Partida Rol por web

PEPA A LOBA

El local empieza a llenarse y eso que aún es temprano pero la gente quiere tomar unas birritas antes de cenar y luego salir ya.

Silvia está tras la barra sirviendo un par de quintos cuando Ricardo entra por la puerta. Pepa, la dueña, acaba de poner "Fai un sol de carallo" para amenizar el ambiente.

Silvia estaba sirviendo a unos chicos cuando vio que la puerta se abría. Por costumbre, dirigió sus oscuras pupilas en esa dirección y una sonrisa se formó en sus labios. 

- ¡Ey...! ¡Has venido...! - Se sorprendió al ver a Ricardo allí. Creía que al final habría quedado con el grupo y ya no esperaba ver a nadie. Terminó de servir a aquellos chicos y se volvió hacia el joven rubio. Aupándose un poco sobre la barra llegó a darle un par de besos.

- ¿Te sirvo alguna cosa...? - Le preguntó mientras sacaba dos vasos de chupito y la botella de tequila. Aquello corría por su cuenta. Sirvió los dos vasos y le pasó uno. Tras eso sacó unas rodajas de limón y un poco de sal. La joven parecía bastante animada, mientras, en los altavoces atronaba la música que acababa de poner Pepa.

Ricardo estaba seguro que iba a sorprender a la morocha, al menos eso quería ya que a pesar de haber quedado también con los demas, ciertamente le había prometido que la iría a ver y eso fue mucho antes, durante aquella mañana. Puede que esta actuando aun de una forma demasiado responsable, pero ciertamente le apetecía compartir mas tiempo con Silvia en esos instantes que cualquier otra cosa. Por esa razón, cuando entraba al local y ella lo recibía de aquella forma cuando se acercaba a la barra, no dudó en sonreír de lado mientras se apoyaba en la misma.

Te lo prometí no? Que iba a venir.

Le decía antes de aceptar el trago que ella le estaba ofreciendo en aquellos instantes, esa noche parecía que iba a correr el alcohol, no se le pasaba que debía llevar las cervezas a los chicos mas tarde. Pero por el momento, la noche empezaba de forma prometedora.

Todo tranquilo?

Le preguntaba esperando saber como estaba, lo que hablaron durante la tarde fue sobre un asunto algo escabroso, uno que ella realmente no quería comentar ni recordar por lo que pasó. Pero parecía que eso no le trajo malos recuerdos o al menos, en aquellos instantes se la veía bastante animada.

- Sí, pero pensé que te irías con el grupo... - Le respondió mientras espolvoreaba un poco de sal en su mano. Le pasó el salero a Ricardo y tras lamer la zona salada se llevó el vaso a los labios. Clavó sus ojos castaños en los del joven y se bebió de un solo trago el tequila.

Mientras todavía sentía el alcohol bajando por su garganta, cogió una de las rodajas de limón y se la llevó a la boca, mordiéndola y haciendo que el ácido se mezclara con el fuerte sabor del tequila. 

Sus ojos se achinaron y sacudió ligeramente la cabeza. 

- ¡Ohhh...! Está buenísimo... - Soltó mientras recogía la sal y el limón. En aquel momento otros chicos se acercaron a la barra y Silvia, haciéndole un gesto a Ricardo para que la perdonara fue a atenderles. Todo el mal rollo que había tenido durante el día, la extraña sensación de soledad y pérdida que había sufrido al ver a Álvaro, desaparecieron con los chupitos que ya llevaba. 

Atendió a los jóvenes, riéndose de sus bromas y siempre con una sonrisa.

Cuando terminó, volvió a donde se encontraba Ricardo. 

- ¿Es la primera vez que vienes...? - 

Al escucharla, Ricardo no podía evitar sonreír mas que satisfecho solo por ver que logró sorprenderla, era lo que quería hacer aunque por otro lado, también le llamó la atención que realmente pensara que no iba a cumplir su promesa. Eso sin mencionar que al ver como se tomaba aquel trago, no pudo evitar sonreír de lado y dejar escapar una carcajada, parecía que se lo estaba pasando realmente bien trabajando allí.

No se supone que debes emborrachar a los demás?

Le preguntaba divertido antes de dejar que le sirviera sin problemas, hacía mucho que no tomaba nada y al parecer, esa noche iba a recuperar el tiempo perdido aunque antes de decir nada mas, una pregunta lo asaltaba. Era raro, escuchó mucho de ese lugar, de como no eran pocos los que iban y hasta la escuchó a ella cuando la ayudaba con sus estudios, pero nunca fue a ese lugar hasta ese día.

No, la verdad es que hace tiempo que no salgo por ahí, pero ahora que lo veo... Vendré mucho mas seguido.

