Partida Rol por web

Exclamas por sangre y tras unos segundos se acerca un sirviente dubitativo pero que cumple tu pedido… una nueva copa con sangre, tras eso se retira rápidamente temiendo por su existencia ya que era obvio que conocía la verdadera naturaleza de los invitados y lo que estos solían hacer al estar emocionados.

Miras a Neron y en tu mente escuchas el ruido de alas batiéndose y quizás a la lejanía el rechinar de una puerta abriéndose ¿Qué significaría eso? Puedes pensarlo todo el tiempo que deseas, pero quizás tendría que razonarlo luego ya que delante de ti aparece un hombre atractivo de origen sirio, su pelo negro cae en risos por encima de su frente de porcelana… era Eupraxus, chiquillo de Flaviana.

- Salve Flavia – saluda con una voz suave, tranquila - ¿Cómo te trata la fiesta? – pregunta, como si te hubiese visto ayer.

Neron avanza por el cuarto saludando dramáticamente a sus fieles seguidores hasta llegar a Marcos – Marcos – extiende los brazos como si fuese a darle un abrazo, uno que nunca llega – grandiosa fiesta haz hecho en mi nombre, sin duda te has lucido – tras decir eso mira a Tiberius.

- Tiberius también es un gusto verte en este lugar – te pasa su brazo derecho por tus hombros y mira al publico - ¡tu presencia muestra tu lealtad! Espero que muchos aprendan de ti – tras eso vuelve a mirarte como si no acabase de hacer eso en publico - ¿disfrutas el evento? – sonríe y vez sus dientes blancos e impolutos.

Cundo Faustus se aseguró de de la sierva desapareció, entró raudo sin perder tiempo. Conocedor de que tarde o temprano hablarían los siervos, y la historia se extendería, era el momento ahora de hacer sus averiguaciones antes de que fuera demasiado tarde.

Su sangre empezó a tejer las hebras del tiempo, con el Auspex activado, para que le reflejara los ecos de la historia, lo que había sucedido, lo que podrñia suceder. Al mismo tiempo, su cuerpo, buscaba activamente cualquier documentación o pista que pudiera sacar sobre Marcos. Sus lealtades, verdaderos intereses, e incluso correspondencia o documentos que pudieran ponerle en una situación peculiar, si caía en manos adecuadas.

Si la pesca era buena, era posible que sus aliados y el propio Faustus pudieran usar aquellos datos para empezar a torcer la maquinaria de Neron en su contra, de forma discreta y sutil. El designio de los Dioses empezaba a obrar.

Una ilusión acústica, dos signos quizá azotaron e inquietaron su mente justo después de recibir la copa de sangre que había reclamado. Eupraxus, chiquillo y enviado de Flaviana, la saludó con amabilidad.

—Salve, Eupraxus.

El vástago era cándido en apariencia. Aún no se había corrompido como la mayoría de los condenados. Pensó en Nerón. Ya era corrupto en vida. Su adaptación había sido rápida, inconsciente, peregrina. ¿Quién lo había abrazado? No podía concebir que fuera capaz de sentarse en el trono del Viejo.

—Bien, chiquillo. Bebo, hablo, escucho, interpreto un papel. En realidad, la fiesta acaba de empezar.

Nerón, a su llegada, la había animado con su cómica teatralidad. Tenía talento para eso.

Tiberius recibió el abrazo de Nerón con una sonrisa, mientras veía toda pretensión de neutralidad que pudiera tener ante el resto de los propinqui caer herida de muerte y desangrarse en el suelo.

—¡Ciertamente, Emperador! No recuerdo otra fiesta igual, ni libaciones más deliciosas— no era una mentira—. Sólo le faltaba su propia presencia, y eso ya está solucionado— el Nosferatu soltó una carcajada ante su propio "chiste"—. Espero que no haya tenido inconvenientes antes de llegar— la manera más decorosa que se le ocurrió de indagar por el retraso.

En la lejanía parece que la puerta se cierra ¿era algún mensaje? ¿una advertencia? ¿imaginación tuya? No podías saberlo con certeza… pero incluso así ¿importaba? Quizás era algo que podías pensar luego, uno jamás podría saberlo hasta que sea el momento.

- Me alegro de que estes bien – su voz era suave, mucho mas suave que la de otros muchachos de su edad… pero sabias que no debías dejarte engañar por su apariencia inocente que traía este chaquillo, su gusto por torturar cristianos era bien conocido dentro de tu grupo.

