Partida Rol por web

Albinia Lucilla (Cassi) está bastante contenta, gracias. Pasó años colocándose en la posición perfecta para controlar una de las casas de juego más populares del Peregrine Collegium, con la intención de vender los secretos de sus clientes al mejor postor antes de incendiarla por completo con todos dentro. Pero ahora que está al mando, Albinia disfruta de su nuevo puesto y se muestra bastante reacia a destruir lo que tanto tiempo le llevó construir. Seguramente puede hacerle más daño a la Camarilla con un chantaje constante que con unas cuantas Muertes Definitivas, ¿verdad?

Publius Aquinius (Cassi) ha encontrado al compañero perfecto.
Falling Ashes es un Strix que observó sus continuos esfuerzos por destruir a los Julios, primero con diversión, luego con admiración, antes de acercarse a él con una oferta de colaboración. Publius sabe que no es más que una herramienta para su supuesto "amigo", por mucho que lo halague, pero no le importa. Siempre y cuando pueda reducir a más Fundadores a gritos y hollín.

Numerius Allienus Falco (Cassi) quiere arrasarlo todo. Un converso ruidoso y orgulloso de la Lancea et Sanctum, aboga constantemente por respuestas más violentas a la opresión de la Camarilla. Desafortunadamente, su maldición hace que sus diatribas lo hagan parecer aún más irrazonable de lo que realmente son sus métodos, por lo que Numerius no ha conseguido mucho apoyo. Su incapacidad para movilizar a sus compañeros Santificados está frustrando al joven Rechazado, lo suficiente como para que decida que forzar la lucha es la única manera de que los demás vean lo que debe hacerse.

Lucius Caninius (Ferrati) está cansado de que lo manejen. Expulsado de la Legión por falta de disciplina, Lucius logró ser incluido en los Acorazados presentándose y preguntando, pero luego no conoció la Muerte Definitiva tras la paliza que recibió.
Lucius está totalmente comprometido con la filosofía de Ferratus, y aunque podría estar más motivado por la venganza personal que por la pureza de sus ideales, los Inacabados respetan su entusiasmo. Dicho esto, hay apuestas sobre cuánto tiempo pasará antes de que muerda más de lo que puede masticar y se atragante.

Vergilia Clementia (Ferrati) sabe dónde encontrar el verdadero poder, y no está en las almas débiles de los Vástagos. Tras ver a su curtida unidad de Legionarios ser masacrada por una manada de hombres lobo, Clementia se obsesionó con devorar las almas de poderosas criaturas sobrenaturales no Vástagos, convencida de que esto acelerará su transformación. Clementia afirma haber realizado Amaranto en un hombre lobo, pero incluso sus compañeros Inacabados descartan estas historias como delirios. Dicho esto, parece haber adquirido una cantidad considerable de poder en muy poco tiempo. Casi igual a la cantidad de enemigos que se ha ganado.

Mettia (Ferrati) tiene miedo de en qué se está convirtiendo. Una de las Acorazadas originales, su sangre se ha espesado con los años y las almas de sus víctimas, y ahora puede sentirla retorciéndose en su interior, lista para cambiar, lista para renacer, pero no siente la alegría que creía sentir al borde de la ascensión: solo aprensión. Cada noche siente a su Bestia desgarrando los confines de su mente, y teme que, si cede y se entrega a lo que venga después, no le quedará suficiente de sí misma para disfrutarlo.

Décimo Severo Balbo (Galli) posee tal belleza que es la envidia de todos los Vástagos que lo rodean. Legislador, ha abandonado el culto a Cibeles, pero aún encuentra útiles sus ritos para cultivar una multitud de adictos sometidos a su voluntad. Es una tarea difícil, ya que a muchos Ancianos aún les desagrada la idea de un Eunuco en sus filas.

Léntulo (Galli) nunca le importó Cibeles ni ningún otro dios. A él no le importan los dioses. Pero sí le importa la belleza.
Cuando fue Abrazado, Léntulo se convirtió en un monstruo espantoso, merodeando por las catacumbas durante una década de Réquiem. Ya no. Ahora es un Guapo. Ahora puede volver a caminar por las calles de Roma. Ahora solo tiene que deshacerse de estos idiotas atontados por diosas. 

