Partida Rol por web

Habian pasado algunas noches de tu encuentro con Neron, pero mas encuentros fueron con nadie en especial. Estabas apestado y se notaba, si bien no sentias que nadie iria por ti para atacarte que te ignoren no era lindo. 

Pensabas que en cualquier momento alguno de los tres grupos de asesinos tocaria la puerta para matarte. Tambien pensaste en contratar alguno de esos grupos como defenza. Incluso si seguias por ese camino porque no tenerlos contra Neron aunque seguian siendo mercenarios que solo la Diosa Fortuna sabria donde estaba su lealtad.

Sin embargo mientras caminabas en soledad por la necropolis llego un joven contigo chocandote para darte un mensaje y luego salio corriendo.

Deseo un encuentro con usted mañana, en la sala 11 de Columbarios. Quiero hablar con usted de Neron.

Sentir los efectos del ostracismo social, tenía sus ventajas. Cuanto menos se acercaban a tí, más tiempo tenía uno para sí mismo, y menos visibles eran los actos que uno hiciera, pues se tendían a ignorar. En la comodidad de aquel estatus, sabía que no sería para siempre, al fin de cuentas los eventos tenían que suceder y pronto Saturno reanudaría el tiempo.

Aunque sería injusto decir que no tenía sus desventajas claro, al fin de cuentas pretendían causarle el rechazo más absoluto y eso implicaba no contar con nadie de los suyos. Pero si ese era el precio a pagar, lo pagaba gustoso. Era mejor eso que pertenecer a una caterva de ignorantes sumisos.

La otra gran desventaja, a decir verdad, era el incremento de su paranoia. Al saber que tarde o temprano Neron o alguien que se buscara su favor, trataría de asesinarlo, tenía que estar con todos los sentidos afilados. Esas eran las noches donde su Auspex estaba siendo más necesario que nunca. 

La mera idea de contratar mercenarios estaba bien en terminos generales, pero tarde o temprano también debería vigilarlos a ellos, pues acabarían siendo persuasidos. Mientras pensaba que quizás la mejor manera de protegerse sería ir rotando grupos de mercenarios para que ninguno estuviera demasiado tiempo cerca de él, escuchó los pasos del joven y cómo se chocó para entregarle el mensaje, antes de salir corriendo.

La otra desventaja del ostracismo social, es que no tenías a muchos con los que hablar, salvo al rebaño y su familia, pero no podía expandir mucho más. Así que le habria venido bien hablar con el muchacho un rato. Hasta se planteó cazarlo sólo para que le contara algo.

En vez de eso, leyó la nota. Acudiría, pero se presentaría mucho antes, con el Auspex preparado, para detectar cualquier posible engaño o emboscada. ¿Sería un asesinato orquestado, o los primeros rebeldes a atreverse a dar un paso?

Por supuesto, sabía Faustus, que los primeros en pronunciarse serían los humildes. Así solía ser, pues eran los que menos tenían que perder y mucho más que ganar. Los cálculos solían proceder de las clases elevadas. Que tan irónico era todo aquello, pues Faustus sabía que al final ante la sangre y el tiempo, todas las vidas tenían el mismo valor: cero.

Y mientras andaba por aquellas salas, se daba cuenta de como Neron quería agradar a todos, pretendían acomodarlos y hacerlos dóciles como perritos bien alimentados, satisfaciendo sus ansias de alimento, más no sus ambiciones. Neutralizando el potencial de cada uno de ellos. Caminaba entre esos despojos amaestrados con su dignitas bien alta, hasta alcanzar la sala 11.

Entonces aquel vástago de aspecto terrible se le presentó con evidente cortesía y Faustus asintió con una ligera reverencia de protocolo, por la bienvenida recibida.

-Vuestra bienvenida es bien recibida, Thascius Hostilinus de los Vermes. Aceptaré vuestra hospitalidad - cuando tomara algo de alimento, escucharía la oferta, por lo que preguntó- Imagino que mi hambre no es la única de vuestras preocupaciones, y que el desafío ante Nerón os atañe con un elevado interés. ¿Por qué no me contáis, que esperáis de mí?

Faustus escuchaba con atención, asintió confirmando la suposición de que sin duda habrían vástagos detrás de su piel. Más no parecía excesivamente preocupado, era cómo si fuera un dato más. Él confiaba en los designios de los Dioses, y si estos deseaban revelar la verdad o taparla con suerte, no tendría sentido alguno apoyarlo u oponerse, ya que todo formaba parte de los planes divinos. Sin embargo, su deber era interpretar esas visiones, y sabía que lo que había descubierto, tenía un propósito: desenmascarar la trama de Nerón.

Así que cuando escuchó las preocupaciones acerca de Neron y le preguntaron, se adecentó la toga antes de responder.

