigan, tiene las alas levantadas en una curiosa posición que no has visto nunca antes

  Estáis todos bastante entretenidos por el espectáculo de los hipopótamos, y lo que sea que pretenda hacer Boring, cuando algo llama tu atención

Concretamente una curiosa mosca en el brazo del tripulante negro que ha traído las cosas para Boring y que permanece algo apartado de vosotros mirando con curiosidad lo que hace el periodista, tiene las alas levantadas en una curiosa posición que no has visto nunca antes

   Estáis todos bastante entretenidos por el espectáculo de los hipopótamos, y lo que sea que pretenda hacer Boring, cuando algo llama tu atención

Concretamente una curiosa mosca en el brazo del tripulante negro que ha traido las cosas para Boring y que permanece algo apartado de vosotros mirando con curiosidad lo que hace el periodista, tiene las alas levantadas en una curiosa posición que reconoces perfectamente, es una mosca Tse-tse alimentándose, y donde hay una mosca tse-tse hay mas.

No parece que nadie mas se haya dado cuenta de este peligro

Boring agradece al negro que le haya traido todo con un gesto de asentimiento. - Muy bien, esperemos que a estos bichos les guste el olor a mango. El cubo que le han traido está repleto de agua por lo que vierte en una palangana más de la mitad y deja el resto en el cubo. Mientras hace esto, habla para el grupo. - Como muchos de ustedes sabrán estuve combatiendo en La guerra de los Boer en Sudáfrica. Al poco tiempo de estar allí me destinaron a proteger una zona del sur en la que se encontraba un gigantesco y maravilloso lago. El Santa Lucía. Tras tener el agua necesaria en el cubo, Boring cogió la avena y el trigo que le habían traido en unos pequeños saquitos y los mezclo con el agua. Con un palo comenzó a remover todo aquello hasta que quedó hecho una masa pegajosa. Sacó la grasa, la olió y echó la cabeza hacia atrás por el intenso olor. - ¿Alguien tiene hambre? Dijo de modo divertido poniendo cara de asco mientras cogía la grasa y la untaba en el saco mediano que le habían traido. Mientras untaba bien el saco prosiguio hablando - En esa zona estaban muy acostumbrados a los blancos. Incluso los desconfiados nativos hablaban con nosotros. El tabaco, como ustedes sabrán, es complicado de encontrar en esos sitios. Por lo que hacían algunos trabajos para nosotros y les recompensábamos con cigarillos. Una vez estubo preparado el saco, sacó las zanahorias y las partió por la mitad. Con un par de mangos hizo los mismo. Restregó las zanahorias y el mango por el saco dejando que se impregnase bien con sus olores. - Gracias a esos cigarrillos vi un espectáculo increible. Un día los lugareños nos llevaron a varios de los soldados cerca del lago. Tres negros portaban una especie de sacos de tela que contenían una masa asquerosa de color blanco parecida a esta - Boring mostró a todos la bola del tamaño de un balón de rugby que estaba en el cubo. - De ella sacaban el alimento en pegotes y se lo daban en la boca directamente a los hipopótamos que la comían plácidamente. Era gracioso ver como esos bichos gigantescos con sus enormes fauces parecían bebes comiendo azúcar mientras se espolvorea por su cara. Los hombres nos dejaron darles de comer e incluso tocarlos. Fue impresionante. Una vez ya tuvo el saco preparado le dio algunas zanahorias y un mango troceado al hombre que le había traido todo y le dijo que se lo echara junto al trigo y a la avena sobrante a los hipopótamos. - Necesitamos que se espabilen, que sepan que es la hora del almuerzo. Cogió la bola de trigo y avena y la metió en el saco. Junto a ella también metió el resto de zanahorias y el mango restante que estaba partido por la mitad. Mientras ataba la cuerda a la pértiga metálica continuó su historia. - Lógicamente, ninguno de ellos quería decir lo que contenía ese saco. Era su negocio y no iban a desvelarnos el secreto. Pero el día antes de irme y con un alto coste de mis reservas de tabaco, uno de ellos me dio la receta mágica que no es ni más ni menos que la que ustedes me han visto preparar. Eso si, con algunas variantes - Boring titubeo al decir esto. Esperaba que la cosa funcionase pero la receta no era la misma, ni mucho menos. - Bueno, ya está todo preparado. Confiemos en el fino olfato de los hipopótamos y en la suerte. Boring cogió la pértiga del extremo contrario al que estaba atado el saco. Se acercó a la barandilla de la borda y comenzó a bajarla para que los revolucionarios hipopótamos la olieran. Empezaba la operación.