Zelkia (Galli) ha sido sacerdotisa de la Magna Mater desde hace mucho tiempo, mucho antes de Frigia. Despertó de su letargo justo a tiempo para presenciar el ascenso de la Camarilla y fue fundamental para llevar el amor de Cibeles a los bárbaros romanos. Es un monstruo verdaderamente antiguo, aunque nadie lo diría. Ama a los mortales, viaja con hordas de sus descendientes, y su relativamente alta Humanidad significa que los Antiguos desconocen lo peligrosa que es en realidad.

Quinto Ostorio (Phersui) es un amante modesto de los grandes hombres y mujeres del Senex. Rara vez presenta una petición y no parece especialmente hábil en emplear el patetismo en sus discursos; sin embargo, cada senador o magistrado que lleva a Ostorio a su lecho convence a toda la Asamblea. Algunos susurran que invoca favores del único Dios de Cristo, otros que su beso puede proteger a sus patrones de la desgracia. Sean cuales sean sus tácticas, han mantenido a este obsequioso Daeva en su trono a pesar de que, si se observa con atención, nunca hace nada. 

Siempre que un nuevo Propinquus consigue un Abrazo entre los nobles, Prosperina (Phersui) está presente, guiando al chiquillo fuera del dominio de Apolo hacia el de Nix. Con su bendición, cualquiera puede tener un comienzo impresionante y portentoso entre la élite de la Camarilla. Pero cuidado, porque el poder es adictivo y requiere cuidados frecuentes para que no se marchite. Se rumorea que al menos tres pretores de la Legión han ganado batallas gracias a la ayuda de Proserpina. Los diezmos por sus servicios son tan altos que ya no necesita cazar: la sangre fluye incesantemente de su altar de sacrificios. 

Sorex (Phersui) la Bruja vaga por las madrigueras de Suburra, haciendo tratos en las encrucijadas. Puede entrar en cualquier lugar sin ser vista para espiar conversaciones secretas, y su bendición protege a sus protegidos. Sus inquietantes proclamas esclavizan a los nacidos libres o liberan a los esclavizados, por un tiempo. Exige extraños pagos: un becerro de dos cabezas, la sangre menstrual de una virgen o los ojos de un crucificado. Afirma que estas son las únicas cosas que pueden aplacar a su amo. Pero los horrores nunca están lejos, destrozando a quienes deja atrás.

Myrtis (Rotulae), Magistrada del Collegium Peregrino, tiene muchos problemas entre manos. El Senex le ha ordenado controlar los recientes disturbios en los campos de alimentación cerca del Circo.
Está preparando sus rituales para apaciguar a los dioses descontentos, pero si comete el más mínimo error, todos sabrán que fue ella quien causó los disturbios. Peor aún, podrían incluso descubrir que lo hizo deliberadamente.

Desde que Vitrasia (Rotulae) realizó rituales antes de los juegos, han corrido rumores de que se tomó libertades con los procedimientos. Los Augures más jóvenes no están completamente seguros de lo que vieron. Todo iba bien hasta que ungió la estatua de la diosa, pero entonces toda la sala estalló en caos, como si una tormenta se hubiera desatado en una sola habitación. Por su parte, Vitrasia desearía haber sabido que la estatua estaba embrujada, o que podía afectar a las yeguas con sus poderes. Entonces, podría volver a hacerlo...

Habitus (Rotulae) ha vivido más vidas de las que puede contar, entrando y saliendo de escena, disfrazando sus rasgos y rehaciéndose. La fortuna lo favorece y luego lo desafía una y otra vez, y la multitud ya no responde a su llamado. Está convencido de que los demonios lo acosan, tal vez porque les dio la espalda a los antiguos dioses para predicar la palabra de Longino, el verdadero profeta del pueblo. Estas noches, cojea por los pasillos, deforme y sucio, pero aún sueña con los días en que vestía de púrpura.

