Partida Rol por web

-Y dígame, teniente Fyodorov...- preguntó Petr al final de la mano -¿Cuánto cree usted que podremos tardar, con nuestra infraestructura, en llegar a tener una Madre Rusia grande y fuerte como todos deseamos?-

Ya empezamos... - pensó Grigor, al ver que ni en una partida de cartas amistosa podía el comisario político olvidar su papel.

No lo sé, camarada. Yo sólo soy un soldado que cumple órdenes  y sirve a la Unión Soviética. Eso lo dejo para los mandos, que sin duda sabrán llevarnos por el camino correcto siguiendo las consignas de nuestro gran lider, el camarada Stalin - dijo con un tono de voz neutro. Desde luego, no podía dar otra respuesta que no fuese esa, la que se consideraba políticamente adecuada.

-Muy bien, camarada, muy bien.- dijo Petr sonriendo con satisfacción para luego agregar con tono conspirativo -Aunque yo creo que todavía tardaremos mucho...-

Sin duda camarada, usted tiene mejor información que yo - dijo a su vez el teniente, en el mismo tono de voz bajo y procurando que sus palabras no fuesen más allá de la mesa en la que estaban sentados.

¿A quien le toca repartir esta mano? - procurando apartarse de un tema de conversación peligroso y que sólo podía conducirle a problemas.

-A quien nos ha ganado antes.- replica el zampolit en un tono mas bien frío mientars mira en dirección al sargento.

Ya lo hago yo - comenta alegremente el sargento Kovalevskii con una sonrisa que le puede durar días si acaba ganando esta partida.

-Bueno... ahora parece que si.- dice un sonriente Petr mientras empuja una parte de su capital hacia el centro de la mesa.

Nada, no voy - dice, mientras tira las cartas encima de la mesa, con cara de pocos amigos.

El joven sargento sonríe mientras mira sus cartas hasta que se da cuenta que ha perdido de nuevo. Parece que la suerte le ha abandonado.

- Mierda, pensaba que la tenía.

Camaradas, vaya, he vuelto a ganar.

La guardia esta siendo muy tranquila, pasa el tiempo mientras jugáis a las cartas y se oyen ronquidos en el barracón.

-A veces la suerte sonríe a quien lo merece....- dice Petr un segundo antes de ver su mano. Y al mirar las cartas su sonrisa se ensancha aún más y comenta -Como aquí no hay donde gastarse los rublos, dejaremos que quien pierda sea el que se congele el culo para traer vodka y tabaco del almacén.-

Voy -dice el teniente. Esta vez las cartas le han sido favorables, pero no bastan para compensar sus anteriores jugadas, de manera que en su interior se va haciendo a la idea de salir al frío a por más vodka y tabaco.

Bueno, por lo menos me ahorraré la segura charla sobre que la suerte es una superstición y que el jugar de manera científica, al igual que el marxismo, es lo que le ha procurado la victoria.

- Oh, no ha sido un golpe de suerte, camaradas. Sencillamente, es que yo se jugar, je je je - ríe el sargento al volver a ganar.

- Vaya, camaradas, he vuelto a ganar.

Tras jugar varias manos de cartas queda claro que el gran perdedor de la noche ha sido el camarada Grigor Fyodorov mientras que el sargento Kovalevskii no ha salido mal parado, aunque a Vissarion Ivanovich le fue bien pero no tanto como a vuestro comisario político, Petr Petrovich.

La noche se ha alargado demasiado y los soldados ya hace rato que están durmiendo. Pronto harán el reemplazo de la guardia y en unas horas se hará de día de nuevo. Afuera el frío y la nieve son mala compañía pero aquí dentro un duro colchón con una manta os parece un destino muy acogedor. Pese a los ronquidos y al fuerte olor corporal que predomina en el barracón.

-Caramba... pero que tarde se ha hecho...- comenta un sonriente Petr mientars mira un abollado reloj de bolsillo que tiene una estrella roja pintada en la tapa y luego continúa -Creo que mejor voy a cambiar el vodka por una buena taza de té, que mañana debemos madrugar...- y termina ensanchando aún más su ya amplia sonrisa -Porque de todos modos, le toca prepararlo al teniente.-