Partida Rol por web

Samuel se quita las gafas de sol y se recoge los pelos en una coleta, tratando de parecer más un currito. Parece inmune a la presión de ser la cara visible del grupo en esta ocasión, aunque por dentro es un manojo de nervios.

¿Que no me vaya por las ramas?, yo nunca me voy por las ramas, como mucho adorno las cosas pero no me voy por las ramas, bueno tal vez alguna vez me paso hablando pero eso es para que me sigan el rollo. No siempre cuela todo lo que dices a la primera y hay que argumentar para que sea más creible, es como en la política o como hacen los vendedores a domicilio. ¿Podríamos haber entrado aquí como vendedores, pero 5 tíos para vender algo...debe ser algo muy caro...mmm

Samuel se queda con aire pensativo, dándole vueltas a lo del vendedor.

¿Qué?, ¡ah!, sip, no os preocupeís todo saldrá bien. Vamos al lío.

La furgo llega a la entrada principal del enorme edificio a poca velocidad, no parecemos tener nada de prisa. Paro en la misma puerta principal y bajo del coche, ocupado en cojer mis cosas y aparentemente ordenarlas para parecer ocupado cuando alguien venga preguntando quiénes somos y qué queremos.
Bueno, aqui estamos...
He adaptado la velocidad para bajar del coche entre 4 y 5 minutos antes de la "hora H"

La tormenta se avecina irremediablemente; en varios sentidos, pensais. Aunque la tormenta es el justificante perfecto para un apagón... La furgoneta aparca en la entrada del Banco de Cuerpos. Con tranquilidad Melkor llega a destino 245 segundos antes del apagón. Su reloj militar marca la secuencia de acción perfectamente. Apaga el motor y apaga las luces. Se abren simultáneamente las puertas del vehículo. Es el único sonido en la húmeda y fría noche. El pavimento está húmedo. Un fogonazo de luz ilumina el desembarco del grupo, seguido de un trueno que estremece la ciudad. Sigue sin llover. Las puertas corredizas de la Ford se abren por ambas partes y el grupo al completo pisa la calle. Melkor y Bruce van a la parte trasera de la furgoneta y cogen las cajas de herramientas. Cierran el vehículo y lo dejan con las luces de emergencia... Haber pintado la furgo hará que si pasa la poli no sospechen tanto... Buena idea!

Encarais el edificio atravesando una acera y subiendo una escalera semicircular de cinco escalones con barandilla en medio. El vaho sale de vuetras bocas al compás de la respiración, hace frío, joder!!! Observais las puertas de cristal del Banco de Cuerpos con su logotipo. A unos 10 metros de la puerta está el puesto de seguridad con dos agentes. Dos cámaras de seguridad os abservan en vuestra aproximación. Abordais la puerta, está claramente cerrada. 200 segundos...

En tono suave y bajito mientras asciende los escalones Gill añade:

Uniformes militares. No recuerdo uniformes militares en los guardias. Aunque a estas horas de la noche puede que la guardia la hagan ellos... Hay que estar alerta...

militares... pienso en las palabras de Gill. Kevin y yo cerramos el grupo al acercarnos a la entrada y, en el mismo tono bajo, digo a todos:
no mireis directamente a las cámaras, apartad la vista o tocaos la cara cuando os enfonquen de forma muy clara. Si pudiéramos conseguir no mostrar bien nuestras caras durante 3 minutos, estaríamos a salvo. Por mi experiencia y lo que me ha enseñado Kevin se que eso depende de su resolución, el zoom... y la suerte.
Entro junto con los demás de forma relajada, con la caja de herramientas en una mano y una bolsa al hombro

Como se que mi imagen es la que tienen tengo mucho más motivo para que mi cara no se vea durante estos minutos, me coloco detras de Bruce (el más alto) mientras miro hacia el suelo en el momento de entrar con la excusa de buscar algo en mi caja de herramientas.