Vulso (Licinii) Por fuera, Lucio Manlio Vulso es todo lo que un político romano debería ser: un hombre alto de mediana edad, abrazado en sus primeros momentos de distinción. El Abrazo ha conservado la cantidad justa de canas en sus sienes y arrugas en su rostro ancho y sonriente, y cuando ríe o habla, su voz resuena por toda la habitación como un trueno de Júpiter.
Por dentro, Vulso es todo lo que un político romano realmente es: conspirador, engañoso e impulsado por una ambición desenfrenada. Anhela el poder que Julio Senex ostenta incluso en ausencia, y no le importa a quién tenga que pisotear para conseguirlo. Sea o no el hijo del Viejo, es irrelevante: lo cree tanto que ninguna habilidad sobrenatural puede revelar el engaño.
Vulso es muchas cosas, pero sobre todo, es servicial. No tiene ningún problema en compartir la riqueza con sus compañeros de élite, siempre y cuando sea él quien reparta el botín.
Sin embargo, también es profundamente supersticioso y ha pasado años forjando alianzas con hechiceros de sangre, hombres lobo y hechiceros mortales. Nunca se le ve sin un fascinum, un extraño talismán fálico que lleva colgado del cuello en todo momento y al que atribuye gran parte de su éxito. Más importante aún, cree que lo protege de la maldición del trono de Senex. Si lo perdiera, el pánico sería bastante dramático.
Vulso es comparativamente débil para un anciano de su (supuesta) edad, especialmente para alguien que afirma ser el heredero de Senex. Ha pasado la mayor parte de su Réquiem en los escaños traseros de la Asamblea, lo que hace que su golpe sea aún más sorprendente, y esto podría sugerir que cuenta con apoyos de alto nivel.

Julia Apollonia (Licinii) Apollonia es el monstruo de todos. Fue Abrazada a los 20 años y no mide ni un metro y medio, y luce su pelo rojo fuego con un estilo extravagante diferente cada noche. Nunca alza la voz, ni siquiera cuando está furiosa; sin embargo, la gente la escucha. Y si no lo hacen, es más hábil con la espada que Nefasti, que le dobla la edad. Su preciso estilo de lucha le ha ganado la reputación de la Espada Desnuda, una personalidad de asesina que usa para silenciar a sus enemigos incluso después de haber ascendido al trono. Se deleita separando a sus rivales, tanto de sus aliados como literalmente, y no duda en supervisar personalmente las ejecuciones.
Sin embargo, a pesar de todo su encanto, aplomo y habilidad marcial, la Reina Guerrera es una líder mediocre. Tiene un ingenio rápido, pero es miope, actuando sin pensarlo dos veces porque así es como se gana una pelea. Es una dictadora romana en el peor sentido de la palabra, creyendo que la supremacía militar es un mandato de los dioses y crucial para la supervivencia. La suya en particular. También teme lo que no comprende, compartiendo todas las supersticiones de su señor, pero ninguna de sus ideas ocultas.

Marco Quinto Verulio (Licinii)  De aspecto enclenque y ojos azules e inquisitivos. Suele vestir ricas túncias y su familia pertenece al senado desde generaciones que se remontan a los inicios de Roma. Es taimado y ambicioso, pero la maldición de la línea de sangre Licinii ha supuesto una mancha en su sangre que busca limpiar como pueda acudiendo a augures y místicos de todo el imperio. trata de mantener el poder en el Senax y su influencia mortal en el senado de Roma. Abrazó a lucius para ponerlo como heredero y aprovechar sus aliados en el ejército y su peso en el mercado de esclavos. Pero lucius decidió unirse a la legion de los muertos para buscar su propio camino que le diera mas beneficios. Es el máximo representante de la línea de sangre de los Licinii.

Marcos Julio (Culto de Divus Flavius): Fue elegido como representante del culto para hablar con los demas fuera del senado. Es un romano viejo y con mucha riqueza. Su familia ha estado pegada a los emperadores como primos de julio cesar. Se sabe que sus parientes humanos siguen cerca del trono como senadores, guardias y consejeros.

Decimus Flavius Corvinus (Daeva): bajo, de cabello negro como la noche, tez pálida y sonrisa altanera. Nacido en las Galias, era una fuente reconocida de esclavos... y, sobre todo, un peligroso Daeva dispuesto a todo por triunfar.