Partida Rol por web

Los marineros también protestan ante la idea de volver, y están de acuerdo con su capitán. Además están ansiosos ante la tentación de tener el botín tan cerca.

El viaje prosigue pues y al cabo de unas dos horas, llegáis a la entrada del gran lago . Sopla poco viento y no hay corriente que os impulse, por lo que hay que emplearse a fondo con los remos. Ido y Odo están heridos y permanecen en cubierta ocupados en vigilancia y otras labores marineras más livianas, mientras que los otros seis marineros reman. El capitán dirige la embarcación con el timón.

A pesar de que la tarde acaba de empezar (si tuvieráis reloj serían las 14 horas aproximadamente) y el sol sigue brillando en lo alto, las tranquilas y hediondas aguas presentan un inquietante color oscuro y están cubiertas de algas de distintas tonalidades verdes y parduzcas.

Con la ayuda del cristal de aumentos de Mennifir, alcanzáis a divisar lo que parece ser un pequeño faro en el lejano extremo suroeste del lago (punto D del mapa).

En la lejana orilla noreste, aunque aún muy pequeña, se puede ver la muralla de la Ciudad del Rey (E en el mapa).

-  Estamos a mil millas de cualquier tierra conocida, kushita, así que todo tu arrepentimiento de poco servirá contra ese hecho. Arrepentirse de algo es una necedad. No se regresa al pasado, hay que mirar al horizonte que tenemos enfrente.

La idea general era seguir hasta el lago. Gruñí. No sabía que sería mejor si esto o lo que proponía Conan. Pero la elección estaba hecha, el capitán Antonio quería llegar al lago, los marineros también y nuestra misma patrona lo mismo.

-Sea pues. Doblemos las guardias. Es posible que no solo esos trogloditas sean las únicas amenazas que nos vamos a encontrar.

Después de todo, en una empresa así, el riesgo no era poco. Estábamos en el culo del mundo conocido, nerviosos, intranquilos, y menos mal que, en realidad, la escaramuza con esos tipos nos sentó bien. Al menos a mí, lo necesitaba. Y un cosquilleo en mi interior me pedía más acción. Apreté con fuerza la empuñadura de mi espada.

- Si esos medio hombres intentan alguna treta, los abriremos en canal y les rajaremos el cuello. A ellos y a cualquier otro que se ponga entre ese oro y nosotros. mantened los ojos abiertos y la mente despierta, amigos.

¿Muralla, o faro? Sonriente, me acerqué a nuestra atractiva jefa:

-Bella Mennifir, ¿alguna sugerencia? ¿qué dicen tus astros y tus libros?

Señalando su tubo de metal con cristales:

- Este artilugio que me proporcionó uno de los cronistas más influyentes, puede acercar las cosas que están a mucha distancia, y calculo que ambas orillas pueden estar muy lejos de nuestra posición actual, esto nos lo confirma el mapa del viejo Wik. Si fuéramos hasta el faro y lo explorásemos es muy probable que la noche nos alcanzara de camino a la ciudad. Como cronista me interesaría explorar el faro por si hubiera información valiosa, pero entiendo que los demás estén ansiosos por llegar a la ciudad. Voto por explorar el faro.

- Creo que ya tendremos suficientes ruinas polvorientas que explorar en la ciudad, como para tener que perder más tiempo buscando en un viejo faro abandonado. No creo que nadie guardara sus tesoros en un lugar así. Por lo tanto voto por seguir hasta la ciudad.

- Nos dirijiremos a la ciudad, pero no desembarcaremos de noche. Fondearemos y descansaremos para iniciar la exploración mañana -

El capitán pone rumbo hacia la ciudad. Exceptuando a los remeros, los demás estáis alerta en cubierta, oteando las orillas en busca de cualquier señal de los trogloditas. Cada cierto tiempo se hace una parada para que los remeros descansen, así que se avanza penosamente.

Tras una hora y media navegando por el lago, súbitamente, algunos véis como  Ido,  que estaba asomado a la proa de la embarcación, se lleva las manos al cuello, y con un grito ahogado, cae sobre las oscuras y pestilentes aguas, como si algo hubiese tirado de él.

Inmediatamente corréis hacia el lugar gritando: - Hombre al aguaaaaa!!!!

Los remeros paran. Odo corre y mientras se asoma por la borda grita amargamente llamando a su hermano. No se observa ningún rastro del hermano, como si las aguas lo hubiesen engullido.

Tu sentido del peligro te avisa. Adivinas las intenciones Odo. Parece que va a lanzarse a las oscuras aguas para intentar socorrer a su hermano.

Si quieres impedírselo puedes hacer una tirada de Wrestling

Conan oteaba las aguas en busca del marinero caido, no le gustaba tener que llevar razon sobre lo mala idea que era navegar hacia el lago cuando por el rabillo del ojo le parecio que Odo iba a tratar de echarse al agua a intentar rescatar a su hermano.

Como un resorte, el cimmerio salto sobre Odo antes de que le diese tiempo de saltar y lo atrapo entre sus poderosos brazos.