- Venia por parte del grupo – y cuando dices eso podías notar a cierta distancia el grupo al que pertenecías, parecían estar hablando entre ellos… pero sabias que ahora los estaban mirando - ¿Por qué no te haz unido a nosotros? Últimamente pareces alejada - informó

Neron era llamativo y se explayaba casi de manera explosiva frente a los demás. Tu plan para parecer un vástago neutral ahora parecía inexistente ¿seria un plan del Emperador? ¿algo que pasaba al azar? Quizás no deseaba darte la oportunidad de elegir bando, ya que lo estaba haciendo por ti.

Intentabas no pensar en las miradas posada en tu espalda, como si fueran puñales de envidia u odio – Vez Marcos, hasta Tiberius sabe lo magnifico del evento – Marcos agradece con un leve asentir de cabeza - JA ¡tienes razón! Mi presencia acaba de hacer este suceso aún más increíble – levanta la copa y mira a los presentes antes de volver a ustedes - ¿inconvenientes yo? Nada es tan poderoso como para frenarme a mi ¡el gobernante de los propinqui! Mi batir, digo, mi presencia asusta a todos – parecía haber querido decir otra casa, pero rápidamente se recompone y actúa como si no hubiese pasado – cuéntame Tiberius ¿cómo va tus noches? Eres dueño de un lugar ¿no es así? Cuéntame sobre eso – sonrio.

Tiberius se tensó un poco, no por verse forzado a hablar de su negocio, del cual estaba muy orgulloso, sino porque ya anticipaba que le pedirían un favor todavía más difícil de rechazar que de cumplir.

—Si, Emperador, muy bien todo, por fortuna. Mi lugar es el Viridis Noctis ¿Conoce el corredor Azulejos Mohosos? Si entra allí viniendo desde el Pórtico Sangriento es el tercer pasillo a la derecha— Tiberius pensó en cómo presentar su negocio sin chocar con el anfitrión de la fiesta ni venirse a menos—. Es un salón amplio, con unos cuantos sillones, sillas y algunas mesas donde los clientes pueden sentarse a conversar y beber algo para relajarse. Ocasionalmente tenemos algún espectáculo— o los tenían, antes de que el fuego arrasara con el grupo de actores y músicos que su sire tan cuidadosamente había cultivado. Tiberius estaba trabajando en eso.

—Es un lugar parecido al Aula Nigra— dijo, dirigiendo su mirada a Marcos Julio. Sólo ahora se le ocurría... ¿Sería el mismo?— pero con una escala más íntima— pequeña, modesta, barata... descriptores más acertados pero menos preferibles—. Mi sire hizo del lugar su proyecto personal, y todos los grabados y azulejos con motivos de plantas y flores que hay en las paredes los diseñó y realizó él mismo —Tiberius se volteó hacia la multitud. El negocio sería literalmente exsanguinado si toda esta gente se apareciera de golpe en sus puertas, no creía poder atender a tantos—. Vibidius es realmente un maestro en su arte ¡Sería un orgullo para mi que quien lo deseara pase a contemplar su obra!— extendió la invitación al público, esperando no arrepentirse luego.

—¿Alejada? He venido aquí en nombre de todos. Tu sire se enfrentó al Culto de Divus Flavius sin considerar las nuevas circunstancias.

Señaló con gesto comedido a Nerón.

—Pienso hablar con él. Quiero saber qué espera de nosotros sin necesidad de intermediarios. Nada se resuelve ignorándolo.

Ves a Neron, y este mantiene esa sonrisa divertida y soberbia todo el tiempo. Hasta ahora jamás le has visto otra expresión distinta a esa. ¿Acaso lo veía todo como un chiste? ¿O era tan poderoso que no consideraba a nadie una amenaza? Tal vez, para sus ojos, no eran más que juguetes… y quizá eso te preocupaba. Si fueras un influyente miembro del Senado podrías enfrentarte a su control e incluso negarte abiertamente a sus peticiones, pero no lo eras, y tu gente jamás llegaba tan lejos.

—Es un placer escuchar a un miembro de mi sociedad hablando con tanta pasión sobre algo. ¡Sin duda deberé ir a ver dichas obras! ¡Sí! —miró a todos los presentes, alejándose levemente de ti para caminar hacia el centro del lugar— Soy un dios generoso, amoroso cual Venus, pero severo cual Júpiter. - Algunas personas le miraban con admiración, otras con rencor.