Terminaba diciendo con esa media sonrisa en su rostro mas que confiado, aprovecharía el tiempo que tenían ya que seguramente pronto ella estara con trabajo a mas no poder. Esa clase de locales siempre terminaban llenándose hasta a reventar.

- ¿Emborracharles...? - Silvia enarcó una ceja e inclinó ligeramente la cabeza. - Es asqueroso cuando alguien se emborracha y no sabe comportarse... Lo que busco no es eso... Es... Que os lo paséis bien... - Le dijo y le guiñó un ojo. Quizás la joven estaba algo susceptible por lo que había ocurrido aquel día, y no le había hecho mucha gracia el comentario de Ricardo. Pero llevaba muchos años detrás de una barra y sabía como tratar con la gente, así que terminó sonriéndole... En ese momento entraban un grupo de chicos y Silvia se alejó para atenderles.

Durante quizás unos diez minutos, la joven estuvo sirviéndoles lo que pedían. Primero les puso unos chupitos y después un cubata diferente a cada uno. Ron con cola, vodka con limón, whisky con cola... Tras estos sirvió alguna cerveza y finalmente pudo volver donde estaba Ricardo. 

- Lo siento, a esta hora es cuando empiezan a venir todos... ¿Quieres que te sirva alguna cosa...? - Le preguntó con un suave guiño de ojos. Hizo un gesto a la otra camarera que había para que atendiera a una pareja que acababa de acercarse a la barra y se volvió a mirar de nuevo al joven rubio.

Ricardo niega unos momentos, al parecer sus palabras fueron tomadas mas como una ofensa, pero nada dijo al respecto, era mejor dejarlo pasar a intentar corregir algo que posiblemente lo lleve a una discusión. Claro que tampoco habrían podido hablar mucho ya que pronto notaba como Silvia se iba a atender a un grupo de chicos, ella realmente hacía un buen trabajo en ese lugar, era ciertamente agradable.

No te preocupes, tampoco puedo pretender que pongas toda tu atención en mi... Al menos no cuando estas trabajando

Le replicaba con una sonrisa de lado, antes de aceptar su ofrecimiento a pesar que sabía que luego de eso la noche se le alargaría mas con unas cuantas cervezas con el resto. Pero mientras el daba un par de golpesistos a su chupito vació indicando que quería lo mismo, no pudo evitar fijarse que aquel parecía ser realmente uno bastante popular.

Necesitas mas ayuda aqui? O lo manejas bien todo?

Estaba claro que ella manejaba sin problema aquel local, no era la primera vez que abría, pero el ambiente le gustaba y hasta no le molestaría quedarse con menos horas para dormir para pasar mas rato en ese sitio. Después de todo, tampoco es que Ricardo durmiera mucho en realidad.

- ¿Otro tequila...? Te gusta lo fuerte... - Silvia iba hablando mientras sacaba un vaso de chupito limpio, retirando el que había sobre la barra, y le preparaba la bebida a Ricardo.

Le dejó junto al vaso la rodaja de limón y el pequeño salero que tenían para esas ocasiones. Cobró un par de cervezas y se volvió a mirar al joven.

- Bueno, hoy no es un día muy fuerte, la verdad... Los fines de semana vienen dos chicos de refuerzo. Entonces sí que no paras - . En ese momento se había calmado un poco la cosa y Silvia pudo acercarse a donde se encontraba Ricardo. Apoyó los codos sobre la barra y se quedó mirando al muchacho.

- De aquí un rato me tomaré un descanso... Si quieres podemos salir y dar un paseo, así me despejo un poco de todo esto... - Le propuso con un ligero guiño de ojos.

Bueno, no salgo siempre... Otro no me hará daño.

Eran sus palabras mientras reía ante el comentario sobre el Tequila, la verdad es que era fuerte y lo notaba mas por haber pasado tanto tiempo sin tomar nada. Pero a pesar de eso, no era suficiente como para lograr voltearlo, él siempre supo cuando parar o al menos, esperaba seguir conservando ese instinto para no hacer ningún ridículo ante Silvia, eso si que sería vergonzoso.

De todas formas, Ricardo no tardaba en asentir luego de darle un buen trago a su chupito, era de esperarse que ella contara con algo de ayuda extra los findes mientras que por otro lado, eso significaba que si quería ir a acompañarla, no era buena idea hacerlo cuanto mas trabajo tuviera. Dudaba mucho que le agradara verse molestara o entretenida cuando debía estar trabajando, a nadie le gustaba perder clientes de esa manera.

En serio? No sabía que podías tomar descansos... Pero si, me encantaría salir a dar un paseo contigo.

Le terminaba diciendo sonriendo de lado luego de escuchar como le preguntaba aquello, sería bueno disfrutar de un paseo nocturno con Silvia, los chicos iban a estar toda la noche, por lo que no iba a tener problemas si pasaba algo mas de tiempo con ella. Sin mencionar que era algo mas atractiva la idea de caminar al aire libre que estar encerrado jugando a un juego de football.