-No seas loco, si sigue ahi abajo, lo encontraremos...pero actua con la cabeza! Traed luz, necesitamos luz aqui. Y tu cabezahueca, tranquilizate o acabaras peor que tu hermano!!

Conan agarra a Odo, pero la resistencia de éste intentando zafarse, hace que ambos rueden por el suelo. Finalmente la fuerte presa del cimmerio inmoviliza al marinero.

Justo en ese momento, por la proa de la embarcación, véis a dos seres humanoides repugnantes, de piel escamosa color verde oscuro que saltan desde el agua hacia donde estáis. Sus horribles caras tienen unos enormes ojos negros sin párpados que os miran con maldad. A ambos lados de su cuello asoman unas branquias. Con sus manos membranosas sujetan unas largas varas cuyos extremos están acabados en un lazo. Dirigen dichas armas hacia vosotros para intentar atraparos.

El primero ataca a un sorprendido Xystus, pero falla. El segundo hace lo propio con Alwyn fallando también. Las dos criaturas caen de nuevo al agua y se sumergen.

Enseguida y oyendo el alboroto, los marineros que estaban remando suben a cubierta con las armas prestas.

Vuelves a sentir el peligro. Te das cuenta de que todos miran hacia la proa y laterales del barco, pero la popa ha quedado desprotegida.

 De verdad que ya estoy cansado de pescados en este endiablado viaje.-digo mientras me pongo de pie y saco las armas- Que Conan sea puro músculo no significa que sea tonto, ha corrido mil aventuras más que cualquiera de vosotros, insensatos, oíd la voz de la experiencia. 

Tan herido como me encuentro no es el momento de un nuevo combate, no me apetece morir tan joven. Me mantendré a la expectativa por ahora. 

-Crom se os lleve perros! Ni se os ha ocurrido pensar que si dejamos la popa sin nadie que la vigile, les estamos dando una nueva oportunidad a esos engendros de tendernos una emboscada!!

El barbaro desenfunda su nueva espada y avanza hacia popa, agarrando y empujando a alguno de los marineros para que le sigan, a lo que va a ser un baño de sangre.

-Espero Antonio que puedas manejar este barco sin tripulacion, porque nos has conducido a la boca del lobo!

Cuando Conan y los marineros que le siguen se asoman por la borda de popa, observan como otros 5 hombres-pez están intentando subir al barco. Cuando abren sus grandes y hediondas bocas en lo que podría parecer una mueca burlona, muestran hileras de numerosos y finos dientes como sierras. Estos van armados con jabalinas.

El barbaro la emprende a mandobles con las criaturas acuaticas sin mirar donde los golpea, solo con intencion dematar a cuantos pueda antes de que estos se lo lleven por delante...

-Mil diablos se lleve esta tierra! ¿Es que aquí solo hay bestias infrahumanas! ¡Atrás chicas!

Tan pronto se me pasó la sorpresa inicial, salté a un lado evitando el lazo que sin duda se llevó al pobre Ido al fondo de estas aguas oscuras. Lancé hacia las dos cosas un barril pequeño que encontraron mis manos pero ya se habían zambullido. Desenvainé el acero y busqué algún escudo. Tras esto, cuando más de esos seres viscosos llenos de escamas aparecieron en cubierta de súbito, me situé al lado de Conan dispuesto a ensartar a nuestro atacantes uno después de otro. Sentí un escalofrío de horror al ver sus cuerpos imposibles y miré de soslayo a Mennifir. ¿Cuánto sabría ella de este lugar? le preguntaría luego si sobrevivíamos al ataque. De momento, ya habíamos perdido a otro compañero.

- ¡Que Erlik os lleve al Arallu, monstruos!

Maldición. Quien dijo de meternos en el lago...

Los cuatro marineros que se unieron a Conan atacan a los besugos. En el primer embite golpean brutalmente a los escamosos seres en la cabeza y cuatro de ellos caen al agua muertos, con los cráneos destrozados.

Luego atacan al quinto, pero este escurridizo engendro consigue evitar todos los sablazos. Aún así, al percatarse de que los otros han caído y sabiéndose en desventaja (lo que delata cierta inteligencia en ellos), se tira al agua para huir y se sumerge en las oscuras profundidades.

Nadie se atreve a celebrar la victoria todavía y todos seguís alerta por si vuelven a atacar, pero nada ocurre. Ningún movimiento en la superficie del agua, y ningún rastro del marinero desaparecido. Parece ser que por ahora habéis repelido el ataque y ellos han pagado cara su cena de esta noche.

Odo grita:

- ¡¡MALDITOS ENGENDROS DEL DEMONIO!! ¡¡ACABARÉ CON TODOS VOSOTROS!!

Mira con ira a Conan, pero no le dice nada, luego agacha la cabeza y llora desconsolado a pesar de ser todo un hombretón. Hoy ha perdido a su gemelo y es como si le faltará la mitad de sí mismo.

Conan entiende el dolor del argóseo, pero sabe que actuó lo mejor que pudo y que salvó la vida del marinero. También espera que Odo con el tiempo lo entienda y le perdone.