1) Quienes respaldan el trono de Nerón?
-Viste imagenes mientras caias. En eso solo señala las sombras originales, son lo que "planean" todo y lo respaldan de verdad.
2) ¿Quién es el legítimo emperador del trono?
-Ante la segunda pregunta la figura de Remo se monstruo enojado frente a ti y dispuesto a atacarte como si fuera muy obvia tu pregunta.
3) ¿Quién me conviene que gobierne en el trono?
 
4) ¿Por qué es importante este trono, más allá de la metáfora?
-Remo volvio a aparecer pero no solo él sino Aulio Julio Senex. Entonces temiste porque ambos fueron a ahorcarte y aplastar tu rostro con la mayor de las iras causandote parte del daño que te tiro al piso antes.
5) ¿Quienes aspiran realisticamente al trono?
-Ahi viste varias caras y luego muchas mas. Todos vampiros que conocias y otros e incluso viste tu propio rostro.
6) ¿Cómo uso el trono a mi favor?
 
En el off aclaro mas. Pero tu pj no me tendria que preguntar que tan importante es el trono.
Luego discuti con Yako y la verdad es que la 3 y la 6 es muy meta. Es como que pedis preguntar como ganar el juego asi que no respondo.
—Ave, Imperator Nero— dijo en voz baja Tiberius. Lo que presenciaba era fascinante. Un neonato parado en el trono de la camarilla ¡Un emperador nada menos! Él mismo sintió contagiársele algo del terror que pareció experimentar el vaticinador... ¿Miedo? Pensó en su sire, ahora dormido, y no pudo evitar imaginar un paralelismo. Ese teatro debería ser imponente, pero no terrorífico, y aún así...
De haber tenido funciones fisiológicas, habría tragado saliva, incómodo. Pero esto era importante. Tenía ver qué pasaba, quién se quedaba, quién se iba, qué estaba haciendo Myrtis. Así que hizo de tripas corazón y se quedó, contemplando con detenimiento la figura de Nerón ¿Qué era aquello que le generaba tanto temor?
Neron se encontraba descalzo y parado sobre el trono de piedra negra, miraba a todos con una sonrisa en el rostro y los brazos abiertos. Los que se quedaron aclamaron su nombre y los que no se retiraron ¿acaso estos sufrirían por su negativa a arrodillarse ante él? Todo buen romano sabia sobre como el Emperador castigaba a los disidentes.
- Flavia, progenie de Zelkia – dijo Neron bajando del trono - ¿acaso necesito castigar al joven si ya fue castigado por los dioses? – pregunto casi de manera teatral, para todos los presentes - ¡no! – grito y su eco resonó en la pequeña sala - ¡soy nerón, amado por el pueblo! Y sobre todo – te miro a los ojos, como si te estuviera enseñando algo – un dios generoso ¡porque eso es lo que soy! – miro a Faustus – toma al niño y llevarlo a descansar, que aprenda de lo sucedido esta noche – miro a los presentes – vean a esta Propinquis ¡Vean! Generosa incluso con los niños ¡vean y aprendan! – luego te dio la espalda para sentarse en el trono.
El dolor que le vino al conectar su sangre con la visión casi le había costado su no-vida, sin embargo, tras aquel dolor vino unos retazos de sabiduria, que aún tendría que encajar. Si sería suficiente estaba por ver, pero estaba seguro de que el precio, el riesgo, habían valido la pena. Pero ahora no tenía la cabeza para mucho más.
Cuando abrió los ojos, sintió a Flavia cerca, su "respiración", producto de un recuerdo en vida ante tal dolor, se había vuelto agitada. Escuchaba su voz cómo si se sintiera lejana, mientras sus sentidos volvían al aquí y ahora, y luego escuchó a Nerón. ¿Enviado por los Dioses?
Por la Diosa Diana, señora de la Luna y la Caza, tal como la flecha vuela recta desde vuestro arco, así será mi voluntad; desenmascaré a este impostor.
Enderezándose al lado de Flavia, Faustus señaló a Nerón a duras penas, pues seguía dolorido por la visión.
-El favor de los Dioses puede ser muy voluble, todo emperador lo acaba descubriendo. Hay poderes superiores y harían bien en no olvidarlo. -luego con aquel dedo acusador, se volteó señalando a todos (salvo a Flavia), aquellos que se habían arrodillado.- Y su veredicto no se hará demorar.
Recolocando bien la toga, asintió hacia Flavia (sin saber si iba a salir con él o no), y empezó a andar hacia el exterior. Tenía bastante que analizar y pensar.
Neron sonrio y luego hizo un gesto infantil o teatras con la mano para sacarle importancia a tus palabras.
"Veo que se encuentran desorientados. Es sin duda algo natural ante los eventos pero como buen emperador los orientare." dijo como si fuera una promesa tocando su pecho donde estaria su corazon latiendo pero cualquiera con algo de sentidos sabria que no latia. "Ofrecere unas nuevas leyes. Talvez en el futuro agregue mas."
"La primera sera que solo los Julii y los pronpinquus destacados podran ingresar a la sala donde estamos, La camarilla." dijo mientras levantaba la mano y un dedo de esta.