—Por eso mismo… —te miró con una sonrisa— te ayudaré. Los leales deben ser recompensados. ¿Dime? —volvió a acercarse— ¿Necesita algo tu lugar? ¿Espacio? ¿Denarios? ¿Esclavos o sangre? Pide, y de mi bondad saldrá. - Quizá su plan fuera quedar como un señor magnánimo… o quizá sabía muy bien que tu local no podría soportar tanto movimiento. O tal vez tuviera otro plan.

Eupraxus te mira con cierta decepción al escucharte. Es fácil ver cómo tus palabras le caen como una piedra y, tras unos segundos observándote, niega con la cabeza.

—Había escuchado que te estabas desviando del camino de nuestra señora Cibeles, pero no deseaba creerlo. - En su mirada ves algo de pena, la misma que tendría un hermano por una hermana descarriada.

—Nuestra líder ya declaró nuestro camino, el camino decretado por nuestra señora Cibeles… aún no es tarde. Ven con nosotros -Mira hacia el grupo de sacerdotes, sin prestar atención a las palabras pronunciadas por Neron.

—Estaremos aquí solo un rato. Si no te unes, dejarás en claro tu posición. - Tras decir eso, se marchó.

No creía que aquella confundida sierva fuera a dar la alarma de inmediato, ni que las cosas se acelerasen tanto cómo para no tener tiempo a nada, pero lo cierto es que tampoco podía perder el tiempo, pues navegar en la historia psíquica que quedaba en el entorno, solía ser costoso en tiempo y energía. Especialmente navegar ante una inmensa cantidad de datos innecesarios que hacían complicado recolectar el hilo que uno deseaba.

Por eso, empezó a concentrarse buscando los nudos del destino que dejaban huella en el mundo terrenal. 

Entonces, vio en primera instancia el baúl dónde se guardaban los documentos que habían pasado por el escritorio, mientras los leía, también escuchaba aquello que quisieran contarle más allá de la escritura. Luego se centró en el material de escritura, pues incluso aquello que no estaba documentado en aquella instancia, podría contarle otras historias. 

Y luego abrió su mente a la verdad.

Tiberius puso un rostro pensativo, ponderando seriamente la pregunta.

—Agradezco el interés, Emperador— dijo el nosferatu queriendo evitar ofensas—. Pero si realmente quiere hablar de los detalles de mi negocio, sería mejor hacerlo luego, en privado.— Estar tanto tiempo bajo el reflector era extraño para Licinus, que no acostumbraba a resaltar tanto.— Pero no quiero acaparar de más su tiempo, el resto de invitados también deben estar impacientes por hablar con usted.

Entras al cuarto y rápidamente te pones a investigar por respuestas. Activas tu auspex y esperas que tu sangre vampírica y la mano de los dioses te ayude a encontrar respuestas a todo lo que está sucediendo últimamente en la Necropolis.

Tocas el baul esperando que este te escupa sus secretos: vez el baul abrirse por una mano fantasmal y vez como si este moviese algo, acomodase papeles y guardase bajo una trampilla que se abre con un mecanismo que desconoces pero del cual existe una llave, atado a un cordel, en el cuello de Marcus… existe un papel, una carta con exactitud.

Luego te alejas del baul y tocas una pluma e imágenes aparecen, de Marcos escribiendo cientos de cartas y papeles cuyos objetivos y destinos eran de lo mas variados… pero sientes algo: una carta dirigida hacia alguien que desconoces, una carta detallando un plan que no puedes intuir… una carta movida entregada a una sirvienta horas antes.

El emperador sonríe ante tus palabras – que ser tan humilde, sabes tu lugar… los demás deberían aprender de ti – tras decir esas palabras mira a Marcus y sabes que se lo dijo a el o hacia una persona que conozca, y puedes sentir que a este no le hizo mucha gracia el comentario de Neron.

- Puedes retirarte si deseas o disfrutar del evento, yo ire a saludar a los demás invitados que han venido a verme– dice Nerón con orgullo antes de alejarse de ambos.

Marcos parece molesto por el primer comentario del Emperador pero no dice nada e intenta actuar como si nada hubiese pasado – Vez, un emperador magnánimo – su sonrisa se tuerce levemente pero lo corrige rápidamente.

Faustus no lo tenía nada claro, el tiempo jugaba en su contra y además no poseía conocimientos de latrocinio para empezar a hurgar entre críados y ganzuas. Estaba claro que había perdido el tiempo y los Dioses le negaban la información que necesitaba, mediante desafíos que estaban lejos de sus capacidades. Frustrado, dejó las cosas cómo estaban y se encaminó de vuelta hacía la fiesta.

Si tenía suerte, por lo menos no habrían reparado en su desaparición. 

Esperaba que sus aliados tuvieran más suerte que él.