Silvia llevaba ya unos cuantos años trabajando en el pub, así que, para pesar de Ricardo, tuvo que atender a varios clientes que parecían reclamar su atención.

La joven se mostraba simpática con todos ellos, riendo sus gracias y sirviendo algún que otro chupito. Cuando podía se acercaba a la zona donde se encontraba el joven esperándola, para decirle un par de palabras, y nuevamente tenía que atender a los clientes.

Habrían pasado unos tres cuartos de hora, cuando finalmente Silvia se metió por una puerta que había tras la barra. No tardó en salir con la chaqueta puesta y el bolso colgado del hombro. Buscó con la mirada a Ricardo y le hizo una señal para que la esperara en la puerta.

- Tengo media hora... - Le dijo cuando salieron a la calle. De repente, el frío la golpeó, haciendo que sus mejillas se sonrojaran y empezara a temblar. Se metió las manos en los bolsillos y volvió sus ojos castaños hacia Ricardo.

- ¿Te importa que vayamos a un frankfurt...? No he comido nada y creo que los tequilas están cobrándome factura... - Le dijo guiñándole un ojo.

Tras beber un poco empieza a entrar el hambre y no hay mejor sitio que El Frankfurt* (la hamburguesería más pequeña pero seguramente más rica de todo Santiago), que queda aproximadamente a diez minutos del pub. Suficiente para que podáis pedir una hamburguesa o un perrito y airearse un poco ya que tienen fama de servir en pocos minutos (y es una gozada ver como se arreglan en un sitio minúsculo).

Tras comprar las hamburguesas y recibir un mensaje de Pepa a Silvia para que llevara unas cuantas hamburguesas "Pareja*" para el resto de currantes del pub salís en dirección al local llevando la comanda (6 hamburguesas "parejas" de las cuales tres son sin la menor duda para Darío).

En ese momento veis pasar un coche negro a vuestro lado, pasa cerca y despacio por lo que os quedáis mirando y podéis ver al copiloto que os sonríe desde su asiento.

Tras pasaros el coche acelera y se aleja en dirección a la Plaza de Vigo...

Silvia llevaba en una mano la bolsa con las hamburguesas para sus compañeros, y en la otra, la que se estaba comiendo. 

- Estas hamburguesas están buenísimas... Normalmente ceno en casa, pero hoy no he tenido tiempo... - Tiempo sí que había tenido, pero el recuerdo de Álvaro la había trastocado bastante. Cosa que omitió ya que no le gustaba hablar mucho de sus sentimientos... 

En ese momento, cuando ya estaba terminando la hamburguesa que llevaba en la mano, un coche pasó por su lado. Miró hacia el interior por curiosidad...

¡No....!

Los restos de hamburguesa cayeron al suelo...

- Cinco lobitos tiene la loba...cinco lobitos detrás de la escoba... -

Habían pasado tres años, pero aquella sonrisa... Aquella mirada de depredador... Silvia nunca las olvidaría. No puede ser... El coche volvía a acelerar y la joven sintió como la oscuridad la envolvía y empezaba a caer...

Quizás, si no hubiera tenido toda la tensión de aquella tarde y no hubiera bebido todo aquel tequila, hubiera podido mantenerse... Pero en ese momento, la visión de aquel hombre la trastornó tanto que se precipitó hacia el suelo mientras perdía la conciencia...

- Cinco lobitos tiene la loba...cinco lobitos detrás de la escoba... -

Antes de perder el conocimiento, resonó una vez más en su mente aquella voz burlona que sus recuerdos había enterrado a gran profundidad y ahora, tanto tiempo después, volvía a emerger...

Ricardo ve como Silvia se pone pálida y luego cae al suelo como si acabara de sufrir un ataque. Suelta la hamburguesa que llevaba en la mano y se agacha para comprobar el estado de su amiga:

- ¿Estás bien Silvia? - pregunta con bastante temor.

Silvia parece haberse desmayado y pronto más gente acude a ver qué le ha pasado a la chica, algunos para ayudar de verdad y otros por mirar si estaba colocada.

Ricardo le da unas palmadas suaves en la cara para ver si reacciona y abre los ojos.

La voz de Ricardo empezó a surfear entre la neblina que rodeaba la conciencia de Silvia. La joven le escuchó, mientras todavía, en sus recuerdos resonaba aquella horrible canción...

No... Era él... Estoy segura...

Poco a poco empezó a abrir los ojos y se encontró con los iris azules de Ricardo que la miraban preocupado. Más cabezas asomaban tras la suya y se oían voces a su alrededor. Se incorporó con la ayuda del joven y le miró mientras pestañeaba repetidas veces.

