Partida Rol por web

- Tranquilo amigo. Si hubiera tenido tiempo se lo hubiese pedido, pero entre los modales y la vida de dos hombres tengo claro lo que elegir - ...y más con un tipo de su calaña - pensó sin decir esto último. Tras sacar la foto se fue hacia Jim y se congratuló de que se recuperara un poco tras los cuidados de la joven Molly. No quiso acosarlo con preguntas pues ya tenía a su alrededor unas cuantas personas por lo que solo puso su mano sobre el hombro y le deseó que se mejorara: - ¿Necesita ayuda para volver al campamento? Podemos hacerle una camilla en un momento con unas cuantas ramas y unas cuerdas. No creo que sea bueno que se de usted una caminata.

Parecía que no iba a ser necesario pero de todas formas prefirió decírselo a Jim. Le caí bien ese guía nada que ver con el otro presumido y prepotente. Cuando oyó que Lord Cottonwell dijo que había que volver al campamento no pudo más que aplauidr la decisión. Por encima de una cacería debe estar la vida de las personas...no todos los ricachones entienden eso así.

Una nueva expedición sale de vuestro campamento, esta vez buscando elefantes y con una misión menos letal, aunque, no os cabe duda, igual de peligrosa

Tal como os imaginabais el calor se hace insufrible apenas habéis avanzado unos cientos de metros, y esta previsto que paseis todo el día fuera. Afortunadamente el tiempo que ya habéis pasado en este viaje os a acostumbrado un poco a todo esto.

En varias ocasiones los rastreadores nativos se acercan a Bill y le muestran señales de que vais por buen camino, aunque de momento solo la monotonía os rodea

Lady Cottonwell iba encabezando la marcha tras su esposo y el guía. Y aunque estaba emocionada por ver los elefantes, tenía la mente en otra parte y el cuerpo agotado del calor, así que su rostro estaba algo sombrío. Se acercó un poco más a su esposo y tratando de no levantar mucho la voz para que el resto de la expedición, sobretodo el guía, que había estado algo ausente últimamente, pero seguía inspirándole desconfianza, no pudieran escucharles. - Querido- parecía volver a la formalidad de antes del viaje, y su voz algo decaía no daba esperanzas de buenas noticias, -¿qué va a pasar con la gente que llegó anoche? Son mujeres y niños…

La expedición avanza durante una hora mas mientras los europeos mantienen conversaciones en tonos quedos y los rastreadores negros van informando a Bill de tanto en tanto.

En la distancia veis algunas manadas de jirafas y gacelas, demasiado lejos, y en la dirección del viento, según Bill se alejarán en cuanto lleguéis a doscientos metros de ellas

De este modo seguis avanzando hasta que uno de los rastreadores regresa con aire de urgencia y señala tras unos arbustos. El motivo de su alarma no tarda en aparecer con paso lento y tranquilo. Un enorme rinoceronte blanco hace acto de presencia. Se detiene y gira su cabeza hacia vosotros, como observandoos. Se encuentra a unos cien metros

Admiraba el paisaje exótico, expectante por ver un elefante, cuando uno de los rastreadores les dijo que pararan el paso. Y señaló a otro animal. Blusiur no había visto nunca un rinoceronte blanco, pero había oído que podían ser peligrosos, muy peligrosos, así que no dudó en frenar.

-Vaya, este animal no es el que pensábamos ver precisamente- dijo en voz muy baja, para no alertar al animal. Luego se dirigió a Harthower a Edmund- ¿creéis que debemos dar la vuelta?

Bill contempló el majestuoso animal y luego a su patrón:

- Retrocedamos un poco. Esos bichos pueden tomar velocidades asombrosas cuando se sienten amenazados y su cuerno desgarrar sin problema a varios hombres. Si va a querer cazarlo será mejor que nos situemos de forma que su embestida no pueda alcanzarnos antes de que nuestros fusiles puedan derribarlo.*

El guía no quitaba los ojos del rinoceronte:

- Su cuerno es un trofeo muy preciado por las tribus de los alrededores, y creo que también por los indígenas de Inglaterra - añadió con sorna - Es decisión suya si quiere cazarlo, lord Cottonwell.

Boring estaba inmerso en sus pensamientos cuando vio al rastreador regresar alterado. Al parecer habia divisado a un animal importante. En un primer momento el fotógrafo pensó que sería un elefante pero cuando señaló la dirección y vio al rinoceronte dio un respingo. Nunca había visto a ninguno más que en fotos. Cogió la cámara que tenía colgada en el cuello y dejó su rifle en el suelo. Apuntó con ella al animal y apretó el botón. Cuando escuchó a Bill, recordó que había oido esa historia en alguno de los clubes más importantes de Londres las pocas veces que había ido. El cuerno de rinoceronte tenía mucho valor y las pobres bestias eran cazadas sin reparo para arrebatárselo. - Eso es, solo falta que lo cacemos nosotros también. - Pensó esperando la respuesta del Lord.