Samuel espera a que todos cojan sus equipos y se encamina hacia la entrada con aparente tranquilidad. En la mano derecha un maletín de esos chapados en aluminio con las herramientas y la strenmeyer escondida en uno de los compartimentos. Baja la cabeza tratando de no mirar a las cámaras como dijo Melkor.

atavido con mi equipo me dirijo hacia la puerta de entrada siguiendo a Samuel, y haciendo caso de las precauciones que Melkor nos indica

El grupo se encuentra a las puertas de Banco de Cuerpos. La puerta de cristal permanece cerrada. En primer plano Samuel, justo detrás Gill y Bruce, y por último Kevin y Melkor. Hacen gestos distraídos; como sacudiéndose el agua de lluvia, frotándose las manos por el frío, revisando el equipo y demás. Nada sospechoso. Los dos guardias miran algo debajo del mostrador. Debe haber partido.... Samuel toca suavemente la puerta con los nudillos. El cristal está helado, y resuena suavemente. Los guardias oyen la llamada y levantan la mirada. A primera vista se extrañan. Hacen un gesto con la cabeza como diciendo... ¿qué ocurre señores? Esto está cerrado a estas horas...

Samuel mira al edificio de arriba a bajo como si lo estudiara y chasquea la lengua contra el paladar.

Si, ya se que hora es. Pero por lo visto han detectado anomalías en la acometida de luz del edificio. Hay...como te diría yo, una oscilación en la tensión. Probablemente algún fusible de algun cacharro de ahí dentro esta apunto de irse al carajo y antes de que esto empiece a oler a muerto nos han mandado para arreglarlo, ¿sabes?

Samuel mira a al encargado de seguridad y luego al reloj, simulando impaciencia.

La voz de Samuel no atraviesa los cristales blindados del lugar, pero los agentes ven que uno de los tipos intenta decirles algo y que parece tener prisa. El reloj de Melkor marca 130 segundos para el apagón. Uno de los guardias pulsa un botón bajo la mesa y las puertas de cristal se abren con un sonido como de aire comprimido. Samuel sonríe en su interior. La adrenalina comienza a bombearse a los músculos y corazones de los integrantes del grupo, aumentando la tensión. Todos franquean la puerta y entran al recinto. Uno de los guardias sale al encuentro con la mano puesta en la cartuchera desabrochada que contiene un arma. El sonido de las botas y los pasos resuenan con eco en el amplio recibidor iluminado. Un leve "ssssshhhhhhhhhh" supone el cierre de la puerta blindada de seguridad una vez la atraviesa Melkor, el último de la expedición.

Buenas noches señores. ¿Qué pasa aquí? ¿Algún problema?

El guardia no despega su mano del arma, que sigue en la cartuchera. El otro agente sigue tras el mostrador...

Melkor, como siempre en una ocasión asi, analiza detenidamente la habitacion y sobre todo a los dos guardias. Las palabras de Gill me han inquietado... ¿son autenticos militares? ¿los encuentro fuera de lugar como si parecieran estar demasiado preparados para un trabajo tan rutinario, o si dudan con los mandos o la habitacion como si no estuvieran acostumbrados a este lugar? ¿que armas llevan, tienen el seguro echado? y un largo etcetera. Cualquier cosa que me llame la atencion.

Samuel da un resoplido como enfadado por tener que repetir las cosas.

Pues como trataba de decirle, han detectado anomalías en la acometida de luz del edificio. Hay...como te diría yo, una oscilación en la tensión. Probablemente algún fusible de algun cacharro de ahí dentro esta apunto de irse al carajo y antes de que esto empiece a oler a muerto nos han mandado para arreglarlo.

El militar te mira con cara de no entender nada de lo que le has dicho. Parece nervioso. Su mano se mueve inquieta sobre su arma. No está convencido de tu argumentación... 100 segundos para el apagón.

Disculpe señor pero no hemos sido avisados de nada. El sistema eléctrico parece funcionar perfectamente. No obstante puedo confirmar lo que me dice con una llamada. No tardamos más de un minuto.

El agente se dispone a ordenar a su compañero que confirme la versión que le ha dado Samuel...

Mierda! doy un paso disimulado para quedar un poco más cerca del centro del grupo. Mi mano, que queda tapada por los demás, se mueve discretamente hacia la caja de herramientas.
Aproximadamente minuto y medio pienso, esforzándome por calcular mentalmente el tiempo sin mirar el reloj una eternidad... lúcete Samuel o vamos a tener problemas