Alarmado, Jim se volvió a Tembaqui. Ese muchacho, tiene en el brazo una mosca. La mosca del sueño. Debemos averiguar si alguien está enfermo. Su mirada es dura, dejando ver al negro que NO es una sugerencia, sino que se espera de él que obedezca.

- Jim, sin dar la alarma debemos prevenirnos de la mosca tse-tsé. Ese muchacho lleva una prendida del brazo, debemos revisar los camarotes y advertirles a los demás.

WIlliam, que hasta el momento había estado escuchando absorto a Boring y observando divertido sus tejemanejes con el caldero, se volvió alarmado hacia su compañero:

- ¿Qué muchacho? ¿El jodido cara-rajada? ¡Yo mismo lo tiro a los hipopótamos! ¡Maldito hijo de una hiena! ¡Sabía que traería problemas! 

Al ver que Jim le hacía un gesto severo con la mirada se contuvo un poco para que los demás no se dieran cuenta.

- Mierda... ¿Cómo no va a cundir la alarma? Sugiero que mejor miremos primero los camarotes y luego avisemos a los demás... ¡Y que tiremos a ese jodido chaval por la borde sin que se enteren los demás!

- No, no, le corrigió Jim rápidamente señalando al negro que había traido los utensillos a Boring para su pantomima. Ese. 

- Yo me encargo de las habitaciones. Tú mejor usas tu don de gente con ellos, sí?

Como de costumbre, más que pregunta era una afirmación, y Jim se dirigió rápido hacia el interior de navío para observar si las moscas estaban haciendo nido en algún cuarto.

 Tembaqui os mira alarmado y asiente -voy a ver a mis hombres, viaje largo y aburrido, mucho calor, muchos insectos, tse-tse peligrosa-

Rápidamente se va a la cubierta inferior donde están prácticamente amontonados los porteadores

William se aproximó al grupo, que seguía las maquinaciones de Boring con gran interés y diversión. Agarró al chaval negro que había llevado los utensilios al inglés y sin mediar palabra le dio un brutal manotazo en un brazo. Ignoró la reacción de los demás mientras pisaba algo que había caído al suelo, un bicho.

- Señores, señoritas... Tenemos un pequeño problema.- lucía la sonrisa de quien ha descubierto algún pequeño inconveniente que puede arruinar la diversión del momento y no tiene muchas ganas de contarlo. Pero finalmente continuó - No hay motivo de alarma pero deben tener cuidado con los insectos. Hemos visto una mosca tsé-tsé y aunque es un insecto pequeño puede ser muy problemático ya que transmite una enfermedad del sueño muy molesta si no se trata con cuidado.

Levantó una mano tranquilizador:

- No se preocupen: Jim ya está revisando los camarotes para asegurarse de que no tenemos ningún nido de ese bicho en el barco... pero les rogaría que prestasen especialmente atención a los insectos y se cubriesen lo mejor posible hasta asegurarnos de que no hay de qué preocuparse. Capitán: supongo que las literas contarán con mosquiteras para pasar la noche ¿verdad? 

entonces es malo avisar que costigan tiene una en el cuello? dice mirando un insecto en el cuello de costigan, que tiene las alas levantadas en una posición que nunca antes había visto, estaría a punto de picarlo? recomiendo que te quedes quieto, pero no conozco el instecto como para actuar, así que alguien que tenga más experiencia en esto debería saber como hacer que se valla sin que te pique

 El capitán se fue hace rato a llevar el timón del barco, aunque como sabéis las literas tienen mosquiteras

Y como saben los guías y Costigan, cuando la mosca tse-tse se pone en posición de ataque, con las alas en alto, es que ya esta picando

- ¡Oh Dios Mío! gritó la señora. ¿Es mejor que nos vayamos a cubierto? ¿o que permanezcamos aquí arriba? dijo nerviosa tratando de pegarse a Molly para sentirse más segura. Los hipopotamos perdieron todo el interés de golpe.