Escuché a mi esposa preguntarme con pesar… -No podemos solucionar los problemas de todos querida, supongo que seguirán su camino al igual que nosotros el nuestro, no podemos hacer mas- …sabía del motivo de la preocupación de Dorothy, pero no podía hacer nada al respecto, el asunto debía transcurrir de la misma forma que lo hubiera hecho sin nuestra presencia en África.

Más tarde los porteadores divisaron una pieza codiciada por muchos cazadores y Bill nos puso en aviso dándonos indicaciones de cómo debíamos comportarnos… -parece ser que el destino nos ha brindado con un ejemplar de rinoceronte blanco, pocos cazadores tienen el privilegio de hacerse con semejante pieza- …conteste al guía mientras seguía sus indicaciones de retroceder un poco, llevando conmigo a mi esposa… -ya que la caza se ha terciado y los elefantes aún no han aparecido, cacemos pues, que para eso hemos recorrido tantos kilómetros-

-Sera mejor usar el rifle de mayor calibre- …dije mientras descolgaba mi rifle a la espera de que me lo cambiaran, luego mire a mi esposa… -Dorothy, ¿quieres intentar tu el primer tiro?, yo estaré a tú lado por si hiciera falta otro disparo, aunque me da la sensación de que no tendré tal placer- …ahora era sabedor de las cualidades de mi esposa y mas orgullo que cazar yo a ese rinoceronte, era que lo cazara ella.

Lady Cottonwell se sintió apenada tras las palabras de su esposo, pero comprendió que por mucho que quisiera no podía hacer nada por ellos y trató de evitar que sus pensamientos rondaran algo que ya no podía controlar.

Al rato la situación consiguió lo que ella no había podido, desviar su atención. Un enorme rinoceronte blanco se ponía a su merced, escuchando las palabras del guía, aunque algo regañada por su ironía, sonrió al pensar que su esposo estaría feliz de cazar un ejemplar tan codiciado.

Sin embargo, se quedó algo descolocada cuando llamándola por su nombre la invitó a ser la que diera caza al fiero animal.

- ¿Estás seguro... Edmund? - Ella sabía disparar también armas de gran calibre, una vez le salvó la vida, así que estaba segura que podía darle, incluso hacerlo con un solo tiro certero, aunque dudó un instante más por el protocolo que por su habilidad para llevarlo a cabo.

Mientras esperaba la respuesta de su esposo, y casi aún más la burla del guía, con un gesto avisó a uno de los porteadores de que le dieran el rifle grande.

Boring abrió los ojos como platos ante el ofrecimiento del Lord a su esposa. A parte de ser una actividad demasiado "masculina" para un dama de ese rango parecía que Cottonwell no había pensado en el retroceso que debía tener ese tipo de rifle. Si ya era difícil que pudiera manejarlo un hombre menudo, no quería ni pensar donde podía mandar el retroceso del arma a la señora. Temeroso por poder ofender a la dama dijo: - Lord Cottonwell...no cree que podría ser...¿peligroso? El rifle es demasiado potente sino se está acostumbrado. Dicho lo cual miró a la mujer con condescendencia.

Uno de los porteadores se acerca desde el equipaje con uno de los rifles mataelefantes, de un calibre mayor y mucho mas pesado que un rifle normal. Lo que esta claro es que si Dorothy falla no se hará otro disparo con este mismo rifle, recargarlo no es algo rápido precisamente

Como captando que un peligro se le acerca el rinoceronte empieza a avanzar a paso lento hacia el grupo, agitando sus orejas, ya os han dicho que estos animales tienen muy mala vista

William no daba crédito a lo que escuchaba. ¡Una mujer cazando un rinoceronte! Casi sintió alivio al ver que no venía la dama de compañía ¡igual le daban el otro rifle a ella! Antes de que nadie se atribuyese el otro rifle le dijo a uno de los porteadores:

- Simba, trae el otro arma cargada. Si la señora falla yo remataré el asunto.- luego añadió a regañadientes en voz baja - Maldita sea mi estampa... ¡una mujer disparando a un rinoceronte! ¡Me cago en todo lo que se menea al norte del Támesis! ¿Creen que esto es un puto juego de té?

Cogió el arma y la puso contra su hombro en un movimiento rápido, mostrando su experiencia con este tipo de rifles. Suponía que el retroceso haría que la señora se cayese de culo pero tendría que esperar a rematar al rinoceronte para reírse a gusto.

Lady Cottonwell dispara el arma, pero de primeras se nota que es demasiado grande para ella, y eso resulta aun mas evidente cuando al dispararla el retroceso le derriba con lo que el disparo sale directo hacia las escasas nubes

Eso si, el disparo si tiene un efecto real en el rinoceronte, que al escucharlo parece decidirse y empieza a correr hacia vosotros, buscando el sonido sin dudas

Uno de los porteadores entrega el segundo rifle cazaelefantes a Bill mientras mira al rinoceronte que se aproxima con ojos de miedo