Había empezado a temblar, pero quería irse de allí. No quería estar entre tanta gente...

- Es... Estoy bien... - Dijo mientras se llevaba la mano a la cabeza. Debía haberse golpeado con algo, ya que de repente empezó a sentir un dolor agudo. Torció el gesto y una mueca se formó en sus labios. 

- Sácame de aquí, por favor... - Suplicó, levantando la mirada y entrelazándola con la de Ricardo. Sus pupilas estaban dilatadas y parecían brillar, mientras retenía las lágrimas que luchaban por librarse de sus ataduras y correr libres por sus mejillas.

Ricardo la levantó con suavidad y comprobó que no estaba sangrando.

- ¿No crees que deberías sentarte? - le pregunta - Parece que has tenido una bajada de azúcar...

Ricardo le dice a la gente que la va a llevar a casa y agradece a todos aquellos que realmente se han preocupado. Luego la agarra de la cintura porque piensa que va a volver a desmayarse.

- Apóyate para caminar...te tiemblan las piernas Silvia...te llevo a casa, luego si quieres aviso a tu jefa de que estás pachucha y ya le llevo yo la comanda...¿de acuerdo?

Ricardo ayudó a Silvia a levantarse. La muchacha se apoyó en él, agradeciendo que estuviera allí. 

- Estoy mejor, no te preocupes... - Le miró y una sonrisa nerviosa se perfiló en sus labios. Habían empezado a caminar, alejándose de la gente que se había reunido a su alrededor. 

- Prefiero ir al pub... No... No quiero quedarme sola en casa - . Se mordió el labio y miró de soslayo al muchacho. - He visto a alguien que... No... No es posible que sea él... Pero... - Al pensar en aquella ladina sonrisa, un escalofrío recorrió su espalda y nuevamente empezó a temblar. - ¡Ohhh.... Dios...! No... No puede serlo... -

- Al pub no, demasiada gente y demasiado ruido...te llevo a casa o me acompañas a casa de Xabi...así no estarás sola en ningún momento... - dice Ricardo poniéndose serio - ...aunque creo que debería llevarte al médico, ese desmayo no es normal...¿te sentiste mal? 

Apoyado sobre él camináis alejándoos de la calle del Frankfurt. Estáis a la misma distancia de la casa de Silvia y del pub, y un poco más lejos la casa de Xabier y Michi.

Ricardo pudo ver como Silvia apretaba los dientes y también pudo sentir como su espalda se tensaba. La joven no soportaba que le dijeran lo que tenía que hacer. Uno de los motivos por los que dejó a Álvaro fue ese, él siempre creía saber lo que era mejor para ella. 

- En el pub estaré bien... Estoy trabajando y no puedo faltar así como así... - Cerró un segundo los ojos y nuevamente le vio, riéndose mientras cantaba aquella dichosa canción. Sintió como sus piernas volvían a fallar y se sujetó a los fuertes brazos de Ricardo. Abrió nuevamente los ojos, volviéndose a mirar al joven. Sus iris avellana mostraban confusión y arrepentimiento.

- Lo siento... No quería ser tan brusca... - Suspiró y apartó un mechón de cabello castaño que había caído por delante de sus ojos, colocándolo detrás de la oreja. - El hombre que iba en el coche, el que ha pasado lento por nuestro lado... era... uno de los secuestradores... No sé qué hace aquí, ni por qué ha vuelto. Pero él... Me ha reconocido... y sé que ese hombre no es natural... - Recordaba el disparo que se llevó en el vientre y como continuó corriendo... Pensará que estoy loca... Apartó la mirada de Ricardo y se volvió a mirar la carretera, como si esperara ver aparecer de nuevo aquel coche. - No necesito ir al médico, no te preocupes... De verdad, estoy bien... Acompáñame al pub y ve a casa de Xabier, cuéntale lo que te he dicho... - Ir a casa de su amigo era enfrentarse demasiado al pasado y no creía estar preparada para ello... - Al salir le puedo pedir a algún compañero que me acompañe a casa... -

Ricardo se lo piensa unos segundos que a Silvia fijo que le parecen eternos.

- Vale, pero hablaré con el portero para que sea él quién te acompañe a casa y quiero que le expliques a tu jefa lo que ha pasado delante mía para escuchar lo que opina que seguramente te mande a casa...¿de acuerdo?

Parece que Ricardo no aceptará un no por respuesta. Las palabras de Silvia parecían cobrar sentido si tenemos en cuenta los sucesos de la noche pasada.

- De todas formas cabe la posibilidad que no fuera la misma persona...no sé que pasó aquella noche pero con todos los recuerdos que seguramente has revivido con el asunto del secuestro de la chica es normal que estés muy tensa...así que lo importante ahora es que estés bien y sobre todo tranquila y ya sabes que considero que un pub no es tranquilo...