"La segunda no se podran alimentar de aristocratas o misticos. A menos que sean Julii o Mekhet." dijo levantando un segundo dedo. "Aunque agregare a este grupo a Tiberius Licinus Felix por mostrar respeto desde el principio." dijo mirando al nosferatu, posiblemente sorprendiendolo que sepa todos sus nombres.
"La tercera y ultima sera que habra una mayor cantidad de sangre en la necropolis para alimentarlos a sus habitantes, sacandoles la necesidad de cazar y alimentando a todas las clases." expreso con mayor volumen un regalo para su pueblo.
Se levanto sonriendo mostrando sus colmillos. "Ademas habra una fiesta en mi honor. Los detalles se veran en los siguientes dias. No hablare de ellos ahora mismo." decia con un tono de fingido misterio.
Ultimos posts y cerramos.
Salió de la sala tras el augur. Apenas estuvieron fuera, Nerón hizo varias declaraciones en voz alta. Escuchó atentamente. Detestaba a Nerón. Detestaba la ineptitud. Sin embargo, sus primeras órdenes no parecían idioteces. Al menos, no todas. Inicuas, sí; arteras, también; pero no estúpidas.
—Habéis mostrado osadía —dijo a su acompañante. Nerón lo había tratado como a un muchacho, como a un niño. Ella quiso rectificar.
—Debemos ser audaces.
Hablaba con él sin mirarlo, mientras caminaban juntos.
—¿Cuál es vuestro nombre? —preguntó, deteniéndose y girándose hacia él.
Y ahí estaba, lo único que podría moverlo a tomar partido. La oportunidad de hacer negocios. Se apresuró a arrodillarse ante el nuevo emperador con una sonrisa contenida.
Ave Imperator Nero. Si le place, puedo administrar los recursos de la camarilla para suplir con sangre esclava a toda la Necrópolis.
Era un movimiento arriesgado, pero poder gestionar la compra de las carretas de esclavos que iba a precisar alimentar a todos los propinquus de la ciudad era una oportunidad única. No tanto por el reconocimiento que pudiera obtener como por la oportunidad de aumentar la escala de sus negocios, y como todos sabían a mayor escala menor coste por esclavo. Podría incluso fletar barcos enteros solo para adquirir nuevas víctimas con las que saciar el hambre de los inmortales.
No pudo evitar pensar en los Licinii, muchos creían estar a la par con los aristócratas. De hecho eran una línea de sangre de los Julii. Y algo aún más peligroso cruzo sus pensamientos. ¿Habría vampiros de los clanes menos agraciados que pagarían grandes sumas para seguir alimentándose de sangre aristócrata? Una oportunidad peligrosa de hacer negocios, por el momento la dejaría en la recámara. Su especialidad eran los esclavos, y si conseguía el encargo de Nerón tendría las manos llenas por muchas lunas.
Se sorprendió ante la astucia de Flavia, y la necedad de Faustus. Por suerte parecía que la primera taparía las faltas continuadas del atrevido augur, quien a pesar de recibir el castigo de los dioses parecía insistir en desafiar al nuevo imperator. El único capaz de sentarse en el trono de los propinquus desde tiempos inmemoriales.
Lucius reflexionó, con la frente baja a la espera. Solo le cabía esperar que sus propias acciones no le pusiera en problemas con la legión de los muertos. No querría tener que escoger bando en una guerra interna entre partidarios y detractores del imperator. No al menos sin evaluar bien los riesgos y los posibles beneficios.
Neron mira a los presentes, muchos parecen a favor de sus palabras o por lo menos no muestran abiertamente rechazo y eso le gustaba ¡poder! ¡control! – ¡Hijos de roma! ¡invitados! ¡vayan! ¡salgan! ¡díganles a todos que la Necropolis tiene un nuevo emperador! ¡llevad mis palabras a cada rincón! – tras eso hizo una seña a los guardias ¡estaba sacando a todos de la cámara! Tras se acomodo en su trono, un trono oscuro cual noche y de un poder desconocido para todos.
Cuando todos estaban yéndose miro al Legionario – Lucios Marcus Aurelio – pronuncio para que se quedara unos segundos – pides un puesto demandante ¡peligroso inclusive! Si falla la entrega de sangre será vuestra culpa, pero asi de granden seran las recompensas si lo lgoras ¿entiende? ¡ve! Y demuestra a tu dios que eres capaz de hacer lo que acabas de decir – tras eso hizo una señala de mano para que te retirases, sin dejarte responder.
Tiberius se sorprendió, tanto de que el Emperador conociera su nombre, como de que lo hubiera notado entre la gente. Para su fortuna, muy acorde a su cognomen, parecía haber elegido bien y recibía un privilegio especial. Sin embargo, el estupor en que lo puso la sorpresa le dio tiempo a aquel vendedor de esclavos a adelantársele.
Sin levantarse todavía del suelo, lo miró de reojo con algo de desagrado y desconfianza, pero no sin reparar en la oportunidad ¿Sería un competidor ávido o un futuro aliado en los negocios? Era muy temprano para decidir, pero lo cierto es que no tenía intenciones de ponerse más en la mira. Ya podrían hablar más tarde, sin el Emperador cerca.
Era momento de retirarse a alguna de las áreas comunes de la necrópolis, antes de que Nerón tomara ofensa.