- Molly añadió asegurate de hacer todo lo que te digan, ves al camarote y trae todos los chales que disponemos, creo que nos servirán. Además podemos usar también las mosquiteras que compré para mi sombrero. ¡Ah y también creo que hay tela de rejilla de uno de mis adornos para el pelo que podría servirnos para la cara. Traelo todo... o mejor bajo y te ayudo... parecía bastante nerviosa y no tenía muy claro si bajar o quedarse con su esposo allí arriba... miró a su esposo y después al guía que había dado la alarma, aguardando una pronta respuesta. ¿Debería bajar? volvió a insitir inquieta.

Boring con la caña en la mano observaba todo el alboroto. Ninguna mosca iba a privarlo de probar aquello.

Herbert se movió intranquilo tras escuchar todo eso de las moscas tse-tse. Se subió el cuello de su chaqueta y se puso bien las mangas que las llevaba arremangadas.

- Yo también necesitaré una mosquitera de esas - dijo a las chicas.

Prefería encontrarse delante de un animal feroz que envuelto en una nube de insectos venenosos. Herbert no había contemplado estas dificultades.

William permaneció tranquilo. O al menos eso aparentaba. Dio un paso rápido y un brutal manotazo a la mosca tsé tsé que estaba picando el cuello de Costigan.

- Siento la brusquedad señor Costigan, pero no es momento de sutilezas.- observó los cuellos de los demás - Feo asunto. Ya le ha picado...- le dio una palmada en el hombro - Pero usted es un hombre fuerte. ¡Seguro que no le pasa nada! 

Se volvió hacia las damas:

- Lo que usted propone acerca del chal y la mosquitera del sombrero me parece una excelente medida. Pero aguarden antes de bajar a los camarotes a que mi compañero los inspeccione. No se preocupen, estas moscas no son tan numerosas como las normales... seguramente el peligro ya habrá pasado. Señor Boring,- se dirigió al pasajero para distraer un poco la tensión del asunto - ¿Cómo lleva la pesca de hipopótamos?

Yo soy médico, de seguro en mi maletín encuentro algo útil, pero no se de estas moscas ni como funciona su "veneno", así que no sé que puedo hacer, si lo que causa es sueño, y que la víctima caiga dormida, un par de medicamentos podrá despertarlo y dejarlo como nuevo, pero evitar que l eafecte, no creo que sea posible

Boring, se cubrió la cabeza y cuello con un trozo de tela que le habían dado para limpiarse las manos y se volvió con los ojos como platos hacia Blusiur sorprendido. No podía creer que el médico no hubiera oído hablar  de la mosca Tse-Tse cuando habían salido miles de artículos científicos sobre ella. - Señor Blusiur, ¿cree usted que si los efectos de la picadura de la mosca Tse-tse fueran solo dejarnos dormidos estaría todo el mundo tan agitado? La picadura puede ser letal.  

Tras decir esto se volvió hacia Harthower y le dijo: - Ahora mismo empezará la pesca pero antes quiero hacer una cosa. Boring cogió a uno de los negros que estaban mirando estupefactos todo el alboroto y le dio la caña. Le dijo que la pusiera en perpendicular a su cuerpo en dirección a los hipopótamos. Se acercó al rincón donde había dejado la cámara y enfocó de tal forma que se viera el muchacho y los hipopótamos a la vez. Le dijo que sonriera y apretó el interruptor. Esta foto se la quedaría para su álbum personal. Después cogió de nuevo la caña y se dispuso a apartar a los hipopótamos.

Atraidos por el aroma de la mezcla de Boring los hipopótamos se van hacia ella, aunque son muchos y el proceso de apartarse del rio se prolongara un rato en el que los viajeros pueden empezar a preocuparse de veras por esas moscas. Cuando es notificado el capitán, tras el lógico miedo (se asusta bastante de hecho) os informa que la cura pasa por grandes cantidades de quinina, la cual es parte indispensable del equipo comprado por los guias para la expedición.

Mientras os cuenta esto empiezan a oirse gritos en la cubierta inferior, muchos de ellos de rabia, parece que hay moscas abajo