Partida Rol por web

Hice una negativa a la pregunta del sargento.

-No señor, me temo que nada útil...

Subí de nuevo a la parte trasera del camión justo después de Triepinov y me acomode todo lo posible. Espero que el viaje acabe pronto.

Asiento con la cabeza la afirmación de lo que ha dicho Alexander, al fin al cabo no creo que el sargento le interese saber que vamos el mismo numero de camiones. Sin nada más que informar subo a mi cubiculo y me arropo con la manta. Todavía queda un buen rato para llegar a la central...

Antes de que todo el mundo se acomode, y ante la indisposición de los mandos Petr asume la responsabilidad, no porque le interese sino para evitarse problemas más adelante, y dice al grupo a viva voz:

-Señores. Antes de partir ¿Tenemos todo lo necesario?¿Se les ocurre alguna cosa que podamos necesitar de aquí?-

Por lo que respecta al ejercito rojo están esperando la orden de ponerse en marcha aunque aún están disfrutando la pausa para acabarse de fumar el cigarro, beber algo de vodka casero y tener un poco de conversación entre ellos.

Me acomodé bajo la manta y me dispuse a echar una siestecita a la espera de que nos pusiéramos en marcha.

El comandante Kopolev justo terminaba de bostezar, el frío le había hecho desperezarse rápido - Algo habrá que hacer aquí - pensó mientras miraba el desolado lugar sin mucha esperanza... Y justo en el momento en el que comenzaba a dirigirse hacia sus compañeros el grupo se dió la vuelta y volvió a los camiones con aparente resignación - Pero... - se quedó parado el comandante viendo como subían a los camiones - entonces no... - continuó mientras señalaba en una pose inevitablemente cómica.

- Entendido. - dijo resignado mientras volvía irremediablemente a la cabina del furgón y daba la orden para que el convoy continuara con su trayecto.

Una vez en la cabina el comandante de la TASS se parapetó en el ventanuco que la unía con la parte trasera del camión - ¿ Qué os dijeron aquellos aldeanos ?, ¿ alguna información sobre la Central ?

-Perfecto...- murmuró Petr mientras se acomodaba nuevamente en la cabina. El zamolit estaba intranquilo, la apatía de los habitantes no le asombraba (había visto cosas incluso peores), pero esa falta de autoridades no era normal... algo raro había sucedido ahí.

Observo a Yuri desde mi asiento cubierto con mis mantas y le digo:- No ha dicho nada revelador, hace poco hubo otro "cambio" de guardia con un numero similar de camiones, un extraño desgaste de filas sin duda...- No dejo a revelar más de mis pensamientos, aunque la mayoría son oscuros.

Los miembros de la TASS se reunen antes de subir al vehículo y hablan un momento con el doctor vissarion antes de subir al vehículo. Mientras tanto los sargentos Blochinstev y Kovalevskii alzan la voz para que los soldados rezagados vuelvan a subir a los vehículos. Los hombres apuran los cigarrillos y las conversaciones pero se suben a los camiones y unos minutos después os ponéis en marcha de nuevo dejando al hombre que hablo con el grupo observándoos a la espera de que en el último momento le permitáis unirse a vosotros.

El camión A abre la marcha seguido de cerca del camión B mientras el camino se interna en el koljos aunque principalmente bordeándolo. Si la primera impresión de pobreza, frío y hambre que os había causado este lugar no estaba clara, ahora que podéis verlo de cerca esta claro que el lugar es aún peor de lo que os podíais esperar.

Petr se arrebujó en su abrigo y se acomodó un poco en el maltrecho asiento del camión tratando de encontrar una posición un poco más cómoda...

Puse los ojos en blanco cuando preguntó aquello el comandante ¿Me dejarían descansar?

Por suerte el compañero de larga barba le respondió, así que no hacía falta despejarme más para responderle, con el convoy en marcha me sentí mejor, me inquietaba tener cosas pendientes y cuanto antes terminara con este trabajo mejor, demasiado lejos, demasiada gente... bostecé.

Al ver el bostezo de mi compañero me entraron ganas de imitarle, pero me contuve para evitar que pensase mal de mi.

Me cruce de brazos y frote fuertemente mis hombros para entrar un poco en calor.

-Bueno... al menos hoy no hace tanto frío... Siempre puede ser peor por aquí. Intente ser lo mas irónico pero cada vez que abría la boca me ponía en evidencia.

Sigo sentado sobre mi duro asiento y arropado con mi manta a la espera de llegar a nuestro destino

El frío había entumecido mis capacidades sin duda alguna. Casi ni había mirado a los lugareños. Algo me escamaba pero la desidia y la falta de información hicieron que no interviniese.

Desde la parte de atrás de mi camión eché un vistazo al exterior antes de acomodarme.

Yuri se acomoda en el asiento mientras se cubre con una manta. Levanta la vista tan solo para observar a la gente de la aldea antes de volver a colocarse la manta por encima de los hombros para que no se cuele nada de frío a su alrededor.

Los dos vehículos se ponen de nuevo en marcha cruzando en paralelo al pueblo hasta que un vehículo averiado (un carro al que le falta el caballo) bloquea el camino. El primer conductor toma un desvío que os introduce aún más en el koljos pero ya falta poco para salir de aquí.

Los aldeanos están a vuestro alrededor, algunos corren al mismo ritmo que el vehículo ya que al estar en la aldea no puede avanzar muy rápido. Podéis escuchar las voces y lamentos de los lugareños que os piden comida mientras os hacen promesas. Un hombre levanta a un niño no mayor de tres años y os pide que os lo llevéis con vosotros.

Petr estaba acostumbrado tanto a la grandilocuencia política como a las paupérrimas condiciones del pueblo ruso (incluso había oído las historias de Nazino). Sin embargo lo de esta gente le parecía exagerado... demasiado exagerado.

"Algo aquí va mal.... condenadamente mal."

-¿Es... normal que tengamos que adentrarnos tanto en el pueblo?...

No me gustaba la idea de estar rodeado de tanta gente, nunca me ha gustado.

Frote mis hombros con las manos para intentar aliviar un poco la tensión y me cruce de brazos esperando a que saliesemos rápido del koljos.

-Esto no me gusta nada... Aun consciente de que no tenia que abrir la boca para quejarme, la situación me parecía demasiado incomoda y no pude contenerme.