- Lo que me parezca no es relevante, buen Thascius. Lo que si lo es, es la verdad que se trata de ocultar. He visto una parte de lo que se oculta tras el trono, y he visto hilos que movían a Nerón. Hilos con poder para permitirle tal desafío e incluso sentarse en el trono. Existe un poder, ajeno a mi visión, que le sustenta. Si Neron desapareciera sin haber descubierto antes quien lo apoya, no servirá de nada. Viniste a tantear mi posición y ahí tienes tu respuesta. Ahora te pregunto yo, ¿Qué buscáis vosotros y cuanto estáis dispuesto a sacrificar para lograrlo?

Faustus escuchaba a su interlocutor, con la mirada fija en sus rasgos. Era alguien acostumbrado a ver, en el presente y en el más allá, así que lejos de sentirse incómodo por el aspecto de Thascius, estaba totalmente lúcido mientras atendía.

Eso le permitía no perderse en los detalles, y razonar con suficiente precisión para no cometer errores de juicio. Y se daba cuenta, que la propuesta de colaboración era a cambio de nada salvo la voluntad. Algo que ambos necesitaban, ellos para mejorar su condición, y él para seguir el mandato divino (y quitarse la "marca de apestado" que ahora anidaba en él, desde Nerón).

Era una alianza de la última mierda, y eso era bueno, porque como bien dijo Thascius, los que estaban en lo más bajo no temían perder nada, ni siquiera los cuerpos y almas. Eran los soldados más decididos y fanáticos.

- Sois la clase de aliados que uno necesita en estos tiempos convulsos, nuestros intereses jamás chocarán, y en cambio todos tenemos mucho que ganar. Acepto con gusto vuestra colaboración, vosotros seréis la escucha invisible y yo seré la cara visible. Juntos lograremos más que si fuéramos por separado.  - pensativo añadió- En vuestro lugar, empezaría a revisar el entorno de Nerón, en vez de a él directamente. Es mejor que no sospeche ni descubra nuestros movimientos. Seguramente entre los interesados de beneficiarse en su posición, haya algunos que la sustenten, o sepan más. Gente de confianza de su círculo interno. Si investigamos en esa dirección, cabe la posibilidad de que podamos encontrar el rastro hacia sus maestros.

Faustus devolvió la sonrisa que le prodigó Thascius, y asintió dando a entender que estaba de acuerdo con sus palabras. Sin duda una colaboración de ese tipo, también podría venirles bien. Sin embargo, también añadió, para el interés de su compañero conspirador:

-Además, últimamente, ha empezado a circular el rumor de que se ofrece una recompensa por mí. Alguien ha declarado una caza de sangre, pero no parece ser cosa de Nerón. Sin embargo, tampoco ha declarado oponerse tácitamente, por lo que el origen del rumor, podría tener que ver con sus maestros. Quizás también convenga que investiguéis por dónde pudo venir el rumor.

Por mi parte, tendré que acudir a la reunión de Nerón. Aunque no le reconozco, prefiero estar presente para poder presenciar de primera mano hacía dónde virará la política, y comprobar si cabe la posibilidad de apoyos adicionales a nuestra causa.

Ante la mención de Lucius Caninis, se detuvo pensando largo rato y analizando visiones previas. Pero el nombre le resultaba esquivo.

¿De os Ferrati, dices? No, no conozco a ese individuo. ¿Qué puedes contarme sobre él?

Comprendiendo la aclaración, Faustus asintió de nuevo dando la explicación de Thascius por comprendida.

—Si viene una escolta, que sea oculta, para abatir a cualquier asesino si asoma. Sin embargo, prefiero que me vean sólo, así se confiarán y cometerán errores. De todas formas, lo sabré si lo intentan.— al fin de cuentas, confiaba en su auspex.

Viendo que era imposible por logística, abrir varias investigaciones en paralelo, alzó una mano negando lo de buscar a quien puso la recompensa.

—Acudiré a la cita de Nerón, a ver si averiguo algo a ese respecto. Es mejor, de mientras, que os centréis de momento en los siervos más directos de Nerón. Ellos podrían darnos la pista para encontrar a sus amos.

Al escuchar sobre el Ferrati, se quedó pensativo. Era la clase de persona que no tenía una lealtad muy definida, lo que podía convertirse en una pieza importante para su partida, o bien un estorbo considerable.

—¿Crees que podríamos atraerlo a nuestra causa?— preguntó sin tapujos. Si la respuesta era no, lo siguiente era averiguar si sería un problema y en tal caso, eliminar la pieza.

Faustus asintió, entendía la postura de Thascius, y notaba también la poca gracia que le hacia que algunos de los suyos se hubieran arrodillado. Esa era la clase de fanatismo que le vendría bien a su causa, así que en un tono de voz relajado, dijo:

—Agradezco vuestra preocupación, pero precisamente mi bienestar se verá mejor, cuanto antes encontremos a la cabeza pensante de este complot. En cuanto a Lucius Caninis... tened un ojo puesto en él, si resulta ser una amenaza activa, habrá que reevaluar su existencia. Ahora si me disculpan, debo meditar para la próxima reunión.

Con las despedidas formales, y el auspex activo, Faustus se iría tomando precauciones y alerta a conversaciones o al entorno, buscando datos que pudieran serle de provecho. Luego, se prepararía para aquella reunión, dónde de buen seguro, su presencia daría que hablar.